“Quien añade ciencia, añade dolor.”
Eclesiastés 1:18
Esta es una hipótesis que el Predicador intentará probar. Como una proposición, está en forma negativa. Está listo para probar que, en el proceso de recoger lo que gastamos mucho de la vida, en la actualidad recogemos dolor. No lo vemos así, pero la prueba es irresistible. Se nota que 1:15 insiste en el defecto o en la escasez y 1:18 insiste en la abundancia.
1:18. “En la mucha sabiduría hay mucho sufrimiento.” La sabiduría, a primera vista, es considerada como inútil entendiéndola en el sentido del propósito del autor. Aun la búsqueda de conocimiento y sabiduría dejó al descubierto la maldad y miseria del hombre, de modo que mientras más sabía, más razón veía para lamentarse y hacer duelo.
Se habla de la sabiduría humana, que no toma en cuenta a Dios. Esto nos hace recordar lo que dice la Biblia en 1 Corintios 3: 19, “porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios”. La búsqueda del significado de la vida y felicidad no se puede lograr sin Dios (2:23; 12:12; I Corintios 13:2). Sin embargo, leemos en las notas textuales de R-V 1995, pág.811: “La sabiduría que se puede alcanzar mediante la observación y el razonamiento es útil y deseable (7:5, 11, 12, 19). Pero esa sabiduría no logra dar respuesta satisfactoria a las preguntas que más inquietan al espíritu humano ni asegura a los sabios un destino mejor que el de los necios. De ahí que la mucha sabiduría sea también una fuente de pesadumbre e insatisfacción.”
CAPITULO 2
La vanidad de los placeres
Lo que pretendemos hallar en los versículos siguientes es algo que se relaciona con esta proposición. Su investigación está dividida en dos partes. Primeramente, todas las clases de placer no alcanzan a resolver el problema del Predicador (vs. 1-3). Continúa con el contraste de los resultados insatisfactorios del trabajo útil. Son doce ocupaciones diferentes mencionadas específicamente en los vs. 4-8. Luego, en los vs. 9-11, encontramos una noticia tranquilizadora. Todo lo útil está incluido y presenta la respuesta en forma negativa porque la recompensa fue muy alta.
El argumento continúa con el dilema entre la sabiduría y la búsqueda de placer. En un sentido, la sabiduría es mejor que la búsqueda de placer (vs. 12-14). En otro sentido son iguales; ninguna de ellas puede resolver el problema de la muerte. Al llegar al v. 23 demuestra que la segunda proposición ha sido confirmada.
2:1. “Dije yo en mi corazón: “Vamos ahora, te probaré con el placer: gozarás de lo bueno”. Pero he aquí, esto también era vanidad.” Habiendo mostrado el fracaso de la sabiduría, el Predicador muestra el fracaso de su opuesto. Aquí está su resolución: vanidad.
El placer es usado en Eclesiastés en dos sentidos diferentes:
1. Alegría, risa (2:1, 2, 10; 7:4), donde periodos de placer brevemente apagan la mente y el corazón de la existencia humana en un mundo caído, pero no duran; ¡no satisfacen! Kidner (pág.270) identifica una risa que merezca en verdad ser descalificada: “Ha de ser por un carácter de fondo cínico y destructivo. Y si ello es así, estaríamos ahí muy próximos a la comedia negra y al humor malsano.”
2. El placer diario en las relaciones y actividades en la vida personal (8:15; 9:7). Aquí el placer no es la meta, sino el resultado de una actitud regular de confianza en Dios (2:26; 5:19) y agradecimiento acerca de las experiencias de la vida común (comida, bebida, familia, amigos, trabajo, 2:24; 3:12, 13, 22; 5:8; 8:15, 19; 9:7-9).
Son estos contrastes entre el uso apropiado y actitud hacia las cosas en este mundo versus un “yo primero”, “yo a cualquier costo”, el énfasis de una humanidad caída que caracteriza este libro.
