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Lecciones en el desierto

Estudio Cinco: La santidad del Señor (Números 20)

En el primer mes del cuadragésimo año, desde el comienzo de la peregrinación, el éxodo de Egipto, el pueblo el pueblo regresó por el desierto de Zin a la región próxima a Cades. El tema de Números 20 es la muerte de los tres líderes de los israelitas. La muerte de María (v.1) y Aarón (vs.22–29); el fracaso de Moisés que da lugar a su muerte fuera de la tierra prometida. Los años en el desierto concluyeron tal como se habían iniciado, con quejas. Es posible que la segunda generación estuviera copiando la conducta de la primera. 

Objetivos:

  • Investigar acontecimientos bíblicos relacionados a la provisión de agua en el desierto;
  • Proponer ecos en la Biblia que revelan el propósito de Dios en Cristo;
  • Formular criterio de fe; 
  • Identificar la gracia de Dios a su pueblo.

La generación de aquellos que vivieron en Egipto casi estaba extinguida, y la nueva generación pronto estaría lista para entrar en la tierra prometida. Moisés, Aarón, Josué y Caleb fueron de los pocos que quedaron de los que salieron de Egipto. Una vez más acamparon en Cades, el sitio de la primera misión espía que terminó en desastre. Ahora Moisés esperaba que el pueblo estuviera listo para un comienzo fresco.                        

El desierto de Zin se halla al norte del desierto de Parán en la península del Sinaí. En el mes primero: No es una fecha precisa; quizás se trate del primer mes del año cuarenta. Cades es el mismo Cades del capítulo 13, el lugar desde el cual fueron enviados los observadores alrededor de 40 años antes.

En este estudio nos concentramos en los versículos 2-13. Hasta aquí, los conflictos entre Moisés y el pueblo se decidían siempre en ventaja para aquél. Pero el que nos cuenta en Números 20 se resolverá en detrimento suyo. En este conflicto se pueden encontrar los elementos habituales de los conflictos anteriores:

  • El pueblo expone su necesidad (vs.2-3)
  • El pueblo hace a Moisés responsable de ella (vs.4-5)
  • Moisés y Aarón someten la petición del pueblo al Señor (v.6)
  • El Señor da la razón al pueblo y satisface su petición (vs.8,11)
  • El Señor niega a Moisés y Aarón, retirándole de su función (v.12)

La prueba de los líderes consiste en el cumplimiento de sus tareas. En el caso de Moisés, tuvo que guiar a los seguidores. Ya habían escuchado la misma queja en otras ocasiones. Por eso estos dos líderes necesitaban mostrar mucha paciencia. Como en ocasiones similares se repite su primera reacción: “se postraron sobre sus rostros” (v.6). porque sabían que las murmuraciones del pueblo despertaría la ira de Jehová.                                                   

Adjuntamos el relato de lo que pasó después: 

Toma la vara: Esto debe ser la vara de Aarón que estaba ahora delante del arca, en el Lugar Santísimo. 

Hablad a la peña: Muestra una manera distinta de realizar un milagro. La vara no era un instrumento con propiedades mágicas; por el contrario, era un medio que servía para que se manifestara el poder de Dios, aunque aquí la palabra hablada servía de vehículo al milagro.

Hablad a la peña:

Moisés… golpeó la peña: Dios había dicho a Moisés que hablara a la roca; sin embargo, Moisés la golpeó, no sólo una vez, sino dos. Al golpear la roca, Moisés desobedeció el mandamiento directo de Dios y lo deshonró en presencia de su pueblo.   

Moisés dijo: “¡Oíd ahora, rebeldes!  ¿Este reproche de Moisés es justificado?

¿Haremos salir agua de esta peña para vosotros?”  Moisés no le daba a Dios la gloria debida a su Nombre. Se exaltó a sí mismo lo cual se opone a la manifestación de la santidad del Señor. Debido a esto se le prohibió entrar en la tierra prometida. 

