Durante las ultimas semanas hemos estado estudiando el libro de Ester, y a la hora de preparar esta exhortación, no me podía sacar de la mente el tema principal de este libro: de como el único Dios eterno esta siempre presente, aunque no lo percibamos, actuando para nuestro bien, interviniendo en el contexto de nuestras vidas para salvarnos del pecado, para darnos descanso del malo.
Este es un libro difícil, así como la vida es difícil, ya que el gran ausente es Dios.
Así como la vida, este libro es un libro de fe: ‘La convicción de lo que no se ve’, dice Hebreos. Y en esa forma, el libro de Ester se vuelve el libro de nuestras vidas.
Un libro en el que, como en nuestras vidas, hay muchas cosas distintas:
Acontecimientos que no parecen tener nada que ver con nosotros.
Un día, en un banquete del imperio Persa, una reina decide que esta harta que la traten como que si no tuviera mente, ni importancia, y rehusa presentarse ante su esposo y sus convidados.
En ese mismo día, Ester habría estado donde? En el mercado? Haciendo los quehaceres de la casa? Visitando a una amiga? En la casa, recuperándose de una gripe? No sabemos…
Y que habría estado haciendo Mardoqueo? Dedicado a sus negocios, o estudiando la Palabra en su hogar o en la casa de sus amigos o familiares?
Pero igual, en ambos casos, aunque no sepamos que estaban haciendo en ese día, de lo que podemos estar seguros es que en ese día ellos no sospechaba que los hechos de los que habrían escuchado primero rumores, y después noticias oficiales, les afectarían.
Y así es en nuestras vidas: ayer, u hoy, o mañana, alguien lejos o cerca de nosotros, estará tomando decisiones, diciendo palabras, ejecutando acciones, que en futuro cercano, o lejano, nos afectaran profundamente.
Que podemos aprender de esto? Creo que una de las lecciones muy grandes es esta:
Jeremías 10:23 ‐ Ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos.
Proverbios 20:24 ‐ De Dios son los pasos del hombre, como pues entenderá el hombre su camino?
Una de las cosas que la Biblia nos pide es que dejemos de ver las cosas visibles como reales, y las invisibles como intangibles. Lo visible es una ilusión: la idea que porque hoy tengo trabajo, tengo salud, tengo casa, tengo familia… o cualquier cosa que percibamos como ancla en un mundo de incertidumbre… ninguna de esas cosas es real o concreta, y la seguridad que nos pueden hacer sentir es del todo ilusoria.
Tenemos que despojarnos de la tendencia de agarrarnos de lo terrenal como que si hubiera en ello apoyo, pues como dice Jesús, no podemos añadir a nuestra estatura, ni cambiar el color de un solo cabellos de nuestras cabezas.
Si vamos a caminar con Dios, tenemos que renunciar la ilusión de controlar nuestras vidas.
Habrán momentos de buena fortuna, que traerán con ellos grandes responsabilidades.
El imperio estuvo un tiempo sin reina, y de repente el rey sale con un anuncio totalmente inesperado: que la reina no seria elegida por medio de una alianza con algún reino vecino, no seria una persona escogida por razones políticas, económicas, sociales… la reina pudiera ser cualquiera.
Y una joven judía, hija de cautivos, insignificante en el panorama mundial es de repente esposa del hombre mas poderoso del mundo. A quien se le ocurriría que pudiera tener tan buena suerte? Quien se gana así la lotería?
Desafortunadamente, los hijos y la hijas de Dios no recibimos grandes bendiciones en esta vida solo para disfrutarlas: todo lo que somos y tenemos le pertenece a Dios, y nos lo encomienda para que lo utilicemos a favor de su pueblo. Y junto con las grandes bendiciones que recibimos de Dios (casa, trabajo, familia, salud) vienen grandes responsabilidades.
Ester disfruta un tiempo de tranquilidad, pero inevitablemente, viene la crisis: tiene que decidir si quiere salvar su vida, o perderla. Y ella decide perder la vida, y perdiéndola, la encuentra.
Mateo 10:39 ‐ El que pierde su vida, por causa de mí, la hallará.
Ester recibió tantas bendiciones en la vida, la riqueza, la honra, la comodidad de ser reina de Persia. Pero si hubiera amado demasiado su propia vida, lo hubiera perdido todo.
Que amamos en esta vida, que no nos permite entregar nuestra voluntad a las necesidades que Cristo nos pone delante?
Momentos en que por querer hacer lo correcto, sufrimos mucho.
Y como en este libro, habrán momentos en nuestras vidas en que pensaremos estar haciendo lo que Dios demanda de nosotros, y a corto plazo, por esa decisión sufriremos mucho.
Y así es a veces el camino que seguimos, nuestro camino espiritual. *Estamos* tratando de cumplir la voluntad de Dios, le estamos tratando de servir, humilde y correctamente… y que pasa? Ese servicio, esa obediencia, esa buena voluntad nos trae solo problemas y sufrimiento, y sufrimiento para las personas que están a nuestro lado.
I Pedro 2:19‐24 ‐ Esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios sufre injustamente.
El mundo en el que vivimos es corrupto, tanto nosotros como nuestros hermanos somos aun de la carne, ni hablar del resto del mundo. Y serán muchas las veces en que, por hacer lo bueno, tengamos que soportar, en silencio, la prueba de que por estar haciendo lo bueno, nos toca callar, humillarnos, y sufrir.
Pero en esto no seremos ni los primeros ni los últimos, y sobre todos estuvo nuestro Señor. Toda su vida fue perfecto, como bien dio testimonio el ladrón sobre la cruz ‘Este nada malo ha hecho’… y sin embargo, adonde estaba cuando esas palabras se dijeron? Clavado en una cruz.
Mardoqueo parece ser un hombre muy piadoso, un hombre que humildemente esta tratando de cumplir la voluntad de Dios. Y a Mardoqueo su conciencia le exige no adorar a un hombre, a este globo inflado que es Amán, a este enemigo de su pueblo. Y por querer hacer lo correcto, que ocurre? Un problema que ni en sus peores pesadillas se lo pudiera haber imaginado.
Y siendo así las cosas, como es que la vida puede tener sentido?
Solo cuando reconocemos que el gran ausente, el gran invisible, en realidad esta a nuestro lado a cada momento, y que las cosas que parecen ocurrir al azar no lo son, y que cuando sufrimos en este mundo por nuestra conciencia, estamos aumentando tesoros en el cielo.
En el libro de Ester hay también un enemigo, un enemigo poderoso, aparentemente implacable, intocable, indestructible. Un enemigo que quiere destruirnos a nosotros, y a todo lo que amamos en la vida.
Pero ese enemigo fue destruido… y como fue destruido? Porque Mardoqueo no se le sometió? Porque Ester tuvo el valor de presentarse ante el rey? Esas batallas fueron importantes, pero la guerra contra el enemigo la ha ganado a Dios, destruyendo por medio del Espíritu la carne de pecado, en el cuerpo de su hijo Jesucristo.
Hay tantas cosas en esta vida que no conocemos, y no hay nada que realmente controlemos. Optemos entonces, de una vez por todas, de creer en que el Dios invisible esta siempre presente, que debemos ponernos en sus manos, y orando constantemente, encomendémonos a Su cuidado.
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