‘Lo que el hombre hace no es perpetuo.’
Bajo este encabezamiento están cinco asuntos para considerar: (1) La ocasión cuando el hombre juzga al hombre (2) La ocasión cuando Dios juzga al hombre (3) La declaración que el hombre no es diferente a la bestia (4) No hay diferencia porque mueren de la misma manera (5) Que los mortales humanos no son para la eternidad. “A la luz de los versículos 14 y 15 y de la sección en su totalidad, se encuentra prisionero de un sistema al que puede poner fin o plegar a su voluntad, y tras de ello está Dios.” ( Kidner, pág. 280)
3:14. “Sé que todo lo que Dios hace es perpetuo.” habla de la fidelidad divina que transforma el temor de Dios en una relación filial que da fruto en abundancia (Salmo 130:4 a donde se apoya en el perdón divino). Nuevamente aquí está el énfasis sobre la eternidad y soberanía de Dios y lo transitorio de la vida humana (Salmos 103:14-15; Isaías 40:6-8; I Pedro 1:24-25). Eclesiastés es un libro tanto acerca de Dios como lo es un libro acerca de la humanidad. Nuestro misterio es el conocimiento claro, a propósito de Dios y Su plan comprensivo. El conocimiento no es tan importante como la confianza, fe y obediencia.
Ya que en nuestra ignorancia del plan soberano de Dios no podemos estar seguros de lo apropiado de nuestras acciones o del valor permanente de las mismas, debemos aprender a gozar del presente. El disfrute del día de hoy es un don de Dios para quien le teme (2:26). Mateo 6:33-34. La habilidad para gozar del trabajo depende en gran medida de nuestra actitud (Salmo 4:7-8; 104:1-2, 14-24; 127:2).
El trabajo se convierte en una carga cuando perdemos de vista el propósito que Dios tiene para él. Recordemos que Dios nos ha hecho para trabajar y nos ha capacitado para ello (3:10), en contra de la pereza. Recordemos que el fruto de nuestra labor es un regalo de Dios (3:13), en contra de la ingratitud. Recordemos que nuestro trabajo es una forma de servir a Dios (2:26) contra la vanagloria.
En vez de observar “todo bajo del sol”, Salomón dirige su atención a Dios y, por eso, entra en una nueva perspectiva. Cambia la manera de considerar las cosas. El hombre fue creado a imagen de Dios (Génesis 1:26-28), por eso es diferente de toda la creación. Dios cumple Sus propósitos en Su tiempo, pero somos destinados a comprender Su plan eterno en Jesucristo.
Toda la creación comprende un ciclo de trabajo que al ser humano le parece duro, que le impide terminar su labor y lo deja con un sentimiento de culpabilidad. No importa lo que el deber de hacer le encarga a uno y genera frustración por su labor inútil. El ser humano no solamente ocupa su vida en la sabiduría y el conocimiento, Dios también le ha dado la alegría. Para experimentar algo de la alegría debe hacer a un lado el esfuerzo por acumular cosas materiales. Es algo que para muchas personas es difícil de hacer:
Algunos de los textos que caracterizan lo no conocido pero que presenta a Dios son (Utley, pág. 40)
1. Hay un plan de Dios trabajando, 1:13; 3:10, 18; 7:29; 8:16-17
2. Hay un señor soberano, 1:15, 17:13; 3:11, 14; 9:1; 12:1
3. Hay una fe diaria que facilita y ennoblece, 2:24-26; 3:12, 13, 22; 5:18-20 (negativamente en 6:1-6); 9:7-9
4. Hay un asombro apropiado y respeto que merece Dios, 3:14; 5:7; 7:18;8:12, 13; 12:13
5. Habrá un tiempo de evaluación por Dios a cada ser humano, 3:17; (5:1,4, se implica); 11:9; 12:14.
“Dios lo hace para que delante de él teman los hombres.” Esto refleja la verdad del v.10 que Dios nos ha dado una tarea que no la podemos hacer y así seguir dependiendo de El (“temedle” 5:7; 7:18; 8:12, 13, que implica una fe con una mirada mundial) y no sobre nosotros. La seguridad no se halla en la esfera terrenal misma, que está sujeta a vanidad (1:2, 4). La acción de Dios exhibe permanencia y efectividad. Esto conduce al temor, un respeto reverencial hacia Dios y sus caminos (5:7; 12:13).
No se puede mejorar lo que Dios ha creado. Es hermoso y es para la eternidad. Hay que aprender a estar contento, anticipar las dificultades en la vida y desarrollar una estrategia para resolverlas.
3:15-22. MIRE ADELANTE. La muerte nos llega a todos.
