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“¡Levantémonos Y Edifiquemos!”

Capítulo 11: Planificación y Administración

Capítulo 11: Planificación y Administración

“Y bendijo el pueblo a todos los hombres que voluntariamente se ofrecieron para habitar en Jerusalén.” (v.2)

El comienzo de este capítulo reanuda la narrativa que se interrumpió al final del capítulo 7.  Sin embargo, no parece provenir del relato propio de Nehemías sino de alguna otra fuente.  Esto indica que aunque gran parte del libro presenta el curso de acontecimientos desde el punto de vista de una persona.  Los cautivos que regresaban eran pocos en número comparados con la población de Jerusalén en los días de los reyes. Debido a que los muros habían sido reconstruidos sobre sus cimientos originales, la ciudad parecía escasamente poblada. Nehemías pidió a una décima parte del pueblo que vivía en las afueras de la ciudad que se trasladaran dentro de los muros para evitar que grandes áreas estuvieran despobladas. Aparentemente esta gente no quiso cambiarse a la ciudad. Sólo hubo algunos voluntarios y Nehemías echó suertes para determinar quiénes se tenían que mudar.

Vs.1-3 Los Métodos De Traer Gente A La Ciudad.

«1 Los jefes del pueblo habitaron en Jerusalén, pero el resto del pueblo echó suertes para que uno de cada diez fuera a vivir a Jerusalén, ciudad santa, y las otras nueve partes en las otras ciudades.

2 Y bendijo el pueblo a todos los hombres que voluntariamente se ofrecieron para habitar en Jerusalén.»

El problema de la población de Jerusalén reducida anteriormente fue resuelto echando la suerte (un sistema que, bajo la supervisión de los sacerdotes, se creía que revelaba la voluntad de Dios; ver 10:34). Una décima parte (o el diezmo; ver 10:37, 38) del pueblo estuvo de acuerdo en mudarse del campo a la ciudad (vs.1- 2). Sus nombres fueron registrados con gratitud (vs.3–19) porque en el caso de varios de ellos debe haber implicado bastantes inconvenientes. El v. 20 es una conclusión obvia para esta lista en particular.

La Administratión De Jerusalen

NEHEMÍAS
Gobernador

PETAÍAS
El servicio del rey

JUDÁ
El segundo en la ciudad (v.9)

JOEL
El jefe de Benjamín

ELIASIB
El Sumo sacerdote

SERAÍAS
Jefe de la casa de Dios (v.11)

ZABDIEL
Jefe de los sacerdotes (v.14)

SEMAÍAS, SABETAI y JOZABAD
Encargados de las obras fuera del templo de Dios (vs.15-16)

MATANIAS
El principal de alabanzas (v.17)

122 PORTEROS
(v.19)

ZIHA y GISPA
Autoridad sobre los sirvientes del Templo (v.21)

UZI
Jefe de los levitas (v.22)

«3 Estos son los jefes de la provincia que habitaron en Jerusalén; pero en las ciudades de Judá habitaron cada uno en su posesión, en sus ciudades: los israelitas, los sacerdotes y levitas, los sirvientes del Templo y los hijos de los siervos de Salomón.

4 En Jerusalén, pues, habitaron algunos de los hijos de Judá y de los hijos de Benjamín. De los hijos de Judá: Ataías hijo de Uzías hijo de Zacarías, hijo de Amarías, hijo de Sefatías, hijo de Mahalaleel, de los hijos de Fares,

5 y Maasías hijo de Baruc hijo de Colhoze, hijo de Hazaías, hijo de Adaías, hijo de Joiarib, hijo de Zacarías, hijo de Siloni.

6 Todos los hijos de Fares que habitaron en Jerusalén fueron cuatrocientos sesenta y ocho hombres de guerra.

7 Estos son los hijos de Benjamín: Salú hijo de Mesulam hijo de Joed, hijo de Pedaías, hijo de Colaías, hijo de Maasías, hijo de Itiel, hijo de Jesaías.

