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“Jesús Es El Cristo, El Hijo De Dios”

Capítulo 10: “La Luz Resplandece En Las Tinieblas”

Capítulo 10:

“La Luz Resplandece En Las Tinieblas”

(Juan 1:5)

Algunos teólogos sugieren que el prólogo del evangelio de Juan, los primeros 18 versículos, tuviera una existencia en forma de un poema originalmente independiente del cuarto evangelio. Por eso, investigamos tal sugerencia y pensamos que el prólogo no es algo adicional a todo lo que Juan escribió sino que es algo esencial para un mejor entendimiento del contenido del cuarto evangelio.

Dos ideas están claras de lo que leemos en el prólogo. Primero, el Logos (la Palabra de Dios) era en el principio. Segundo, el Logos llegó a ser carne. Es necesario entonces considerar el concepto de ‘discurso’ por medio de referencia a ‘la palabra anunciada’ en la creación. En ella veremos que las profecías acerca de Cristo habían hablado de él en el curso de los siglos.

Durante nuestro estudio, conviene señalar las expresiones repetidas como ejemplos de la función necesaria del prólogo para la unidad de todo el evangelio. Reconocemos también otros testimonios de la “palabra” en las cartas de Juan y el Apocalipsis.

La historia de Jesús de Nazaret se narra en los evangelios a fin de confirmar la fe de los lectores en Aquel que los ofrece la salvación. Así pues, lo que Juan escribe es una mirada sobre los acontecimientos en el terreno histórico cuyo alcance resulta en una transformación de la relación entre Dios y los hombres y la de los hombres entre sí.

Observamos que el evangelio de Juan comienza con un poema que se llama prólogo. Algunos opinan que el prólogo se añadió más tarde al relato evangélico. Otros dicen que el apóstol Juan escogió este material poético, compuesto independientemente de su evangelio. Con respecto a lo que tenemos en los primeros dieciocho versículos, Dunn (1989. pág. 239) no está contento con la referencia a Juan el Bautista en el versículo 6. Justifica que el contenido de los versículos 6-8 destruye el hilo de pensamiento de los primeros cinco versículos. Por eso, sugiere que los versículos fueron incluidos en el prólogo más tarde.

Considerando tales puntos de vista diferentes es comprensible que las interpretaciones del prólogo sean variadas. No sabemos si Dunn tenga razón, pero le preguntamos: ¿Entonces, por qué fueron introducidos más tarde los versículos 6 a 8 y 15 concernientes a Juan el Bautista? Sin embargo, continuamos nuestro estudio con el prólogo como se encuentra en el texto de la Biblia Reina-Valera (1995). Lo hacemos con la certeza de que el evangelio en su conjunto constituye una gran unidad literaria, las partes que lo componen están íntimamente vinculadas las unas con las otras.

Juan, el autor del cuarto evangelio

La tradición afirma unánimemente que el autor del cuarto evangelio es el apóstol Juan.  Era pescador, el más joven de los hijos de Zebedeo (Marcos 1:19). Las listas de los discípulos empiezan siempre con los nombres de Pedro, Santiago y por eso deducimos que Juan formaba el círculo más íntimo de los discípulos. También descubrimos que hay ciertas ocasiones especiales en las que Jesús llevó sólo consigo a estos tres (Marcos 3:17; 5:37; 9:2; 14:33). Juan era

“el discípulo a quien él amaba” (Juan 19:26).

El evangelio de Juan es especialmente un evangelio de ‘testimonio’. De las 73 veces en las que aparecen las diversas formas y traducciones de esta palabra en los cuatro evangelios, 53 se hallan en Juan.  Verdaderamente, el evangelio de Juan testifica que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios.  La importancia de este tema se puede comprobar, por ejemplo, en el primer capítulo. Leemos siete veces la palabra ‘testimonio’. Es Juan el Bautista el que da testimonio:

“…vino como testigo, para dar testimonio de la luz …Él no era él la luz sino un testigo de la luz…Este es el testimonio de Juan…Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él…Y yo lo he visto y testifico que este es el Hijo de Dios.” (Juan 1:7, 8, 15, 19, 32, 34).