Ya ha mencionado la muerte 2:16 y va a volver al tema (4:8; 5:15-16; 6:6; 8:8; 9:2-3,12; 12:7-8). La vida, la muerte, el tiempo y la eternidad son los ingredientes que componen nuestra experiencia en este mundo.
3:15. “Lo que antes fue, ya es, y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo pasado.” Eclesiastés dice muy poco acerca de Dios, pero lo que dice es muy importante. Sé además que todo lo que Dios ha hecho permanece para siempre; que no hay nada que añadirle ni quitarle. Lo que Dios hace, lo hace una vez y para siempre. Esto contrasta con la vida humana en donde todo lo que el hombre hace se tiene que repetir muchas veces. El propósito de la permanencia de las obras de Dios es para que los hombres teman a Dios. Cuando los hombres abandonamos a Dios, abandonamos lo permanente. Por lo tanto uno debe disfrutar la vida que Dios nos presta.
El gobierno de Dios no cambia; su orden moral y su poder creador producen con las mismas leyes los mismos resultados. Su gobierno permanece y repite lo que ha sido. Dios espera producir con su providencia temor, reverencia y sumisión humildes. El vocabulario del v. 15 fue usado en 1:9–11, pero ahora refleja una visión optimista. El pasado se repite. El cuadro es uno de estabilidad, pero (a diferencia de 1:2–11) lo que tenemos no es pesimismo. Dios está presente para asegurar la continuidad del movimiento del mundo. El v. 15b da lugar a una interpretación en el sentido de que Dios es un juez que vigila el movimiento de las épocas del tiempo, y un día “llamará a cuentas al pasado”. Otra traducción lo deja así: “Dios busca lo que está apresurándose”, es decir, Dios cuida del mundo que se apresura alrededor de sus circuitos.
Encontramos dos palabras griegas para “tiempo” en el Nuevo Testamento. La primera, “cronos”, se refiere al acontecer, a la sucesión de horas, días y años que van marcando períodos o eras. La segunda es “kairos” que apunta a las sazones, a la ocasión preestablecida y oportuna de cada cosa. El campesino, por ejemplo, debe saber cuándo es el kairos para plantar y para cosechar y no puede ir contra las estaciones.
No podemos comprender un mundo sin tiempo. Somos controlados por el tiempo y no podemos objetar de ello. Hay una correlación de este pasaje (v. 15) con el estudio de Génesis 1 y 3. El primer concepto que asumimos al comenzar la lectura de la Biblia es que Dios es anterior y objetivo al tiempo. Creó el universo y le dio un comienzo, fue entonces que estableció el tiempo para toda Su obra. Por eso, los hombres somos subjetivos a la temporalidad, en cambio Dios es eterno, no está limitado por el tiempo. El segundo concepto que aprendimos en Génesis es que el hombre, a diferencia de todo otro ser vivo, tiene incorporada la noción de eternidad puesto que fuimos creados por Dios para vivir eternamente; la consecuencia inmediata del pecado fue la muerte y por juicio de Dios pasamos a ser mortales (Génesis 3:22).
Aunque Dios hace las cosas hermosas, el conocimiento del hombre debajo del sol no basta para dar sentido a la vida; tiene que haber una revelación que venga desde más allá del sol. Esa revelación llegó en el “kairos” de Dios al mundo con Jesucristo. Recordamos las palabras más preciosas de Jesucristo que Dios puede expresar al hombre, aquellas que hubiera querido escuchar el predicador: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente”. ¿Crees esto? Ella le contestó: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo”. Esa fe satisfizo a Dios y a la mujer le dio paz y seguridad de vida eterna.
Kairos significa tiempo, pero habla de calidad del tiempo. Calidad de tiempo significa que son tiempos que dan frutos. Para aquel cuya respuesta todavía es “no creo”, vale recordarle los últimos versículos de Eclesiastés: “Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala”
3:16. “Vi más cosas debajo del sol: en lugar del juicio, la maldad; y en lugar de la justicia, la iniquidad.” Si Dios es el que controla, como 3:1–15 sugiere, uno es llevado naturalmente a pensar acerca de las injusticias del mundo. Tenemos una observación, dos comentarios y una conclusión (vs. 16, 17, 18–21, 22). El v. 16 declara el problema: las injusticias. Salomón deja claro que él no desconoce el problema de la injusticia. Él la ha observado donde menos se la espera: el juicio. Además, dice que Dios tampoco ignora la injusticia. Dios tiene una disposición futura para la justicia y un propósito presente para ella.
Es bien fundada la diferencia entre lo justo y lo injusto. Confiamos en el dicho que la justicia prevalece. Pero no es así. Para muchos la ley les presenta una oportunidad de manipular y controlar. Lo trágico es imaginar que la ley asegura la justicia cuando el ser humano está en control. Observamos cuidadosamente las circunstancias y descubrimos que la iniquidad está presente. Mención de la justica reaparecerá a intervalos en 5:8; 8:10-15; 9:13-16; 10:5-7, 16.
