Lea el primer discurso de Dios en Job 38:1-40:2: “Considera el misterio de la creación.”

Observaciones e interpretaciones del primer discurso de Dios

Dios ha hablado. ¿Qué significa lo que dice? Hay que observar el estilo del discurso. Dios no entra en diálogo con Job sino que hace declaraciones y revelaciones. En todo el discurso está el énfasis de la soberanía del Creador. Nosotros gozamos de toda la creación. La recibimos gratis. Es Su regalo. Diarias y sin número son Sus bendiciones y son la evidencia de que, como Creador, no es responsable ante nosotros.

Después de este “tour” por la creación, los seres humanos aprendemos una cosa importante. El punto de vista del hombre es que toda la creación debe tener un significado para él mismo. Dios corrige este punto de vista. El hombre es solamente una parte pequeña de toda la creación. La grandeza y majestad de la creación que comprende innumerables maravillas inexplicadas para el hombre anuncian la gloria y alabanza de Dios. Es para enseñarnos como debemos “hablar bien de Dios”.

Se nota el progreso del discurso.

Los versículos 1-21 revelan a Dios como el creador.
Los versículos que siguen revelan a Dios como protector de Su creación:

  • vs. 25-27) proveedor de la lluvia;
  • (v. 32) pastor de las estrellas;
  • (vs 39-41) jefe de los leones y cuervos;
  • (39:1-3) partera para las cabras.

Dios enseña a Job que no solamente crea las cosas sino que también las protege, ¡inclusive a Job!

 

El discurso contiene otra lección para Job.

Dios no solamente cuida Su creación sino que también sabe exactamente el momento de atenderla (38:22 “el día de la batalla”; 38:22 “el tiempo de angustia”; 39:2 “contar los meses”). Dios informa a Job que también llegará su tiempo para gozar de su cuidado. Es el tiempo que El sabe. Parece que Dios anuncia a Job que el momento de su restauración está cerca.

Existe un detalle en vs. 8-11 que nos llama la atención. Dios se refiere al mar como una metáfora de una característica mala. Es la descripción del mar como el “orgullo” que tiene que ser detenido o erradicado. En 7:12 Job se refiere al mar como una cosa mala. El orgullo es el único rasgo de la personalidad mencionado en el primer discurso. Es una referencia sutil pero implica un rol importante.

Se nota una progresión del contenido del discurso más y más hacia los animales. Cuando llegamos a ellos Dios desarrolla su discurso. Todos son salvajes. Aunque Dios nombra especies que han sido domesticadas por el hombre, especifica deliberadamente que Job considera aquellas especias salvajes: el asno montés (39:5), el búfalo (39:9). En el segundo discurso comprenderemos porque Dios dirige la atención de Job hacia los animales salvajes.

De los nueve animales mencionados observamos que todos son de la tierra y del aire pero ninguno del mar. Esto es sorprendente. La Biblia declara a Dios como el Creador de “los cielos y la tierra, el mar” (Éxodo 20:11; Nehemías 9:6; Salmo 146:6). Hay que preguntar ¿por qué no se mencionan a los animales del mar, especialmente cuando ha hablado de la creación entera? Otra vez regresamos al v.11 donde Dios identifica al mar como la fuente del orgullo. Por eso anticipamos una explicación amplia del tema en el siguiente discurso de Dios.

En todo lo que hemos considerado hasta ahora, comprendemos que: “Aunque el mundo para el hombre parece ser salvaje, Dios puede dominar todo. La vida de Job ha transcurrido como la de un salvaje; ha perdido todo. Sin embargo, el consuelo está cerca. “Job, si hay algo que no puede controlar, tráigalo a mí. Yo puedo.”

 

Job 40:3-5 Primera respuesta de Job: “Una respuesta insatisfactoria”

Job no expresa sumisión, humillación ni derrota. Acepta que es indigno, ya que comprende las limitaciones de su entendimiento ante el discurso que Jehová ha pronunciado. Pero hasta el momento nada tiene que objetar, su caso todavía queda en pie. Dios le ha instado a contestar y Job invita al Señor a continuar su discurso. Job pone su mano sobre su boca (v. 4) porque todavía nada tiene que agregar.