“Lo bueno y lo malo”
Recordemos los acontecimientos en Génesis 3:1-8 cuando Adán y Eva comieron del fruto de losl conocimientos del “bien y del mal”. Estas dos palabras son muy comunes en el Antiguo Testamento. Sin embargo, es poco común su uso juntas. En el libro de Eclesiastés, encontramos “bueno” (towb) 52 veces, “malo” (ra) 32 veces y juntos 7 veces: 4:3, 4:8, 6:2-3, 7:14, 8:12, 9:2-3, 12:14. La localización de estas dos palabras es muy interesante en los capítulos 2 y 12. Eclesiastés 2 empieza con una observación general acerca de la vida y concluye en el v. 13 con una descripción de “la necedad y las tinieblas”. Salomón empieza con “te probaré con el placer (bueno: towb).” La conclusión de la investigación está en v. 17 “era fastidiosa” (malo: ra).
Lo que Salomón trató de recrear, en esencia, fue un “Edén” donde solamente lo bueno prosperaría. Sus esfuerzos siempre resultaron en lo malo porque la vida es viciada por la maldad. La vida, sí, tiene gozo, placer y significado porque originalmente fue creada muy buena. Pero “lo malo” ha invadido esta existencia.
En capitulo 12:13-14 está la conclusión del significado de la vida. Se notan estas dos palabras: “buena” (towb) y “mala” (ra). Salomón había tratado de separar las dos palabras en esta vida, pero sin éxito. En esta vida no se puede. ¿Cuál es la solución? Temer a Dios. Conocer a Dios nos ayuda a definir la forma como vivir la vida.
2:2-3.” La risa y el vino.” – son dos fuentes de placer en la experiencia del rey Salomón (1 Reyes 10:21; 1 Reyes 4:22-23). La diversión tiene su lugar, pero debemos recordar que solo ayuda para escapar de la vida temporalmente. Por lo que buscó oportunidades para estar en compañía de personas geniales, graciosas, a las que les gustase reír y estar felices, pero dice que después de un tiempo, hasta eso le causó cansancio de espíritu. Wiersbe (pág. 37) comenta: “El verdadero placer no solamente deleita, sino que también edifica el carácter al enriquecer todo el ser de la persona. Dios había creado al hombre para disfrutar de las bendiciones de su creación (Salmo 104).”
2:3. “Decidí… sin renunciar mi corazón a la sabiduría, entregarme a la necedad…” Por medio de esta oración Salomón explica, entre paréntesis, que aun cuando él probaba los placeres del vino de manera aparentemente insensata, o sea, hasta la ebriedad, lo hizo como un experimento científico controlado por su mente. Esto también se indica mediante el verbo traducido «propuse», que literalmente significa «investigué» (no hallo semejante traducción en las versiones, pero el mismo verbo está traducido «buscar» en el 1:13) (Williams, pág. 9)
El Predicador quiso descubrir la alegría que el vino puede dar y las razones por qué la gente lo disfruta. Concluyó que era sin consecuencia. Nos permite saber que inclusive los goces más elevados no pueden resolver el enigma de la vida.
¿Qué beneficios trae el placer? Eclesiastés. 2:1-3
Eclesiastés 2:1 El placer es vanidad
Eclesiastés 2:2 La risa enloquece
Eclesiastés 2:3 El vino es vanidad
Para la mayoría parece que lo que más satisface y que realiza a uno en la vida es el placer. Pero después de un tiempo se da cuenta que en verdad no es provechoso y que hace falta algo más. La risa es una reacción física al proceso de mirar a una cosa en una manera diferente de lo usual. El efecto en lo demás es bueno, pero no se puede reaccionar en la misma manera por siempre. En algún momento nos hastiamos. Por eso nos pregunta:
2:4-10. Salomón probó una variedad de placeres.
2:4. “Acometí grandes obras, me edifiqué casas, planté viñas para mí…” Casas (v. 4), Viñedo (v. 4), Parques (v. 5), Huerto (v. 5), Estanque (v. 6). Es impresionante leer en 1 Reyes de la creación y consolidación del reino de Salomón. La organización se hizo mucho más compleja, aparecieron nuevas funciones y el interés se centró principalmente en la administración de los asuntos del Estado.
Por ejemplo, después de haber explicado cómo Salomón consiguió la materia prima para el templo, el autor sigue describiendo cómo Salomón consiguió la mano de obra. Salomón reclutó trabajadores en todo Israel que en total eran 30.000 hombres (1 Reyes 5:13). No está claro a cuál de los dos significados de todo Israel se refiere este versículo. Estos trabajadores tenían que pasar un mes de cada tres en el Líbano; en otras palabras, se ausentaban de sus fincas una tercera parte del año. Además, 150.000 personas estaban empleadas en la región montañosa de sus áreas extrayendo, cortando y trasladando piedras. Les tomó siete años completar todo el proyecto (1 Reyes 6:38). [Fíjense en las cantidades de veces en que aparece “yo mismo” en verso 4-8.]
