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¿No te has fijado en mi siervo Job?

El primer ciclo de los discursos (Job 4-14)

Ciclo 1 (poema)
Elifaz (1) Capítulos 4-5 Bildad (1)

Capítulo 8

Zofar (1)

Capítulo 11

Job Capítulos 6-7 Job Capítulos 9-10 Job Capítulos 12-14
Elifaz, el temanita; Bildad, el suhita; y Zofar, el naamatita, de una manera directa, insinúan el estado de pecado de Job, invitándole al arrepentimiento si en realidad él hubiera pecado.
Elifaz

Job 5:8

 

 

 

Bildad

Job 8:6

 

 

 

Zofar

Job 11:14

 

 

 

Lea el primer discurso de Elifaz, el temanita, en los capítulos 4 y 5

Elifaz, el temanita le recuerda a Job cuántas veces él mismo ha apoyado a otros en momentos difíciles. Job tenía fama de gran consolador y ahora le faltaba valor para resistir su propia prueba. Los consejos de Elifaz no conmueven a Job. Es muy difícil darse ánimo uno mismo cuando se encuentra en medio de la tribulación.

 

Punto de reflexión

Job 4:5 “Mas ahora que el mal ha venido sobre ti, te desalientas…” ¿Por qué no es apropiado para esta situación?

Job 4:6-9 Elifaz pregunta a Job por qué no tiene plena confianza en Dios. “Yo he visto que quienes cultivan iniquidad y siembran injuria, eso mismo cosechan.” Hasta ahora, Elifaz tiene toda razón. Como el salmo 1 expresa claramente, existe una relación básica entre la santidad y el camino de los impíos. Jesús mismo lo afirma en Marcos 4:24. Por eso, Elifaz recuerda a Job que la santidad traerá su buena recompensa. Sin embargo, Elifaz está equivocado al creer que este principio teológico también funciona a la inversa cuando se afirma: “Job, como estás segando desastre, debes haber sembrado alguna iniquidad.” ¿Cuáles son las creencias religiosas en que Job debe basar su confianza?

Job 5:17 “Bienaventurado es el hombre a quien Dios corrige; por tanto, no desprecies la reprensión del Todopoderoso. “¿Será el mortal más justo que Dios? ¿Será el hombre más puro que el que lo hizo? ¿En qué manera es necesario reconocer la mano de Dios en el sufrimiento de Job? A la luz de su teoría causa-efecto del pecado, Elifaz da su consejo a Job. Argumenta que un “efecto” visible (el sufrimiento de Job) debe proceder de una causa evidente (el pecado de Job). Así Job debería dejar de defender su inocencia y empezar a asumir la responsabilidad de sus pecados. ¿Cómo es nuestra respuesta?

Job 5:18-27 Identifique las bendiciones de Dios si, según dice Elifaz, Job hubiera reconocido y admitido su culpa.

Con aire de suficiencia, Elifaz, el temanita, concluye su primer discurso (Job 5:27). Parece haber dicho: “Yo tengo toda la razón. Actúa de acuerdo con ella.”

Lea la primera respuesta de Job a Elifaz, el temanita, en los capítulos 6 y 7

Desde el punto de vista de Job, quien se encuentra sentado en las cenizas, todo parece totalmente incongruente, injusto y caprichoso. En los capítulos 6 y 7, Job empieza a enojarse. El enojo es, a menudo, la otra cara de la depresión y frecuentemente forma parte del dolor.

En este discurso aparecen tres tendencias:

Job 6:1–13. Job va mucho más allá de su posición en el capítulo 3. En aquél, había deseado no haber nacido y preguntaba por qué, ya que había nacido, es obligado a seguir viviendo. Los clamores de Job (vs. 5-6) tienen su razón de ser, así como los tienen las quejas del asno o el buey cuando sus necesidades no son satisfechas. Los deseos de Job no han sido satisfechos. Las palabras de Elifaz son insípidas y cuyo consejo no se puede tragar mejor que la “clara del huevo”. Pero ahora, anhela una muerte inmediata (vs. 8-9). La debilidad que vuelve a sentir Job no es tanto una debilidad física como psicológica. Ya no le quedan recursos interiores (v.13). Job declara que ni dispone de ayuda alguna ni tiene fuerzas en sí mismo para continuar.

