Lea Juan 2:1-11

En los capítulos 2 y 4, Juan relata acontecimientos que revelan la forma de actuar de Jesús en Galilea, Jerusalén y Samaria. En Galilea (2:1-11; 4:46-54) y en Samaria (4:1-42) el Mesías encontró fe; en cambio, en Jerusalén, únicamente rechazo.
La ciudad de Caná de Galilea estaba ubicada a más de 12 km al noreste de Nazaret.

Las bodas en los días de Jesús eran fiestas que duraban, en promedio, una semana. Los banquetes se preparaban para muchos invitados y ellos pasaban el tiempo celebrando la nueva vida de la pareja. En estas circunstancias, constituía una vergüenza el hecho de que se acabara el vino, pues rompía las normas del protocolo y de la hospitalidad. De allí que María vio la escasez de la bebida como un motivo serio de deshonor para los anfitriones. En la conversación entre Jesús y su madre, María, el término “mujer” no sugiere una falta de respeto o afecto, sino que demuestra que Jesús se concentró en su principal misión, que aquí se indica con el término “hora”, o sea su tiempo.

La descripción de las seis tinajas de piedra para agua, como las usadas en los ritos de los judíos “para la purificación”, sugiere que se quiere conceder un significado simbólico más bien que literal. La tinajas o la metreta, la medida griega, equivalía probablemente 22 litros. Según otros, equivalía a unos 40 litros1. Según el Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia de Nelson y Rojas, el cántaro equivale a 40 litros. “en cada tinaja cabían dos o tres cantaros” (v.6). Asumamos que solo caben 2 cantaros en cada tinaja, es decir, 80 litros.

De acuerdo con el pensamiento judío la gente se ensuciaba cada día, en forma simbólica, al entrar en contacto con diferentes objetos. Por ese motivo, antes de comer derramaban agua sobre sus manos para limpiarse de cualquier influencia perniciosa relacionada con lo que tocaban.
“El encargado del banquete” pudo haber sido uno de los invitados que fue previamente designado para actuar como maestro de ceremonias, aunque era la responsabilidad del novio proveer el vino y la comida. Esto puede explicar porqué él no sabía el origen de la bebida. La costumbre general era primero servir el mejor vino. No se aclara si fue transformada en vino toda el agua o solo la que había sido extraída para la fiesta.

El episodio concluye subrayando el hecho de que este incidente era el “principio de señales”. El comentario de que este suceso fue para que Jesús revelara su gloria sugiere que los seguidores de Jesús comprendieron las “señales”, en tanto que para los demás asistentes esto pasó inadvertido. En todo su evangelio, Juan no escribió nunca ningún detalle superfluo o innecesario. Todo tiene un significado y todo indica “un más allá”. El desafío nuestro es tener ojos para “ver” y tratar de descubrir el sentido de estas grandes lecciones. Por tanto, nuestra tarea consiste en establecer el alcance del texto en el primer nivel, sirviéndonos para ello de las reseñas bíblicas subyacentes. Después leeremos nuevamente el relato a partir de los otros datos que aparecen con claridad en el evangelio de Juan.

 

Descubriendo el sentido de la señal

Juan 2:1. La referencia al “tercer día” es significativa porque, junto con las demás referencias a días en el capítulo 1, se puede reconstruir una semana inaugural. Por eso es posible ver el milagro en Caná como algo que ocurrió al final de un período de siete días:

Examine el texto e identifique la secuencia de los días.

Referencia

Acontecimiento

Número del Día

Juan 1:27-28

Juan 1:29

Juan 1:35

Juan 1:43

Juan 2:1

Total número de días

¿Es verdad que esperamos una boda más espectacular en el séptimo día?

Lea Apocalipsis 19:1-7; 20:4.

Juan 2:1. Describe la presencia de María de esta manera: “… y estaba allí la madre de Jesús.” Parece que ella participó, como una ayudante familiar, en los preparativos de las bodas. Eso puede explicar porqué ella se preocupaba por la falta de vino (v.3).

Juan 2:1. “…en Caná de Galilea…”. Caná significa: “lugar de cañas”. Es el sitio de residencia de Natanael (Juan 21:2).
Escudriñemos unas referencias del Antiguo Testamento que nos ayudarán a entender el significado de lo que Jesús hizo en Caná:

Génesis 30:20

Deuteronomio 33:18

Isaías 9:1-2

Juan 2:2. “… fueron invitados a las bodas Jesús y sus discípulos.