En la introducción hicimos referencia a algunos críticos que opinan que el prólogo se añadió más tarde al relato evangélico. Este argumento implica un autor diferente con un concepto distinto del propósito del evangelio. Y si fuese otro autor, el estilo debería ser diferente. Acabamos de señalar las reiteraciones de la palabra ‘testimonio’ para determinar la unidad del prólogo con otras partes del evangelio. Podemos hacer lo mismo con otras expresiones. Los resultados de un análisis de la repetición de palabras en el evangelio de Juan puede ser un indicio para la composición del mismo autor. Por ejemplo, el término ‘juicio aparece unas 19 veces en los primeros doce capítulos, mientras la palabra ‘amor’ no aparece más de dos veces. La repetición de estas dos palabras es completamente invertida en los capítulos 13 a 21, ‘Amor’ aparece mucho más que ‘juicio’. Los resultados en la Tabla 1 indican la insistencia en un tema determinado. Vamos a estudiar en más detalle el significado de esta información (Vea el libro: Señales de la nueva creación en el evangelio de Juan):

Palabra(logos) Luz 1:5 Agua 4:13 Pan 6:32 Juicio 8:16 Juicio 16:11
Palabra 1:1 Luz 1:7 Agua 4:14 Pan 6:33 Juicio 8:26 Juicio 18:31
Palabra 1:1 Luz 1:8 Agua 4:14 Pan 6:34 Juicio 8:50 Cruz 19:6
Palabra 1:14 Luz 1:8 Agua 4:14 Pan 6:35 Luz 9:5 Cruz 19:6
Palabra 2:22 Luz 1:9 Agua 4:15 Pan 6:41 Juicio 9:39 Cruz 19:6
Palabra 4:41 Luz 1:9 Agua 4:46 Pan 6:48 Luz 11:9 Cruz 19:10
Palabra 4:50 Agua 1:26 Agua 5:3 Pan 6:50 Luz 11:10 Cruz 19:15
Palabra 5:24 Agua 1:31 Agua 5:4 Pan 6:51 Juicio 12:31 Cruz 19:15
Palabra 5:38 Agua 1:33 Agua 5:4 Pan 6:51 Luz 12:35 Cruz 19:16
Palabra 8:31 Agua 2:7 Agua 5:7 Pan 6:51 Luz 12:35 Cruz 19:17
Palabra 8:37 Agua 2:9 Juicio 5:22 Pan 6:58 Luz 12:36 Cruz 19:18
Palabra 8:43 Agua 2:9 Juicio 5:22 Pan 6:58 Luz 12:36 Cruz 19:19
Palabra 10:35 Agua 3:5 Juicio 5:27 Juicio 7:24 Luz 12:36 Cruz 19:20
Palabra 12:48 Luz 3:19 Juicio 5:30 Juicio 7:24 Luz 12:46 Cruz 19:23
Palabra 14:23 Luz 3:19 Juicio 5:30 Juicio 7:24 Juicio 12:47 Cruz 19:25
Palabra 14:24 Luz 3:20 Luz 5:35 Agua 7:38 Juicio 12:47 Cruz 19:31
Palabra 15:3 Luz 3:20 Luz 5:35 Juicio 7:51 Juicio 12:48 Cruz 19:32
Palabra 15:20 Luz 3:21 Pan 6:5 Luz 8:12 Juicio 12:48 Agua 19:34
Palabra 15:25 Agua 3:23 Pan 6:7 Luz 8:12 Agua 13:5 Cruz 19:41
Palabra 17:6 Agua 4:7 Pan 6:23 Juicio 8:15 Pan 13:18 Pan 21:9
Palabra 17:14 Agua 4:10 Pan 6:31 Juicio 8:15 Juicio 16:8 Pan 21:13
Palabra 17:17
Palabra 17:20
Dicho x15

Tabla 1: El Evangelio de Juan – Palabras claves

El prólogo

“El evangelio comienza con un himno (Juan 1:1-18), llamado con frecuencia ‘prólogo’, de profundo contenido teológico…” Así introduce el comentario del evangelio de Juan en la Edición de Estudio de la versión Reina-Valera de la Santa Biblia.  Lo que distingue estos primeros 18 versículos de lo demás del evangelio de Juan es esta sucesión de afirmaciones a la narración. Por eso tenemos que abordar este estudio del ‘profundo contenido’ con mucho cuidado.

¿Cómo sabemos que este evangelio empieza con un prólogo? La razón es que estos versículos están compuestos de ‘afirmaciones sumarias’ concernientes a temas tales como el Verbo, Juan el Bautista, la Luz, la Ley y Jesucristo. Se terminan estas afirmaciones en el versículo 18 y, desde el versículo 19, el Apóstol Juan comienza con una narración del ministerio de Juan el Bautista y el bautismo de Jesús.

