El Tiempo Libre

«Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora» (Eclesiastés 3:1). En otras partes de la Biblia, la frase «todo lo que se quiere» se traduce «todo deseo» o «todo placer.» Si el trabajo es el medio por el cual ganamos nuestro pan de cada día, el tiempo libre provee las oportunidades para la realización de nuestros deseos y placeres personales que no pueden ser satisfechos en la oficina o en la fábrica.

El alma (espíritu), mente y cuerpo necesitan ser refrescados, y es el tiempo libre el que da oportunidad para practicar las actividades que nos restauran. Jesús gozaba las oportunidades de descansar de las cargas y responsabilidades de su misión, pues de lo contrario no habría ido con su madre a la fiesta de bodas, que era una de las pocas ocasiones en que un pueblo que frecuentemente trabajaba muy duro por largas horas descubría que «el corazón alegre constituye buen remedio» (Proverbios 17:22).

La extraordinaria gracia que hacía que todos, ricos y pobres, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, se sintieran cómodos en compañía de Jesús, le aseguró una bienvenida en cada reunión social. Pero aun en una ocasión tan gozosa como una boda, él nunca olvidaba la voluntad o el deseo de su Padre, o su venidero sacrificio como el Cordero de Dios. De aquí su alusión a su propia muerte cuando su madre le dijo, «no tienen vino» (Juan 2:1-11).

Diferentes personas usan su tiempo libre en diferentes formas. En los días de los apóstoles, los griegos trataban de proveer para el espíritu, mente y cuerpo del hombre, fundando escuelas para el estudio de la filosofía y gimnasios para el ejercicio y desarrollo del cuerpo. En cierta ocasión cuando Pablo estaba en Atenas se encontró con algunos atenienses y visitantes de la ciudad «que en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir y en oir algo nuevo» (Hechos 17:21). Esta fue una oportunidad que el apóstol aprovechó con prontitud, dirigiendo de inmediato el tiempo libre de ellos hacia la búsqueda del «Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay.» No fue culpa de Pablo si ellos no respondieron a las maravillosas nuevas de la salvación de Dios por medio de Cristo.

Propósito del tiempo libre
El tiempo libre es entonces una oportunidad para recreo, para que uno pueda sentirse nuevamente completo en salud, energía y pensamiento, y pueda retornar al trabajo refrescado y vigorizado.

Un minero puede restaurarse por medio de la lectura, mientras que un estudiante puede refrescarse practicando deportes al aire libre. Una persona joven puede encontrar recreativo un extenuante juego de tenis, mientras que una persona mayor podría encontrar más placentero un juego de boliche. Todos tenemos la necesidad de escapar de la diaria rutina del trabajo y refrescar y renovar nuestro espíritu, mente y cuerpo.

En esta época moderna, uno de los problemas sobresalientes para la gente común es el qué hacer con la gran cantidad de tiempo libre de que ahora gozan. Es un problema que está lejos de ser resuelto. Pero no debe ser problema para nosotros, pues más bien debemos dar la bienvenida a las oportunidades que trae el incremento de nuestro tiempo libre.

Para los que buscan la nueva vida, el tiempo libre no es más que uno de los aspectos de la vida del espíritu, el cual debe ser dominado por la voluntad del Padre quien desea que aprovechemos cada oportunidad para predicar el evangelio y ayudar de manera práctica a nuestros semejantes sin distinción de raza o credo.

Salud corporal
Algunas veces la mente y el cuerpo llegan a extenuarse de tal manera que sólo el descanso puede reponerlos, y uno debe aprender completamente a relajarse: ¡hay un tiempo para holgazanear! Sin embargo, generalmente el tiempo libre es el momento para cumplir nuestros más profundos deseos y gozar nuestros más grandes placeres.

La energía de los jóvenes demanda una salida en juegos y ejercicios atléticos de una u otra clase: fútbol, basquetbol, ping-pong, tenis y otros. La realización de algunos tipos de deporte después de graduarse de la escuela no es fácil, excepto en el caso de juegos como el tenis, puesto que las prácticas y partidos a menudo interfieren con las actividades de la vida del espíritu.

Un joven hermano quien era miembro entusiasta del equipo de remeros de su colegio, hubiera deseado continuar su actividad con la Asociación de Exalumnos; pero los días de práctica eran sábados y domingos. El asunto fue decidido por la voluntad del Padre, tal como siempre debe ser cuando hay un conflicto de intereses.

