Volver a la lista de publicaciones

Lecciones en el desierto

Estudio Uno: Un pueblo separado de Dios (Números 1-2; 26)

Israel es la nación especial de Dios, un pueblo escogido, separado de las demás naciones. Dios lo escogió porque quiso guardar el juramento que hizo a sus padres. Demostró su amor al sacarlo de Egipto y cuidarlo fielmente en el desierto (Deuteronomio 7:7-11). Este principio de separación corre a través de toda la Biblia. Por ejemplo, Dios:

  • separó la luz de las tinieblas (Génesis 1:4);
  • separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las que estaban sobre esta (Génesis 1:7). 
  • ordenó que Israel se separara de las otras naciones (Éxodo 23:20–23; 34:11–16). 
  • llamó a Abraham y lo separó de sus alrededores paganos (Génesis 12:1-3)
  • visitó por primera vez a los gentiles para tomar de ellos pueblo para su nombre (Hechos 15:14)

Objetivos:

  • Comprender el significado de la presencia de Dios.
  • Investigar los detalles enumerados en los censos de los hijos de Israel.
  • Identificar varias prescripciones de Dios que orientan la conducta de la comunidad día a día.

Israel fue escogido (Deuteronomio 7:7). Significa la separación de este pueblo para que perteneciera especialmente a Dios. El pueblo escogido no ha hecho nada para merecer el amor que ha llevado a Dios a rescatarlos de Egipto (Deuteronomio 7:8). No tiene nada que ver con el poder de Israel (Deuteronomio 7:7). Dios había hecho un pacto a causa de su amor a los ‘padres’ del pueblo y el mostraría su fidelidad para con el mismo, pero a cambio él esperaba un amor que estuviera dispuesto a ser obediente (Deuteronomio 7:9). La elección de Israel conlleva obligaciones.

Vivimos en un día cuando la Iglesia y el mundo están tan entremezclados que es difícil saber quién pertenece realmente a Cristo. Ordenó que la Iglesia se separe del mundo (2 Corintios 6:14–7:1). Hemos sido llamados fuera del mundo para ser un testimonio al mundo (Juan 15:16–27).                          

El censo del pueblo. 

Al abrirse el libro de Números, los israelitas habían estado acampados cerca del monte Sinaí alrededor de un año. Allí habían recibido todas las leyes y reglas que están registradas en el libro de Levítico. Habían sido transformados en una nueva nación y habían sido equipados para su tarea. En este momento estaban preparados para avanzar y recibir su tierra prometida. Como preparación, se les dijo a Moisés y a Aarón que contasen a todos los hombres que podían servir en el ejército. Las primeras palabras del libro, “Habló Jehová a Moisés…”, muestran que la palabra de Dios dirigió todo lo que fue hecho en preparación para el viaje a la Tierra Prometida (4:49; 7:89; 9:18–23).  La verdad sobresaliente en los capítulos iniciales es la iniciativa de Jehová y le sigue inmediatamente la obediencia de Moisés.

Es sabido que aproximadamente 600.000 hombres salieron a pie de Egipto, juntamente con mujeres, niños y gentiles que se unieron a ellos (Éxodo 12:37, 38). El censo siguió ciertos principios. 

  • Respeta la estructura tribal y familiar. 
  • Sólo los hombres arriba de 20 años son contados. 

Hombres de 20 años para arriba pueden salir a la guerra en Israel (Números 1:3). Las mujeres no eran contadas porque no tenían una posición independiente, sino estaban bajo la autoridad del padre o del esposo. En base a esto es obvio que la autoridad del hombre sobre la mujer era incuestionable. Sin embargo, esto no debe convertirse en una excusa para imponer distinciones hechas por los hombres, las cuales no son de Dios.

Uno de los propósitos del censo era conformar un ejército. Este sería el medio para conducir al pueblo a su herencia: la Tierra Prometida. De esta manera, el censo inmediatamente introduce la meta última de Números, establecida por la promesa de Dios. La palabra “ejército” (Números 1:3) también significa “multitudes”; un recordatorio más de que Dios estaba cumpliendo su promesa de que los descendientes de Abraham se multiplicarían. 

Números 1:4–16. Los líderes de las tribus. 

Los hombres designados para contar al pueblo eran líderes entre las tribus, jefes de las casas (v.4). Las tribus de Israel estaban formadas de clanes y … casas paternas (familias; v.20). Al designar a estos hombres para que condujeran el censo, Dios escogió respetar el orden social que él mismo había establecido. Los nombres incluidos en la lista de líderes son interesantes (Strong,J. Concordancia Exhaustiva de la Biblia y Young, R. Concordancia de La Biblia.) Algunos nombres incluyen la palabra El, que significa “Dios”. 

