7 de Junio de 2020

El libro de Josué es en general el relato del pueblo Israelita, con Josué como su líder, en la conquista de la tierra que le había sido prometida. Una tierra de leche y miel.

Conozcamos el propósito de Dios

Como recordamos, esta toma o conquista de la tierra había sido retrasada varias décadas debido a la rebeldía y dureza de corazón del pueblo que había salido de Egipto. Fue también Moisés culpable de rebeldía al haber golpeado la roca para proveer agua en vez de hablarle como había sido instruido por Jehová. La consecuencia fue que toda esa generación y su líder no entraron a la tierra. A pesar de las suplicas de Moisés a su Dios, éste solo le permitió ver la tierra a la distancia poco antes de morir.

Fue necesario un nuevo líder, Josué, cuyo nombre significa “El Señor Salva” o “El Señor da la Victoria” para llevar a cabo la campaña militar para doblegar y destruir a los pueblos que habitaban la tierra que Dios había prometido a su pueblo.

Después de conquistar y destruir Jericó y Hai, dando muerte a sus reyes, los Israelitas habían hecho paz con los moradores de Gabaón por medio de un engaño que estos habían perpetrado contra ellos. Así, el capítulo 10 continúa el relato de la campaña en la región central y las ciudades del sur. Cinco reyes de los amorreos: el rey de Jerusalén, de Hebrón, de Jarmut, de Laquis y de Eglon se juntaron para atacar a Gabaón. Más estos pidieron ayuda a sus nuevos aliados, los Israelitas.

Josué y su ejército se prepararon para la batalla recibiendo esta exhortación de Jehová:

v. 8 “No tengas temor de ellos…”

Y cumpliendo su palabra, Dios les dió una gran victoria. Incluso, a pedido de Josué, les dio una señal milagrosa:

Paró el sol en medio del cielo y no se apresuró a ponerse un día entero para que el ejército de Israel tuviera el tiempo de derrotar a sus enemigos.

Esta exhortación o variante de ella: “No temáis”, la hizo Jehová a Josué en varias ocasiones para darle la garantía y confianza que Dios mismo estaba con ellos y que el pelearía sus batallas:

  • Josué 1:9 “No temas ni desmayes…”
  • Josué 8:1 “No temas ni desmayes…”
  • Josué 10:25 “No temáis, ni os atemoricéis…”
  • Josué 11:6 “No tengas temor…”

Esta es una exhortación muy apta para los días en que vivimos y en los que hay mucho temor de las cosas que vienen en el mundo.

Las Escrituras, que contienen el plan que Dios tienen para el hombre y para esta tierra, están basadas en promesas incondicionales que Él hizo a los patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob. Y son éstas la roca en la cual está basada nuestra confianza de que pase lo que pase individualmente a cada uno de nosotros creyentes, en cualquier parte del mundo en que vivimos, nuestra mirada está firmemente fija en lo postrero que ha de venir.

Por medio de la fe que hemos adquirido al escuchar el llamado, conocer el propósito de Dios, ser bautizados y convertirnos en un nuevo hombre, ahora perseveramos firmes en este camino que nos llevara a recibir nuestro galardón.

Cada uno de nosotros hemos librado muchas batallas a lo largo de nuestros días, y así será hasta que Jehová nuestro Dios nos llame y reciba nuestro espíritu. Los sufrimientos y sinsabores de esta vida no se comparan con las cosas que Dios ha preparado a los que hasta el final perseveremos en el camino a seguir.

Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.” (1 Corintios 2:9)

– Manny C