La situación que enfrenta Job es bastante dramática, de allí que sus amigos se han conmovido y decidido visitarlo. Pero este encuentro no se desarrolla como ellos hubiesen querido sino que sirve para que afloren sus verdaderos sentimientos.

En medio de un acalorado debate inesperadamente interviene un personaje que ha seguido de cerca los diálogos y que ha decidido dar su opinión. A diferencia de los otros visitantes, tiene una actitud conciliadora y, aunque parezca increíble, desempeña un papel protagónico en la historia del sufrido Job.

En efecto, habla Eliú. Resulta extraño que Eliú no fuera mencionado en el prólogo. Pero resulta aun más extraño que no se lo cite tampoco en el epílogo (Job 42:7–17) como si se nombra a los otros amigos. Y es más, los discursos de Eliú retrasan la respuesta de Dios a Job, que hubiéramos esperado inmediatamente después de Job 31:40 en donde “…terminaron las palabras de Job”. Cuando Dios finalmente contesta (Job 38–41) lo hace como si nada le hubiera interrumpido.

Se pueden identificar diferencias en tres categorías dentro de los discursos de Eliú y de los tres amigos. Como Eliú habla:

  • de los tres amigos
  • de Job
  • de Dios

En cada una de las tres categorías difiere mucho de los tres amigos.

1. Eliú proclama constantemente que Dios es la fuente de vida, justicia y sabiduría; que si alguna sabiduría tiene, viene de Dios.

“Ciertamente espíritu hay en el hombre, y el soplo del Omnipotente lo hace que entienda.” (Job 32:8; 33:4; 36:3)

En contraste, los tres amigos argumentan que ellos mismos son la fuente de su propia sabiduría como resultado de los años de vida y de experiencia.

Elifaz: “¿Qué sabes tú que nosotros no sepamos? ¿Qué entiendes tú que nosotros no entendamos? Cabezas canas y hombres muy ancianos hay entre nosotros, mucho más avanzados en días que tu padre.” (Job 15:9-10)

Zofar: “He escuchado una reprensión afrentosa y mi inteligencia me inspira la respuesta.” (Job 20:3)

2. Eliú anima a Job a alabar a Dios. Este consejo será importante cuando consideremos el tema principal del libro – “Hablar bien de Dios” -.

“Dios es excelso en su poder; ¿Qué maestro es semejante a él? ¿Quién le ha trazado su camino? ¿Quién le dirá: “Eso lo has hecho mal”? »Acuérdate de enaltecer su obra, la cual los hombres contemplan.” (Job 36:22-24)

Los amigos no mencionan la alabanza a Dios. Este silencio es significativo especialmente cuando le aconsejan a Job atender a su inteligencia y rectitud.

3. Eliú está muy enojado con los tres amigos por su condena a Job (Job 32:3). Rechaza sus argumentos porque los considera sin valor.

“Ahora bien, Job no dirigió contra mí sus palabras, ni yo le responderé con vuestras razones.” (Job 32:14)

4. Las emociones de Eliú son las mismas que manifiesta Dios (Como lo veremos más adelante). También en Job 32:3; 33:8-12 Eliú expresa las mismas ideas de Dios. En contraste, los amigos se enojan porque Job rechaza sus argumentos por carecer de valor.

5. Eliú limita su crítica a las declaraciones de Job, no a su vida pasada. En cambio, Elifaz, Bildad y Zofar hicieron observaciones acerca de su vida antes de las calamidades y le atribuyeron supuestos pecados. Eliú no lo hace. No se refiere a algunas de las circunstancias catastróficas. Implica que comprende que no puede explicar porqué habían pasado.

6. Eluí enfatiza que no se ve a sí mismo exaltado fundamentalmente sobre Job. La única exaltación que Eliú expresa y admite es que Dios está por encima de todos.

