Las señales, en el evangelio de Juan, significan los milagros obrados por Dios y sirven para revelar verdades acerca de Él: como son su poder y su eternidad; además, muestran el amor y la misericordia hacia los hombres, quienes estaban sin esperanza ni salvación. Las señales también son la mejor forma de conducirnos al Hijo de Dios, Jesucristo.
Las señales:
Manifiestan la gloria de Dios.
Demuestran el poder de Dios.
Fortalecen la fe de sus discípulos.
Características de las señales.
Nuestra fe no puede estar cimentada solamente en señales, pues en su manifestación hay algo más trascendente que Dios quiere comunicar a los suyos: la fe en Su Hijo.
Mientras cumplía su ministerio aquí en la tierra, sus enseñanzas, instrucciones y todo lo que manifestaba en cuanto a su propia obra y persona ya configuraba el avance y la consumación de su reino.
Características externas de las señales en el Evangelio de Juan.
Las señales se producen en el mundo físico, concreto, histórico, geográfico, es decir, en donde podían ser observadas por la gente. Al respecto, las escrituras indican que las señales se manifestaron en lugares reales lo que demuestra su veracidad.
Juan 2:10 “Y se lo presentaron. Cuando el encargado del banquete probó el agua hecha vino, sin saber de dónde era, aunque sí lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua”.
Juan 4:52 “Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre”.
Juan 5:10 “Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo* no te es lícito llevar tu lecho”.
Juan 6:14 “Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo”.
Juan 9:7 “…y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo”.
Juan 9:15 “Volvieron, pues, a preguntarle también los fariseos cómo había recibido la vista. Él les dijo: Me puso lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo”.
Juan 11:44 “…y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir”.
Juan 21:12 “Les dijo Jesús: “Venid, comed.”
Notemos que en cada señal está involucrada principalmente la palabra y el poder de Dios. Es la palabra autorizada de Jesús la que desencadena las señales. No son fortuitas ni presuntuosas sino que confirman la perfección de su voluntad, amor, misericordia y gracia abundante.