En Salomón podemos ver un científico, arquitecto, biólogo, geólogo, político, economista, comerciante y el reino giraba alrededor de él.
2:10. “No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni privé a mi corazón de placer alguno.” ¡Cuidado! Aquí tenemos la fórmula para un desastre espiritual: “ojos” – el aspecto externo de placer; “corazón” – el aspecto interno de placer. Recordamos lo que Pablo dice de las señales de los últimos días en 1 Timoteo 5:6; 2 Timoteo 3:4. En la parábola del sembrador se nota que las semillas que cayeron entre espinos son: “ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida” (Lucas 8:14).
2:11. “Miré luego todas las obras de mis manos y el trabajo que me tomé para hacerlas; y he aquí, todo es vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.” ¿Qué mensaje tiene Salomón para nosotros? Salomón obtuvo cierta satisfacción de su prosperidad material (v. 10); pero, al fin, la satisfacción no duró mucho y no satisfizo los anhelos más básicos (v. 11). Si las posesiones materiales pudieran traer la felicidad, Salomón debería haber sido la persona más feliz del mundo.
Su conclusión no es distinta de la de su exploración de la sabiduría. La acumulación de términos vanidad y aflicción de espíritu indica que no había provecho alguno y demuestra su amargo desengaño. Salomón es un hombre de grandes éxitos, pero esta realidad debe haber sido muy dura pare él.
Después de leer los vs. 1 al 11, ¿sentimos un poco de indignación? ¡Cómo es que Salomón tenía la protección divina para comportarse de esta manera egoísta y escandalosa solamente para informarnos que esta actividad es vana! Sin embargo, podemos poner a un lado nuestro celo y comprender que no es necesario tener una “experiencia” de tal magnitud para llegar a ser sabio y maduro en la vida. ¿Aprendemos de las experiencias de los otros o tenemos que cometer los mismos errores antes de educarnos?
2:12-17. Una evaluación de la sabiduría.
2:12. “Después volví a considerar la sabiduría, los desvaríos y la necedad…” Después del problema de la vida (1:2–11) y dos remedios ineficaces (1:12–18; 2:1–11), queda una pregunta: La segunda mitad del v. 12 dice literalmente: “¿Qué clase de persona es la que sucederá al rey en lo que ya ha sido hecho?” El sentido es: “¿Serán los futuros reyes hombres capaces de hacer mejor de lo que yo he hecho en mi búsqueda?” (Compubiblia)
Los reyes futuros tendrán que hacer frente al mismo problema que el Predicador ha enfrentado; ¿qué consejo puede él dar? Aquí está su consejo.
2:13-14. “He visto que la sabiduría aventaja a la necedad, como la luz a las tinieblas.” “El sabio tiene sus ojos abiertos, más el necio anda en tinieblas.”
Los vs. 13 y 14 responden a la pregunta (v. 12). La sabiduría es de valor. Luz es una metáfora para entendimiento, habilidad para vivir. Sin embargo, “Lo mismo ha de acontecerle…” es la muerte, que confrontará a cada uno, sabio o necio (v. 14). Lo inevitable coloca a ambos, al hombre sabio y al necio, en un mismo nivel.
El sabio conoce a dónde va e identifica sus metas y objetivos. El necio, en cambio, está contento con la oscuridad. Por eso el sabio quiere saber la respuesta a la pregunta. El necio, por el contrario, ni conoce la pregunta. La tragedia de la vida es que el hombre está estrechamente vinculado con el tiempo. Salomón quiere que cada persona reconozca esta limitación porque es el aspecto más frustrante de la vida.
2:15-16. “Entonces dije en mi corazón: «Como sucederá al necio, me sucederá a mí. Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros todo será olvidado, y lo mismo morirá el sabio que el necio.”
Ramirez (pág.15) explica: “Dice La razón por la cual Salomón considera sin valor último todos los esfuerzos es el triste hecho de la universalidad de la muerte. La sabiduría tiene la ventaja de permitir gozar el placer y los frutos del trabajo de una forma juiciosa. Pero tanto la vida del necio como la del sabio terminan con la muerte. Por eso se ha llamado a la muerte “el gran igualitario”. El hecho de que todos terminemos igual llevó a Salomón a ver la vida como repugnante.”