¿Acaso fue demasiado severo el castigo de Dios para Moisés? Después de todo, el pueblo lo había irritado, difamado y se había rebelado contra él y contra Dios. Allí estaban otra vez (20:5). Pero Moisés era el líder y el modelo de la nación entera. Tenía una responsabilidad tan grande ante el pueblo. 

El motivo se nos da al final (Números 20:12):

Pero Jehová dijo a Moisés y a Aarón: “Por cuanto no creísteis en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel, por tanto, no entraréis con esta congregación en la tierra que les he dado”.

Pero en las referencias siguientes el motivo es algo diferente:

Números 20:24 

Aarón va a ser reunido a su pueblo, pues no entrará en la tierra que yo di a los hijos de Israel, por cuanto fuisteis rebeldes a mi mandamiento en las aguas de la rencilla.

Números 27:14 

(Jehová dijo a Moisés) Pues fuisteis rebeldes a mi mandato en el desierto de Zin, en la rencilla de la congregación, no santificándome en las aguas a los ojos de ellos. Estas son las aguas de la rencilla de Cades, en el desierto de Zin.

En resumen, podría decirse que los hermanos pusieron obstáculos a la manifestación de la santidad del Señor por su falta de fe y desobediencia.

A pesar de estas explicaciones, hay que considerar otros puntos de vista:

1. Si se sigue la lógica de este relato de conflicto, la falta de Moisés debería buscarse al comienzo del asunto: La falta de agua se debería a culpa suya. El pueblo le reprocha precisamente que los ha llevado “… a este horrible lugar? No es un lugar de sementera, de higueras, de viñas ni de granados, ni aun de agua para beber.” (v.5). Moisés ha guiado mal al pueblo, y la sanción no puede ser otra más que su disposición; así lo confirma el libelo de la sentencia: “Por haber traído a la asamblea del Señor a ese desierto…no seréis vosotros quienes la introduzcan en el país.”  Moisés insultó al pueblo escogido con el reproche “rebeldes” (v.10). Esto significa que este calificativo no estaba justificado en aquella ocasión y que por tanto el pueblo tenía razón a acusar a su jefe.

2. Pero no parece que sea éste el género de falta del que habla el v.12. Habla de una falta de fe. ¿Pero en que manera? Puede ser que esta falta de fe: 

  • se manifiesta en el hecho de golpear dos veces la roca (v.11)
  • se expresa en la declaración del v.10 “¿Haremos salir agua de esta peña para vosotros?” Fue una evidencia de orgullo e incredulidad (v. 12). El punto más fuerte de Moisés era su mansedumbre (12:3), sin embargo aquí es donde falló. 

Moisés falló a la hora de abrir las nuevas avenidas por las que Dios quería que transitara su pueblo. Su actuación estuvo constreñida por sus experiencias anteriores. El método funcionó, pero Dios estaba disgustado a causa de la desobediencia de Moisés. La medida del éxito a los ojos del Señor no es el resultado del esfuerzo, sino la obediencia de sus siervos.

Salmo 106:32-33 añade más información:

También lo irritaron en las aguas de Meriba; le fue mal a Moisés por causa de ellos, porque hicieron rebelar a su espíritu y habló precipitadamente con sus labios.

  3. Otra consideración se encuentran en dos pasajes de Deuteronomio: 

“También contra mí se enojó Jehová por vosotros, y me dijo: “Tampoco tú entrarás allá.” (Deuteronomio 1:37)

“Pero Jehová se había enojado contra mí a causa de vosotros, por lo cual no me escuchó, sino que me dijo: “¡Basta!, no me hables más de este asunto.” (Deuteronomio 3:26)

Si Moisés no pudo entrar en la tierra prometida, fue por solidaridad con su generación, por causa de ellos. Moisés, el representante de la Ley debe permitir entrar a Josué (¿representante de la gracia?)

Cristo la roca herida (Números 20:1–13)

En Éxodo 17:1–7 ya se introdujo este tipo. En muchos lugares de las Escrituras, a Dios se le pinta como una Roca; y 1 Corintios 10:4 aclara que la Roca en Éxodo y Números es un cuadro de Cristo. 

