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Lecciones en el desierto

Estudio Tres: Conforme a tu dicho (Números 13-14)

Los israelitas llegaron a Cades en la frontera de Canaán. Este relato es, en cierto sentido, el centro del libro, ya que es aquí donde se lleva a cabo el corte decisivo entre la generación del éxodo y la de la entrada en Canaán. Aquí es donde se encuentran fijados sus destinos.

Objetivos:

  • Presentar un relato breve de los acontecimientos con respecto del reconocimiento de la Tierra Prometida;
  • Comparar las reacciones diferentes de los representantes de las doce tribus;
  • Identificar los desafíos para apropiarse de las promesas de Dios;
  • Reflexionar en la promesa del Reino venidero.

El desierto de Parán queda al sur de Canaán y desde aquí los exploradores podían estudiar la tierra. Hasta ahora el viaje había estado lleno de quejas, pero cuando los exploradores regresaron, la rebelión de Israel se convirtió en una catástrofe total.

Al comparar el relato de Números con Deuteronomio 1:20-23 se ve que el envío de exploradores tuvo su origen en la petición del pueblo a Moisés. 

Números 13:1-2 

“Jehová habló a Moisés y le dijo: “Envía unos hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; enviaréis un hombre por cada tribu paterna, todos ellos príncipes”.

Deuteronomio 1:21-22 

“Mira, Jehová, tu Dios, te ha entregado la tierra: sube y toma posesión de ella, como Jehová, el Dios de tus padres, te ha dicho. No temas ni desmayes”. Pero os acercasteis todos a decirme: “Enviemos hombres delante de nosotros, que reconozcan la tierra y a su regreso nos traigan razón del camino por donde hemos de subir y de las ciudades adonde hemos de llegar”.

Estas dos versiones aparentemente se contradicen. Pero en realidad se complementan. Moisés aclara que el envío de los exploradores fue el deseo del pueblo, no el mandamiento del Señor. Él permitió que se usara este plan para revelar al pueblo cómo eran en realidad sus corazones. Enviar gente para explorar la tierra implicaba que no creían en Dios. Si era la Tierra Prometida no necesitaban de previa exploración. No creían. Más aún, no querían. 

Triste es decirlo, pero la naturaleza humana prefiere andar por vista, no por fe. Una vez más aprendemos que son los hombres quienes deciden su destino. Dios no hace sino ratificar la voluntad del pueblo: Son libres, pueden optar.

Números 13:1–16 Los exploradores nombrados

Cada tribu fue representada por un líder. Estos eran diferentes a los que habían llevado a cabo el censo y presentaron las ofrendas cuando el tabernáculo fue dedicado. Quizá eran más jóvenes. 

Josué se le llama “el siervo de Moisés” y joven (Éxodo 33:11; Números 11:28). Moisés le cambió el nombre de Oseas a Josué (v.16), un cambio de significado de “él salva” a “el Señor salva”. Su traducción al griego es Jesús.

Le vemos como soldado en Éxodo 17:8–16. Éxodo 24:13 lo muestra con Moisés en el Sinaí. En Éxodo 33:11 está a cargo del tabernáculo de reunión. Números 13 le muestra como uno de los exploradores. Debido a que fue fiel en cada tarea que Dios le dio, Josué fue promovido de una responsabilidad a otra.

Números 13:17–25 Cuarenta días de exploración. 

Los exploradores fueron enviados a reconocer las dos regiones de Canaán, el Néguev en el sur y la región montañosa en el norte (v.17). Viajaron unos 400 km. hasta la frontera norte, cubriendo la tierra de la que se hablaba en la promesa de Dios (v.21). El hecho de que era el tiempo de las primeras uvas (es decir, finales de julio) indica que eran dos meses después de haber salido del Sinaí. Por supuesto, no regresaron de la exploración sino hasta mediados de septiembre.