El pensamiento del v. 16 es semejante al de 1:16, excepto que aquí se considera al individuo. Las memorias son demasiado leves para hacer provechoso el esfuerzo. Aunque parece ser buen consejo seguir una meta en la vida y planear cuidadosamente para evitar los desastres, todo es vanidad porque no se tiene control sobre lo venidero. Se pone a sí mismo a todos los esfuerzos cuando los resultados son dudosos.
2:17. “Por tanto, aborrecí la vida, pues la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa, por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu.” (Lea Lucas 14:26. Nos ayuda a comprender lo que dice de “aborrecer.) ¿Salomón aborreció la vida? En este ciclo del estudio, la vida le parecía irracional y vana a Salomón (Wiersbe, pág. 37-38.) pero con todo era mejor que la muerte.
La muerte pone a la sabiduría un alto, lo que a su vez hace que la vida misma parezca inútil. El predicador ha probado su punto de vista. Pasa mucho del tiempo dado en conseguir los objetivos sin darse cuenta de que hay poco tiempo para los placeres de la vida. Hay otro aspecto de la vida también, el gozo va disminuyendo la ansiedad por causa del proceso en la mente y el cuerpo.
2:18-23. Una evaluación de trabajo.
2:18-20. “Asimismo aborrecí todo el trabajo que había hecho debajo del sol, y que habré de dejar a otro que vendrá después de mí.” Salomón ve su trabajo “bajo el cielo” con desesperanza porque no anticipa permanencia en el fruto que había logrado con todo su esfuerzo. Razona que, aunque todo lo que acumuló permaneciera, él no tendría control sobre ello. La razón es que al heredero no le había costado y por lo tanto, no lo apreciaría. Tal destino, desde luego, es una posibilidad, no una necesidad. Salomón mismo había sido heredero de lo que su padre David le legó, y no lo despilfarró. Al contrario, lo aprovechó e invirtió sabiamente. En contraste, los temores de Salomón se hicieron realidad en su hijo Roboam. La historia la tenemos relatada en 1 Reyes 11:43-12:24 y 14:21-30.
2:20. “Volvió entonces a desilusionarse mi corazón de todo el trabajo en que me afané, y en el que había ocupado debajo del sol mi sabiduría.”
El final de las reflexiones del Predicador es hasta aquí un abismo de desesperación. El hebreo puede traducirse “él permitió a su corazón desesperarse”. ¿Qué haría usted?
2:21-23. “¡Que el hombre trabaje con sabiduría, con ciencia y rectitud, y que haya de dar sus bienes a otro que nunca trabajó en ello! También es esto vanidad y un gran mal.” “Esto también es vanidad.”
Era una injusticia que otro se aprovechara de los trabajos de su predecesor. A pesar de la sabiduría (habilidad práctica), el conocimiento (información) y talento (el éxito que viene de sabiduría y conocimiento), nada hay que pueda evitar la muerte o garantizar permanencia. Solamente el evangelio da una respuesta: “vuestro arduo trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58). ¿Qué logran la dura constancia y el conflicto de corazón (lucha emocional-intelectual)? La respuesta está en el v. 23. Dolores y frustración pueden referirse a lo mental o a lo físico. Ambos aspectos deben estar a la vista porque de noche se refiere al insomnio que puede venir con la frustración.
Visto desde la perspectiva de lo pasajero de sus frutos, Salomón dice que el trabajo del hombre sobre la tierra no vale la pena. Es vanidad debido a que por sí mismo no puede dar un sentido permanente a la vida. Es esta la razón por la que muchos hombres y mujeres sanos al jubilarse se enferman y se mueren. No trabajan para vivir, sino viven para trabajar.
Tiene que dejar sus bienes o proyectos a otro, el cual nunca ha trabajado en ello. El heredero puede ser sabio o necio, digno o indigno, agradecido o malagradecido. El producto de sus labores puede ser mal gastado y su proyecto estropeado.
