El siguiente episodio continuó con la confusión de lo que hizo la tribu de Dan quienes hicieron lo que les pareció ser correcto ante sus propios ojos porque “en aquellos días no había rey en Israel” (Jueces 18:1). 

El Señor había decidido la distribución del territorio de las tribus bajo la dirección de Josué, con la ayuda de Eleazar, el sumo sacerdote, y de los lideres de cada tribu (Josué 19:51). La tribu de Dan fue asignado la región situada al oeste de Benjamín (Josué 19:40-48). Sin embargo, no habían podido derrotar y expulsar al enemigo (Jueces 1:34) por lo que decidieron trasladarse al norte para establecerse en un nuevo lugar. Para la tribu de Dan, el rechazar el territorio que Dios le había asignado y codiciar otro lugar, era oponerse a su divina voluntad. Los líderes de Israel debieron haber parado a los hombres de Dan cuando abandonaron el lugar que Dios les había asignado, para dirigirse al norte a matar a personas inocentes con el fin de robarles sus tierras. 

Entonces los de Dan, quienes moraban al sur, cerca de Jerusalén en el territorio de Judá, buscaban su propia herencia en el norte. Inicialmente venían tan lejos como el monte Efraín, donde vivía Micaía. En su casa encontraron al levita, a quien ellos debían haber conocido con anterioridad, ya que era de su misma región.

La tribu de Dan fue la primera de Israel que adoptó oficialmente un sistema idólatra de religión. Aunque había una casa de Dios en Silo, ellos prefirieron a sus imágines e ídolos. Años después, cuando el reino se dividió, Jeroboam I de Israel puso dos becerros de oro, uno en Dan (en el norte) y otro en Bet-el (en el sur) para animar a toda la nación a apartarse del Dios vivo y verdadero (1 Reyes 12:25-33).

1Comenta Wiersbe (pág. 123.): “El relato sobre Micaía, Jonatán y los danitas, es algo más que una narración de historia antigua. Es una revelación de la perversidad del corazón humano y de la desesperación de la sociedad humana sin Dios.

La palabra “sincretismo” significa la práctica de combinar los elementos de varias religiones. En el tiempo de los jueces se practicó este fenómeno pretendiendo satisfacer las exigencias de los dioses paganos así como las demandas de Jehová. El nombre Micaía (que significa “quién como Jehová”), tipifica el sincretismo religioso que era tan común en esos días. Esa práctica combinaba la idolatría de Baal con la adoración de Jehová.

Los “terafines” (v. 20 Número de Strong: 8655) eran imágenes caseras que de alguna manera representaban a la divinidad (Génesis 31:19, 34, 35) y que se usaban para adivinar (Ezequiel 21:21; Zacarías 10:2). Algunos israelitas los consideraban como elementos legítimos en la adoración de Jehová (1 Samuel 19:13, 16; Oseas 3:4), pero fácilmente se convertían en ídolos.

Preguntas para considerar

  • No habiendo rey en aquellos días ¿qué buscaba la tribu de Dan y por qué?
  • ¿Qué misión tenían los cinco hombres de la tribu de Dan?
  • ¿Qué respuesta dieron a sus hermanos al volver?
  • ¿Qué sucedió con los dioses y el sacerdote levita de Micaía?
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