8 Y después de él Gabai y Salai; novecientos veintiocho en total.

9 Joel hijo de Zicri era el jefe de ellos, y Judá hijo de Senúa, el segundo en la ciudad.

10 De los sacerdotes: Jedaías hijo de Joiarib, Jaquín,

11 Seraías hijo de Hilcías hijo de Mesulam, hijo de Sadoc, hijo de Meraiot, hijo de Ahitob, jefe de la casa de Dios,

12 y sus hermanos, los que hacían la obra de la Casa; ochocientos veintidos en total. Adaías hijo de Jeroham hijo de Pelalías, hijo de Amsi, hijo de Zacarías, hijo de Pasur, hijo de Malquías,

13 y sus hermanos, jefes de familia; doscientos cuarenta y dos en total. Amasai hijo de Azareel hijo de Azai, hijo de Mesilemot, hijo de Imer,

14 y sus hermanos, hombres de gran vigor; ciento veintiocho en total; el jefe de los cuales era Zabdiel hijo de Gedolim.

15 De los levitas: Semaías hijo de Hasub hijo de Azricam, hijo de Hasabías, hijo de Buni;

16 Sabetai y Jozabad, de los principales de los levitas, capataces de la obra exterior de la casa de Dios.

17 Matanías hijo de Micaía hijo de Zabdi, hijo de Asaf, el principal, el que empezaba las alabanzas y acción de gracias al tiempo de la oración; Bacbuquías, el segundo de entre sus hermanos; y Abda hijo de Samúa hijo de Galal, hijo de Jedutún.

18 Todos los levitas en la santa ciudad eran doscientos ochenta y cuatro en total.

19 Los porteros: Acub, Talmón y sus hermanos, que hacían guardia en las puertas; ciento veintidos en total.

20 El resto de Israel, de los sacerdotes y de los levitas, vivían en todas las ciudades de Judá, cada uno en su heredad.

21 Los sirvientes del Templo habitaban en Ofel; y Ziha y Gispa tenían autoridad sobre los sirvientes del Templo.

22 El jefe de los levitas en Jerusalén era Uzi hijo de Bani hijo de Hasabías, hijo de Matanías, hijo de Micaía, de los hijos de Asaf, cantores según el servicio de la casa de Dios.

23 Porque había un mandato del rey y un reglamento que fijaba los deberes de los cantores para cada día.

24 Y Petaías hijo de Mesezabeel, de los hijos de Zera hijo de Judá, estaba al servicio del rey para todos los asuntos del pueblo.»

 

Los mencionados en los versículos 3–19 suman un total de 3.044.  Si esto representa un diez por ciento de la población de varones, podemos ver cuán pequeño era el remanente que estaba en la tierra. Nótese la mención de los cantores (vs.22–23). Los judíos no tuvieron canto durante los años de exilio (Salmo 137), pero ahora tenían el gozo del Señor como su fortaleza.

Vs.25-36 Lugares Habitados Fuera De Jerusalén

«25 En cuanto a las aldeas y sus tierras, algunos de los hijos de Judá habitaron en Quiriat-arba y sus aldeas, en Dibón y sus aldeas, en Jecabseel y sus aldeas,

26 en Jesúa, Molada y Bet-pelet,

27 en Hazar-sual, en Beerseba y sus aldeas,

28 en Siclag, en Mecona y sus aldeas,

29 en En-rimón, en Zora, en Jarmut,

30 en Zanoa, en Adulam y sus aldeas, en Laquis y sus tierras, y en Azeca y sus aldeas. Y habitaron desde Beerseba hasta el valle de Hinom.

31 Los hijos de Benjamín habitaron desde Geba, en Micmas, en Aía, en Bet-el y sus aldeas,

32 en Anatot, Nob, Ananías,

33 Hazor, Ramá, Gitaim,

34 Hadid, Seboim, Nebalat,

35 Lod, y Ono, valle de los artesanos.

36 Algunos de los levitas habitaron en Judá y Benjamín.»

Los versículos 25–36 catalogan algunos de los poblados fuera de Jerusalén, y 12:1–26 combina varias listas de sacerdotes y levitas.  Así que aunque este material no está directamente relacionado con la historia central de esta parte del libro, contribuye en su propia manera a la imagen de una comunidad que se estaba organizando de nuevo.

Todos los nombres de las ciudades en la lista figuran en Josué 15, menos Dibón, Jesúa y Mecona.

Esta lista de poblados en vs.25–36 es más extensa que la provincia de Judá en ese período.  La lista de Judá se concentra en el Neguev y la Sefela, mientras que la lista de Benjamín cubre las montañas centrales y la llanura costera.  Es posible que esto ofrezca los parámetros de la provincia persa.