Juan 2:3. “Y faltó vino…”

Busquemos en la Biblia algunas referencias de vino y su significado.
Jueces 9:13; Salmo 104:15
Isaías 25:6; 55:1
Isaías 36:17; Joel 2:19
Cantares 1:2,4; 4:10; 5:1
Mateo 26:28
Levítico 17:11
A la nación de Israel le hace falta este vino (Isaías 1:22; Marcos 7:8-13). Sin embargo, las enseñanzas de Jesús, especialmente su sacrificio, le llevaron una “nueva vida” (Marcos 2:22).

Juan 2:4. El diálogo de Jesús con su madre, María, revela la verdadera relación que existía con ella. Las palabras del Mesías en ninguna manera manifiestan irreverencia sino que dejan claramente establecido que la afinidad entre ambos es válida en cuanto a realidad filial, pero solo en asuntos terrenales. Sin embargo, cuando se trata de aspectos celestiales, Jesús únicamente puede intervenir por dictamen directo de su Padre.

María, como madre de Jesús, cumplió su papel dentro del plan de Dios, pero en ninguna parte de la Biblia se enseña que María esté en igualdad de condiciones que Él. Desde aquel momento y en adelante el pensamiento del Mesías será: “Mi Padre y yo” trabajamos juntos (Juan 5:17, 30; 8:29). Jesús distinguió entre el concepto humano de tiempo y el concepto divino. Sugiere una comprensión de la crisis y el clímax que se acercaban en Su misión.

Cuando Jesús estaba en la cruz y se dirigió a su “discípulo amado” (Juan 19:26), utilizó la misma palabra “mujer” en alusión a María. Podemos analizar algo más con respecto al uso de este término.

  • El tiempo de sujeción a su familia prácticamente estaba por concluir (Lucas 2:51).
  • La promesa de la simiente de la mujer que destruiría a la simiente de la serpiente – Génesis 3:15 -. Por eso Jesús, la verdadera simiente de la mujer, respondió a María: “Aún no ha llegado mi hora” para cumplir esta profecía.

“¿Qué tiene que ver esto con nosotros…?” Cristo comprendía, dolorosamente, las reacciones equivocadas que generaban en la gente sus hechos y milagros. Se pueden encontrar frases similares en: 2 Samuel 16:10; 19:22; 1 Reyes 17:18; 2 Reyes 3:13; Mateo 8:29; Marcos 1:24; Lucas 4:34.

El tema de la “hora” de Jesús se presenta en todo el Evangelio, culminando en la historia de la crucifixión y muerte (Juan 7:30; 8:20; 12:23, 27; 13:1; 17:1). Jesús conocía de antemano que había venido al mundo para cumplir con la voluntad de Dios. La importancia de este momento está marcada en forma figurada en el texto:

v.8 “…sacad ahora un poco…”
v.10 “…tú has reservado el buen vino hasta ahora.”

La gente tuvo que reconocer que había llegado a Israel el Mesías, Jesús de Nazaret. La hora de la gloria culminante en el plan de Dios será cuando la profecía de Joel con respecto a Jerusalén sea cumplida (Joel 3:18).
“Aún no ha llegado mi hora.” – La hora de su muerte y resurrección.

Juan 2:5. Es impresionante notar que en este versículo encontramos registradas las últimas palabras de María en la Biblia. María no sabía lo que iba a hacer Jesús, pero estaba segura de que lo que él efectuara sería mucho mejor de lo existente. Conocía a su Hijo porque estuvo en el seno familiar hasta los treinta años. Por eso les dijo a los sirvientes:

“Haced todo lo que él os diga.”

Comprendemos el mismo consejo para todos sus creyentes verdaderos en todas las épocas.

 

Un renuncio respetuoso…

“Es suficiente leer el relato de las Bodas de Caná (Juan 2:1-11), para convencerse que María es intercesora delante de Jesús en nuestro favor. En realidad, Jesús no pensaba hacer ningún milagro (¿Es cierto?). Intercedió María y se hizo el milagro. Ahora María se encuentra con Jesús en la gloria. ¿Qué está haciendo, pues? Lo mismo que Jesús, el Espíritu Santo y los santos.” (P. Flaviano Amatulli Valente, FMAP (2003) Diálogo con los Protestantes. México: Apóstoles de la Palabra. Pág.76).

Es penoso que María haya sido elevada por sobre su rol que tiene en las Escrituras. La Iglesia Católica Apostólica Romana enseña que ella fue concebida en forma inmaculada, una virgen perpetua y una mediadora llena de compasión a la cual nosotros podemos rezar con la esperanza que vaya a donde Jesús para rogar por nosotros y concedernos lo que hemos requerido. Nada de esto se enseña en el Nuevo Testamento.