Los ideales de lo correcto y lo malo en los ojos de los hombres resultan en la conformidad. Sin embargo, todo lo que hace el ser humano será escudriñado por Dios. Aquí tenemos la prueba que lo que el hombre hace no es perpetuo. Si fuera así, no habría sido juzgado.
Al saber que Dios está en control de la vida 3:1 nos podemos someter a Él y vivir en paz.
3:17. “Y dije en mi corazón: Al justo y al malvado juzgará Dios; porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace.” Las injusticias son consideradas a la luz de un evento divino futuro o un período de juicio (los juzgará Dios). Todas las personas estarán involucradas (el justo y el impío). El juicio tiene en cuenta el propósito interior y las obras. Dios juzgará.
Los seres humanos no pueden vivir en conformidad a los ideales proclamados. Sin embargo ¡creen que deben vivir para siempre!
Los vs. 18–21 hacen una segunda observación. Los puntos principales son que Dios usa las injusticias para demostrar que sin él los seres humanos son como animales.
3:18. “Dije también en mi corazón: Esto es así, por causa de los hijos de los hombres, para que Dios los pruebe, y vean que ellos mismos son semejantes a las bestias.”
¿Qué es lo que sucede «por causa de los hijos de los hombres para que Dios los pruebe y…vean que…son…bestias»? ¿Quiere decir Salomón que todo tiene su tiempo (v. 17b) por causa de los hijos de los hombres? ¿O que Dios juzgará al justo y al impío (v. 17a) por causa de los hijos de los hombres? ¿O que hay injusticias en los tribunales (v. 16) por causa de los hijos de los hombres? Esta última interpretación, porque las injusticias, muestran que el hombre es como los animales (v. 18b).
Dios juzgara cuando la historia haya llegado a su fin pero está juzgando ahora. Está probando al hombre en la experiencia de la vida. Dios revela lo que verdaderamente es el hombre. Cuando el hombre deja a Dios fuera de su vida llega a ser como animal. Salmo 32:9 Vive como bestia y muere como una bestia. Los animales y los hombres tienen dos cosas en común: (1) mueren y (2) sus cuerpos vuelvan a la tierra Génesis 2:7; 3:19. Al estar creado a imagen de Dios el hombre tiene una ventaja sobre los animales en lo que se refiere a la vida: En cuanto al hecho de la muerte, el animal y el hombre vuelven al polvo. Mediante la fe en Cristo nos ofrece la resurrección.
Pero Dios cumple propósitos concretos con las injusticias sobre esta tierra, aquí y ahora. Dentro de ellos, el que el hombre entienda que es semejante a las bestias, es decir, que como los animales, todos morirán. Tanto los animales como los humanos venimos de la misma tierra, somos vivificados por el mismo aliento, y volveremos al mismo polvo. Desde la perspectiva de lo que es puramente temporal, no tenemos ventaja sobre los animales. De la manera que la muerte borra las diferencias entre los sabios y los necios (2:14-16), así la misma muerte borra las diferencias entre los humanos y los animales. Aunque los humanos tenemos un sentido de racionalidad y de eternidad (3:11), la injusticia demuestra que somos finitos, mortales e ignorantes del plan de Dios.
3:19. “Pues lo mismo les sucede a los hijos de los hombres que a las bestias: como mueren las unas, así mueren los otros, y todos tienen un mismo aliento de vida. No es más el hombre que la bestia, porque todo es vanidad.” En los versículos 19 y 21, ambos vocablos son traducidos de
Las bestias no viven en un mundo moral. El hombre es superior desde este punto de vista. El hombre tiene dominio sobre las bestias. Las explota como un recurso. No tiene consciencia acerca de su uso o abuso. También considera que su responsabilidad moral lo hace superior a ellas. Pero ¿qué pasa si pierde la prueba moral? ¿Es mejor que ellas? Si la diferencia es moral y en el lugar de juicio existe la maldad, ¿por qué es mejor?
El hombre no pretende que lo que hacen las bestias es perpetuo. Sabe que no lo es. Entonces con qué base considera que lo que hace es perpetuo. La bestia vive su vida. El hombre piensa que la manera en que el vive es el principio de algo que continuará para siempre.
Decir que el hombre no es superior al animal en una manera significante, es un concepto sorprendente. Sin embargo, ponga las cosas en perspectiva. ¡Qué triste que el hombre más sabio comparó al hombre con las bestias! Desde su punto de vista, ambos nacen y ambos mueren.
