Lea Juan 5:19-47

 

La autoridad del Hijo de Dios

Llegamos al primero de los largos discursos del Cuarto Evangelio. Jesús empieza a defenderse de la acusación hecha por los judíos de que se hacía igual a Dios. Los judíos intentaron matarlo (v. 18) y lo agredieron varias veces. Estas intenciones perversas se repiten con frecuencia. Desde el principio, el ministerio del Cristo fue totalmente cuestionado.

Prepare un breve resumen de las ocasiones en que esta intención aparece en los evangelios.
Juan 7:1
Juan 7:19
Juan 7:25
Juan 8:37
Juan 8:40
Juan 8:59
Juan 10:31
Juan 11:50, 53
Lucas 19:47
Lucas 20:20

La advertencia de Jesús – Juan 5:19–30 –

Las palabras de cierto os digo destacan la especial importancia de las que siguen. Así Jesús empieza su defensa ante la acusación efectuada por los judíos.

La forma en que Jesús usó el título “Hijo” resulta de su costumbre de dar a Dios el nombre de “Padre”. Muestra una relación estrechamente íntima.
Jesús da cuatro razones para justificar su título:

a. El Hijo actúa precisamente como el Padre (v. 19). Es la verdadera manifestación de Dios. Las palabras y las acciones son de Dios. Su voluntad estaba totalmente sometida a la de Dios. Por esa razón podemos ver a Dios en Él;

b. El Padre presenta sus planes al Hijo y el Hijo se muestra obediente para cumplirlos. La obediencia consiste en amor. Hay una identificación de mente, corazón y voluntad (v. 20);

c. El Hijo, como el Padre, tiene poder de dar vida (v. 21). Nadie está plenamente vivo hasta que Jesucristo entra en su vida y él entra en Jesucristo. Para tales personas la vida es totalmente nueva. Ha cambiado el individuo, sus relaciones personales, su idea de trabajo, el concepto de placer y su relación con Dios;

d. El Hijo ha recibido del Padre autoridad para juzgar (v. 22). El juicio a una persona depende de la forma como ha reaccionado ante Jesús y es la prueba que divide a la humanidad.

Esta secuencia de razones que apoyan la posición del Hijo tiene dos propósitos principales.

En primer lugar, que los oyentes se sorprendieran (v. 20), y en segundo lugar, que honraran al Hijo como honran al Padre. Por sí misma, la primera hubiera llevado a honrar a un hacedor de maravillas, pero la segunda evita esto y señala la verdadera posición del Hijo. De las cuatro razones expuestas, la más significativa es la que enfoca el amor del Padre por el Hijo (v. 20). Este versículo sienta las bases por las cuales el Padre revela todo por medio del Hijo.

Los tres versículos, 21-23, unidos entre sí y con lo que precede, indican las dos obras supremas de Dios según la fe judía: despertar a los muertos y ejercer el juicio : Juan sostiene que proceden del Padre, pero añade la idea nueva de que han sido comunicadas al Hijo. La convicción de que el Padre resucita a los muertos (v. 21) es apoyada por el Antiguo Testamento. Si bien la referencia primaria puede ser de la resurrección física final, también involucra la idea de la resurrección espiritual.

Hemos dicho: “La convicción de que “el Padre resucita a los muertos” (v. 21) es apoyada por el Antiguo Testamento.”

Identifique unas referencias del Antiguo Testamento.

 

 

 

 

 

El v. 25 sugiere que los muertos que oirán al Hijo de Dios son aquellos que responden espiritualmente hoy, aunque los vs. 28, 29 se refieren al final de los tiempos. Parece usar la palabra muertos en estos dos sentidos. Estar muerto espiritualmente es dejar de sentir. Hay muchas personas que, en un tiempo, vivían intensamente el pecado, la miseria y el sufrimiento del mundo; pero, poco a poco, se volvieron insensibles. También es dejar de pensar y de aprender. Pero llega el día cuando desarrolla una actitud que no le importa la necesidad del arrepentimiento.