Visitaron Hebrón (v.22), donde estaban enterrados los patriarcas (Génesis 23:17–20; 49:29–33; 50:13). Era un recordatorio poderoso de la promesa de Dios. Números nos cuenta que Hebrón fue construida siete años antes que Zoán (Tanis o Avaris), la capital de Egipto, edificada en 1700 a.C. (v.22). Se menciona a Hebrón probablemente porque se convirtió en herencia de Caleb (Josué 14:6–15).

Pero aquí, en el centro de la meta de Israel, estaban los anaquitas, quienes tenían buena reputación como guerreros (Deuteronomio 9:2). 

Según la lectura de Deuteronomio 9:1-7, sabemos que los israelitas fueron informados de que:

  • Iban a poseer la tierra de Canaán;
  • Iban a desposeer a naciones más numerosas;
  • Jehová estaría delante de ellos;
  • Jehová destruiría a sus enemigos.

Pasarían estas cosas: 

  • No por la rectitud del corazón del pueblo;
  • Por la impiedad de las naciones.

Los malvados serían arrojados porque:

  • Jehová hizo Su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.

Israel tuvo que recordar que:

  • Había provocado la ira de Jehová desde el día en que salieron de Egipto.

Números 13:16-20 En búsqueda de información. 

Moisés dijo a los exploradores dónde tenían que ir y en qué debían fijar su atención. Tuvieron que observar:

  • cómo es la tierra y el pueblo que la habita.
  • si el pueblo es fuerte o débil, escaso o numeroso.
  • cómo es la tierra habitada, si es buena o mala, si son campamentos o plazas fortificados. 
  • cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si hay árboles o no. 

“…y traed de los frutos del país.”

Números 13:25-33 Un informe desalentador. 

Las primeras palabras de los exploradores son “…llegamos a la tierra a la cual nos enviaste…” (v.27). Sin embargo, no dicen que el Señor era quien los había enviado, y no se menciona su promesa (Números 10:29). 

Mostraron el rico fruto y confirmaron que la tierra era donde ciertamente fluye leche y miel. Esto confirmaba las palabras exactas de la promesa de Dios en cuanto a la tierra (Éxodo 3:8, 17). Aún cuando la tierra era relativamente pequeña —240 km de largo por 96 km de ancho— sus florecientes laderas estaban cubiertas de higueras, dátiles y nueces. Era la tierra que Dios había prometido a Abraham, a Isaac y a Jacob.

Sin embargo, los exploradores enfocaron su atención sobre las ciudades fortificadas y sus poderosos habitantes, de los cuales algunos eran como gigantes, y declararon que la conquista era imposible. Las ciudades fortificadas de las que hablaron los espías estaban rodeadas por altas murallas aproximadamente de 6 m de ancho por 7.5 m de alto. Por lo general había guardias instalados en la parte alta, donde se tenía una vista dominante de todo el campo. Vieron los gigantes y se vieron a sí mismos como langostas (v.33); pero no vieron a Dios. “vimos (v.28)…vimos (v.32)…vimos (v.33)…” Sus ojos estaban en los obstáculos, no en el Dios que les condujo allá. 

[Números 13:28,33 Los “hijos de Anac” eran una raza de personas anormalmente grandes. La familia de Goliat puede haber descendido de estas personas ( 2 Samuel 21:16–22). Los hijos de Anac (v.33), también llamados nefilitas, eran gigantes que habitaron la tierra antes del diluvio. La palabra hebrea para gigantes es la misma que se usa en Génesis 6:4  Como probablemente desaparecieron con el diluvio, no se ofrece noticia sobre los antepasados de Anac.]

El informe de los exploradores fue, en cierta medida, objetivo, sin embargo, los hombres no pudieron sino inyectarle su propio pesimismo. La palabra “mal” (v.28) es una indicación de esto. El informe que presentaron era triste: Mal país, malos habitantes, malas tierras; ciudades amuralladas, gigantes; en fin, ni conviene ni se puede conquistarlo.