Es importante analizar la estructura de este prólogo (Tabla 2).  Estos párrafos componen una colección de frases agrupadas según su objetivo. El primer párrafo (versículos del 1 al 5) se refiere a la relación entre el Verbo y la Nueva Creación. El segundo párrafo (versículos 6-13) presenta un contraste entre Jesús y Juan el Bautista.  El último párrafo (versículos 14 a 18) se habla del cumplimiento en Jesús de la Ley de Moisés. En cada párrafo se encuentran puntos específicos que nos permiten entenderlo como una unidad completa.

Los párrafos que empiezan con los versículos 1, 6 y 14 introducen dos sujetos diferentes así: v.1 – el Verbo; luego v.6 – Juan el Bautista y finalmente v.14 – el Verbo otra vez. Estos dos sujetos indican el principio de sus párrafos respectivos. Cada párrafo contiene un objetivo muy diferente:

  • El primer párrafo se refiere el Verbo y la creación de todas las cosas.
  • El segundo párrafo se refiere a la Luz, al mundo y al testimonio de Juan de la luz. (Aunque Jesús es el Verbo y la Luz, se ha de reconocer la diferencia de objetivo de este párrafo.)
  • El tercer párrafo empieza en el versículo 14. Podemos verlo con las frases en que se repiten los títulos ‘unigénito’ y ‘del Padre’ (vs.14 y 18).  Hay que notar también el objetivo de este tercer párrafo ‘lleno de gracia y de verdad’ en contraste con la Ley.

La tabla es así:

 

 

 

Vs.1-5

 

 

 

 

 

El Verbo y la creación de

“todas las cosas”

Versículos 1-5  

 

 

Vs.6-13

 

 

 

 

 

La luz el mundo y el testimonio

de Juan

a la luz

Versículos 6-13  

 

 

Vs.14-18

 

 

 

 

 

Gracia y verdad

el contraste con la Ley

Versículos

14-18

 

v.1 En el principio era el Verbo

 

v.6 Hubo un hombre… se llamaba Juan

 

v.14 el Verbo se hizo carne

v.1 el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. v.6 enviado por Dios  
v.2 Este estaba en el principio con Dios. v.7 Este vino como testigo .15 Juan… Este
v.7 para dar testimonio v.15 dio testimonio
v. 4 y la vida era la luz de los hombres. v.7 de la luz
v.11 a lo suyo vino v.17 gracia y verdad vinieron
v.4 En él estaba la vida v.12  ser hechos hijos de Dios
v.12 les dio potestad v.16 de su plenitud recibimos todos

 Tabla 2: La estructura del prólogo del evangelio de Juan

En el primer versículo hay una clara referencia paralela con los detalles de la creación del mundo en el primer capítulo de Génesis. En aquel capítulo, aprendemos de los “siete días” de la creación. No es difícil entonces identificar esta misma estructura de los siete días como modelo del contenido del evangelio de Juan.

Por ejemplo, la Biblia dice en Génesis 1:4 que Dios

“separó la luz de las tinieblas”.

Encontramos las mismas ideas en Juan 1: 4, 5, 7, 8, 9. Juan vino

“…para dar testimonio de la luz…”

Ahora observamos la enseñanza importantísima de Juan 3:16-21. ”…la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas…” Con respecto a los conceptos de ‘luz y tinieblas’, nos parece impresionante que tenemos en el prólogo una ‘definición’ del discipulado. Aquellas personas que entienden las enseñanzas, parábolas y señales de Jesús están en ‘la luz’; en cambio, aquellas que no las comprenden ni las dominan están en ‘las tinieblas’.

Tenemos un ejemplo de estas dos posturas en el primer capítulo:

  • Falta de comprensión:

“…sacerdotes y levitas preguntarle… ¿quién eres tú? ¿Qué pues? ¿Quién eres?…” (Juan 1:19, 21, 22)

  • Comprensión:

Andrés dijo:

“Hemos encontrado el Mesías.” (Juan 1:41)

Felipe dijo:

“Hemos encontrado a aquel de quien escribieron Moisés…” (Juan 1:45)

Natanael dijo:

“¡Rabí, tu eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel!” (Juan 1:49)

¿Ahora concebimos el significado profundo de las palabras que Juan escogió para introducir la primera declaración directa de Jesús en el evangelio?

“Les dijo: Venid y ved.” (Juan 1:39)

Hay alguna evidencia para apoyar el punto de vista que la gente y sus líderes religiosos estaban desconcertados acerca de Juan el Bautista y Jesús. ¿Quién en realidad era el Mesías?