Vale la pena notar que cuando se refiere a la resurrección (v. 25), Jesús usó el título Hijo de Dios, pero cuando alude al juicio (v. 27) habló del Hijo del Hombre.

 

El Hijo de Dios

En la Biblia, “Hijo de Dios” es una exaltación y realmente un título sinónimo para el Mesías. Así, Juan dedica su evangelio completo a un tema dominante, que creamos y comprendamos que “Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios” (Juan 20:31).

La base para igualar estos títulos se encuentra en un pasaje clave del Antiguo Testamento. El Salmo 2 expresa: “Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido” a quien ha puesto como Rey de Jerusalén (v.6) y de quién él dice: “Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones” (vs.7-8). Jesús no vacila en aplicar todo el Salmo a su persona, y lo ve como una predicción de su futuro gobierno y de sus seguidores sobre las naciones (Apocalipsis 2:26, 27).

Pedro presenta la misma ecuación de Mesías e Hijo de Dios cuando, por revelación divina, afirma su creencia en Jesús: “Tú eres el Cristo (Mesías), el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16).

Natanael comprende que el Hijo de Dios no es otro que el Rey de Israel (Juan 1:49), el Mesías (v. 41), “aquel de quien Moisés escribió en la ley y también en los profetas” (v. 45; Deuteronomio 18:15-18).

El título “Hijo de Dios” es aplicado también en la Escritura a los ángeles (Job 1:6; 2:1; 38:7; Génesis 6:2, 4, Daniel 3:25); a Adán (Lucas 3:38), a la nación de Israel (Éxodo 4:22); a los reyes de Israel que fungen como representantes de Dios, y en el Nuevo Testamento a los cristianos (Juan 1:12).

Lucas sabe muy bien que la procedencia divina de Jesús se deriva de su concepción en el vientre de una virgen; él no manifiesta nada sobre algún origen eterno:

“El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá (María) con su sombra; por lo cual también el santo ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios” (Lucas 1:35).

Esta procedencia como Hijo de Dios debe ser considerada desde la misma concepción de Jesús.

 

El Hijo del Hombre, El Señor a la Diestra de Dios

El título “Hijo del Hombre” fue usado frecuentemente por Jesús para referirse a sí mismo. Como “Hijo de Dios”, él está estrechamente asociado con su Mesianismo; tanto que cuando Jesús afirmó solemnemente que él es el Mesías, el Hijo de Dios, agrega en el mismo momento que el sumo sacerdote vería al “Hijo del Hombre” sentado a la diestra del poder y viniendo con las nubes del cielo” (Marcos 14:61, 62).

El título “Hijo de Hombre” está plenamente descrito en Daniel 7:13, 14, en donde una figura humana (“un Hijo de Hombre”) recibe el derecho para el dominio mundial del Padre. El paralelo con Salmo 2 es obvio, así como la conexión estrecha con el Salmo 110, donde David se refiere a su “Señor” (El Mesías) que se sentará a la diestra (del Padre) hasta cuando asuma su función como gobernador mundial y “reine en medio de sus enemigos” (Salmo 110:2; cp. Mateo 22:42-45). El Hijo del Hombre tiene igualmente una clara conexión Mesiánica en el Salmo 80:17: “Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, sobre el Hijo del Hombre que para ti afirmaste”.

Es significativo que los escritores del Nuevo Testamento pongan mucho énfasis en el Salmo 110, citándolo unas 18 veces y aplicándolo a Jesús, quien había sido exaltado por aquel tiempo como Señor Mesiánico destinado a la inmortalidad y para ubicarse a la derecha del Padre, exactamente como el Salmista lo previó.