El nombre de Dios revelado a Moisés en Éxodo 3:13–15 se escribe en hebreo haciendo uso de cuatro letras YHWH. Dado que la pronunciación es incierta, otras versiones bíblicas dicen Señor, Jehová, Yahvéh, Yaveh, o Yavé. 

Por reverencia y para no pronunciar el sagrado nombre, los israelitas leían Adonai (Señor) o Elohim (Dios) donde figuraba YHWH (Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia. Como las vocales del nombre no se escribían, se perdió la pronunciación propia, y poco a poco se sustituyeron por las vocales de Adonai (a/e-o-a). Así se acuñó la ortografía JeHoVaH, que quedó establecida desde el siglo VI d.C. Hay fundamentos para concluir que la pronunciación original haya sido Yahvéh, como escriben algunas traducciones modernas.              

Números 1:17–46; 26. Los censos. 

Las cantidades de hombres son impresionantes. Sólo 70 personas habían entrado en Egipto (Éxodo 1:1–5) pero se habían multiplicado hasta el punto que el faraón tenía temor de ellos (Éxodo 1:7–9). Aun en lo más duro de la esclavitud, Dios había guardado su promesa de hacer que los descendientes de Abraham fueran como las estrellas, imposible de contarse. 

¿Qué puede decirse de los números que se dan en estas listas?

A. Después de 40 años, el segundo censo revela que sus números habían caído de 603.550 a 601.730 (Números 1:46; 26:51). Esto quizá manifestaba que Dios había retenido sus bendiciones de la generación malvada, la cual pereció en el desierto. Aun así, no fueron totalmente abandonados, y cuando Moisés repasó la historia pudo recordarles: 

“Porque Jehová, tu Dios, te ha bendecido en todas las obras de tus manos; él sabe que andas por este gran desierto, y durante estos cuarenta años Jehová, tu Dios, ha estado contigo sin que nada te haya faltado.” (Deuteronomio 2:7).    

B. Nótese también que algunas tribus habían crecido mientras que otras decrecieron, pero Judá se mantuvo como la más numerosa. A través de toda la historia de Israel, Judá fue favorecido por Dios. De esta tribu vendría oportunamente el Mesías.

C. En el censo Rubén está primero (Números 1:20), pero Jacob había dicho que Rubén perdería su lugar de preeminencia y que Judá tendría la alabanza de sus hermanos, y que el Mesías saldría de la tribu de Judá (Génesis 49:4, 8–12). 

Durante el curso de la historia, Judá fue elevado. El campamento de Judá estaba al oriente del tabernáculo. Judá:

  • trajo sus ofrendas el primer día cuando el tabernáculo fue dedicado (Números 7:12).  
  • fue el primero en ir a la batalla en contra de los cananeos (Jueces 1:1). 
  • fue el primero en recibir su herencia (Josué 15:1), mientras que la herencia de Rubén fue al otro lado del río Jordán. 

El rey David era de la tribu de Judá, y Jerusalén estaba en el territorio de Judá. Nuestro Señor vino de la tribu de Judá, “el León de la tribu de Judá, la Raíz de David” (Apocalipsis 5:5).

D. El registro del censo sigue una fórmula y las mismas palabras se repiten para cada tribu. Una y otra vez se lee que estos hombres podían ir a la guerra. Aquí hay un recordatorio de la responsabilidad. La Biblia siempre une el privilegio con el deber. Entrar en Canaán era un privilegio; pero mientras que cada hombre era contado y cruzaba la línea, sabía que se estaba convirtiendo en un soldado (Éxodo 23:20–33). De igual manera, la responsabilidad de ser soldados espirituales cae sobre la iglesia del Nuevo Testamento (Efesios 6:10–17; 1 Timoteo 6:12; Hebreos 4:11). Ningún miembro está exento de este deber. 

Unas dificultades para considerar

  1. El problema de los números. 

Si habían más de 600.000 hombres de guerra, toda la multitud debe haber sido de más de dos millones de personas. ¿Cómo pudieron sobrevivir todos estos en el desierto por 40 años? La realidad de este problema lo enfrentó Israel desde el principio (Éxodo 16:3) y la provisión del maná se recordó a través de toda la historia (Deuteronomio 29:5-6; Juan 6:31). Además, el pueblo salió de Egipto con sus rebaños y ganados suficientemente grandes como para ofrecer sacrificios (Éxodo 12:32; Números 32:16; 7:1–89), bebieron agua de la roca, y se mudaron repetidamente a diferentes sitios. También tomaron botín en las batallas (Éxodo 17:8–16; Números 31:25–54).

  1. Supuesta incongruencia en las Escrituras. 

Algunos textos dicen que las cantidades eran pequeñas; se dice que eran insignificantes entre los pueblos (Éxodo 23:29-30; Deuteronomio 7:7). Tales declaraciones no incluyen la cuenta de las personas sino que son evaluaciones para enseñarle humildad a Israel; ellos no eran merecedores del amor de Dios. Estas declaraciones contrastan por la evidencia de que, a pesar de todo, Israel era una fuerza substancial (Éxodo 1:7).