“Heme aquí a mí, en presencia de Dios, lo mismo que tú: del barro fui yo también formado. Por eso, mi terror no te espantará ni mi mano pesará sobre ti.” (Job 33:6-7)

En contraste, los amigos no se sientan junto a Job para hablar bien de Dios, sino que construyen barreras y se distancian entre ellos mismos y con Job en sus discursos (Job 5:27; 18:2). El sentido de compañerismo que Eliú construye cuidadosamente le permite hacer observaciones correctivas que son escuchadas por Job.

7. Parece un punto de poca importancia pero Eliú llama a Job 10 veces por su nombre durante su discurso – directamente en la segunda persona e indirectamente en la tercera persona – (Job 32:,14; 33:1. 31; 34:5, 7, 35, 36; 35:16; 37:14).

Con el uso del nombre se gana respeto, confianza y se desarrolla un ambiente de compañerismo. Se nota la diferencia entre el comportamiento de Eliú y el de los tres amigos.

8. Eliú quiere que Job sea justificado. Esto es lo que expresa en Job 33:32.

“Si tienes razones, respóndeme; habla, porque yo te quiero justificar.”

Los amigos no hablan así. Condenan a Job y le obligan a confesar los pecados que no había cometido.

9. Eliú argumenta que la eliminación del sufrimiento es un acto discrecional de Dios y no necesariamente una consecuencia de evitar el pecado.

“Pero si el hombre tiene a su lado algún elocuente mediador, muy escogido, para anunciarle su deber y decirle que Dios tiene de él misericordia, que lo libra de descender al sepulcro, que hay redención para él, entonces su carne será más tierna que la de un niño y volverá a los días de su juventud.” (Job 33:23-25).

Los amigos sugieren equivocadamente que la salvación de Job está en sus propias manos por medio de la retribución directa. Si evita el pecado (que asumen que había cometido) entonces Dios está lógicamente obligado a restaurar sus fortunas.

10. Dios no critica a Eliú.

Al final Dios reprende a los amigos porque no han hablado bien de El. En cambio, a Eliú ni lo menciona ni lo sanciona. Esta diferencia es muy importante porque el parámetro ideal para determinar si un hombre es bueno o malo lo determina la forma como Dios le responde.

Debemos investigar más a este hombre enigmático.

Eliú, un heraldo de Dios

La intervención de Eliú en el debate es oportuna y decisiva para entender su rol. Job es un hombre recto, amado de Dios y desea una audiencia con su Padre Celestial. Es en este contexto en que se debe considerar la aparición de Eliú. Usa el pronombre “EL” para referirse a Dios y es un personaje de carácter diferente a los que han hablado anteriormente. Su punto de vista sobre el sufrimiento es distinto al de los tres amigos. Se esfuerza por dar respuestas a Job y a sus lamentos ante Dios en vez de repetir una y otra vez el tú-tienes-lo-que-te-mereces como habían hecho los otros visitantes. Es un siervo fiel. Es un enviado del Señor que viene a convertirse en un mensajero. Y hay que recordar que Jehová siempre envió a alguien para que lo anunciara.

“Yo envío mi mensajero para que prepare el camino delante de mí. Y vendrá súbitamente a su Templo el Señor a quien vosotros buscáis y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros, ya viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.” (Malaquías 3:1)

El Señor promete que vendrá cuando Su presencia sea fervientemente deseada por quienes le sirven. La cita de Malaquías fue anunciada a los Israelitas en el mismo tiempo del profeta precisamente porque el pueblo no buscó al Señor. El profeta comienza por acusar al pueblo de cansar al Señor con sus quejas cínicas (Malaquías 3:13–15). Ahora que la población ha regresado a la tierra prometida y el templo había sido reconstruido, ¿qué había pasado con la promesa de la restauración de la prosperidad, prominencia y riqueza internacionales? En realidad, Israel estaba experimentando una continua presión social, política y también una crisis económica.