Aun en la vejez el cuerpo necesita ejercicio, por ejemplo como jardinero o en la más suave actividad de caminar. Pero en todo esto debe haber un sentido de proporción de modo que el tiempo libre sea compartido con otros intereses, especialmente los divinos, «porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera» (1 Timoteo 4:8).

Pasatiempos
En tiempos del Antiguo y Nuevo Testamentos, se practicaba una multitud de oficios. Entre aquellos mencionados en la Biblia había fabricantes de cestas, carpinteros, escultores, bordadores, fabricantes de joyería y tejedores. Aunque nosotros vivimos en una era tecnológica en la que muchos de estos y otros oficios han sido reemplazados por fábricas mecánicas, también muchos de ellos han sido preservados como entretenimiento para aquellos que gustan de emplear algo de su tiempo libre para crear objetos de belleza o utilidad.

Hay una gran satisfacción en crear cosas, ya sean en madera o metal, en costura o en pintura de cuadros. La creación es una actividad divina que continúa incesantemente. Ver terminado un vestido bordado, realizado con una gran cantidad de hilos de colores variados, es sentir un placer raramente experimentado en las actividades diarias del mundo. Finalizar la pintura de un paisaje es gozar una emoción demasiada profunda para ser comunicada por un pintor.

Mientras que los pasatiempos creativos tienen una valiosa influencia en nuestras vidas, tenemos que recordar que la formación de una personalidad y carácter controlados por la mente de Cristo, constituye la más grande creación de todas, algunas veces de gran belleza. Mientras los pasatiempos pueden contribuir al desarrollo de tal carácter, no deben convertirse en obsesión hasta el grado de debilitar nuestra dedicación a la vida del espíritu. Fue el más grande carpintero de todos los tiempos quien dijo: «Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra» (Juan 4:34). Además de practicar pasatiempos en casa, también hay trabajo esperándonos en el gran mundo de afuera donde, como dijo Jesús, los campos están «blancos para la siega,» y también tenemos que ayudar en eso.

Lecturas
«La lectura es para la mente lo que es el ejercicio para el cuerpo,» escribió Steele, y no puede haber duda de que una mente bien nutrida por una de variedad de lecturas, ayuda en el desarrollo de un carácter bien balanceado. En la actualidad pocos de nosotros tenemos el tiempo o la oportunidad de dedicarnos a una gran cantidad de lectura, de modo que debemos elegir sabiamente lecturas que nos informen e instruyan, además de auxiliarnos en el estudio de las Escrituras. Una gran parte de la literatura moderna debe ser evitada a causa de la convicción de los autores de que la vida debe ser presentada en toda su cruda realidad, con lujo de vicios, pecados y violencia.

Un cuidadoso uso del tiempo libre nos asegurará que la necesidad de ejercicio corporal no conducirá al descuido del cultivo de la mente, como tampoco se enfatizará tanto la lectura mundana como para afectar la lectura de la Palabra de Dios. Las lecturas generales nos educan para esta vida; la lectura de las Escrituras nos educa para la vida eterna. Por consiguiente, las lecturas diarias de la Biblia deben ser una parte tan esencial de nuestra vida como la comida o el sueño; pero ¿cuán a menudo abandonamos una comida para no perder las lecturas diarias? También debemos reservar algún tiempo para un estudio profundo de la Biblia.

Debe reconocerse que algunos no se sienten atraídos por la lectura y encuentran difícil concentrarse en las lecturas diarias después del día de trabajo. El esfuerzo de autodisciplina debe persistir hasta convertirse en hábito. Es preferible que se haga de las lecturas diarias una actividad familiar en horas definidas, y que los capítulos sean leídos en alta voz, tal como se hacía en los días de Nehemías, cuando la gente reverenciaba la palabra tanto como para quedarse en su lugar para oírla de labios de aquellos que «leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura» (Nehemías 8:8). Así es como debemos considerar nuestras lecturas diarias, pues ellas son nuestra vida y es en este tiempo en el que el Señor nos hace descansar «en lugares de delicados pastos…»; es entonces cuando conforta nuestra alma (Salmos 23:2,3).

