Prefacio

Todo el mundo conoce los grandes acontecimientos del comienzo del Éxodo, las diez plagas, la salida de Egipto y la alianza en el Sinaí. Pero luego esta marcha liberadora parece perderse en las arenas de los desiertos de Sin y de Farán.

El Libro de los Números considera ser un libro poco atractivo. Contiene listas de tribus y nombres de sus jefes, descripciones de ofrendas y sacrificios, relatos trágicos… ¿Tiene esto algún sentido para nosotros en el siglo XXI? 

Este ciclo de estudios intenta investigar temas del cuarto libro del Pentateuco y les invito a mis Hermanos en Cristo a acompañarme con Israel en esta marcha por el desierto. La vida cristiana es una larga marcha y sus experiencias son múltiples. Todos podemos recitar historias con variable intensidad de gozo y tristeza, confianza e incertidumbre, éxito y fracaso. Así son los desafíos de la vida en Cristo. Pero no andamos solos. Tenemos el compañerismo de Jesucristo durante toda nuestra vida porque nos dijo:

“Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas.” (Mateo 11:29)

“El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada con él.” (Juan 14:23)

Estas palabras de consuelo vienen con sus responsabilidades. Hay que escuchar a Jesús; hay que amarle; hay que aprender de él. Por lo largo de la marcha en el desierto buscamos en nuestra lectura del libro de los Números como se comprendía a sí mismo el pueblo de Israel. También será oportuno para cada uno de nosotros examinar a sí mismo para ver si somos sometidos a la Palabra de Dios. ¡Adelante!

William Rawson (enero 2007, España)

Introducción

A lo largo de la historia de Israel repetidamente leemos en la Biblia el carácter providencial y milagroso de los eventos que acompañaron la salida del pueblo de Dios de Egipto. Para los israelitas, Egipto era la tierra de esclavitud de la que fueron libertados por Dios. Canaán era la Tierra Prometida de leche y miel, a la que Dios quería conducirles. Dios condujo a Israel al desierto, los escenarios para las pruebas con el objeto de desarrollar y fortalecer su fe.

En el éxodo Israel aprendió a conocer la naturaleza básica de Dios y Su salvación. También aprendió a conocer la naturaleza del pecado, las características del líder de Dios, los elementos en la adoración y la identidad del pueblo de Dios.

El libro que vamos a estudiar contiene principalmente leyes en el marco de una narración que trata de presentar el viaje de Israel a través del desierto, desde Sinaí hasta los campos de Moab.

Números, el cuarto libro de Moisés, ha tenido varios títulos:

  • En forma más general y más significativa la quinta palabra del hebreo bemidbar, que significa ‘en el desierto’, expresa a la región de Sinaí en la que se desarrollan los acontecimientos objeto de la narración.
  • Cuando los traductores de la Septuaginta (Los Setenta o LXX) pusieron un título al libro, escogieron la palabra griega Arithmoi, que significa ‘números’.
  • La Vulgata siguió al título de la Septuaginta. El nombre español procede del latino Liber numerorum (libro de los números).

Observamos las palabras iniciales del Libro de Números: “Habló Jehová a Moisés…” y sus palabras finales: “Estos son los mandamientos y los estatutos que dio Jehová, por medio de Moisés, a los hijos de Israel…”. Es un registro de Dios hablando al hombre. A lo largo de los siglos el corazón del hombre ha seguido siendo el mismo y, por eso, lo que Dios dijo a los hijos de Israel es significativo para nosotros hoy en día.

El libro de Números se divide en tres partes (Nuevo Comentario Bíblico: Siglo Veintiuno)

.Capítulos 1–10. 

Preparación para salir hacia Canaán.

Las tribus son contadas, organizadas y purificadas, se establece el sacerdocio, se consagra el tabernáculo y se celebra la Pascua. Cada detalle de esta preparación es ordenado por la Palabra de Dios. Como parte de su preparación, Dios les dio a los israelitas una guía estricta acerca de la pureza en el campamento. Él buscaba un estilo de vida diferente al de las naciones que lo rodeaban. Deseaba un pueblo santo. Dos son las cosas que se pretenden: 

  • hacer que Israel sea digno de la presencia de Dios y 
  • prepararlos para que posean la tierra prometida como su herencia, según lo que Dios había prometido en su pacto con Abraham. 

Al final de esta preparación completa, el pueblo se dirigió hacia Canaán, guiados por la presencia de Dios en la nube y el fuego que estaban sobre el arca del pacto.

Capítulos 11–25. 