  La incredulidad siempre ve los obstáculos; la fe siempre ve las oportunidades. 

Números 13:30-14:12 Un conflicto al arbitraje divino

Sólo dos personas no estuvieron de acuerdo con la versión de los diez. Caleb tuvo que acallar a la gente (v.30). Más tarde nos damos cuenta de que Josué estaba de su lado (Números 14:6). Caleb mostró verdadera fe cuando dijo: “Subamos luego…” (v.30). El pueblo mostró incredulidad cuando dijo: “No podemos subir…” (v.31). Aquí hay que distinguir tres conflictos mezclados:

Caleb contra el pueblo (Números 13:30)

  • La argumentación se desarrolla en Números 14:7-9
  • En respuesta, el pueblo propuso apedrearlo (Números 14:10).
  • El Señor termina el debate (Números 14:22-24).

Caleb y Josué contra los diez exploradores (Números 13:31-33)

  • Caleb dijo “Subamos” (Números 13:30)
  • Los diez mantienen una opción derrotista y denigran al país (Números 13:32)
  • El Señor juzgó el asunto (Números 14:36-38)

Moisés y Aarón contra el pueblo (Números 13:30-14:12) 

  • Lo que Caleb dijo en Números 13:30 que abre los debates supone que Moisés había dado la orden de avanzar y que el pueblo se negó.
  • El pueblo se quejó contra Moisés y Aarón (Números 14:2-4).
  • Moisés no responde nada, sino que somete el asunto al arbitraje divino. La sentencia del Señor es radical (Números 14:5,12)

El pueblo ya había comenzado a quejarse otra vez. Es una trágica ironía que los exploradores estaban refiriéndose a las mismas naciones mencionadas en la promesa de Dios a Abraham (Génesis 15:18). Dios ya había indicado que los amonitas estaban “llegando al colmo” de su maldad y estaban siendo reservados para su juicio, el cual ejecutaría Israel (Génesis 15:16). 

Desde un punto de vista humano, la congregación de Israel daba la impresión tanto de desamparo como de desesperación. Los israelitas prefirieron aceptar el criterio de los diez exploradores antes de depositar la fe en Dios. Lamentándose de día y llorando de noche (v.1), murmuraron contra Moisés y Aarón. ¡Pensaron en el peligro de guerrear pero no en el de volver a Egipto sin Moisés, sin la nube, sin el maná y sin la protección de Jehová! El pecado del pueblo no era desesperación sino el hecho de que se creían personas autosuficientes (v.4).

Si hay dificultades en el camino del creyente, cuántas más hay en el de aquel que vuelve atrás.

Números 14:11–19 La intercesión de Moisés

Ellos rehusaron creer en Dios y lo trataron con menosprecio (v. 11). La verdadera falta de Israel fue pensar que Dios no era capaz de cumplir su palabra. La fe es en esencia la certeza de que Dios cumplirá lo que ha prometido. La incredulidad de Israel en este momento está en contraste con la fe de su antepasado Abraham (Génesis 15:6). Moisés permaneció suficientemente calmado para seguir intercediendo entre el hombre y Dios. La apelación de Moisés tuvo su base en:

  • La reputación de Dios con las naciones paganas (vs.15-16) 
  • La misericordia de Dios para perdonar (vs.17-19). 

(“misericordia” significa lealtad, fidelidad, amistad y constancia. Es notable las muchas veces que se encuentra esta palabra en el Antiguo Testamento.)

Números 14:20-38 La misericordia y juicio del Señor. 

Aunque Dios perdonó a Israel (v.20), lo disciplinó también.

Primer anuncio del juicio (vs.11-12)

Segundo anuncio del juicio (vs.20-25)

Tercer anuncio del juicio (vs.26-35)

Dios no exterminaría a Israel, pero sí impediría que esa generación que salió de Egipto, excepto Josué y Caleb (¿y los levitas?) entrara en la Tierra Prometida. Cada uno de los incluidos en el censo en Sinaí que se había quejado contra el Señor moriría en el desierto, tal como lo habían deseado. Sus hijos tendrían que soportar el desierto por 40 años. 