Nuevamente debemos reconocer que la “eterna filiación” (el dogma trinitario) es ajena a todos los títulos descriptivos del Mesías. Estas afirmaciones alarmantes deberían conducir a los estudiantes de la Biblia a comparar lo que se les ha enseñado acerca de Jesús con el Jesús presentado por la Escritura. Parecería que un hijo eterno no haría juego con la cuenta bíblica del Mesías. Al optar por un Jesús que es un ser eterno, que pasa a través de una vida temporal en la tierra, muchos parecen, por así decirlo, haber “obtenido el hombre equivocado”.

La “hora” mencionada en el v. 28 es diferente de la que se menciona en el v. 25, porque aquí se tiene en mente la resurrección final. El contraste entre el levantamiento de los que hicieron el bien y el de los que hicieron el mal significa que, aunque los creyentes han sido juzgados antes, pueden mirar hacia adelante esperando la realización plena de la resurrección física, mientras que aquellos que han hecho el mal (y presumiblemente son los incrédulos) no tienen por delante sino una condenación que esperar.

 

Punto de reflexión

Durante este discurso, observamos lo que Jesús dice:

“No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre.” (v.19)
“…el Padre ama al Hijo y le muestra todas las cosas que él hace.” (v.20)
“…porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo.” (v.23)
“Como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y, además, le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del hombre.” (v.26-27)
No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre, que me envió.” (v.30)
“…que el Padre me ha enviado.” (v.36)
“…también el Padre, que me envió” (v.37)

Estas declaraciones de Jesús niegan el dogma de la “co-igualdad del Hijo con Su Padre”. Enseñan la dependencia completa del Hijo en Su Padre.
Pero la respuesta sencilla de los trinitarios es: “Ah, hay que recordar que Jesús es 100% hombre y 100% Dios. Lo que Jesús dice es para mostrar que era hombre.” Esta doctrina ortodoxa de las ´dos naturalezas´ fue formulada en el Concilio de Calcedonia (451 d.C.).
En Calcedonia se afirmó que Jesús es una persona única que posee dos naturalezas, la divina y la humana. Supuestamente, estas naturalezas co-existen en Cristo sin confusión o mezcla, sin cambio, sin divisiones y sin separación.

 

Jesús y la resurrección

Juan 5:28. “No os asombréis de esto, porque llegará la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz.”

Pregunta: ¿Entonces toda la humanidad va a ser resucitada?

Respuesta: Existe una gran cantidad de personas que durante los siglos nunca han oído las palabras de Jesús (Isaías 26:14; Jeremías 51:57; Salmo 49:19-20) Aquellas personas son muertas, “de quienes no te acuerdas ya” (Salmo 88:5).

Se nota el contexto del uso de “todos” en los siguientes pasajes: Lucas 2:1; Juan 10:8; Romanos 1:7

El significado de Juan 5:28 es “todos”, sin distinción, que quiere decir toda clase de gente. (Juan 1:9; 3:26)

 

Referencias al Éxodo

Es muy fácil, para nosotros los gentiles, pasar por alto el tema de la Pascua en este discurso de Jesús.

Juan 5:20 Las “maravillas” del Éxodo Las “mayores obras” de Jesús
“porque el Padre ama al Hijo y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os admiréis.” (v.20) Éxodo 4:2-7. Representa el principio de la redención. Una curación del pecado simbolizado en la lepra. Jesús vino para salvarnos del pecado y la muerte simbolizados en la mano leprosa y la culebra.
Éxodo 14:19, 23-27. El ángel de Jehová guió al pueblo judío a través del Mar Rojo. (Había un movimiento de las aguas hecho por el ángel.) Jesús curó al paralítico y no tuvo que introducirse en el estanque. (No hubo necesidad de un “movimiento de las aguas.)
Éxodo 3:20; 34:10; Salmo 78:12; 118:23. “…Hizo maravillas…” El éxodo de Egipto es considerado el hecho más importante en la historia de la nación judía. La redención hecha por Jesús es el acontecimiento más grande en la historia de la humanidad.
Éxodo 18:15; Deuteronomio 4:5,14; 5:31. Moisés recibió de Jehová la autoridad de juzgar a su pueblo. “porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre, que lo envió.” (Juan 5:22-23)
Números 16:28. “Moisés dijo: En esto conoceréis que Jehová me ha enviado para que hiciera todas estas cosas, y que no las hice de mi propia voluntad”. Cuatro veces (Juan 5:23, 30, 36, 37) dice que Jesús ha sido enviado por Dios.
Ezequiel 37:12. La tierra de esclavitud es descrita como un sepulcro. La liberación de la esclavitud era como una resurrección nacional. La obra maravillosa es que: “De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán.” (Juan 5:25)