Sin embargo comprendemos que la respuesta de Job es inaceptable para Dios. Parece que Job no ha entendido el significado del primer discurso de Dios. Se nota la respuesta de Dios en 40:7-14

«Ahora cíñete la cintura como un hombre: yo te preguntaré y tú me contestarás. ¿Invalidarás tú también mi juicio? ¿Me condenarás a mí, para justificarte tú? ¿Tienes tú un brazo como el de Dios? ¿Truena tu voz como la suya? «Adórnate ahora de majestad y alteza, vístete de honra y hermosura. Derrama el ardor de tu ira; mira a todo altivo y abátelo. Mira a todo soberbio y humíllalo, y destruye a los impíos dondequiera que estén. Entiérralos a todos en el polvo, encierra sus rostros en la oscuridad. Entonces yo también declararé que tu diestra puede salvarte.”

En su aflicción, Job había suplicado a Dios pero Él no oyó nada. Apeló a Dios en su ira pero fue corregido por Elihú. Finalmente Dios le ha respondido y aparentemente Job ha escuchado que es inferior y no tiene el derecho de cuestionar a Dios. En este momento es posible que Job haya decidido no preguntar: “No puedo recibir la justicia ni la ayuda. Dejo el tema.”

Sin embargo, Dios sabe que Job es capaz de ofrecer una mejor respuesta. Le desafía a “llevar su cruz” y seguir adelante. Durante esta parte del diálogo, Dios presenta un indicio sobre el significado de sus discursos. Se centran en: el orgullo de los seres humanos.

 

El interés de Dios en el orgullo de los seres humanos

Consideremos como ese interés ha sido desarrollado. Comparamos dos discursos.

En los dos discursos identificamos la soberbia (el orgullo) como la amenaza principal para la salvación de los seres humanos. En el discurso de Dios observamos el uso de la personificación metafórica de la necesidad de restringir las olas orgullosas del mar.

Eliú había anticipado la salvación como el contexto del discurso de Dios. Su argumento podría ser que si Job hubiera tenido la capacidad de dominar al hombre orgulloso no habría necesidad de Dios y por eso podría ganar su propia salvación. Lastimosamente no es así, pero contiene una lección sincera e importante: El orgullo es un enemigo y sólo Dios puede controlarlo y derrotarlo. Este tema nos presenta con una entrada en el significado del segundo discurso de Dios.

Lea el Segundo discurso de Jehová (Job 40:6-41:34): “Controlando la bestia”

(Reproducimos el resumen de Job 40 hasta 41:34 del “Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno”)

40:15–24 El Behemot. El tema del cap. 39 continúa, pero en lugar de breves pantallazos de la creación animal, aquí se presentan dos descripciones afectuosas del Behemot, el más feroz de los animales terrestres, y el Leviatán, la más temible de las criaturas marinas. Antes el enfoque era más en el misterio de la creación animal; ahora el tema es el terror y, a la vez, el esplendor de dos criaturas de Dios. El Behemot (“la gran bestia”) ha sido identificado como el cocodrilo, el búfalo salvaje, el hipopótamo o una criatura mítica. Las descripciones del Behemot y del Leviatán contienen mucha exageración poética, pero pareciera que su intención es presentar criaturas reales. Son también simbólicas del caos, y el hecho de que Dios los haya creado demuestra su control sobre las potencias caóticas que pudieran amenazar su universo.

El Behemot es una obra maestra (19), lit. una de las primeras obras de Dios (ver nota de la RVA), una referencia a Gén. 1:21, donde los “grandes animales acuáticos” son los primeros animales mencionados. Su alimento principal es la hierba (15); su hábitat es el cañaveral y el pantano junto al río (21). Resulta un poco extraño que las montañas produzcan comida para él (20), aunque los hipopótamos suben empinadas cuestas en busca de alimento. Su fuerza es legendaria (16–18) y no puede ser conquistado por los seres humanos (Sólo su Hacedor le puede acercar su espada, 19) ni pueden atraparlo con una soga atada a su nariz (24). Un río inundado no le causa ningún temor, y “firme está aunque un Jordán le llegue hasta la boca” (23; BJ). Aun su cola, aunque corta y pequeña, tiene la fuerza de un cedro (17).