Hoy día no tenemos ninguna duda.  Sin embargo, permítanos intentar entrar en la mente de la gente del primer siglo y preguntarse: De estos dos profetas, ¿quién es el mayor?  Deducimos así:

  • El anuncio del nacimiento de Juan fue hecho por un ángel (Lucas 1:13). Fue declarado ‘grande delante de Dios’ (Lucas 1:15).
  • La niñez de Juan está descrita en términos muy similares a Cristo. Se recoge como un tipo de Samuel (Lucas 2:80; 3:52; 1 Samuel 3:19)
  • Juan vino antes de Jesús. Le bautizó a Jesús (Mateo 3:13) Por eso ¿era más importante?
  • Juan era comparado con Elías (Mateo 11:14)
  • La ley y los profetas eran hasta Juan. Por consiguiente, Juan representó un principio nuevo en el propósito de Dios (Mateo 11:13).
  • El ministerio de Juan tenía gran impacto (Lucas 1:16; 3:3).
  • El mensaje de Juan era acerca de Jesús (Lucas 3:8).
  • Le preguntaron si él era el Cristo (Marcos 1:4; Lucas 3:15).
  • Jesús habló bien de Juan (Mateo 21:26; Deuteronomio 18:14).
  • Juan tenía su grupo de discípulos (Lucas 5:33).
 

Antes de Juan el Bautista

 Este estaba en el principio con Dios.” (v.2)

¿Qué significa? Esta palabra aparece en el segundo párrafo también –

Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz…” (v.7)

El propósito de la repetición de esta palabra es dar énfasis a los dos papeles diferentes y opuestos:

  • Este estaba en el principio. – Jesús
  • Este vino como testigo – Juan el bautista

Había la necesidad de aclarar los dos papeles, puesto que uno de los objetivos del evangelista Juan era definir la relación del uno con el otro, de Juan el Bautista con Jesús. Para definir estos papeles diferentes, está la repetición de las palabras “testificar“ (vs.7 15) y “testimonio” (v.7).

La prioridad entre las dos personas se puede ver en el v.2.  Jesús es “Este” que estaba en el principio con Dios. No es Juan.  El segundo versículo no es una repetición incomprensible sino forma parte del contraste dentro de Jesús y Juan. ¿Por qué tuvo que distinguir entre las dos personas? Existía una gran confusión en la gente en el primer siglo con respecto de Jesús y Juan el Bautista.  Las siguientes referencias nos ayudan a entender por qué:

Juan el bautista Jesús
Lucas 1:13 – “Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas, porque tu oración ha sido oída y tu mujer Elisabet dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Juan.” Lucas 1:30 – “Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. 31Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.”
Lucas 1:15 – “porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre.” Lucas 1:32 – “Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo.”
Lucas 1:80 – “El niño crecía y se fortalecía en espíritu…” Lucas 2:52 “Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres.”
Mateo 3:13 “Entonces Jesús vino de Galilea al Jordán, donde estaba Juan, para ser bautizado por él.” Juan vino primero y bautizó a Jesús. Entonces ¿quién es el más importante?
Mateo 11:14 “Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir.” El estilo de la predicación de Juan correspondió al profeta Elías. Lo de Jesús como Eliseo.
Mateo 11:13 “Todos los profetas y la Ley profetizaron hasta Juan.” Entonces ¡quién representó el principio de la nueva fase del propósito de Dios?
Lucas 1:16 “Hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor, su Dios.” El ministerio de Juan llamó la atención de muchos.
Lucas 3:3 “Y él fue por toda la región contigua al Jordán predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados.” Marcos 1:14 “Después que Juan fue encarcelado, Jesús fue a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios.”
Lucas 7:29 “El pueblo entero que lo escuchó, incluso los publicanos, justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de Juan.” Estas personas no fueron bautizadas otra vez por los discípulos de Jesús.
Lucas 3:15 “Como el pueblo estaba a la expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo.” Mateo 16:13-14 “Al llegar Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? 14Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas.
Marcos 11:32 “¿Y si decimos “de los hombres”…? Pero temían al pueblo, pues todos tenían a Juan como un verdadero profeta.” La falta de entendimiento con respecto a la identidad del profeta prometido en Deuteronomio 18:15.
Mateo 14:1-2 “En aquel tiempo Herodes, el tetrarca, oyó la fama de Jesús, 2y dijo a sus criados: «Este es Juan el Bautista; ha resucitado de los muertos y por eso actúan en él estos poderes».”
Lucas 5:33 “Entonces ellos le preguntaron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben?” Se nota que Juan también tuvo sus discípulos como Jesús.