  1. Los totales son figuras redondas y, por lo mismo, parecen artificiales. 

Es posible que los hombres fueran puestos en grupos y que los números impares no fueran incluidos, pero debemos evitar la especulación. Simplemente no se nos dice el porqué los números son redondos. Sin embargo, una cosa es clara: En este tiempo Moisés había organizado a Israel bajo “jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez” (Éxodo 18:21). Esta puede ser la razón más obvia de por qué el censo produjo totales que se acercaban a los 100, 50 y 10.

Observamos la frecuencia de las cifras de los centenares:

Aquí señalamos algunos hechos aritméticos curiosos. Por ejemplo:

  • la frecuencia de las cifras 4 y 5
  • la ausencia de las cifras 1, 8 y 9. 
  1. Los relativamente pocos primogénitos. 

Había 22.273 hijos primogénitos (Números 3:43), pero 603.550 adultos hombres Nos da una proporción de 1 primogénito por 27 hombres (603.550 ÷ 22.273). Si había un número similar de hijas, ¡las cantidades sugerirían que las familias tenían 50 o más hijos, y sólo uno era el “primogénito”! 

Se han presentado varias sugerencias para resolver este problema:

    • quizá sólo se contaron los que habían nacido desde la Pascua. En Éxodo 12:23 el heridor destruyó a los primogénitos (¿de los Israelitas también?).  Observamos lo que dicen en Éxodo 16:3. 
    • la familia puede haber incluido hijos, esclavos nacidos en casa y siervos comprados con dinero. 
    • El término “primogénito” puede referirse al hijo que, con el tiempo, sucedería a su padre como cabeza de la familia. (Otras consideraciones pueden incluir la política egipcia de matar a los varones al momento de nacer, pero esto sucedió muchos años antes y fracasó en reducir los números de Israel – Éxodo 1:22).
    • El número representa en número de los primogénitos nacidos durante los 13 meses desde el éxodo hasta que recibieron la Ley. Indica alrededor de 19.000 en un año. 
  1. Una investigación más de los primogénitos

Computamos con las cifras en Números 3:

v.39 el número de los Levitas = 22,000 

v.43 el número de los primogénitos de los hijos de Israel = 22,273

La diferencia (22,273 – 22,000) resulta con 273 primogénitos que exceden a los levitas.  

Los primogénitos varones pertenecían al Señor y debían ser rescatados mediante una ofrenda (Éxodo 13:13) o sustituidos por igual número de levitas (Números 1:12-13). Como el número de primogénitos varones (v.43) excedía en 273 al de los levitas (v.39), el rescate de los varones restantes se hacía mediante una contribución monetaria (Números 3:46-51). 

Números 3:47 “tomarás cinco siclos por cabeza”

Números 3:50 “recibió 1365 siclos”  ( =  5 x 273) 

[Números 3:22, 28, 34, 39, 42  (v.22 + v.28 + v.34) = 22,300.  Pero el número de levitas en v.39 = 22,000. ¿Cómo explicamos la diferencia?] 

6.  El significado de “mil”

Algunos han pensado que los números no son reales sino que requieren una interpretación; 

el término “mil” puede significar un clan, una tropa o grupo, no exactamente 1.000 personas. 

En esta hipótesis por ejemplo, el efectivo de Rubén, 46.500, debería leerse: 

“46 contingentes, que son en total 500 hombres”.

Se tendrá entonces para el total de Israel un efectivo de 5.550 hombres. Que es un número aceptable. Sin embargo, Éxodo 38:25–28 no favorece dicho punto de vista porque confirma el total de 603.550. Además, en otros lugares en Números donde se presentan las cantidades y medidas, parece ser que los totales dados tienen el fin de ser matemáticamente exactos y congruentes (3:21, 22; 31:32–47; 35:4, 5). 

  1. ¡Aún mas preguntas!

¿Había solamente dos parteras para este número grande? (Éxodo 1:15)  

¿Es posible que semejante número grande de personas cruzan el Mar Rojo en semejante periodo corto de tiempo – toda la noche? (Éxodo 14:21).  Si caminaran en filas de cincuenta personas de ancho a intervalos de un metro por fila, significaría una caravana de aproximadamente 40 kilómetros de largo.  

¿El desierto es capaz de soportar un número tan grande de personas?  

¿Sólo dos trompetas para llamar a toda la nación?   (Números 10:1)

¿Cómo fue posible que tantas personas bebieran de una fuente?  (Éxodo 15:23,25; 17:6)

¿Cómo fue posible que todos oyeran y vieran a Moisés?  (Éxodo 16:9,10; 19:17; 33:8; Levítico 8:3; Deuteronomio 1:1)

¿Canaán tuvo que soportar no solamente a los israelitas sino también a “siete naciones mayores y más poderosas”?  (Deuteronomio 7:1)

¿Cómo fue posible para Moisés juzgar un número tan grande de personas? (Éxodo 18:13-17).  