En la misma profecía, el Señor revela que nunca cambia (Malaquías 3:6). Significa que Su promesa es eterna y permanece por todos los tiempos. Por eso la promesa aplica a los días de Job. Añadimos más hechos:

  • Santiago enseña: “…La oración eficaz del justo puede mucho.” (Santiago 5:16)
  • Job es uno de los hombres más justos: “…y estuvieran en medio de ella Noé, Daniel y Job, vivo yo, dice Jehová, el Señor, que no librarían a hijo ni a hija. Solamente ellos, por su justicia, librarían sus propias vidas.” (Ezequiel 14:20)
  • El anhelo de Job es ser escuchado por Dios: “…el Señor a quien vosotros buscáis…” (Malaquías 3:1)
  • La oración de Job ciertamente es eficaz. Y eso se comprueba al final de la historia.

De esta evidencia concluimos que Dios vendrá a Job. No porque Job lo demande (aunque eso es lo que cree Job al final del debate) sino porque Dios lo ha prometido. Como dice Malaquías, primeramente enviará un mensajero para preparar el camino antes de El.

Cuando el Hijo de Dios vino al mundo para presentar su ministerio, Dios envió a “Elias” antes de él. Fue Juan el Bautista (Lucas 7:27). Si el Hijo de Dios es merecedor de que un mensajero vaya delante de él, cuánto más merecedor es Dios. Observamos que Elíu, el buzita, aparece precisamente antes de los discursos de Dios.

Eliú utiliza el mismo lenguaje que Dios usará en su discurso. Es importante notar esto porque Eliú, como el mensajero de Dios, refleja la dinámica entre Juan el Bautista y Jesús. Por ejemplo:

Juan el Bautista fue el primero en anunciar el mensaje de arrepentimiento:

“Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado pues este es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: «Voz del que clama en el desierto: “¡Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas!” (Mateo 3:2-3)

Al principio de su ministerio Jesús proclamó:

“Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” (Mateo 4:17)

Juan anticipa el mensaje de Jesús porque está en armonía con el propósito de la misión de Cristo.

Eliú anticipa pequeños fragmentos de los discurso del Todopoderoso porque está fielmente en armonía con el pensamiento de Dios.

Ejemplo 1:

Eliú: “Truena Dios maravillosamente con su voz. Hace grandes cosas, que nosotros no entendemos.” (Job 37:5)

DIOS: “¿Tienes tú un brazo como el de Dios? ¿Truena tu voz como la suya?” (Job 40:9)

Ejemplo 2:

Eliú: “Porque le dice a la nieve: “¡Cae sobre la tierra!”, y también a la llovizna y a los aguaceros torrenciales. Escucha esto, Job; detente y considera las maravillas de Dios.
¿Sabes tú cómo Dios las pone en concierto y hace resplandecer la luz de su nube?” (Job 37:6, 14-15)

DIOS: “¿Has penetrado tú hasta los depósitos de la nieve? ¿Has visto los depósitos del granizo, que tengo reservados para el tiempo de angustia, para el día de la guerra y de la batalla? ¿Puedes alzar tu voz a las nubes para que te cubra gran cantidad de agua?
¿Envías tú los relámpagos, para que ellos vayan, o para que te digan: “Aquí estamos”? (Job 38:22-23, 34-35)

Ejemplo 3:

Eliú: “Entonces se revela él al oído del hombre y le confirma su instrucción, para separar al hombre de su obra y apartar del varón la soberbia, para librar su alma del sepulcro y su vida de perecer a espada. (Job 33:16-18)

DIOS: “Derrama el ardor de tu ira; mira a todo altivo y abátelo. Mira a todo soberbio y humíllalo, y destruye a los impíos dondequiera que estén. Entiérralos a todos en el polvo, encierra sus rostros en la oscuridad. Entonces yo también declararé que tu diestra puede salvarte.” (Job 40:11-14)

Eliú está ausente en el epílogo. ¿Tiene importancia? Creemos que sí. Esto apoya la idea que Eliú desempeña, aunque parezca increíble, el rol de Juan el Bautista como mensajero. Juan mismo dijo:

“Respondió Juan:—No puede el hombre recibir nada a menos que le sea dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: “Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él”. El que tiene a la esposa es el esposo; pero el amigo del esposo, el que está a su lado y lo oye, se goza grandemente de la voz del esposo. Por eso, mi gozo está completo. Es necesario que él crezca, y que yo disminuya.” (Juan 3:27-30)

Las Escrituras enseñan que la naturaleza de un heraldo tiende a desaparecer una vez que su rol ha sido cumplido. Puede ser una explicación a la pregunta ¿por qué no se lo menciona después de su discurso? Aquí está otra lección para nosotros del concepto de “merecido”. Eliú cumplió fielmente su deber como siervo y el Maestro explica:
“Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: “Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos”. (Lucas 17:10)

 

Preparando un camino

Según el profeta Isaías, el rol de aquel “quien va antes” es descrito en Isaías 40:3-5:

“Voz que clama en el desierto: «¡Preparad un camino a Jehová; nivelad una calzada en la estepa a nuestro Dios! ¡Todo valle sea alzado y bájese todo monte y collado! ¡Que lo torcido se enderece y lo áspero se allane! Entonces se manifestará la gloria de Jehová y toda carne juntamente la verá, porque la boca de Jehová ha hablado».”

Anticipamos que Eliú se desempeñará de la misma manera que Juan el Bautista. Refuta las doctrinas contemporáneas y prácticas falsas e insta a arrepentirse. En fin, Eliú “nivelaría el camino” por medio de correcciones explícitas.

Primero, Eliú corrige la conclusión apresurada que Dios no escucha el lamento de los afligidos.

Job: “¡Clamo a ti, pero no me escuchas! ¡Me presento, pero no me atiendes!” (Job 30:20 también 31:35)

Eliú: “¿Por qué contiendes contra él, si él no da cuenta de ninguna de sus razones? Aunque lo cierto es que de una u otra manera habla Dios, pero el hombre no lo entiende. Por sueños, en visión nocturna, cuando el sueño cae sobre los hombres, cuando se duermen en el lecho, entonces se revela él al oído del hombre y le confirma su instrucción, para separar al hombre de su obra y apartar del varón la soberbia, para librar su alma del sepulcro y su vida de perecer a espada.” (Job 33:13-18)

Lo que exhorta Eliú es que el primer acto para la salvación del hombre es el despojarse de su propio orgullo. Identifica al orgullo como el primer enemigo que amenaza la vida.

En el segundo ejemplo, Eliú corrige la deducción de Job de que el Todopoderoso no es justo y para ver un ejemplo de la justicia tiene que mirar a Job.

Job: «¡Vive Dios, que ha quitado mi derecho, el Omnipotente, que ha amargado mi alma, que todo el tiempo que mi alma esté en mí y que haya hálito de Dios en mis narices, mis labios no hablarán iniquidad ni mi lengua pronunciará mentira! ¡Nunca acontezca que yo os dé la razón! ¡Hasta la muerte mantendré mi integridad! Aferrado estoy a mi justicia, y no cederé; mientras viva, no me reprochará mi corazón”. (Job 27:2-6 también 32:1)

Eliú: “Entonces Eliú hijo de Baraquel, el buzita, de la familia de Ram, se encendió en ira contra Job. Se encendió en ira por cuanto él se hacía justo a sí mismo más que a Dios.” (Job 32:2 también 34:12)

La obra de Eliú termina. Habla por Dios y le hace comprender a Job que Dios no le debe una respuesta. Job ha sido librado de su propia trampa. Es libre una vez más para restablecer su comunicación con el Todopoderoso. Ahora estamos preparados para entrar en la última etapa del drama. Durante los discursos de Eliú se estaba formando una tempestad. Ahora está lista para descargarse. El último orador se prepara y la tempestad estalla. El Todopoderoso habla.

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