Este breve resumen de los evangelios demuestra la necesidad de clarificar la relación entre Juan el Bautista y Jesús. Este es el propósito del Evangelio de Juan porque en el primer capítulo da la máxima prioridad de Jesús sobre Juan el Bautista. Aquí tenemos el testimonio de Juan (Se nota también está incluido parte del prólogo que contiene el mismo mensaje.).

“Juan testificó de él diciendo: «Este es de quien yo decía: “El que viene después de mí es antes de mí, porque era primero que yo”…

Este es el que viene después de mí, quien es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado…

Este es de quien yo dije:

“Después de mí viene un hombre que es antes de mí, porque era primero que yo”.  (Juan 1:15, 27, 30)

La interpretación de los trinitarios del versículo 15 normalmente es así:

“Era primero que yo”

significa que el Verbo es muy superior a Juan el Bautista, pues le precede. Aunque Juan el Bautista era seis meses mayor que Jesús (Lucas 1:26, 36), él reconoció que Jesús ya existía antes de venir a la tierra, y por tanto era superior a él.

Para entender el significado de lo que Juan dice hay que buscar los tipos en el Antiguo Testamento. Primeramente repetimos el versículo 30:

“Este es de quien yo dije: “Después de mí viene un hombre que es antes de mí, porque era primero que yo”.

Es cierto que Jesús vino después de Juan el Bautista porque era seis meses mayor que Jesús. Pero Juan usa la palabra antes. ¿Por qué?

El evangelio de Juan está lleno de las referencias y las enseñanzas del Antiguo Testamento.  Por eso encontramos un ejemplo de “lo después” y “lo antes” en la historia de Esaú y Jacob (Génesis 25:25-26)

“El primero salió rubio; era todo velludo como una pelliza, y le pusieron por nombre Esaú. Después salió su hermano, trabada su mano al talón de Esaú, y le pusieron por nombre Jacob. Isaac tenía sesenta años de edad cuando ella los dio a luz.”

Jacob vino después de Esaú pero llegó a ser antes de Esaú cuando su hijo mayor vendió su primogenitura. Todos los privilegios del primogénito (incluidos la heredad y la responsabilidad del sacerdocio) fueron transferidos sobre aquel quien vino después. Por eso llegó a ser antes. Este ejemplo señala un principio del Antiguo Testamento basado en el modelo del “primer hombre” y el “segundo hombre”.

Juan no dice que Jesús se adelantó, que vino “antes” en tiempos de Juan el Bautista sino, más bien, que sigue el modelo del Antiguo Testamento en el que el primer hombre cede el paso al segundo hombre.

Vamos a pensar más en el significado del uso de la palabra ‘antes’ en este versículo.  Adjuntamos unas traducciones para hacer una comparación del versículo.

La Nueva Versión Internacional:

“Después de mí viene un hombre que es superior a mí, porque existía antes que yo.”

La Biblia de las Américas:

“Después de mí viene un hombre que es antes de mí, porque era primero que yo.”

La Nacar-Colunga:

“Detrás de mí viene uno que es antes de mí, porque era primero que yo.”

La Biblia de Jerusalén:

“Viene un hombre detrás de mí, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.”

La Reina-Valera 1995:

“Después de mí viene un hombre que es antes de mí, porque era primero que yo.”

El énfasis en el testimonio de Juan es la relación entre ‘antes y después’.  Dice que quien viene después de él había venido antes de él.

Hay dos palabras griegas que significan ‘antes’ en este versículo. Son:

‘Emprosthen’ – delante de, antes de, el que está delante, el frente, adelante, antes que, de preferencia, anteriormente, el precedente.

‘Protos’ – antes; antiguamente.

Por eso, las añadimos en la referencia para identificar la diferencia:

“Después de mí viene un hombre que es antes (emprosthen) de mí, porque era primero (protos) que yo.” (Reina-Valera 1995).

La preposición emprosthen puede tener dos sentidos: uno temporal (él era antes que yo), el otro espacial (me ha precedido). Se nota la traducción ‘encima de mí’ para dar el aspecto de un sentido cualitativo de superioridad.

León-Dufour (1997, p.139) traduce el versículo 30 así:

“Tras de mí viene un hombre que está encima de mí, porque era antes que yo.”

Este estudioso dice que Juan comunicaba su maravilloso descubrimiento. El día anterior había anunciado que iba a venir alguien ‘detrás de él’ (v. 27) del que se juzgaba indigno de ser esclavo.  Ahora que ha designado a Jesús como Cordero de Dios, vuelve a formular la superioridad de ese Mesías que está ‘encima de él’.

