El apóstol Pablo dice en 1 Corintios 12:13
“Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo espíritu.”
En esta figura se presentan tres verdades de gran importancia con respecto a la iglesia en el primer siglo:
a. La iglesia fue un cuerpo que se desarrolla por si mismo
Como cuerpo que se desarrolla por sí mismo, Efesios 4:11-16 presenta la iglesia como una entidad compuesta por individuos que tienen dones espirituales. De aquí que algunos sean apóstoles, otros profetas, evangelistas, pastores y maestros.
La verdad central es que los creyentes no solamente reciben la exhortación de servir a Dios en sus diversas capacidades, sino que están equipados para hacer un trabajo en particular para el cual Dios los ha llamado. El creyente cumplió sus propios servicios cuando cumplió el rol particular que se le había asignado y participó en el perfeccionamiento del cuerpo de Cristo (Efesios 4:13).
b. Los miembros del cuerpo recibieron dones especiales y se les asignan servicios especiales;
A los miembros del cuerpo de Cristo se les asignó un servicio específico que está de acuerdo con los dones que han recibido. Así como en el cuerpo humano los diferentes miembros tuvieron funciones distintas. En el cuerpo de Cristo ocurre lo mismo. En Romanos 12:3-8 y I Corintios 12:28 se mencionan importantes dones. Cada creyente tuvo algunos dones y había creyentes que tuvieron más que otros. Los dones espirituales no deben ser confundidos con habilidades naturales.
Los dones espirituales no se consiguen buscándolos, sino por el Espíritu que reparte “a cada uno en particular como él quiere” (1 Corintios 12:11). Los dones ciertamente cesaron después de la primera generación de cristianos. Cada don está sujeto a regulación por la Palabra de Dios y no es una base adecuada para el orgullo, siendo una gran responsabilidad por la cual cada creyente tendrá que rendir cuentas.
c. El cuerpo fue una unión viviente y organismo.
El cuerpo es un organismo vivo que está eternamente unido en Cristo. La unidad del cuerpo, que comprende judíos, gentiles y personas de diversas razas y culturas, es presentada en Efesios 1:23; 2:15-16; 3:6; 4:12-16; 5:30. La iglesia como cuerpo de Cristo tuvo una unidad maravillosa en la que se ignoraba la división entre judío y gentil, y ambos tienen los mismos privilegios y acceso a la misma gracia.
Según Efesios 3, los miembros del cuerpo participaban en la maravillosa verdad, que estuvo oculta para los profetas del Antiguo Testamento, pero revelada en el Nuevo, de que los gentiles son coherederos, forman el mismo cuerpo y participan de las mismas promesas en Cristo que los judíos (Efesios 3:6). La unidad del cuerpo enfatizada en Efesios 4:4-7 es una unidad eterna que es la base de la comunión y el servicio cristiano en la edad actual y la base, para una comunión eterna en la edad venidera.
… ¿y ahora en el siglo XXI?
Es obvio que a Dios le gusta la variedad, ¡mira alrededor! Él nos creó a cada uno con una combinación única de atributos personales. Dios hace a los introvertidos y los extrovertidos. A los que aman la rutina y a los que les gusta la variedad. Él hace personas pensadoras y perceptivas. Algunos trabajan mejor cuando se le asigna un trabajo individual mientras que otras trabajan mejor en equipo. La Biblia dice:
“Y hay diversidad de actividades, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.” (1Corintios 12:6)
No hay temperamentos correctos o equivocados en el ministerio. Necesitamos todo tipo de personalidad para tener un balance en la iglesia y darle sabor. El mundo sería muy aburrido si todos fuéramos simplemente vainilla. Afortunadamente, las personas vienen en muchos más sabores.