Elías Regresa A Ver A Acab

El compromiso leal de Elías con Dios nos impresiona y nos presenta un desafío. Fue enviado para confrontar, no para consolar, y habló las palabras de Dios a un rey que rechazó su mensaje. ¿Por qué?. El profeta decidió seguir solo en su ministerio para Dios y pagó caro por esta decisión, experimentando el aislamiento de otros que también eran fieles a Dios.

El capítulo 18 contiene dos historias. La una tiene que ver con la resolución del problema de la sequía (18:1-20, 41-46). La otra, consiste en la lucha por la supremacía en Israel entre Jehová y Baal que se cumple en el monte Carmelo (18:21-40). Es un capítulo lleno de disputas. Presenta ¡el momento de decidir! Elías es confrontado una y otra vez por una o más personas. [Se nota también la conexión de un versículo de este capítulo con los eventos de 2 Reyes 1.]

 

18:1-19. El segundo enfrentamiento de Elías con Acab.

Vs. 1-2. “Pasó mucho tiempo, y tres años después, llegó palabra de Jehová a Elías,”

Debido a esa sequía de tres años (¿o de tres años y medio?  Lucas 4.25; Santiago 5.17), la situación era insoportable. envía a Elías para que informe al rey que la sequía va a terminar, aunque está claro que peligra su vida al hacerlo:

«Ve, muéstrate a Acab.”

El pueblo tuvo más de tres años para comprobar que Baal no podía producir la lluvia. Una vez más “vino palabra de Jehová a Elías”. Dios estaba a punto de dar el siguiente paso de Su plan. Como de costumbre, cuando Dios habló, Elías obedeció. (v. 2).

Los autores del comentario “Mundo Hispano” presentan el consejo útil para ayudarnos en la lectura y estudio de la Biblia. Dicen:

“Estas son las cosas que se observan en el fluir de la historia. Lo que no se palpa tan fácilmente es el móvil que orienta al escritor bíblico. Cada historia bíblica debe estudiarse por lo menos a dos niveles:

(1) Lo que la historia dice;

(2) lo que la historia significa para el escritor y para sus lectores originales.

Una de las tácticas literarias empleadas por los escritores de la antigüedad, era el uso de dos “actores” principales. En este caso, desde luego, son Elías y Acab. Se suponía que el rey estaba en control y debía poder resolver las crisis del pueblo. Esta historia revela que el rey es totalmente impotente ante la situación. Algunos ven este matiz en la historia como una forma de subvertir todo lo que representa el rey. Nuevamente, quien está en control es Dios por medio de su profeta, no el rey.”

1 Reyes 18:3. “Acab llamó a Abdías su mayordomo.  Abdías era muy temeroso de Jehová

El, Abdías (H5662 sirviendo a Jah. Se nota el testimonio en el v. 12 “teme a Jehová desde su juventud”), era seguramente un creyente en Jehová, pero no el profeta Abdías, autor del libro que lleva su nombre. Aquí tenemos una revelación sorprendente. A pesar de que Elías estaba solo en su confrontación con Acab y Jezabel, no era el único en Israel que creía en Dios. Abdías había sido fiel y por eso procedió a esconder a cien profetas que todavía seguían leales a Dios.

1 Reyes 18:4. “pues cuando Jezabel destruía a los profetas de Jehová, Abdías tomó a cien profetas y los escondió en cuevas de cincuenta en cincuenta, y los sustentó con pan y agua.”

¡Aquí nos encontramos con un hombre valiente! ¿Cómo fue posible (1) esconder y (2) sostener con pan y agua a los 100 profetas de Jehová mientras administra la casa de Jezabel? Hay que recordar que estuvo en la época de la sequía.

¿Qué dice el autor de Hebreos 11:38? ¿Se refiere a este incidente?

1 Reyes 18:5. El Mundo Hispano comenta;

“He aquí un rey, que debe estar preocupándose por asuntos internacionales, se encuentra reducido al trabajo de un pastor de ganado, uno de los oficios de menos categoría.”

1 Reyes 18: 6. Acab envió a su siervo Abdías a buscar hierba para sus animales. La sequía había devastado la tierra de Israel. Acab desesperado por salvar a los caballos que usaba para su defensa militar, instruyó a Abdías a que buscara agua por toda la tierra.

1 Reyes 18:7. Cuando el siervo buscaba, se encontró con Elías. El encuentro entre los dos piadosos israelitas llama la atención. Ya que Abdías no vacila en reconocer a Elías, como todo respetuoso de su día, se postró sobre su rostro en señal de sumisión. ¿No eres tu Elías, mi señor (H113 adón que significa gobernar, soberano, amo, dueño, señor)?

Aunque lo que dice Abdías está en forma de una pregunta en el texto bíblico, dado ya el reconocimiento del profeta por Abdías, las palabras “Eres tú, Elías mi señor” no forman una pregunta. Más bien, la frase expresa gozo y satisfacción en forma de exclamación al ver al profeta. El Mundo Hispano comenta:

“Una paráfrasis más adecuada sería algo así: “Después de tanto tiempo, Elías, ¡eres tú!”