Confesamos que María era una mujer dedicada a Dios y escogida por Dios para dar a luz a Su Hijo. Sin embargo rechazamos lo que el Papa León XIII (1878-1903) dice con respecto de la intervención de María: “… nada que sea conforme a la voluntad de Dios viene a nosotros sin la intervención de María, de modo que así como nadie puede acercarse al Padre supremo si no es por medio del Hijo, nadie puede acercarse a Cristo si no es por medio de la Madre.” (de Ligorio, A. (1931) Las Glorias de María. Brooklyn: Redemptorist Fathers. Pág.153).

¿Puede la Virgen María interceder por nosotros?

Alfonso de Liborio (1696-1787), Obispo de Sant’ Agata de’ Goti, llega a decir frases tan encendidas (Las Glorias de María) como estas: “Hay cosas que se piden a Cristo y no se reciben, pero si se piden a María son otorgadas.” “Si mi Redentor me rechaza, me arrojaré a los pies de María.” “Señora nuestra, en el Cielo no tenemos otro abogado que tú.” El Papa Benedicto XV (1914-1922) añadió: “María … es la mediadora con Dios de todas las gracias.”

No entendemos como esto puede conciliarse con Hechos 4:12; Hebreos 4:14-16; 1 Timoteo 2:5; 1 Juan 2:1-2. Por tanto, honremos a María en una forma que no contradiga la enseñanza bíblica, una forma que ella y Dios aprobarían. Sigamos su mandato de hacer lo que dice Cristo.

La narración se interrumpe tras el consejo de María para insertar una descripción útil a la comprensión de lo que sigue:

Juan 2:6. Habían allí “seis tinajas de piedra …”

2: Examinemos minuciosamente los detalles de las tinajas

(Juan 2:6-7).

Las tinajas

El inventario

¿Su materia?

¿Su función?

¿Su capacidad?

¿Su estado actual?

¿Qué significan estos detalles? Consideremos los detalles físicos en un plano espiritual. Por ejemplo, ¡algo usado por los judíos para la purificación, hecho en piedra, ahora está vacío! La Ley fue escrita en dos piedras (Éxodo 31:18); su propósito fue la purificación (1 Crónicas 23:28) pero ahora es incumplida y está próxima a caducar. (Hebreos 8:13). ¿Acaso Juan usa las tinajas para representar la Ley Mosaica? ¿Qué es lo que Juan nos enseña con esta señal? Jesús llena las tinajas “hasta arriba”. Es una representación perfecta del papel de Jesús quien vino para cumplir la Ley (Juan 2:7 con Mateo 5:17).

Aprendemos en Mateo 5:17 que Jesús vino para cumplir la Ley y divulgar su sentido espiritual. Sus enseñanzas revelaron a la gente la práctica de la Ley. Como dice Juan 1:17 “… la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo”.

Además, en el interior del texto, identificamos la guía de Jesús:

v.7 “…llenad de agua…”
vs.8, 11 “…sacad ahora un poco…habían sacado el agua…”
v.9 “…el encargado del banquete…probó el agua hecha vino…”

El encargado del banquete no sabía el origen del vino pero confesó que era mejor que el anterior. ¿Y después de probar el buen vino el encargado investigó más la fuente o la causa? Juan no nos dice. ¿Qué pasa con nosotros? Recibimos bendiciones en abundancia de nuestro Padre Celestial. ¿Siempre estamos listos para darle las gracias?

Juan 2:6-7. Otra vez nos referimos a las seis tinajas. ¿Con quién está hablando Jesús cuando dice: “Llenad de agua estas tinajas”? Para encontrar una respuesta, hay que investigar el contenido del capítulo anterior donde leemos acerca del llamamiento de seis discípulos de Juan el Bautista. Son Andrés, Pedro, (Juan y Jacobo en Mateo 4:21), Felipe y Natanael.

En Juan 1:35 hay dos discípulos de Juan. Los dos buscaron a sus hermanos para informarles que habían descubierto al Mesías. Uno se llamaba Andrés y se encontró con su hermano, Pedro. Al otro no se le identifica con un nombre. Sin embargo suponemos que es Juan porque dice en Juan 1:41 que: “Este (Andrés) encontró primero a su hermano Simón…” Esta frase implica que después, el otro discípulo, se encontró con su hermano. Los dos hermanos, según Mateo 4:18-21, son Juan y Jacobo.

