Exhortaciones

Introducción

El Imperio del Mal

Como Cristadelfianos, una de las cosas de la que no hablamos mucho es ‘el mal’. No el pecado, en el sentido de nuestros pecados personales, porque de eso sí hablamos en las exhortaciones y los estudios, sino más bien de ‘el mal’, como una fuerza activa en el mundo que se opone a las cosas de Dios.

Y supongo que una de las razones por las que no lo hacemos es porque tenemos el temor a que nos mal‐entiendan, y que crean que nos referimos a lo que el Cristianismo popular considera ‘el diablo’ y sus huestes. Pero la realidad es que ‘el mal’ existe en dos formas:

  • existe en las tentaciones, las debilidades y los pecados que todos cometemos a diario como individuos,

  • y existe también como la manifestación colectiva de una sociedad que, entera, está consagrada a la lucha por satisfacer las ambiciones humanas, sin la menor preocupación por las cosas de Dios.

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