En camino hacia Canaán.

Lo que hubiera sido un peregrinaje gozoso se convirtió en un sendero de descontento. Mientras que la gente viajaba comenzó a quejarse. Cuando vieron a las poderosas naciones que habitaban Canaán rehusaron entrar.

En incredulidad, rechazaron las promesas de Dios. Consecuentemente, tuvieron que permanecer en el desierto y morir ahí. Cerca del fin de los 40 años, otra vez se encaminaron hacia Canaán.

Capítulos 26–36. 

Nuevos preparativos para heredar la tierra.

Después de 40 años, el pueblo llegó hasta los campos de Moab. El enfoque de esta sección está sobre la herencia. La nueva generación es contada y se le ordena cómo repartir la tierra, y qué ofrendas presentar ahí. De esta manera se preparaban para heredar la tierra prometida. Los preparativos finales incluyeron el mandato de que la tierra asignada a cada tribu nunca debía ser traspasada; de esta manera se garantizaba la herencia. A pesar de la incredulidad de Israel, Dios fue fiel al propósito de su pacto. Canaán es la tierra prometida. Era la tierra que Dios había prometido a Abraham, Isaac y Jacob: la tierra del pacto. Canaán habría de ser la morada del pueblo de Dios, apartados para adorar en espíritu y verdad. 

También tiene por naturaleza tres divisiones principales claramente identificables por la ubicación geográfica de los israelitas.

La cronología

Generalmente hablando, Números es bastante cronológico. Sin embargo, en algunos lugares no se sigue el orden histórico. Esto es verdad particularmente en los capítulos 1–10, los cuales registran los eventos de los primeros dos meses del segundo año después del éxodo. 

Si se reorganizara el texto en los primeros 10 capítulos, el orden cronológico quedaría de la siguiente manera: 

Los nombres y equivalencias de los meses

 

La organización del campamento

En los capítulos 1–10 el autor parece seguir el plan del campamento. 

El campamento estaba organizado, vamos a decir, en dos ‘círculos’: 

  • En el ‘círculo’ externo se encontraban las tribus, y 
  • en el ‘círculo’ interno estaban los sacerdotes con el tabernáculo en el centro

Este plan mostraba a Israel que Dios debía ser el centro de sus pensamientos y vida. 

Israel necesitaba sobre todo que Dios morara entre ellos (Éxodo 33:3–16). Debían desear su presencia más que cualquier otra cosa (Salmo 42:1–3). 

Siguiendo el orden: El campamento de las tribus (círculo externo), el campamento de los sacerdotes, y el tabernáculo (centro del círculo interno), el autor dirige al lector al centro del mismo. Hace esto tres veces. 

Primero, con el censo de las tribus (capítulos 1–2) y después con el de los levitas (capítulos 3–4) y, 

Segundo, con la consagración de los campamentos (capítulos 5–6) y, 

Tercero, con la del tabernáculo y el sacerdocio (capítulos 7–8). 

Finalmente, ya cerca del tiempo de partir, Israel observa primero la Pascua en todo el campamento (9:1–14), después la nube aparece sobre el tabernáculo (9:15–23), y luego la partida de Israel.

El evento más importante, la manifestación de la presencia de Dios, la cual realmente se llevó a cabo antes que todos los otros eventos, se reserva para el final. Esta demora crea un sentido de clímax y resalta lo que es más importante. De esta manera el deseo de Israel se retiene hasta el final. Por último, la nube desciende y la presencia permanente de Dios se manifiesta a su pueblo (9:15–23). Sólo entonces pueden partir hacia Canaán (capítulo 10). 

Tabernáculo (en hebreo significa tienda ). Tienda de campaña, santuario portátil que cobijaba el arca del pacto. Sirvió a Israel desde su construcción en el Sinaí (Éxodo 19:1), hasta la construcción del templo de Salomón.

Se le conoce por los siguientes nombres:

1. «Tabernáculo» Éxodo 40:34, 35.

2. «Tabernáculo del testimonio», tal vez como referencia al arca que guardaba las tablas de la ley.

3. «Tabernáculo de reunión» (Éxodo 40:34–35), para indicar que era el punto en torno al que  se debía congregar Israel.

4. «Casa de Jehová» (Éxodo 34:26).

5. «Tabernáculo (en hebreo, tienda) de Jehová (1 Reyes 2:28).

Números cubre un período de 40 años. Sin embargo, no registra todo lo que sucedió en esos 40 años. Hay un vacío de 38 años entre los capítulos 19 y 20 (Deuteronomio 2:14; Números 21:12). El relato se concentra en unos cuantos meses del segundo año y al final del año 40; no se dice nada de lo que pasó en medio de esos años.