Los argumentos anteriores se referían a la esfera terrenal (1:3, 13, 14; 2:3, 11, 17–20, 22) y sólo mencionaban de paso a Dios como la causa de la frustración. Pero ahora Dios está en control de su mundo, creador de la belleza, juez de las injusticias. La desesperación se transforma en gozo, belleza, generosidad de Dios, seguridad y propósito en la vida.
Sumario Número Dos
“Procede de la mano de Dios”
Eclesiastés 2:24-26
El Predicador ha demostrado que la humanidad goza de las buenas provisiones de Dios. También ha probado que el mundo incorpora ciclos de trabajo que nunca terminan. La humanidad está sumergida en este torbellino.
Al arribar a esta etapa del estudio, el Predicador llega a la conclusión que pone delante de usted para considerar. La hipótesis se toma de 1:18 “En la mucha sabiduría hay mucho sufrimiento, y quien añade ciencia, añade dolor.”
Estamos ahora listos para aceptar o rechazar su conclusión porque estas cosas están en la experiencia de todos. Se puede relacionar con su preocupación acerca del valor de su conclusión. Ahora Salomón presenta varias sugerencias.
2:24. “No hay cosa mejor para el hombre que comer y beber, y gozar del fruto de su trabajo. He visto que esto también procede de la mano de Dios.” Esta es la primera de 6 conclusiones. Hay que gozar en lo que Dios nos ha regalado. (3:12-15, 22; 5:18-20; 8:15; 9:7-10; 11:9-10). Hay más a la vida que el nacimiento, vida, y la muerte inevitable. Hay un Dios, juicio, y una esperanza de vida después de la muerte. Utley (pág. 32) identifica el gozo en la vida diaria así:
1. Gózate en los placeres de la vida diaria (2:1, 24; 3:12, 13, 22; 5:18; 8:15; 9:7-9)
a. Comida (compañerismo)
b. Bebida (aunque esto puede referirse a la parranda [véase Éxodo 32:6; I Samuel 30:16; I Reyes 1:25] en este contexto se refiere a la vida social y familiar diaria)
c. Un sentido de auto valor por el trabajo de uno
d. Gozándose en la vida (9:8)
e. Familia y casamiento (9:9)
2. Temer a Dios, guardar sus mandamientos (2:25; 12:13-14)
“Comer y beber” significan la provisión y el contentamiento que Dios quiere para todos. La deshonestidad, injusticia, y la vanidad parecen reinar. Por ahora, el justo debe confiar en la revelación de Dios, discierne el punto de vista mundial y gozarse mientras puede en los placeres diarios, sencillos que este mundo ofrece. A la luz de lo incierto de los resultados de nuestros afanes sobre la tierra, Salomón concluye que el mejor curso de acción es gozar de los resultados del trabajo (comer y beber es una figura del lenguaje para referirse a participar de los frutos del trabajo). Desde luego, una cosa es proponerse gozar del trabajo y otra muy distinta es poder hacerlo. No todos pueden hallar satisfacción profunda y genuina en lo que hacen.
Hagamos un contraste entre una persona inquieta y otra tranquila no más de ser satisfecha con su trabajo, el comer, el beber y el gozo de lo que tiene. No quiere cultivar un nombre grande para el mismo. Es contenta, una persona sin complicación. Es una persona atenta a la actividad con un sentido y no al activismo irrelevante. El Predicador se inclina ante su sabiduría y está dispuesto a admitir que aquella persona probablemente tiene una mejor actitud hace la vida.
2:25. “quién se gozará sino uno mismo” Es un término hebreo raro, usado solamente aquí en el Antiguo Testamento. Otra traducción es: “…sino es por mí”. Veamos en la Septuaginta (LXX): “porque ¿quién comerá y quién beberá, sin él?”, el contexto favorece la versión griega, ya que nadie puede vivir sin Dios.
Hay alegrías y placeres que son legítimos y que Dios quiere que experimentemos como manifestación de su bendición en nuestra vida. Pensamos muchas veces que el contentamiento tiene que ver con la resignación y las privaciones. El contentamiento tiene que ver con la aceptación de los dones que Dios quiere darnos y el adecuado uso de ellos. (1 Timoteo 6:17.) El contentamiento tiene que ver, por un lado, con el disfrute de la abundancia sin sentimientos de culpabilidad porque tenemos más que los demás. Y por otro lado, el contentamiento tiene que ver con saber gozarse en medio de las privaciones (Filipenses 4:11-12).