 

Aquí presenta unos argumentos tan claros que no dejan lugar a dudas.

  • Estableces Su identidad con Su Padre. En Jesús vemos a Dios. Las palabras de Jesús son las palabras de Dios; las acciones de Jesús son las acciones de Dios.
  • Esta identidad se basa en la obediencia total. Su voluntad estaba totalmente sometida a la de Su Padre.
  • Esta sumisión consiste en amor. La unidad entre Jesús y Dios es la unidad del amor.

 

El testimonio de “cinco veces”

1. El testimonio de Jesús mismo (Juan 5:30-31)

En el v. 30 Jesús afirmó la justicia de su juicio sobre la base de que estaba en armonía con aquel que lo envió. Aunque el juicio se concede al Hijo, está totalmente de acuerdo con la voluntad del Padre. Le es muy difícil a cualquier persona el juzgar a otra con justicia. Si nos examinamos honestamente, descubriremos muchos motivos que afectarían nuestro juicio. Podrían ser: orgullo ofendido, prejuicios, celos, desprecio, sentimiento de superioridad, envidia, ignorancia deliberada.

Jesús admite que el principio universal de que la evidencia exclusiva de una persona acerca de sí mismo no se puede aceptar como prueba. Tiene que haber por lo m0enos dos testigos (Deuteronomio 17:6; 19:15).

Jesús no tenía necesidad de testificar de sí mismo dado que su voluntad era idéntica a la del Padre (vs. 31, 32). En su caso, el testimonio sobre sí mismo sería falso porque indicaría que necesitaba distinguir entre él mismo y el Padre.

2. El testimonio de Juan el Bautista (Juan 5:32-35)

La expresión “otro” referida a Dios es única en el Nuevo Testamento . Este término tiene la función de marcar que el Padre es distinto del Hijo.

El testimonio de Juan el Bautista era valioso pero no comprendido (vs. 33–35). Ciertamente el testimonio de Juan llevó a algunos a Cristo, pero era inconcebible que Jesús necesitara descansar en tal testimonio. El testimonio de Juan es comparado con una lámpara, pero él mismo no era la luz, aunque señalaba a la luz. Se dice que el propósito de todo testimonio es que la gente sea salva, lo que sólo es posible por la fe en Jesús (v. 24).

Juan el Bautista como testigo tuvo un papel eminente y, más allá de su muerte, su testimonio guarda un valor duradero.

3. El testimonio de los milagros (Juan 5:36)

Las obras que realiza Jesús son un testimonio superior al del precursor, Juan el Bautista. Jesús apela luego al testimonio de sus obras. Son de un tipo especial porque el Padre las había comisionado. Por esa razón, el testimonio de las obras de Jesús es mayor que el testimonio de las palabras de Juan. Pero ese testimonio había caído en tierra improductiva. El testimonio de Sus obras hizo que inclusive el mismo Juan mande a algunos de sus discípulos a preguntarle si era el Mesías. Jesús cita Sus obras, no para atraer la atención de nadie hacía Sí mismo, sino para señalar al poder de Dios que obrará en Él y por medio de Él.

4. El testimonio del Padre (Juan 5:37-38)

Aquí la identificación del “otro” (v. 32). Aunque el Padre había dado testimonio de Jesús, los oyentes no habían oído su voz o reconocido su presencia (v.37). El hecho simple era que la palabra de Dios (primordialmente las Escrituras) no habitaba en ellos debido a la incredulidad.