41:1–34 El Leviatán. Se ha especulado que el Leviatán puede ser una referencia al delfín, al atún o a la ballena, pero la opinión general es que se trata de un cocodrilo. Aparece en la mitología cana nea como Lotan, el monstruo de siete cabezas que mora en las profundidades y el AT hace alusiones a este ser mitológico (p. ej. Sal. 74:13, 14; Isa. 27:1). Así que el Leviatán aquí, como el Behemot, es símbolo de caos.

1–11 El Leviatán no es de ningún uso práctico para los seres humanos. No puede ser atrapado (1) ni domado (2) ni convertido en algo dócil y domesticado (3); no puede ser utilizado para servir al ser humano (4) ni como una mascota para entretener a los niños (5). No sirve para comer (6), ya que ni se lo puede atrapar (7). ¡Cualquiera que sea tan impru dente como para ponerle las manos encima no lo hará por segunda vez (8)! Verlo basta para ahuyentar a cazadores esperanzados (9). Los vv. 10 y 11 quizá sugieren que si una persona valiente se atemoriza y huye de la presencia de un cocodrilo, sólo un necio será tan imprudente como para acercarse al propio Dios. Pero quizá sea mejor tomar estas oraciones como referencias al Leviatán: “¿Quién le hizo frente y quedó salvo? ¡Ninguno bajo la capa de los cielos!” (BJ).

12–34 El lenguaje aquí es sumamente poético e imaginativo, y no hemos de buscar descripciones exactas. La doble coraza está formada por duras escamas (13); sus partes inferiores, especialmente de la cola, son como escamas puntiagudas (30), y su movimiento en el agua hace hervir … como caldera (31) al mar. Pero quizá el que lance fuego con su aliento (18–20) sea menos lit. El punto principal de esta poesía en honor al rey de todas las fieras arrogantes (34) es la maravilla y grandeza de esta criatura que resulta tan repulsiva y hostil a los humanos. Este es el clímax de los discursos del Señor a Job, y Job comprende la enseñanza: El sufrimiento es un cocodrilo, un hipopótamo aterrador y misterioso y, sin embargo, es también parte de la creación de Dios con su propio esplendor.

Después de considerar el comentario debemos continuar con nuestro propio análisis.

 

¿Por qué Dios presenta dos discursos?

¿Es esta una pregunta importante? No parece importante a primera vista. No quiere decir que Dios había olvidado decir algo en el primer discurso. Tampoco se encontró la necesidad de añadir más por causa del asunto planteado por Job en su respuesta.

En el primer discurso sugerimos que Dios se enfoca en la creación natural; en el segundo, en cambio, se refiere a la creación espiritual. Lo que encontramos durante nuestro estudio de la Biblia es que Dios habla y lo hace primeramente en un nivel físico y luego espiritual. Adjuntamos tres ejemplos breves:

Los dos Testamentos (pactos): La Ley Mosáica con sus prácticas representativas en las ofrendas físicas. El Nuevo pacto en Jesucristo con sus prácticas centradas alrededor de las disciplinas espirituales (2 Corintios 3:7-11)

Los reyes de Israel: El primer rey ungido fue Saúl, el “gigante físico” que falló. El rey David, el gigante espiritual” llamado por Dios como “un hombre conforme a su corazón”

El desarrollo de un discípulo. Primeramente nacido del vientre de su madre y luego renacido en un nivel espiritual para tener la comunión verdadera con el Padre Celestial (Juan 3:3-8).

Pablo escribe a sus “hermanos” en Cristo:

“Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal y hay cuerpo espiritual. Así también está escrito: «Fue hecho el primer hombre, Adán, alma viviente»; el postrer Adán, espíritu que da vida. Pero lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.” (1 Corintios 15:44-46)

 

Las bestias

Hay que notar el énfasis del comentario de “Siglo Veintiuno” centrado en las dos bestias físicas. La opinión general es que el Behemot puede ser el hipopótamo y se ha especulado que el Leviatán puede ser una referencia a un cocodrilo.

Nuestra conclusión es que estas descripciones no encajan por las siguientes razones:

Es posible que Job, después del segundo discurso, haya entendido algo de lo que Dios quiso comunicarle en su primer discurso. Asumimos esto porque la respuesta de Job fue rechazada por Dios en la primera ocasión pero no sucedió lo mismo con su segunda respuesta. ¿Es posible creer que Job llegó a un entendimiento fundamental de una consideración de un hipopótamo y un cocodrilo? No tiene sentido si el segundo discurso de Dios es nada más que una continuación del primero.