1 Reyes 18: 8. “Yo soy;  ve y dile a tu amo:  «Aquí está Elías»  –le respondió él.”

1 Reyes 18: 9.  Abdías contestó: -¿En qué he pecado para que entregues a tu siervo en manos de Acab para que me mate?”

1 Reyes 18:10. Es Es evidente que la persecución de Elías se había intensificado y Abdías temía por su propia vida. Suplicó al profeta tres veces que no le dé esa misión (Vs. 9, 12, 14).

1 Reyes 18:11. Este le dijo que informara a su amo, diciendo:

“Aquí está Elías.”

1 Reyes 18:12. Esto puso nervioso a Abdías, porque Elías tenía la costumbre de aparecer de la nada, para luego desaparecer rápidamente. Abdías temía que Elías se hubiera ido cuando Acab llegara, y que este se llenara de furia y lo matara.

v. 12. El espíritu de Jehová: Aparentemente, el espíritu de Jehová transportaba a Elías de un lugar a otro en algunas ocasiones (2 Reyes 2:16). Felipe pasó por una experiencia similar, de acuerdo con Hechos 8:39.

1 Reyes 18:13. ¿No le han contado a mi señor lo que hice cuando Jezabel mataba a los profetas de Jehová,  que escondí en cuevas a cien de los profetas de Jehová,  de cincuenta en cincuenta,  y los mantuve con pan y agua?

 1 Reyes 18:14. Y ahora dices tú:

«Ve y dile a tu amo:  Aquí está Elías «.

¿Quieres que me mate?

1 Reyes 18:15. Elías lo tranquilizó, no obstante, diciéndole:

“¡Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy!, que hoy me presentaré ante él (a Acab)”.

Cuando Elías le pide a Abdías que anuncie ante Acab su presencia, el mayordomo se asusta. No se le escapa que la frase que tendría que pronunciar en hebreo ante Acab podría ser interpretada como sedición. Ya que el nombre de Elías quiere decir “Jehová es mi Dios”, al decir “He aquí, Elías”, estaría confirmando su lealtad al Dios de Elías; ya que Acab adoraba a Baal, esto no auguraba nada bueno para su mayordomo. La respuesta de Abdías a la petición de Elías no tan solo expresa su temor sino también recrimina al profeta, no tan indirectamente, por exponerlo a la ira del rey. También, reitera el vigor con el que el rey ha buscado al profeta. Su propia vida peligraría si se le anunciara al rey.

1 Reyes 18:16.

“Entonces Abdías fue a encontrarse con Acab, le dio el aviso,  y Acab fue a encontrarse con Elías.”

Era la primera vez en más de tres años que Acab y Elías se encontrarìan cara a cara. Las cosas iban mal en el país.

1 Reyes 18:17. Acab dice (¡Se puede imaginar el tono de su voz!)

“¿Eres tú el que turbas a Israel?”

En otras palabras: “¿Acaso no ves la hierba reseca y los árboles muertos, los huesos blancos de animales, los clamores de gente hambrienta? Todo por culpa tuya. ¡Has causado problemas a esta tierra!”. En lugar de reconocer que era su propio pecado lo que había producido la calamidad sobre el país, Acab culpó a Elías de los problemas de Israel.

1 Reyes 18:18. Elías aclaró rápidamente la cuestión. La sequía no había sido responsabilidad suya; sino una consecuencia de que Acab no hubiese reconocido a Jehová y se hubiese dejado seducir por Jezabel, junto a todo el pueblo de Israel, para rendir culto a Baal. En vez de adorar al Dios verdadero, Acab y su esposa Jezabel adoraban a Baal, el dios más popular de los cananeos. Por lo general, los ídolos de Baal eran moldeados en forma de toro, representando la fortaleza y la fertilidad, y reflejando hambre de poder y de placer sexual.

1 Reyes 18:19. Elías invitó a una prueba de fuerza entre sus dioses y Jehová. Todo Israel debía observar la disputa entre él y los profetas protegidos por Jezabel. Baal era la máxima deidad masculina de los cananeos y fenicios. Simbolizaba las fuerzas positivas de la naturaleza. Asera aparecía como la mujer de Baal en la mitología cananea.

Acab convocó a 450 profetas paganos en monte Carmelo para comparar la inteligencia y el poder con Elías. Los reyes malvados odiaban a los profetas de Dios porque hablaban en contra del pecado y de la idolatría, y minaban su control sobre el pueblo. Con la ayuda de los reyes malvados, muchos profetas paganos se levantaron para combatir las palabras de los profetas de Dios. Pero Elías mostró al pueblo que el hablar una profecía no era suficiente. Se necesitaba el poder de un Dios viviente para cumplirla.

Elías mandó a Acab, diciendo:

“pues, ahora a que todo Israel se congregue en el monte Carmelo, con los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel. Acab convocó a todos los hijos de Israel,  y reunió a los profetas en el monte Carmelo.“ (1 Reyes 18:19-20)

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