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Un estudio del Libro de Jueces

Capítulo 5 Un canto de victoria en alabanza a Dios.

La narración en prosa del capítulo 4 es complementada por este cántico poético de Débora sobre la misma liberación. Una comparación de los dos capítulos da un cuadro más completo de lo que sucedió. Tres son los temas principales en el poema: 

(1) alabanza a Jehová por la liberación, 

(2) felicitación a los israelitas que participaron en la lucha, y 

(3) destrucción de los enemigos de Jehová. 

Una versión de ella se cantó en el día de batalla “aquel día” y probablemente se le dio su forma presente poco después. Otra expresión de alabanza en tiempos de liberación es el cántico de Moisés (Éxodo 15:1-18) y María (Éxodo 15:21). Más adelante leemos de la alabanza de Ana (1 Samuel 2) y María (Lucas 1:46-55).

El hebreo que se usa en este canto de Débora muestra que es una de las piezas de poesía más antigua de todo el Antiguo Testamento. El tema principal del canto es “los actos justos” del Señor como el campeón de Israel desatando los poderes del cielo contra los cananeos. 

La poesía hebrea usa dos tipos principales de versificación:

Jueces 5: 2-3. Preludio: alabanza al Señor y un llamado a escuchar el canto. 

Unas de las tribus estaban dispuestas y listas para ser usados poderosamente por el Señor (vs. 14-18). ¿Nosotros también (Isaías 6:8? Débora llama a los príncipes de Israel alabar a Jehová. El v. 2 es un llamado a alabar a Jehová por la participación de los israelitas en la batalla. Así introduce los primeros dos temas principales citados arriba. No había ningún sistema para obligar a los israelitas a participar.

Buscamos las señales de dedicación

En el cántico de Débora vemos las siguientes señales de dedicación a la causa:

1. Se ofrecen voluntariamente.

2. Trabajan cuando están cansados.

3. Vencen la timidez.

4. Ceden sus deseos por algo utilitario.

5. Sacrifican su dinero, comodidad y libertad.

Jueces 5:4-5. La llegada del Señor como el campeón de Israel. 

Débora recuerda victorias pasadas del Señor. Ella está recordando el tiempo cuando Israel se convirtió en una nación en el monte Sinaí. El Señor descendió sobre el monte Sinaí como está registrado en Éxodo 19:16; 20:18, 19 y Deuteronomio 33:2. Israel había entrado en un pacto con Jehová en el monte Sinaí, y Él cumpliría sus promesas a su pueblo especial.

Seir está situado al sur del Mar Muerto en territorio de Edom. Seír es un nombre arcaico por Edom (Génesis 32:3; Números 24:18). El mismo Dios que infundió temor en aquella ocasión ahora ha acudido con todo su poder para pelear contra Sísara. Las últimas palabras de la estrofa hacen eco de la conclusión de la introducción (5:3). El himno ensalza a Jehová, quien luchó por su pueblo, Israel.

Jueces 5:6–8. Las condiciones prevalecientes antes de la batalla. 

Débora describe los tiempos previos a esta victoria sobre Jabín. El v. 6 parece implicar que Samgar en el sur fue contemporáneo de Jael y Débora en el norte. La alusión a Jael anticipa los vs. 24–27.

El enemigo asumió el control porque el pueblo se había apartado de Jehová para adorar a dioses falsos. “Cuando escogían nuevos dioses!”  Los caminos eran inseguros debido a la opresión cananea, los cuales sin duda alguna robaban a los viajeros. “¡No había escudo ni lanza en Israel! Por eso, ¿cómo podría responder a la amenaza?  Las aldeas y la agricultura habían decaído. Todo esto ocurrió hasta que Débora cumplió con su papel histórico como jueza, como profetiza y como madre de Israel.

1. Las aldeas quedaron abandonadas por falta de líder (v. 7).

2. La idolatría había cegado los ojos al peligro de los enemigos (v. 8).

3. El pueblo no estaba preparado para defender su ciudad (v. 8).

Jueces 5:9–12. Un llamado a participar en la batalla. 

El v. 9 introduce otro cambio abrupto de tono. Haciendo eco del v. 2, felicita tanto a los líderes como a los milicianos. Nótese que esta parte (vs. 2 y 9) comienza y termina con la declaración “¡Load a Jehová!”

 Entre los líderes estaban los que siguieron el llamado de la profetisa cuando ésta se levantó para reunir al pueblo para la batalla. El rango de algunos de ellos se notaba por el color de sus asnas, ya que el blanco era el color usual para los gobernantes.

Hay tres clases de personas que se mencionan aquí:

  • Los gobernantes montaban sobre asnas blancas (Jueces 10:4; 2 Samuel 16:2). 
  • La clase media. Estos tenían sillas de montar o alfombras en sus asnos, sobre las que se sentaban.
  • Los que estaban obligados a caminar.

El v. 11 Después de ser liberado de Sísara, el pueblo pudo nuevamente salir de su escondite en los bosques e ir a las puertas para escuchar las victoriosas proezas de los arqueros que volvían de la batalla. Había llegado el tiempo de que Israel alabara a Dios por sus misericordias para con ellos.