Job 6:14–30. Job se dirige a sus amigos quejándose de que lo han privado de lo único que esperaba de ellos: su simpatía comprensiva. Expresa un ataque amargo y sarcástico contra sus amigos. Su depresión se ha convertido en ira. Empieza con indirectas, con la imagen de un arroyo o torrente temporal que nunca tiene agua cuando se necesita. Acusa a sus amigos de no haber pagado su deuda de amistad que sería su lealtad, la lealtad de la amistad y aceptación sin reservas pase lo que pase. Los amigos interpretan la “lealtad” como algo distinto. Habéis sido amigos en quienes no he podido confiar.

Job 7:1–21. Se dirige a Dios. Por ahora no le pide nada a Dios excepto que lo deje tranquilo para poder vivir el resto de sus días libre de dolor. Job ha tenido dos razones para hacer su sorprendente pedido de que Dios lo deje tranquilo (v. 16). La primera ha sido la miseria de su vida llena de dolor (vs.1–5). La segunda, la certidumbre de su próxima muerte (vs. 6–10). No tiene ya nada que perder. Pero de lo que tiene que quejarse es de que Dios, lejos de dejarlo tranquilo, lo trata como si fuera uno de los monstruos legendarios de las profundidades, Yam (el mar) o Tannin (monstruo marino) que tuvo que ser frenado por Dios (Job 38:8–11; Isaías 51:9).

¿Cuáles son las respuestas a las cuatro preguntas de Job en Job 7:17-21?

Job 7:17-18 Job parece referirse a Salmo 8:4-8

Job 7:19 ¿Por qué Dios no lo deja solo? (Salmo 139:23-24)

Job 7:20 ¿Qué importancia tiene el hombre para Dios? (Salmo 139:13-16)

Job 7:21 ¿Acaso no le corresponde a Dios perdonarlo? (Salmo 51:1-12)

Lea el primer discurso de Bildad, el suhita, en el capítulo 8

Bildad, como los demás amigos, cree que el sufrimiento es castigo y que la muerte de los hijos de Job es prueba del pecado de ellos. Comienza bruscamente. Las palabras de Bildad son como sal en la herida abierta. La mayor parte del discurso de Bildad (vs. 8–19) desarrolla el tema de que no hay efecto sin causa; la muerte de los impíos ilustra el tema. El discurso concluye con una nota comparativamente alegre (vs. 20–23).

 

Punto de reflexión

“Sal en la herida abierta” Comente en las dos primeras preguntas de Bildad, el suhita:
Job 8:2 “¿Hasta cuándo hablarás tales cosas…?”
Job 8:3 “Acaso torcerá Dios el derecho o pervertirá el Todopoderoso la justicia?”

Job 8:2-7. “La muerte de tus hijos.” Bildad, el suhita, utiliza la lógica para defender su doctrina de la retribución. El caso de los hijos de Job prueba la premisa de Bildad: Dios no puede ser injusto, Job o sus hijos tenían que haber pecado. Para Bildad no existe el sufrimiento inmerecido.

Job 8:8-10. Bildad invita a Job a que ponga atención en la historia. Presenta dos razones para mantener su teoría.

¿Cuáles son las figuras que Bildad utiliza en los vs. 11-19 para describir la precaria situación de los impíos?
En dos escenas (vs. 11–13, 14–19), cada una concluyendo con su propio resumen, presenta el destino de los que viven sin Dios con una imagen del mundo de la naturaleza, queriendo decir que donde hay castigo tiene que haber también culpabilidad.

Job 8:20–22. Bildad termina con una nota de esperanza: “Dios no rechaza al íntegro” (v. 20). Y es obvio que cree que Job aún puede dar pruebas de ser un hombre íntegro. Pero la sabiduría de Bildad es demasiado superficial para la situación de Job. (Vs 21 y 22 son citas de los Salmos 126: y 132:18) Aquí también hay una cruel ironía. Porque si Job hace lo que Bildad recomienda e “implora la gracia del Todopoderoso” (v. 5) y aprovecha su piedad para obtener la salida de su sufrimiento, ¿no estará, sin querer, probando que “el satán” tiene razón, que Job no teme a Dios sin intención de recibir recompensa?