Las descripciones de los dos animales no corresponden a la realidad. En cambio, en el primer discurso las descripciones de los nueve animales sí se sujetan a la realidad. (Lea 40:17 y 41:18-20).

Hay que recordar la lamentación de Job en un capítulo anterior. Su primera lamentación se refiere a Leviatán:

«¡Perezca el día en que yo nací y la noche en que se dijo:»Un varón ha sido concebido!»… Apodérese de aquella noche la oscuridad; no sea contada entre los días del año ni entre en el número de los meses. ¡Ojalá fuera aquella una noche solitaria, que no hubiera canción alguna en ella! Maldíganla los que maldicen el día, los que se aprestan para despertar a Leviatán.” (Job 3:3-8).

La intensidad y el poder de este grito no tienen significado si Job hace referencia a tan solo un cocodrilo. Parece que Job comenta de algo que puede crear caos en la tierra.

Evidencias para respaldar la sugerencia que Behemot y Leviatán representan el orgullo humano.

Establezcamos nuestra posición concerniente a Behemot y Leviatán y luego trataremos de defenderla. Afirmamos lo siguiente:

  • Behemot y Leviatán son bestias espirituales.
  • Behemot y Leviatán son en realidad una progresión de una y misma bestia.
  • La única bestia es el orgullo humano.
  • El orgullo humano es “el satán”, el opositor de Dios presentado en los primeros dos capítulos.
  • Dios habla para revelar la identidad de “el satán”, el carácter escondido desde el prólogo.

El fundamento de nuestra creencia de que Behemot y Leviatán es la representación espiritual de “el satán”, el orgullo humano, es el siguiente:

  • Hemos sugerido que Dios enfoca primeramente lo natural y luego lo espiritual.
  • Las descripciones de Behemot y Leviatán son de un nivel completamente diferente de las descripciones de las nueve bestias en el primer discurso. En el primer discurso de Dios, las nueve bestias son presentadas en 33 versículos. En el segundo discurso, 44 versículos son asignados a las dos bestias.
  • Las descripciones de las nueve bestias son netamente físicas. Las descripciones de las dos bestias, en cambio, son características de la personalidad espiritual.
  • Las características de Leviatán concuerdan con la humanidad, especialmente con el hombre orgulloso. Ahora identificamos algunas características de Behemot:

«Él es el primero entre las obras de Dios, y solo el que lo hizo puede acercar a él la espada.” (Job 40:19). Naturalmente se interpreta como el hombre quien recibió la soberanía de la creación.

“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Los bendijo Dios y les dijo: «Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla; ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y todas las bestias que se mueven sobre la tierra». (Génesis 1:27-28)

No se puede imaginar el hipopótamo como literalmente “el primero entre las obras de Dios” en vista de lo que dice Génesis 1:27-28.

Behemot tiene “huesos, fuertes como el bronce y sus miembros como barras de hierro.” (Job 40:18). Existen varios pasajes en donde hierro y bronce aparecen juntos como en los siguientes ejemplos:

Deuteronomio 33:25 “Hierro y bronce serán tus cerrojos, y como tus días serán tus fuerzas.”

Salmo 107:16 “…porque quebrantó las puertas de bronce y desmenuzó los cerrojos de hierro.”

“Porque yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de hierro y como muro de bronce contra toda esta tierra, contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes y el pueblo de la tierra.” (Jeremías 1:18)

La característica física de los dos metales es la dureza. Ahora se encuentra una lección espiritual del orgullo terco de los seres humanos con respecto de los metales en Isaías 48:4, 6, 8:

“Por cuanto sé que eres duro, que una barra de hierro es tu cerviz, y tu frente de bronce…Lo oíste y lo viste todo, ¿y no lo anunciaréis vosotros? Ahora, pues, te he hecho oir cosas nuevas y ocultas que tú no sabías….Sí, nunca lo habías oído ni nunca lo habías sabido. Ciertamente no se abrió antes tu oído, porque sabía que siendo desleal habías de desobedecer; por tanto te llamé “rebelde» desde el vientre”.

“Quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo, y haré vuestro cielo como hierro y vuestra tierra como bronce.” (Levítico 26:19)

“Todos ellos son rebeldes, porfiados y calumniadores. Son bronce y hierro; todos ellos son corruptores.” (Jeremías 6:28)

En estos pasajes, Dios usa la figura del hierro y del bronce para describir la arrogancia de su terco pueblo.