Hemos subrayado la palabra está porque se nota la manera en que ha sido traducido por León-Dufour.  En el original, es la palabra griega gégonen.  Encontramos esta misma palabra en Juan 1:3 y también Juan 1:15:

Juan 1:3 “en lo que fue hecho” (‘ho gégonen’ es ‘lo que fue hecho’)

Juan 1:15 “está por encima de mí”

Otra vez está la palabra gégonen. La palabra significa ‘llegó a ser’.  Antes de encontrarse con él, Juan conocía la superioridad de Aquel que iba a venir, se sentía inmerecido de ser su esclavo. La anterioridad de la cual habla no es de la ‘preexistencia sino la superioridad de Jesús en el propósito de Dios.

“Y el Verbo se hizo carne”

Algunos estudiosos de la Biblia identifican una secuencia de ideas desde el versículo 1 directamente a versículo 14 en vez de separar un tercer párrafo que empieza con el versículo 14. Por eso se dicen que los versículos 2 a 13 son en paréntesis y  la lectura es así:

“En el principio era el Verbo, el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios…Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad; y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre.”

La interpretación de esta secuencia (vs. 1 a 14), según el trinitario, es que hubo un tiempo antes de que el Verbo se hiciera carne. El Verbo, que como deidad existía eternamente, asumió una humanidad genuina – teniendo existencia personal consciente distinta de Dios, más inseparable de él y asociado con él. En otras palabras aquí tenemos una prueba de la existencia de Jesucristo antes de la creación del universo. Dios siempre ha tenido un Hijo y ha existido con el Espíritu Santo, siendo los tres el único Dios. El Diccionario Teológico Católico se refiere a Juan 1:1,14 en su explicación del término “Encarnación” así:

“Puede definirse como la adición de una naturaleza humana a la naturaleza divina de la segunda Persona de la Trinidad; es el acto por el cual Dios, sin dejar de ser Dios, se hizo hombre (Juan 1:1,14; Filipenses 2:5-8)…Fue una decisión voluntaria y deliberada de Jesús, que se humilló a Si mismo para poder morir por nuestros pecados. Por tanto, Jesús tiene dos naturalezas: la divina y la humana. Esto se conoce técnicamente como “Unión hipostática”.”

Con esta declaración debemos aceptar el desafío. 

Fundamentos del Antiguo Testamento

 Dos ideas están claras de lo que leemos en el prólogo:

  • primero, el Logos (la Palabra de Dios) era en el principio. No fue creado, ni era un ser creado al principio sino que todo llegó a ser por medio del Logos (Juan 1:3)
  • segundo, el Logos (la Palabra de Dios) llegó a ser carne, no ‘entrado en’ o ‘se vistió con’, no meramente ‘aparecía como’, sino se encarnó.

El Verbo, el ‘Logos’, significa ‘palabra’ y es el término normalmente usado para ‘palabra’. Principalmente, significa algo hablado, un discurso. Se notan otras referencias del uso de ‘logos’ en el evangelio de Juan. Por ejemplo:

Juan 2:22  “…y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho.”

Juan 4:41 “Y creyeron muchos más por la palabra de él.”

Juan 4:50 “…y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue.”

El ‘Verbo’ es un ejemplo paradigmático de una palabra de la Biblia que ha ido adquiriendo un significado más en línea con la filosofía pagana. Se le superpone el concepto de ‘pensamiento’ en lugar del de ‘discurso’ propio del  Nuevo Testamento.

En los primeros siglos de la Iglesia, cuando se hacían traducciones del griego al latín del Nuevo Testamento destinadas a la Iglesia Occidental, ‘logos’ a veces se traducía con la palabra latina ‘Verbum’, y a veces con la igualmente común, y exacta, ‘Sermo’ – ambas palabras significan ‘palabra’ o ‘discurso’.  Cuando las ideas filosóficas empezaron a mezclarse con la doctrina Cristiana, se fue perdiendo el sentido de ‘Sermo’ y ‘Verbum’. En Juan 1 adquirió un significado especial, con cierta aura de misticismo, de personalidad, que hizo que el significado original de la palabra cayera en el olvido.

La ‘palabra’, el ‘Verbo’ es la Palabra de Dios. Cualquier otra interpretación, fuera de ésta, pierde el significado original de ‘discurso’. Examinemos este prólogo atribuyendo a Logos el sentido de ‘discurso’, incluso el de ‘mensaje’, o quizá, aún mejor, el de ‘profecía’.