Lea la primera respuesta de Job a Bildad, el suhita, en los capítulos 9 y 10

En estos capítulos escuchamos la declaración más firme que Job haya hecho hasta ahora sobre su estado de impotencia (Job 9:3, 4, 14–20, 30, 31) y de sentirse atrapado (9:15, 20, 27–31). Sobre todo vemos su creencia de que toda la aparente preocupación de Dios por él a lo largo de su vida no ha sido realmente para su beneficio sino con el fin de adjudicarle una culpa: “Pero tú ocultas algo en tu corazón… observar si yo pecaba.” (Job 10:13-14). No sorprende que Job concluya este discurso repitiendo su deseo de no haber nacido (10:18-19; 3:3–13) y clamando a Dios que lo deje tranquilo durante los pocos días que le quedan antes de su muerte (10:20–22; 17:16)

Job llega al punto más profundo de su depresión. Se ve a sí mismo cansado y condenado, pero sin saber por qué. Job ve a Dios como un Juez injusto. Identifique en los capítulos 9 y 10 los términos que se usan en los tribunales de justicia.
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Punto de reflexión

Job 9:33. Job reclama un intermediario. Es más, está seguro de que vive.
El clamor de Job nació de dos cosas de las cuales él estaba consciente:

  • La pasmosa grandeza y majestad de Dios (Job 9:2-10)
  • Su propia pequeñez (David tuvo el mismo sentimiento). Salmo 8:3-4.

De esta doble toma de consciencia surgió el sentido de necesidad. La necesidad fundamental era la de alcanzar a Dios. Esta era la dificultad de Job. No había quien pusiera su mano sobre ambos (Job 9:33b). El intermediario (árbitro o mediador) era la persona que actuaba en los juicios, escuchando a ambas partes contendientes y conciliando en lo posible. Siendo que tal persona no existe, ya que nadie tiene mayor autoridad que Dios mismo.

Job dijo: “No hay árbitro.” La respuesta de Pablo es: “Hay un mediador.” (1 Timoteo 2:5)

Uno ha sido hallado: “Jesucristo hombre” que con el poder de Dios posa su mano, con autoridad, sobre el hombre. Esa autoridad que sugiere asociación y comunión (Campbell Morgan, pág.23). Sin embargo, es una respuesta del Nuevo Testamento y no debemos asumir que Job estaba pensando en Cristo en este momento.

Job 10:1–22. Job no se contenta con hablar de Dios en tercera persona, sino que sabe que como está tratando con el propio Dios, es a Dios a quien debe dirigirse. El discurso consta de cuatro partes: su intención (vs. 1-2); el repaso de las motivaciones de Dios para tratar a Job como lo ha hecho (vs. 3–7); la contradicción entre los propósitos reales y aparentes de Dios al crear a Job y al mantenerlo con vida (8–17); y su apelación para ser liberado de la presencia opresiva de Dios (vs. 18–22).

En Job 10:3-7, Job especula sobre los motivos de la conducta de Dios hacia él. Escriba su comentario de cada una de las posibilidades que Job presenta delante de Dios.

v.3

v.4

vs.5-7

Job 10:8-17. Tenemos aquí una hermosa descripción realizada por Job de la creación hecha por la mano de Dios y de cómo la preservara. Si Dios le dio forma como el alfarero elabora sus cuidadosas vasijas, ¿por qué ahora ha de hacerle pedazos otra vez? Nuevamente expresa su deseo de que termine su vida. Job califica a la muerte como “la tierra de las tinieblas, la oscuridad, el desorden, lóbrega como sombra, la luz como densas tinieblas.” (vs. 21-22)

Lea el primer discurso de Zofar, el naamatita, en el capítulo 11

Zofar, el naamatita, es el menos comprensivo de los tres amigos. Su mensaje a Job es directo: “Estás sufriendo porque Dios sabe que eres un pecador secreto (v. 6), por lo tanto, ¡arrepiéntete (vs. 13-14)!” Habla Zofar con palabras aún más duras que las de Elifaz y Bildad.

Identifique en los vs. 1-6 las cuatro razones de Zofar, el naamatita, para su reproche contra las palabras de Job.
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Job 11:7-12. ¿No existe una contradicción en el razonamiento de Zofar, el naamatita?