(Un tipo es una representación o sea una ilustración divinamente ordenada para prefigurar, aclarar y enseñar alguna verdad de las Escrituras.)

Los hechos en Números 20 aquí contrastan con los de Éxodo 17. En el pasaje de Éxodo Dios le dijo a Moisés que golpeara la roca, lo que es un cuadro de la muerte del Señor en la cruz. Pero aquí se le dijo que le hablara, porque Cristo murió una sola vez. 

Cuando Moisés golpeó la roca usó la vara de Aarón y no la suya propia. Esta es la vara sacerdotal (Éxodo 17:1-). Esta es la explicación de por qué Moisés debía hablarle a la roca y no golpearla: Cristo nuestra roca ha resucitado de los muertos; es nuestro sumo Sacerdote viviente.. Una persona no tiene que salvarse una vez tras otra. 

–ooOoo–

…y ahora en el siglo XXI, ¿Cómo manifestamos la santidad en nuestra vida?

Para buscar una respuesta a esta pregunta, vamos al profeta Miqueas 6:8

“Hombre, él te ha declarado lo que es bueno, lo que pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, amar misericordia y humillarte ante tu Dios.”

El profeta se dirige a su pueblo como “hombre” para mostrar la validez y la aplicación universal de esta verdad. Aquí tenemos las demandas morales de Jehová. Consiste en tres elementos:

  • Una estricta adherencia a lo que es justo en todos los tratos con nuestros semejantes;
  • Un corazón determinado a hacerles bien;
  • Diligencia para vivir en comunión estrecha con Dios.

Lo que Dios requiere no son algunas cosa externas, sino ciertas cualidades del corazón. Son expresadas por la fe “que es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. (Hebreos 11:1).

Para poner en práctica la fe, enumeramos seis criterios para considerar:  

  • El riesgo – involucra un elemento el desconocido. Hay que entrar en el área de la incertidumbre. Sabemos que en todos los aspectos de la vida, Dios tiene el control, pero no sabemos hasta qué punto Él nos permitirá vacilar o sufrir antes de que intervenir.
  • La utilidad – alguien debe beneficiar de nuestra fe. ¿Cuáles son nuestros hechos para el bienestar de los demás?
  • El motivo – desarrollado en la profundidad de nuestro conocimiento de la gracia de Dios. No es un deseo de ganar crédito con Dios sino un deseo de mostrar a Dios que apreciamos lo que él ya ha hecho por  nosotros. No hacemos obras para ganar nuestra salvación. Las hacemos porque Dios ya nos ha dado la salvación en Cristo.   
  • La espiritualidad – ¿cómo podemos nosotros mismos y ayudar a otros a crecer en los frutos del espíritu?
  • Las promesas – la confianza en el cumplimiento de todo lo prometido por Dios.
  • La penalidad personal – un poco de incomodidad personal, emocional, física, financiera logística. ¡La fe cuesta!

La fe no es pasiva, ni abstracta. Es la ´certeza´ y la ´convicción´ de todo lo que Dios ha hecho por medio de Su Hijo, Jesucristo.

Momentos para reflexionar sobre el estudio.

  1. Lea Números 20:1-13 y describa lo que pasó en sus propias palabras.
  1. Identifique en todo el capítulo las crisis que Moisés tuvo.
  1. Para entender mejor la historia de la roca compare las dos situaciones casi idénticas en Éxodo 17 y Números 20. Identifique las diferencias.
  1. ¿Cúal es su opinión de la siguiente explicación:

“Vacilar en privado, es cosa de la historia personal. Vacilar en público, puede incidir en la de toda la comunidad.”

  1. ¿Por qué Jehová no permitió a Moisés entrar en la Tierra Prometida?
  1. ¿Qué lección aprendemos de la obra de Jesucristo de esta historia?
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Continúa leyendo: Estudio Seis: Estimando su herencia (Números 26:33)
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