Vemos aquí un ejemplo del pecado de los padres y su efecto sobre los hijos. Tendrían que pasar 40 años antes de que pudieran entrar a la tierra prometida. 

En todo este capítulo hay una constante referencia al propósito del pacto, el cual es confirmado a los hijos (v.31): que Dios les daría la tierra.  El pueblo se dio cuenta de su error cuando ya era muy tarde. Deseaban recobrar su posición y procedieron a atacar la tierra (vs.39-45).

  • Primero, este es un caso donde el arrepentimiento vino muy tarde. 
  • Segundo, otra vez estaban menospreciando la palabra de Dios. 

El les había mandado que regresaran al desierto (v.25). Por lo tanto, cuando se dirigieron a Canaán iban solos y el Señor no estaba con ellos; el arca no salió del campamento (vs.42,44). 

–ooOoo—

…y ahora en el siglo XXI, ¿Cuál es nuestra ambición?

El Señor nos enseña en Mateo 6:32-33:

“porque los gentiles se angustian por todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”

“Buscar primero” este reino es desear primordialmente del reino de Jesucristo. Este deseo debe tener una influencia en nuestro hogar, matrimonio, familia, profesión y todos los aspectos de vida. Dar prioridad al reino de Dios significa dar nuestra primera lealtad a Jesucristo como rey. “Buscar primero” el reino de Dios incluye el deseo y la oración por la consumación de la llamada oración- el “Padre Nuestro”.

Dios es justo y desea que haya justicia en toda la comunidad humana. Los profetas hebreos denunciaron la injusticia, no solamente en Israel y Judá sino también en las naciones paganas. Hay que examinar si también tenemos este deseo de practicar la justicia en la vida personal, en la iglesia y en la vida pública.

Acabamos de leer Mateo 6:33 pero debemos fijarnos en el contexto del pasaje. El v.24 dice “No os angustiéis”. Jesús está enseñando una lección de la prudencia, de la serenidad y de la confianza en Dios. En los diez versículos (vs.25-34) Jesús establece siete distintos argumentos y defensas contra la preocupación (Barclay, W. (1995) Mateo Vol.1.Barcelona:CLIE.  págs. 293-298.) porque la preocupación es inútil, es ciega y esencialmente atea. ¡Recordamos la preocupación de los diez exploradores!  Por eso examinamos ahora nuestro corazón (Mateo 6:19-21), nuestra mente (Mateo 6:22-23), nuestra voluntad (Mateo 6:24).

Momentos para reflexionar sobre el estudio.

  1. ¿Dónde se originó la idea de enviar exploradores a Canaán?
  1. ¿Cuáles eran las características de Canaán?
  1. Describe la manera en que los exploradores:
    1. aumentaron el problema.
    2. menospreciaron los recursos.
  1. ¿Qué lección práctica deriva usted del episodio? Según lo que leemos en Números 13, escriba sus pensamientos de las frases siguientes:
  1. (vs.1-16) Hay que aceptar las promesas de Dios.
  2. (vs.17-22) Hay que recordar la fidelidad de Dios.
  3. (vs.23-27) Hay que repasar la generosidad de Dios
  4. (vs.28-33) Hay que recibir los recursos de Dios.

5. ¿Sobre qué bases en Números 14 formuló Moisés su intercesión?

6. ¿Qué nos enseña el capítulo 14 de la misericordia de Dios? 

7. ¿Qué podemos aprender de Caleb y su actitud frente a los obstáculos?

Capítulo anterior: Estudio Dos: El pueblo de Dios en marcha (Números 10-11)

Continúa leyendo: Estudio Cuatro: Controversia acerca de la autoridad (Números 16)
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