El inicio y el cierre del discurso de Dios se refieren al mismo tema:

«Ahí está el Behemot: yo lo creé, lo mismo que a ti. Come hierba, como el buey.” (Job 40:15)

No existe una prueba que Behemot representa a los seres humanos en estas referencias. Realmente describe a algunos de los animales creados en el sexto día. Sin embargo, el versículo ayuda a Job a comprender que Behemot fue creado tal como Dios creó a Job. Es como si la bestia estuviera al acecho en el corazón humano. Por consecuencia directa, el mensaje del discurso puede ser: “Si eres un hijo mío, tienes que dominar la bestia. La Palabra de Dios puede controlar aquella bestia. ¿Puedes hacerlo tú también?”

“Menosprecia toda arrogancia y es rey sobre toda otra fiera».(Job 41:34)

Sin duda la criatura más arrogante y orgullosa en todo el mundo es el hombre. Solamente hay que leer como un ejemplo lo que dice Nabucodonosor en Daniel 2:4, 28-34. Es sugestivo que Dios humilló a Nabucodonosor para hacerlo como una bestia en el campo (Daniel 4:33). Hay dos cosas que comprendemos de estas experiencias:

  • Dios considera al orgullo como una bestia salvaje, y solamente la Palabra de Dios y no los esfuerzos humanos puede dominarlo.
  • No debemos olvidar la última frase del discurso de Dios: “…arrogancia y es rey sobre toda otra fiera” (Job 41:34).

Leviatán, la última y más feroz de las bestias, viene del mar. Dios definió el mar como la fuente del orgullo que debe ser controlado directamente por Él. (Job 38:8-11). Dios no menciona bestias del mar en su primer discurso en donde se concentró en el inocente estado salvaje de la creación natural. Continuó en Su segundo discurso hablando de la bestia feroz revolcándose en el mar del orgullo.

La figura relaciona bien con las metáforas bíblicas que representan los mares como las naciones, especialmente aquellas lejanas de la dirección de Dios (Apocalipsis 17:15 y también Lucas 21:25). Esto consolida la idea que la fuente del orgullo viene de la multitud de hombres que rechazan la influencia de su Padre bondadoso.

En otras referencias bíblicas de Leviatán, sabemos que la bestia representa a Egipto (Salmo 74) y Babilonia (Isaías 27). Ambas naciones llevaron al pueblo de Dios en cautividad hasta que fueron librados por Dios. En el nivel espiritual, Leviatán representa el pecado que mantiene en cautividad al discípulo de Dios. Es la decisión orgullosa de servirse a sí mismo y no al Creador (Romanos 7:24-25). Como en el caso de Egipto y Babilonia, la intervención directa de la mano de Dios es el único mecanismo por la cual un discípulo puede ser librado.

 

La respuesta de Dios

Hay que discernir el mensaje de Dios a Job. “El satán” dirige sus calumnias orgullosas contra Job y Dios. También llega a entrar en combate contra el hombre justo. Esto es inevitable porque son enemigos naturales. El hombre justo es capaz de refutar el pobre razonamiento pero no es capaz de vencer su orgullo – lo esencial de “el satán” -. El hombre justa llega a ser infectado por el orgullo de sí mismo.

Podemos ver que Dios habló en el momento oportuno para librar a Job. Dios había visto a Job languidecer bajo los ataques de “el satán” santurrón. Los discursos de Dios subrayan lo que había pasado. Si Job no puede controlar las bestias salvajes, es cierto que tampoco puede controlar LA BESTIA SALVAJE. ¿Lo ha visto recientemente? Y tal es la brillantez de Job que ¡recién al oir el segundo discurso de Dios, comprende! Ahora pueda empezar la restauración y la salvación de aquellos infectados por “el satán”.

Considerar a Behemot y Leviatán como las manifestaciones del orgullo humano que ningún hombre puede dominar es imprescindible para llegar a la conclusión de que el Todopoderoso Dios escucha las lamentaciones de Sus discípulos. Es el Dios de amor.

Capítulo anterior: Entra el mensajero (Job 32-37)

Continúa leyendo: Job entiende la respuesta de Dios (Job 42)
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