En la boda habían seis tinajas y seis discípulos de Jesús. ¿Quiénes llevaron el agua al encargado del banquete? Según Juan 2:9, fueron los “sirvientes”. Las únicas personas que fueron testigos del milagro de convertir el agua en vino fueron los sirvientes (v.9). La palabra griega equivalente a sirviente en Juan 2:9 es diakonos (ministro, sirviente).

Identifique las personas a las que se refiere diakonos en el Nuevo Testamento.

Mateo 20:26

Juan 12:26

Romanos 13:4

Romanos 15:8

1 Corintios 3:5

Efesios 6:21

¿Puede ser que los sirvientes a los que se refiere el relato sean los seis discípulos de Jesús? El término más común y general para “siervo” es doulos -“esclavo”-, originalmente el grado más inferior en la escala de la servidumbre. Sin embargo, al llamarse a sí mismo “siervo de Jesucristo” (Romanos 1:1), el apóstol Pablo da a entender que, habiendo sido comprado por Cristo, ahora era un esclavo voluntario, ligado a su nuevo dueño.

Estos seis discípulos creían en Jesús antes de su llegada a Caná. Pero ahora recibieron un testimonio mas firme de la autoridad de Jesús. Por eso “… creyeron en él” (v.11). Se nota que la palabra “creer” aparece unas 110 veces en el evangelio de Juan. ¡Verdaderamente este es un evangelio de la fe!

Los sirvientes conocían muy bien el origen del vino pero el “encargado del banquete” no lo sabía.

“Y las llenaron hasta arriba.” Es decir, en su totalidad. En el plano espiritual esto equivale a tener un conocimiento pleno del mensaje divino y cristiano. Un pasaje de Ezequiel 3:1-3 nos ilustra y ayuda a comprender cual es el mandato..

Juan 2:8. “Sacad ahora un poco…” Isaías 12:3; 55:1.

Juan 2:9. “…lo sabían los sirvientes…” Lea Juan 7:17 ¿Aquellas personas que deciden hacer la voluntad de Dios sabrán que fueron escogidas? Fue en aquella ocasión cuando los discípulos de Jesús captaron otro detalle que les hizo darse cuenta de quien era su Mesías.

Juan 2:10. “… primero el buen vino … luego el inferior …”

La vida natural es la que describe el Predicador en el libro de Eclesiastés. Por eso el Predicador dice con razón en el v.1 “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud …” porque viene el tiempo cuando (v.7) “… el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”.

Los primeros versículos de Eclesiastés 12 contienen una descripción pintoresca de la ancianidad y la muerte. Los vs.3-5 nos ayudan a entender el significado de las descripciones:

v.3 cuando tiemblen los guardias de la casa Los brazos y las manos temblando
v.3 y se encorven los hombres fuertes; Las piernas
v.3 cuando cesen de trabajar las molineras, porque habrán disminuido, La pérdida de la dentadura
v.3 y se queden a oscuras las que miran por las ventanas; Los ojos nos distingan los colores…
v.4 cuando las puertas de afuera se cierren, No tiene capacidad de ser activo
v.4 y se vaya apagando el ruido del molino; El ruido confunde mucho

v.4 cuando se escuche la voz del ave,

El insomnio

v.4 pero las canciones dejen de oírse;

La sordera

v.5 cuando se tema también a las alturas,

No son capaces de mantener el equilibrio

v.5 y se llene de peligros el camino,

La timidez

v.5 y florezca el almendro,

El cabello blanco

v.5 y la langosta sea una carga,

Apenas puede moverse.
v.5 y se pierda el apetito; La impotencia
v.5 porque el hombre va a su morada eterna, El funeral
v.5 y rondarán por las calles quienes hacen duelo; Los acompañantes

Es una verdad de la ancianidad que muchas personas no quieren admitir. Durante los años de la juventud, en raros casos, tenemos que luchar contra la enfermedad, la debilidad y las aflicciones. Desde este punto de vista y en la vida natural se puede considerar a la experiencia como “primero el buen vino”. Solamente cuando se experimenta se da cuenta de este “buen vino”. Pero pensar así es admitir que somos cortos de vista y que todavía no comprendemos con claridad el mensaje divino. Esperamos aquel tiempo cuando “el buen vino” será distribuido. Juntamente con Cristo seremos aquel “vino” en el Reino glorioso de Dios. “El buen vino” continuará para siempre.