Puede ser que el testimonio que Dios da de Jesucristo se encuentre en las Escrituras. Para los judíos, las Escrituras eran el sumo bien.

5. El testimonio de Moisés Juan (5:39-43)

El texto afirma que las Escrituras, en su conjunto, dan testimonio de Jesús. Aquellos que no creían en Jesús no entendían las Escrituras. De hecho, el v. 39 señala la bien conocida diligencia de los judíos en el estudio de la Torah. El problema estaba en su idea de que eso era suficiente para la salvación. Pero perdieron la partida cuando no aceptaron el testimonio de la Escritura sobre Jesús, que era su principal propósito. El v. 40 condena fuertemente la actitud en cuanto a que era un deliberado rechazo a Jesús, quien es la fuente de vida. En efecto, esto quiere decir que estaban espiritualmente muertos. Jesús no aceptaba ni testimonio ni alabanza humanos (v. 41). No tenía una confirmación oficial para su misión. Los oyentes judíos desconocieron por completo la confirmación de Dios mismo sobre la misión de Jesús (v. 43).

La referencia en el v. 42 al amor de Dios podría significar el amor de la gente hacia Dios o el amor de Dios por la gente, o ambos. Lo más probable es que se refiere a su falta de amor a Dios, teniendo en cuenta el contexto. Estaban más preocupados por la alabanza humana que por la de Dios (v.44). Eran muy distintos de los verdaderos judíos a quienes se refiere Pablo en Romanos 2:29.

Cuando Jesús apeló a Moisés estaba tocando un punto sensible para aquellos judíos amantes de la Torah. En el gran juicio final Moisés mismo los condenaría. Aunque hay pocas referencias específicas al Mesías en la Torah, su línea general era la de preparar el camino para el liberador que vendría (v.46). En todo su estudio de la Escritura habían errado en el punto esencial. Jesús fue directamente al grano al decirles (v.47) que no creían lo que Moisés había escrito. A pesar de toda su entrega al estudio de la Escritura, no creían realmente lo que decía. Habría sido difícil para los judíos devotos captar esta distinción, pero sin ella quedaban sin posibilidad de creer la verdad que Jesús estaba presentando.

En v.34 Jesús había dicho que el propósito de Sus palabras era que ellos se salvaran. Aquí dice. “No busco la gloria que me pueden dar los hombres.” Cuando se arma una controversia ¿cuál es nuestra actitud principal? ¿Nos damos por ofendidos?

 

Condenación definitiva (Juan 5:44-47)

¡Lo que había sido el mayor privilegio de los judíos se convirtió en su mayor condenación!

 

Desarrollo del estudio

  1. Lea Juan 5:18. La curación del enfermo levantó una viva discusión entre los judíos y Jesús. ¿De que cosas le acusan?
  2. ¿Quién dice Jesús que es? (vs. 25, 27)
  3. Destaque lo que tienen en común el Padre y el Hijo. (vs. 17, 19, 21, 23, 26)
  4. ¿En que términos la relación de Jesús con el Padre se pone en evidencia el los versículos siguientes? (vs. 19, 20, 22, 23, 26, 27, 30)
  5. Según el v. 23, ¿es posible honrar al Padre sin tener en cuenta a Jesús?
  6. ¿Por qué Jesús puede juzgar con conocimiento de causa?
  7. Según el v.24, ¿Cuáles son las dos condiciones que deben cumplirse para ser partícipe de la resurrección de vida eterna?
  8. Lea Juan 5:33-39 y 44-47. ¿Cuáles son los diferentes testimonios sobre Jesús que se encuentran en estos versículos?
  9. ¿Por qué tantos judíos rechazan el testimonio de Jesús? (vs. 40, 42, 44, 46-47)
Capítulo anterior: Discurso 2 - El agua viva (Juan 4:1-42)

Continúa leyendo: Discurso 4 – El pan de vida (Juan 6:22-65)
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