Entretenimientos
Hay ocasiones cuando el estudio en el tiempo libre se vuelve «fatiga de la carne» (Eclesiastés 12:12), y cuando los ejercicios y pasatiempos se vuelven desagradables para una mente y un cuerpo cansados. En tales momentos buscamos algo liviano y relajante para la mente y el cuerpo. Si uno está interesado en la música, el salón de conciertos ofrece introducirnos en la belleza y profundidad del sonido. Pero si el interés en la música es escaso o inexistente, entonces ¿qué? ¿El cine o el teatro? Alguna vez pudieron ambos ofrecer ocasionalmente un digno entretenimiento para refrescar el espíritu; pero actualmente ambos parecen estar infectados con la fiebre de representar los pecados de la carne, contra los que peleamos una diaria batalla.

Para la mayor parte de la gente la televisión ha reemplazado la pantalla cinematográfica, y para muchos se ha convertido en la versión casera de la sala de conciertos, del cine y hasta de la iglesia. Mientras muchos condenarán el vicio y la violencia mostrados en cinemas y teatros, verán tales programas en casa porque les es difícil disciplinarse por medio de una cuidadosa selección de programas.

A veces, en visitas del escritor a los hogares de otros hermanos, notó que ellos estaban viendo en la televisión programas que normalmente no habrían visto porque pertenecen al tipo de entretenimiento propio de ciertos lugares que ellos habrían condenado totalmente si se les hubiera pedido que asistieran a tal lugar.

Si vamos a ver televisión hay necesidad de hacer una cuidadosa selección de lo que ayudará a informar y edificarnos. El más grande daño de este medio reside en las demandas que suele imponer sobre el tiempo libre, el cual es demasiado valioso para gastarlo en los vapores de la vida.

Servicio
Comer, trabajar y dormir; ¡el resto del día es nuestro! Todo constituye la provisión de Dios para la salud y bienestar de sus criaturas, y si nuestra diaria labor es realizada «como para el Señor,» también nuestros ratos libres, en familia, en la iglesia o en la vida social serán llenados con la conciencia de la necesidad de anunciar «las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable» (1 Pedro 2:9). Si este espíritu anima todo nuestro ser, él mismo dignificará nuestra vida familiar, purificará nuestra participación en las actividades de la iglesia y santificará nuestro servicio a los demás.

Durante nuestro tiempo libre podemos realizar algunos de nuestros verdaderos deseos y placeres comprendidos en la voluntad del Padre, y cuanto más maduro se vuelve uno en la vida del espíritu, más activo se vuelve en los negocios del Padre, hasta que le queda poco tiempo libre para algo más. Ese tiempo bien empleado ahora es una inversión para vida eterna. Tan pronto como el mensaje de Jesús y de los discípulos se llegó a conocer, y sus obras se hicieron manifiestas, se nos dice que en una ocasión «ni aun tenían tiempo para comer» (Marcos 6:31), a tal grado que Jesús les dijo: «Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco.»

Una parte de los negocios del Padre es el servicio a los demás: ésta es la realidad del amor a nuestro prójimo. Jesús ejemplificó este amor en su servicio a los pecadores, pero particularmente a sus propios discípulos, puesto que éste es un principio divino manifestado tanto en la vida mortal como en la inmortalidad. En su vida mortal Jesús lavó los pies de sus discípulos, y en su inmortalidad preparó una cena para ellos cuando regresaban de una noche de pesca infructuosa.

A menos que entendamos nuestra divina obligación de servicio de esta manera; a menos que pensemos más en el servicio a otros que en la satisfacción de nuestros deseos egoístas, no seremos semejantes a Cristo ni tendremos la mente de Dios. Cada vez que afirmamos orgullosamente nuestros propios deseos antes que los de Cristo, o nos rebelamos contra las circunstancias de la vida en vez de someternos a la voluntad de Dios, negamos tanto al uno como al otro.

Estamos viviendo en los últimos días del dominio gentil; el tiempo nos quita nuestra juventud y consume nuestra vejez, y mientras tengamos las horas libres que Dios nos ha dado, no debemos desperdiciar ninguna oportunidad de manifestar Su amor, compasión y beneficios para los demás, el más importante de los cuales consiste en las gloriosas nuevas de salvación por medio de Su Hijo, y la venida de Su reino a esta tierra.

¡Procuremos orar siempre para que seamos guiados a usar sabia y correctamente las horas libres que Dios nos ha dado!

«Bendice todos nuestros días de descanso,
Ayúdanos a huir de placeres egoístas;
Santifica cada placer nuestro;
Puro y sin mancha pueda ser;
Que nuestra alegría
Nos acerque más a ti»

(H. J. Buckoll)

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Publicado por la Misión Bíblica Cristadelfiana

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