Momentos Para Reflexionar…

  1. Dice en v.2 que Dios “bendijo el pueblo a todos los hombres que voluntariamente se ofrecieron para habitar en Jerusalén.” ¿Qué son las bendiciones en su vida que son el resultado de hechos voluntarios para con Dios?
  2. Se nota la necesidad de una variedad de personas para llevar a cabo todo el ministerio del   ¿En que manera se nota la misma necesidad en la ecclesia en el siglo XXI?
  3. Prepara una lista de las necesidades para el bienestar de la iglesia. Divide esta lista en dos columnas:
  4. recursos materiales y (ii) recursos humanos. Ahora identifica unas necesidades que se puede cumplir.
  5. ¿Qué oportunidades están para la predicación del Evangelio en su vecindad?
  6. Todo trabajo que se haga con amor es recordado por Dios (Hebreos 6:10). Nuestras recompensas finales serán recordadas en base a nuestra fidelidad, y no en base al aplauso del público.

Una Ofrenda Voluntaria Para Los Santos

Nehemías 11:2 dice:

“Y bendijo el pueblo a todos los hombres que voluntariamente se ofrecieron para habitar en Jerusalén.”

Buscamos otros ejemplos de personas que manifestaron una vida de buena voluntad.  Un ejemplo de esto se encuentra en Hechos 16:11-15.

Es interesante que Pablo iba  viajar a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió.  Por la noche tuvo una visión que consistió de un hombre diciendo ‘Pasa a Macedonia y ayúdanos’.  Entonces viajaron desde Troas a Neapolis que fue el puerto para la ciudad principal de la región, Filipos.

Aquí encontramos a Lidia, una vendedora de púrpura y originalmente de la ciudad de Tiatira conocida por sus telas teñidas de púrpura.  La Biblia no nos da muchos detalles pero es posible que ella vendiera vestidos y también la tela.  Púrpura fue un tinte morado muy costoso extraído de ciertos moluscos.  Como era mercancía de lujo se supone que Lidia era una mujer de buena posición económica.  Púrpura está mencionada en el Antiguo Testamento en conexión con el Tabernáculo.  El velo fue hecho de azul, púrpura, carmesí y lino torcido.  Son colores de realeza, mostrándonos la importancia de estos tintes desde hace mucho tiempo.

No sabemos si Lidia era judía, gentil o prosélita.  Pero sabemos que Filipos era una ciudad pagana y supersticiosa como vemos más tarde (v.16).  En todo caso sabemos que había convertido a Dios de Israel como dice en v.14 (comparamos Hechos 10:2).  Los sábados se juntaba con otras mujeres judías en el lugar de oración acostumbrado.

El v.14 nos dice que el Señor abrió el corazón de Lidia.  Pero ¿que tipo de corazón puede abrir Dios?  Y ¿como lo hace?  Bueno, en primer lugar podemos discernir que tipo de persona fue Lidia.  Sabemos que fue temerosa de Dios, y solía acudir a la ribera del río para orar a Dios los sábados.  Imagínese que ese día, sábado, los habitantes paganos de la ciudad no tenían la costumbre de cerrar sus tiendas y de descansar.  Por eso, Lidia estuvo confiando mucho en Dios para tener su bendición en un día cuando la competencia estaba trabajando en su ausencia.  Puso a Dios en primer lugar en su vida.

En segundo lugar, Lidia fue una persona guiada por sus principios.  Estuvo convencida de la realidad de Dios y de la necesidad de cumplir Su voluntad.  A pesar de muchas tentaciones de esta cuidad Lidia recurría al río los sábados para obedecer.  Hoy en día cuando la mayoría de la gente prefieren pasear o ir a compras los sábados (o los domingos, para nosotras) nos anima mucho leer de Lidia hace casi 2.000 años no tuvo miedo del paganismo de Filipos, sino fue al río y adoraba a Dios cada semana.

En tercer lugar, Lidia fue una persona con una mente abierta.  Como los demás judíos en aquella época todavía esperaban al Mesías.  Pero al oír el mensaje predicado, su corazón estuvo abierto para atender a lo que Pablo decía.  Nos dice que ya estuvo sentada y oyendo la palabra.  Lidia oyó, y con el corazón abierto llevó a la práctica lo que Pablo decía.  Fue bautizada junto con su familia.

Por fin, el corazón de Lidia le impulsó a continuar seguir a Dios después de su bautismo.  Ella les dio hospedaje a los apóstoles.  Lidia acostumbrada al trato del público, especialmente clases pudientes, no tuvo inconveniente de invitarles a su casa.  No lo hizo como un servicio para ellos sino que ‘nos obligó a quedarnos’ en respuesta a las palabras de Lidia ‘si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor’.  ¡Que si!

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