Dios Habla y Actúa 

Cuando aceptamos la idea de ‘discurso’, se ve en Juan 1 un recuerdo de lo que Dios dijo, por ejemplo,

“Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.”  (Amós 3:7).

En el primer capítulo de Juan hay un principio divino, básico e importante ciertamente declarado: el principio de que Dios siempre dice anteriormente lo que Él iba a hacer.  Este principio se aplicó antes de la creación, incluso cuando no había ningún hombre para que lo oyera. Dios dijo:

“Sea la luz, y fue la luz.” (Génesis 1:3).

La frase “Sea la luz” dicha por Dios en la creación era una palabra de vida.  La palabra fue pronunciada, y la luz llegó a ser. La palabra de Dios decía y también hacía. Las palabras que Dios pronunció dieron lugar a una creación  llena de vida que se multiplicó sobre la faz de la tierra.  Por la palabra de Dios fueron hechos los cielos

“Porque él dijo, y fue hecho; Él mandó, y existió.” (Salmos 33:6,9).

«Envió su palabra, y los sanó.» (Salmos 107:20).

Juan se refiere al mismo proceso en el primer capítulo de su primera epístola:

“Lo que era desde el principio, lo que hemos oído…” (1 Juan 1:1).

Note cómo las primeras palabras que describen la Palabra de vida incluyen la idea de que la Palabra fue oída.  Y cuando Juan explica lo que se oía un poco después, él dijo de forma clara que se trataba de un mensaje, una verdad expresada en palabras. Era lo que era “del principio”.

“Éste es el mensaje que hemos oído de él, y anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.” (1 Juan 1:5)

Cuando Dios habló ‘en el principio’ de la creación natural, esta palabra de vida producía una creación.  Pero se puede discernir en las Escrituras otra creación – la creación de una raza inmortal de hijos de Dios, y esta creación, también, tenía un ‘principio’.

¿Cuál es el primer episodio registrado relacionado con esta nueva creación?  Podríamos pensar en la aparición del ángel Gabriel a María. Habló con ella para  anunciarle que iba a llevar en su seno al Hijo de Dios.  Podríamos recordar también la voz  que anuncia a los hombres la llegada de la Palabra hecha carne – el anuncio de Juan el Bautista.  Se puede pensar en ambos acontecimientos como ejemplos del principio de que Dios informa a los hombres, antes de que acontezca, acerca de lo que Él está a punto de llevar a cabo.  Después de todo, si Él no hiciera esto, entonces los hombres podrían protestar,

“Dios es injusto; nunca nos ha dicho nada…”

El Espíritu de Cristo en los Profetas 

 Es verdad que Dios habló a María a través del ángel, y a Israel a través de Juan el Bautista, antes de que Jesús se revelara como el Hijo de Dios. No sería justo tomar estas declaraciones como el principio – los comienzos del trabajo de Dios en Jesús.  Los apóstoles y los escritores inspirados en el Nuevo Testamento repiten muchas veces que Dios habló de Jesús muchos años antes de que el ángel apareciera a María:

“Porque David dice de él…” (Hechos 2:25)

“Viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo…” (Hechos 2:31)

“Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todo sus profetas, que su Cristo había de padecer.” (Hechos 3:18)

“Y él envió a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.”  (Hechos 3:20,21)

“¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del Justo, de quien vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores.” (Hechos 7:52)

“De éste dan testimonio todos los profetas…” (Hechos 10:43)

Y así sucesivamente. Todos conocemos las referencias en el Nuevo Testamento del hecho de que los profetas hablaron de Jesús.  Por eso, cuando leemos Juan 1 con todas las referencias anteriores en mente, de nuevo leemos,

“En el principio era la Palabra” – entonces ciertamente entendemos que Juan está hablando de la palabra, o mensaje, o profecía acerca del Hijo de Dios anunciado desde el principio.

Cuando Dios dijo, “Sea la luz” puso en movimiento todo el proceso (que empieza con la creación natural) por el que los hombres y mujeres al final de dicho proceso, por medio de la enseñanza y sacrificio de Su Hijo, serán levantados de la muerte y la tierra entera se llenará de la luz de la gloria de Dios.  Así se hablaron de Cristo, las primeras palabras de la boca de Dios.