  • Zofar diserta sobre la inescrutable sabiduría de Dios.
  • Las profundidades y los límites de Dios están fuera de las apreciaciones del hombre.
  • Entonces, ¿cómo sabe Zofar que Dios pasaba por alto algunos de los pecados de Job?
Los pasos para llegar al arrepentimiento y obtener las bendiciones según Zofar
Los pasos Las bendiciones
v.13a v.15a
v.13b v.15b
v.14a v.16
v.14b v.17
v.18
v.19a
v.19b

Zofar, el naamatita, tiene razón cuando argumenta que la vida de fe debe estar basada en la penitencia y la obediencia y Dios otorga las bendiciones de la esperanza, la seguridad y la paz a su pueblo. Sin embargo Zofar, como sus amigos, sólo está diciendo la verdad a medias, ya que se equivoca al olvidar que, a veces, Dios también permite el sufrimiento imprevisible y aparentemente injusto, y al asumir que la solución para Job es el arrepentimiento. Pero se nota la ironía en todo esto porque todo lo que Zofar recomienda a Job ha sido la práctica constante durante toda su vida (1:1).

Lea la primera respuesta de Job en los capítulos 12, 13 y 14

Job le responde en el capítulo 12 donde rechaza el escarnio de Zofar y reafirma su propia perspectiva de la situación. Sus amigos no son omniscientes, por lo que el punto de vista de Job no debería dejarse de lado tan rápidamente.

En la primera parte de su discurso, Job se dirige a sus amigos (Job12:1-13:19) y en la segunda sección a Dios (Job 13:20-14:22). Todo lo que los amigos han dicho, Job ya sabe (12:3) pero entienden muy poco de sus dificultades y no les importa mucho (12:4-5). No comprenden mejor su problema que lo entienden las bestias, peces y aves (12:7-9).

Prosigue Job relatando numerosos casos de la sabiduría y el poder de Dios, “el consejo y la inteligencia”. Comente de los actos de Dios, aparentemente injustos, como señales de Su misteriosa sabiduría y poder espectacular en Job 12:14-25.

Punto de reflexión

  • Según Job, ¿en el capítulo 13 cuáles son los errores de Zofar, el naamatita, y sus amigos?
  • ¿Cuáles son las dos cosas que Job le pide a Dios?
  • Los amigos, ¿son mentirosos como dice Job, o están realmente equivocados?
  • ¿Cuál es, en resumen, el problema que Job tiene con Dios?

“Por qué escondes tu rostro y me tienes por enemigo?” (Job 13:24)

Job quiere que Dios se comunique con él. Quiere saber cuáles son sus pecados, por qué se esconde de él y por qué le trata como un enemigo. Job está cayendo hacia el abismo y la ansiedad persecutoria y la paranoia están tomando control.

Al pasar al capítulo 14, encontramos a Job reflexionando una vez más en el hecho de que Dios se le presenta como un destructor. Parece que hay esperanza para un árbol, ya que, si lo cortan, volverá a retoñar (Job 14:7) pero, en cambio, no la hay para él. Job evoca:

  • La melancolía y el lamento por ser la vida tan breve (14:1-6), por
  • La fatalidad de la muerte (14:7-17), y por
  • La ausencia de esperanza (14:18-22) .

 

Punto de reflexión

“El hombre que muere, ¿volverá a vivir?” (Job 14:14)

¿Qué es la vida después de todo? ¿Vale la pena vivir? Comenzó de una manera hermosa, como una flor que se abre pero que pronto ha de ser cortado. Si un hombre muere, si esa flor es cortada, ¿ese hombre, continúa viviendo? ¿Hay continuidad de la vida después de la muerte? ¿Es la vida algo más que la experiencia actual presente?

Este era el clamor de un ser humano, pidiendo más tiempo y espacio para la interpretación de la vida. Este hombre de fe e integridad se aferra a una esperanza diminuta, ¿quizás una esperanza en la resurrección?

¿Existe una respuesta? Ciertamente no la hay en el Libro de Job. La respuesta a la pregunta de Job vino con autoridad plena y final en Jesús (Juan 11:25.; 2 Timoteo 1:10)

Capítulo anterior: Los ciclos del discurso

Continúa leyendo: El segundo ciclo de discursos (Job 15-21)
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