El tenor de la canción (v. 12) se remonta cuando Débora ordena a Barac que lleve a sus prisioneros en una procesión solemne, debidamente atados. Es importante ver como Pablo aplica esta figura de la procesión triunfal en Efesios 4:8. Cristo bajó del cielo en su nacimiento, murió y resucitó para ganar la batalla contra el pecado. En Salmo 68:18, el escritor alaba a Jehová como el rey victorioso. 

Jueces 5:13–18. La respuesta de las tribus israelitas. 

Débora estaba agradecida que el pueblo se hubiera ofrecido voluntariamente al servicio del Señor. En los siguientes versículos se traza la secuencia de la batalla. Por lo tanto, como pueden ver, hubo un gran número de israelitas que no acudieron al llamado de Dios para ir a luchar junto a Débora, ya que estaban muy ocupados en sus propios asuntos. 

Sin embargo, la gente que estaba afligida no dudó en entregarse de todo corazón a la lucha y arriesgar su vida por la libertad. Estas fueron las tribus de Zabulón y Neftalí, las dos tribus que fueron las principales víctimas de las políticas opresivas de Sísara y Jabín.

Jueces 5:19–23. La batalla. 

Debido a que la batalla se peleó entre las ciudades de Taanac y Meguido (al sur del río Cisón). No fue sólo Barac quien peleó contra Sísara y los reyes, sino también los poderes del cielo (¿Las estrellas son ángeles?). Aquí podemos ver la clave para la victoria. No era sólo un ejército el que venía contra Sísara sino dos: el ejército de Israel y el ejército de Dios en los cielos. Fue por medio de la intervención del Señor que Israel ganó la batalla contra el ejército de Sísara

El ángel encargado del ejército angelical ahora pronuncia una maldición sobre la gente de Meroz, porque pudiendo haber cortado el paso a las fuerzas cananeas en su huida, no lo hicieron. Meroz es una ciudad israelí en Neftalí, situada en las proximidades del monte Tabor en su ladera sur. 

Jueces 5: 24-27. La parte de Jael en el logro de la victoria. 

Ahora se nos da información adicional con relación a la muerte del guerrero. El golpe con el que Jael clavó la estaca con el pesado mazo fue tan fuerte que el cráneo de Sísara quedó completamente destrozado. (La descripción de la muerte de Sísara en el v. 27 da la impresión de que estaba de pie en la tienda cuando Jael le clavó la estaca, y entonces cayó muerto a sus pies.)

Jueces 5:28–30. La espera en vano de su madre. 

El lastimero lloro de la madre de Sísara se nos describe ahora. Ella no oía el sonido de las ruedas de su carro en la distancia ni tampoco las de su séquito. Sus princesas trataban de consolarla, pero la madre de Sísara se repetía una y otra vez la misma pregunta con un gran presentimiento. Las damas sabias eran las que, debido a su sabiduría, obtuvieron la posición de consejeras de la reina madre.

Wiersbe comenta (pág.41): ¡Cuántas personas hoy en día están mirando por la ventana de sus falsas suposiciones, esperando que ocurra algo que nunca va a suceder!

Jueces 5:31. Epílogo. 

Los ejércitos de Israel habían pasado por una tormenta, pero Dios les dio la victoria. La frase “como el sol cuando sale en su esplendor” nos recuerda del rey David quien comparó un líder temeroso de Dios con el sol que se levanta al amanecer y con el sol que brilla después de la lluvia.

Una pausa para pensar

Aunque en nuestra vida personal no enfrentamos ejércitos enemigos, sí tenemos batallas por pelear. En lugar de tratar de pelear en nuestras fuerzas, necesitamos tomar en serio las palabras que dijo Moisés a Israel cuando enfrentaban al ejército egipcio: “Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.” (Éxodo 14:14).

¿La venganza? 

El pasaje relata la alegría que sintieron los israelitas porque Jael había engañado a Sísara. Fingió hospitalidad, ofreciéndole leche cuando pidió agua, lo cubrió para esconderlo, y después lo mató.

La poesía se burla de la madre de Sísara, mostrando el contraste entre ella como madre cananea con una madre de los israelitas.

Todo el pueblo estaba frenético porque habían derrotado a los enemigos. A veces el nacionalismo ciega los ojos a la objetividad y no nos permite razonar sabiamente. La actitud refleja el espíritu vengativo que caracterizó esa época, pero no la tomemos como norma que debiéramos seguir. Más bien, recordemos las palabras de Jesús: “Amad a vuestros enemigos” (Mateo 5:44).

Humanamente, Israel estaba en una situación desesperante. Sin embargo, frente a estos hechos, el problema real de Israel era espiritual – no militar. 

¿Aprendamos una lección de Israel durante este período de los jueces?

  • Muchas de nuestras dificultades y problemas de hoy son espirituales. 
  • Muchos de nuestros problemas de hoy en día demuestran una escasez de pureza espiritual y rectitud moral. 
Capítulo anterior: Capítulo 4 Débora, Barac y Jael

Continúa leyendo: Capítulo 6 Gedeón y la opresión de Madián
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