El resto de Juan 1 se entiende desde este punto de vista. La profecía acerca de Cristo era ‘con’ Dios – una idea deducida de Proverbios 8:22 y 30 que describen la sabiduría (es decir la instrucción hablada) en términos de un ‘traer’ por parte de Dios – una descripción digna de la Palabra de vida que produciría el nacimiento de un Hijo. La profecía era de Dios y por eso era inmortal, una profecía de vida eterna. Esta palabra que causó la creación del mundo natural produciría posteriormente la Luz de vida que se revelaría en Cristo en el futuro. Esta luz de la profecía acerca de Cristo brilló a través de las edades, sin ser comprendida por la oscuridad.  El último profeta antes de Cristo, Juan el Bautista, sacó a la luz al testigo final: Jesucristo, el Hijo de Dios.

Normalmente se toman los versículos 10-13 para referirse a Jesús.  Esto puede ser correcto. Sin embargo, es también posible que la luz que estaba en el mundo (v.10) no fuera el mismo Jesús, sino las profecías acerca de Cristo que habían hablado de él en el curso de los siglos.  Como Juan, los profetas no eran la Luz, sino testigos de la Luz. Eran los anunciadores de la Luz venidera antes de que él apareciera en carne. Un resumen del proceso es así:

  • Él (la Luz) estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por él (porque era la Palabra de Dios que creó la tierra), y el mundo no lo conoció.
  • La Palabra, habiendo creado la tierra y habiendo sido comunicada a los hombres por medio de los ángeles y profetas, no fue recibida por los hombres.
  • A los que la recibieron, se les permitió ser llamados hijos de Dios, ¿incluso que ellos creen en su nombre?
  • La Palabra de Dios era la semilla por la que los hijos generados por fe nacieron a Él. Sí, inclusive antes del nacimiento de Jesús.

Versículo 14 introduce el nacimiento de Jesús en carne.  El testimonio de él por medio de los profetas finalmente se cumplió en la gloria de Dios nacido en carne humana. De Jesús salieron las palabras de gracia y verdad.

Un resumen

En el Antiguo Testamento, la Palabra de Dios es el ‘discurso de Dios’. Es el propio Dios que hace conocida Su voluntad a los suyos. Lo realiza particularmente a través de la agencia de sus profetas. Incluso, cuando se aplica el lenguaje poético y metafórico, todavía es esencialmente del poder eficaz de Dios puesto para lograr su propósito divino.

En Filón, la interpretación alegórica de las escrituras judaicas desde un punto de vista Platónico-estoica resulta en una presentación múltiple del Logos. Esta presentación no es siempre consistente con sí mismo. Sin embargo resulta en el entendimiento básico de que el Logos es la energía racional de Dios que mete la mano hacia el mundo. Este es el Dios mismo lo cual que puede ser conocido por el hombre.

Dunn (1989, pág. 249) defiende su entendimiento del significado de los primeros versículos del evangelio de Juan con su apelación de ‘un desarrollo’. Dice que es un desarrollo del concepto de la palabra como la palabra predicada donde Cristo es el contendido y la totalidad del mensaje proclamado al concepto de Cristo como la Palabra misma, Cristo la encarnación de la Palabra de Dios. Dice que en Juan tenemos una vista mundial ambigua que estaba empezando acomodar la concepción de una persona pre-existente. El escritor del cuarto evangelio fue el primer escritor cristiano en concebir claramente la persona pre-existente del Logos – el Hijo. No aceptamos esta explicación. Logos es el discurso de Dios en la Ley de Moisés, los Salmos y los Profetas. Por eso encontramos en todas las Escrituras del Antiguo Testamento las muchas referencias a la venida del Hijo prometido. Está en aquel momento cuando Logos se encarnó que el Hijo llegó a ser una persona.

Hay una inmensa diferencia entre:

  • una ‘palabra’ hablada o escrita que se presenta a los hombres y les ofrece una opción de obedecer o desobedecer, y
  • una ‘experiencia’ sobrenatural que influye sobre la moral y la manera de vivir de un hombre a través de medios ocultos o místicos.

Las Escrituras dan pruebas abundantes del hecho de que Dios escogió acercarse a los hombres por el primer método, por la Palabra.  El otro es una invención del hombre y origina un pensamiento pagano, como el sistema de pensamiento de Platón y sus seguidores.

A través de la predicación del Antiguo Testamento y del evangelio en el Nuevo, la Palabra de Dios es constante en el mensaje de su Reino.  Los hombres son salvados por la predicación y la fe en el mensaje que Dios dio de Su Hijo.  Éstas son las palabras de la obra salvadora del Hijo de Dios desde el principio. Jesús sólo pre-existió en la Palabra de Dios a través de los profetas. Esa palabra es la Palabra de Dios, una Palabra de vida y Luz.

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