Juan 2:11. “… Jesús … manifestó su gloria …” Moisés usó señales para mostrar que Dios estuvo con él, pero las señales manifestaron la gloria de Jehová no de si mismo (Éxodo 4:28-31; 15:7, 15). Entonces, notamos en Juan 2:11 que cada señal presenta un aspecto de la gloria del Mesías con relación a la gloria de la obra de Dios en Él.

En Juan 1:19, el autor empieza a hablar como testigo e historiador y nos presenta detalles particulares de Juan el Bautista:

  • “dando testimonio de sí mismo” ante los enviados del sanedrín, en Betábara al otro lado del Jordán, (vs.19-28), negando ser el Mesías, Elías o aquel profeta que Moisés menciona en Deuteronomio 18:15, 18; pero anunciando la llegada y el propósito de aquel que venia después de él (Juan 1:27).
  • El segundo testimonio del Bautista es dirigido a un grupo de discípulos, (vs.29-34), presentando a Jesús como Mesías – el Hijo de Dios -.
  • Su tercer testimonio se produce frente a dos discípulos, (vs.35-36), identificando a Jesús como el Cordero de Dios.

Esto equivale a confirmar que las señales son propias, única y exclusivamente, del Hijo de Dios que solo hace y dice lo que ve y escucha del Padre (Juan 5:19-30); es decir, ninguna señal es fortuita y mucho menos improvisada, sino que está predeterminada dentro del contexto de la decisión eterna y soberana de Dios.

Observamos que la señal es descrita como “principio de señales”. La palabra griega que Juan emplea para “principio” es archē (Número de Strong 746). Significa la “primera”, no cronológicamente sino en estatus. Esta señal se identifica en las Escrituras como una declaración central de la gloria de Jesús. Nos parece apropiado el término “prototipo” que designa una realidad a la vez original y ejemplar. Tiene valor de “principio”, un valor que engloba el de las señales que vendrán después.

Esta señal en Caná es una evidencia e invitación a sus espectadores a creer en Él, a trasladar su confianza de sí mismos hacia Jesús, el Hijo de Dios, pues este hecho vislumbra la soberanía del Padre Eterno.

El motivo principal de los propósitos de Dios es manifestar su propia gloria. Apunte algunas referencias que vengan a la memoria de esta gracia prometida – de la que nosotros también podemos participar en este propósito de Dios -.

 

La señal – una manifestación de la gloria de Jehová

  • La gloria, como propósito principal de Jehová, es la plena manifestación de todas sus perfecciones, la misma que da testimonio de la presencia activa y sobrenatural de Dios.
  • Las señales de Jesús también describen y revelan la gloria de Dios. De ahora en adelante cada señal argumentará a favor de la gloria de Dios en la medida que Jesús manifieste sus señales.
  • Juan 1:14 nos dice: «y vimos su gloria (Gloria como del Unigénito del Padre) lleno de Gracia y Verdad». El evangelista ha observado el objeto y reflexiona sobre él, lo escudriña, examinándolo con cuidado, lo estudia contemplándolo y considerándolo detenidamente (Juan 1:32; 4:35; 11:45; Hechos 1:11).
  • El agua toma una parte importante en el evangelio de Juan. Siempre es simbólica. (Juan 1:25-33; 2:1-11; 3:5,22; 4:1-15; 5:1-9; 7:37; 9:7; 13:5-17; 19:34).
  • ¿Se puede interpretar el “buen vino” como una representación de la sangre derramada por nuestro salvador?
  • El vino salió de las tinajas de piedra. ¿Indica que la esperanza viene por medio de la nación judía?
  • Se necesita la fe en Jesús y la obediencia a su palabra.
  • La “boda” nos anticipa la futura unión de la iglesia (la novia) con su novio (Jesucristo).
  • Los ministros de Jesucristo tienen que ser llenos “hasta arriba” de las enseñanzas de Cristo.
  • El propósito del evangelista es fortalecer y confirmar la fe de los creyentes en Jesús de Nazaret, Mesías, Hijo de Dios, subrayando para ellos el sentido profundo de su persona, de su existencia y de sus obras.

 

Señal 1: Una aplicación personal

Lo que la ley no pudo alcanzar lo efectúa Jesús: la purificación de una vez y para siempre, en lugar de una purificación temporal. Por medio de Jesucristo la gracia de Dios es copiosa. No hay nada en el mundo que pueda agotar la gracia de Cristo. Hay suficiente para todas las necesidades humanas de todos los tiempos. Por eso ¿qué nos falta?
“Haced todo lo que él nos diga.”

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Continúa leyendo: Señal 2: La curación del hijo de un noble (Juan 4:43-54)
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