Moisés conservó una lista de los lugares en que acamparon (capítulo 33). La narración sólo menciona unos cuantos lugares en el transcurso del viaje (1:1; 9:1; 12:16; 20:1, 22, 23; 33:50; 36:13). Una comparación con la lista de Moisés confirma el vacío en la narración. 

Un resumen del Libro de Números

1. Monte Sinaí. Números comienza en el monte Sinaí cuando Moisés llevaba a cabo un censo de los hombres idóneos para la batalla. Al comenzar los preparativos para la batalla, el pueblo también se prepara para la guerra espiritual a la que se enfrentaría. La tierra prometida estaba repleta de gente malvada que trataría de atraer a los israelitas hacia el pecado. Por lo tanto, Dios enseñó a Moisés y a los israelitas cómo vivir una vida santa (1:1–12:15).

2  Desierto de Parán. Después de pasar un año completo en el monte Sinaí, los israelitas levantaron el campamento y marcharon hacia la tierra prometida, pasando por el desierto de Parán. A partir de ahí, un líder de cada una de las tribus fue enviado para que investigara la nueva tierra.  Además, su silencio en cuanto al período que pasaron en el desierto es un testimonio elocuente de que esos fueron años perdidos. Es obvio que el autor ha sido altamente selectivo, escogiendo cuidadosamente qué incluir. Quiere que nosotros prestemos atención a lo que ha registrado. Después de cuarenta días regresaron. Todos, excepto Josué y Caleb, tenían demasiado miedo de entrar. Debido a su falta de fe, los israelitas tuvieron que vagar por el desierto durante cuarenta años (12:16–19:22).

3 Cades. Conforme los años de peregrinación se acercaban a su fin, los israelitas volvieron su mirada a la tierra prometida. Cades, también llamada Cades-barnea era el oasis donde pasaron la mayor parte de sus años de peregrinación. María murió allí. En ese mismo lugar Moisés golpeó con ira la roca, lo que le impidió entrar en la tierra prometida (20).

4 Arad. Cuando el rey de Arad supo que Israel estaba en marcha, los atacó, pero fue estrepitosamente derrotado. Luego Moisés guió al pueblo hacia el sur y hacia el este, alrededor del Mar Muerto (21.1–3).

5 Edom Los israelitas querían cruzar por Edom, pero el rey de ese lugar les negó el paso (20:14–22). Así que tuvieron que desviarse, y esto les causó gran desilusión. El pueblo se quejó y Dios envió serpientes venenosas para castigarlos.

6 Amón. Luego Sehón, rey de los amorreos no les permitió pasar. Cuando atacó, Israel derrotó a su ejército y conquistó el territorio hasta la frontera de Amón (21:21–32).

7 Basán. Moisés envió espías a Basán. El rey Og atacó, pero también sufrió la derrota (21.33–35)

8 Campos de Moab. El pueblo acampó en las llanuras de Moab, al este del río Jordán frente a Jericó. Ellos estaban en el umbral de la tierra prometida (22:1).

9 Moab. El rey Balac de Moab tuvo gran temor de la muchedumbre de israelitas, acudió a Balaam, un hechicero famoso, para que maldijera a Israel desde las montañas que estaban por encima del lugar donde acampaban los israelitas. Pero Dios hizo que Balaam los bendijera en lugar de maldecirlos (22:2–24.25).

10 Galaad. Las tribus de Rubén y Gad decidieron establecerse en la región fértil de Galaad al este del río Jordán porque era buena para sus rebaños. Pero primero prometieron ayudar a las otras tribus a conquistar la tierra que estaba al oeste del río Jordán (32).

Finalmente, ¿Cómo aplicamos el Libro de Números a nuestros días?

El apóstol Pablo nos ayuda buscar una respuesta a esta pregunta porque exhorta a los hermanos en Corinto con las siguientes palabras:

“Todas estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, que vivimos en estos tiempos finales.”  

(1 Corintios 10:11)

Por eso durante todo el estudio de este registro histórico, hay que estar alerta a las enseñanzas referentes a:

  • la naturaleza de Dios
  • los caminos de Dios
  • la naturaleza del hombre
  • la experiencia del hombre

…y donde la voluntad de la salvación del Señor se revela en toda su grandeza.

Continúa leyendo: Estudio Uno: Un pueblo separado de Dios (Números 1-2; 26)
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