2:26. “Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; pero al pecador le da el trabajo de recoger y amontonar, para dejárselo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.” Aunque esta vida es temporal y los placeres que ofrece son breves y no satisfacen completamente, podemos gozarnos en las cosas simples (pero significativas) de la vida. No hay nada mejor para el ser humano bajo las circunstancias antes descritas que gozarse de los frutos de su trabajo. Estamos en las manos de Dios. El hombre debe mirar más allá de esta vida terrenal.
Salomón no excluye a Dios, el Creador, de su libro. Menciona a Dios (Elohim) 40 veces, reconociendo la realidad de Un Ser Supremo… Ahora bien, cualquiera puede saber que hay un Dios Creador (Elohim), pero sólo por la revelación especial de las Escrituras podemos conocer a Dios quien se ha revelado enviando a su Hijo (Juan 1:18; 17:3). ¿Valoramos las bendiciones cotidianas de Dios? (1 Timoteo 4:4; Hechos 28:35).
El “pecador” es alguien que no vive para agradar a Dios. Sin embargo, el juicio sobre el pecador es también don de Dios. Que el pecador considere seriamente su final definitivo.
Salomón identifica tres bendiciones de Dios: (1) sabiduría (habilidad para vivir), (2) conocimiento (conocimiento de los hechos, entendimiento, experiencia) y (3) alegría. No es bueno pasar la vida solamente pensando en la sabiduría y la ciencia y excluir el gozo. Es un don de Dios el gozar de lo bueno en el trabajo y es un don de aquellos quienes ponen su confianza en el Creador.
Junto con la vida, el soplo y todas las cosas dadas por Dios es el conocimiento de cómo nos comportamos. Los buenos comprenden porque lo hacen parte de su plan de comprender. Aquellas personas demasiado ocupadas nunca comprenden el propósito de Dios. Por eso son desventajadas.
Con confianza en Dios, esperamos con paciencia mientras otras personas luchan para recibir la satisfacción de las cosas del mundo. No quiere decir que debemos terminar con el trabajo sino es ventajoso pensar en lo que Salomón ofrece. No llegar a ser excéntrico dando su tiempo a una actividad y excluyendo a otras
La segunda proposición es: “Quien añade ciencia, añade dolor.”
Empezamos este estudio con una investigación de tres puntos:
- A la risa dije “Enloqueces.”
- Y al placer: “¿De qué sirve esto?”
- Decidí agasajar mi carne con vino.
Si somos libres de escoger cuáles son las actividades más significativas en la vida será posible que lleguemos a la risa, placer y vino. Salomón dijo esto y su conclusión fue que no eran significativos. Continúa con una investigación descrita como trabajo útil en los doce puntos identificados al principio del estudio. Podemos escribirlos en la manera siguiente:
- Me edifiqué casas
- Planté viñas para mí
- Me hice huertos y jardines
- Me hice estanques de aguas,
- Regí el bosque donde crecían los árboles.
- Compré siervos y siervas,
- Tuve siervos nacidos en casa.
- Tuve muchas más vacas y ovejas
- Amontoné también plata y oro
- Preciados tesoros dignos de reyes y de provincias
- Me hice de cantores y cantoras
- Toda clase de instrumentos musicales
Todo en esta lista necesita enorme habilidad y esfuerzo. . Lea la lista como una agenda que ¡necesitaría mucho más tiempo que una vida para cumplir! Cubre el espectro del esfuerzo humano. Está el potencial de mucha satisfacción, pero solamente el gozo de hacerla. Observar ante sus ojos el desarrollo de los proyectos, saber si resultan desastres, si habían resuelto los problemas grandes al tiempo crítico, le da a uno muchas satisfacciones. Pero muchos lo interpretan como ganancia cuando es no más ¡que reembolsa!
Salomón asegura a los escépticos:
- Conservé conmigo mi sabiduría.
- No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan
- Ni privé a mi corazón de placer alguno
Salomón probó todo. Si le brindó placer o contentamiento, de todas formas lo probó.
También nos dio un principio clave de la vida en 2:24-26, cuando afirmó que toda dicha y toda plenitud en la vida es un don de Dios que no podemos alcanzar sin su bendición. Haríamos bien en prestar atención al sabio consejo de Salomón, que son lecciones invaluables del corazón de la persona más sabia y rica que ha existido.