¿Cómo puede ser negado el paso de tan gran número? (Números 20:14-21).  

¿Por qué se encontraron dificultades para conquistar la Tierra? (Números 13).  

¿Entonces, tomamos los números en estos censos literalmente? 

Debemos tener cuidado de no rechazar una interpretación literal simplemente porque no podemos comprenderla completamente. Una cosa sí es clara: el texto no tiene intención de conciliar estas figuras. 

El hecho de censar a los hombres antes de comenzar el viaje simboliza algunas lecciones espirituales para nosotros. Cada hijo de Dios:

  • ha sido separado del mundo;
  • pertenece al cuerpo de Cristo y es conocido por su Padre celestial;
  • es redimido de la esclavitud del pecado por el sacrificio de Jesucristo;
  • puede disfrutar diariamente con las condiciones de Dios;

debe ser dispuesto a cumplir con las condiciones de la fe y la obediencia;

…y ahora en el siglo XXI, ¿En qué sentido somos miembros de un pueblo separado?

Para buscar una respuesta a esta pregunta, vamos a Juan 10:1-6. Nos presenta con un cuadro pastoril. Al comienzo y al fin se menciona a los que actúan mal respecto a las ovejas. Hay un ladrón, salteador y un extraño. En el centro aparece el pastor en relación íntima con las ovejas. Encontramos en esta parábola dos grupos bien definidos. 

Después de entrar en el redil por la puerta, el pastor “a sus ovejas llama por nombre y las saca” (v.3). Se imagine que las ovejas son nombradas, identificadas y, por supuesto, contadas. La expresión del v.3 nos llama la atención a Isaías 43:1 donde dice: “… No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú”. Cada una de las ovejas es llamada individualmente y esta llamada va a la par con la pertenencia al pastor. Evidentemente, el evangelista describe aquí el comportamiento de Jesús con los que han creído en él. 

Pero de las ovejas sabemos unas lecciones. A veces, las ovejas:

  • no son muy listas. Si un cordero trata de pasar por un hueco pequeño en una verja, seguirá tratando en lugar de echarse atrás. Nosotros, como las ovejas, no somos muy listos tampoco. Seguimos haciendo las mismas cosas una y otra vez y esperamos que nos den diferentes resultados.
  • son seguidoras. Si una oveja se mueve, las otras la seguirán a pesar de que no sea la mejor decisión. Si la oveja guía salta sobre un acantilado, hay mucha posibilidad de que las otras le sigan. Nosotros hacemos lo que otras personas hacen, a pesar de que pueda hacernos daño.
  • a veces se desvían y distraen. Ellas pastan sin prestar atención a donde se dirigen. Pierden su dirección y son incapaces de encontrar el camino a su casa aun cuando está a plena vista. Nosotros también divagamos en ocasiones. Nos alejamos de lo que Dios nos ha enseñado a hacer. Como las ovejas, muchas veces no encontramos el camino a nuestro hogar aunque está frente a nosotros.

Afortunadamente para las ovejas, el pastor está presto para rescatarlas y traerlas a casa, a su redil. También tenemos un Pastor que nos rescata. El profeta Isaías dijo: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas; cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.” (Isaías 53:6)

Momentos para reflexionar sobre el estudio.

    1. ¿Por qué se denomina este libro “Números”?
    2. ¿Qué espacio de tiempo abarca Números?
    3. ¿Dónde estaban los israelitas al comenzar el libro?
    4. ¿Por qué se hizo un censo en Israel?
    5. ¿Qué tribu no se incluyó en el censo inicial? ¿Por qué?
    6. ¿Qué piensa usted de los números en las listas de los censos?
    7. ¿Por qué perdieron mucha gente de la tribu de Simeón?
    8. ¿En que sentido es separado el pueblo de Dios?
Capítulo anterior: Introducción

Continúa leyendo: Estudio Dos: El pueblo de Dios en marcha (Números 10-11)
Ir al capítulo....

Quedate un tiempo con nosotros y comenzarás a entender lo que Dios quiere comunicarnos en su palabra. Y si tienes preguntas o comentarios, escríbenos a preguntas@labiblia.com

Los Cristadelfianos somos una comunidad mundial de estudiantes de la Biblia. Si quieres saber más acerca de nosotros y nuestras enseñanzas, por favor toma unos momentos para conocer www.labiblia.com o si tienes preguntas mándanos un correo a preguntas@labiblia.com. Tenemos un muy amplio surtido de información acerca de las verdaderas enseñanzas de la Biblia.
©Labiblia.com 2024. Derechos Reservados.