3:20. “Todo va a un mismo lugar; todo fue hecho del polvo, y todo al polvo volverá.” Ese destino común es la descomposición material. Los vocablos «va», «lugar» y «volverá» hacen eco de la exposición en 1:5-7 de los procesos cíclicos en la naturaleza. Ahora se entiende mejor porque el 1:4 relaciona con ese proceso cíclico el ir y venir de las generaciones. El ser humano viene del polvo y vuelve al polvo sin avanzar más que el sol, el viento y los ríos en sus constantes movimientos cíclicos.
La bestia no tiene ninguna aspiración. La diferencia entre el hombre y la bestia es el deseo de luchar por conseguir algo, empujar hacia adelante, ganar lo completo. Pero ¿qué hace la diferencia? No sirve de nada afanarse de las cosas en esta vida. Dios va a juzgar a todos. Dios está humillando al hombre para que se dé cuenta de que sin él no es más que un animal. Por lo tanto, uno debe disfrutar la vida que Dios nos presta.
3:21. “¿Quién sabe si el espíritu de los hijos de los hombres sube a lo alto, y el espíritu del animal baja a lo hondo de la tierra?” Al ser creado y Dios impartirle a él “aliento de vida” vino a ser Adán un alma viviente (Génesis 2:7). La palabra “ser” o “alma” según otras traducciones de la Biblia, es traducida del término Hebreo nephesh, el cual significa una criatura o ser que respira o un animal. Por todo el libro de Génesis, nephesh es traducida como “ser” o “criatura” cuando se refiere a animales. Nephesh se halla aún en el libro de Números en varias ocasiones para representar un cuerpo muerto. Esta palabra está relacionada con un cuerpo físico, animal o humano. ¡Adán vino a ser un alma viviente y, al morir, él fue un alma que cesó de vivir!
Los dos, hombre y animal, van al polvo después de la muerte. El espíritu del hombre vuelve a Dios, pero del animal cesa sencillamente de existir (Salmo 49:12)
¿Adónde va el hombre después que muere? La palabra hebrea traducida “espíritu” en v.21 es ruakj. La traducción correcta de ruakj es “aire, aliento o viento” y ocasionalmente “espíritu”. Eclesiastés 12:7 contesta claramente la pregunta de Eclesiastés 3:21. ¿Existen otros versículos que apoyan a Eclesiastés 3? Lea Salmos 49:12, 20. No solamente se le dio al hombre dominio sobre toda la creación física, él también fue creado a la imagen de Dios. Esto implica no solamente una semejanza física, sino también atributos mentales en un plano más alto que el de los animales.
Dios puso un cierto elemento dentro del cerebro humano que lo elevó a un nivel más alto, una mente humana. Imparte la habilidad de previsión y razonamiento creativo. Esta dimensión añadida a su cerebro es lo que le coloca a él aparte de todas las otras criaturas vivientes. No tiene una consciencia separada en sí mismo. Este no puede funcionar aparte de los órganos sensoriales que proveen entrada de información a la mente, por medio de los sentidos físicos. Aunque esta no es una entidad separada, este es esencia espiritual, el cual expande al cerebro humano a una mente humana.
Lea más acerca de la muerte en el APENDICE Número Tres
SUMARIO Número 4
“Dios “… lo llevará para que vea lo que ha de venir después de él”
Eclesiastés 3:22
A la luz de la ignorancia de lo que el futuro ofrece, lo que corresponde hacer es aprender a disfrutar del presente ocupándose en la tarea que el Señor le ha encomendado. Desde la perspectiva cristiana, sabemos que Dios tiene obras específicamente planeadas para cada uno de nosotros (Efesios 2:10).
3:22. “Así, pues, he visto que no hay cosa mejor para el hombre que alegrarse en su trabajo, porque esa es su recompensa; porque, ¿quién lo llevará para que vea lo que ha de venir después de él?”
El v. 22 les ofrece lo mejor que puede esperarse. Dios es el único que puede revelar lo que pasará cuando uno se muera. Algunos pretenden tener el poder de revelar lo que pasará. Morir como las bestias implica que la muerte quita lo que la vida dio. Es el fin, a menos que Dios intervenga en las circunstancias, como lo ha prometido.
Es normal que el hombre piense en la eternidad. Aceptamos que es parte del carácter del hombre pensar así. Sin embargo, debemos estar de acuerdo que lo que el hombre hace no es para siempre. Por eso el hombre no pretende tener vida eterna.
Bajo la proposición: ‘Lo que el hombre hace no es perpetuo.’ están seis puntos para hacer una actividad.
Adjuntamos un resumen de los seis puntos presentados por Salomón
- En lugar de la justicia, la iniquidad
- Hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace
- Lo mismo les sucede a los hijos de los hombres que a las bestias
- Como mueren las unas, así mueren los otros
- Todo va a un mismo lugar
- ¿Quién sabe si el espíritu de los hijos de los hombres sube a lo alto?