Hoy día, hay mucha desesperación por las circunstancias que rodean cada día de nuestras vidas – desempleo, hambre, enfermedad, delincuencia… El día a día se vuelve un campo de supervivencia si tan sólo vivimos por vivir. Según la Biblia en Isaías 43:1-7 hay una razón por la cual hemos venido a este mundo: para adorar a Dios por sobre todas las cosas.
“Pero ahora, así ha dicho el SEÑOR, el que te creó…: “No temas, porque yo te he redimido. Te he llamado por tu nombre; tú eres mío. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y cuando pases por los ríos, no te inundarán. Cuando andes por el fuego, no te quemarás ni la llama te abrasará. Porque yo soy el SEÑOR tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador…. Puesto que ante mis ojos tú eres de gran estima, y eres honorable, y yo te amo…. “No temas, porque yo estoy contigo…. A cada uno que es llamado según mi nombre y a quien he creado para mi gloria, yo lo formé. Ciertamente yo lo hice.”
Hoy ha venido la salvación a esta casa
No importa el tiempo o las circunstancia que atravesamos, hay un propósito en ello: que seamos salvos, que reconozcamos la autoridad, soberanía y señorio de Dios en nosotros y Su plan de salvación para cada individuo.
En Hechos capítulo 16 se nos narra sobre una situación difícil que atravesaba un hombre, la cual podría ser hoy día, la de muchos de nosotros. El escritor nos menciona su interrogante: ¿Qué debo hacer para ser salvo?
Este punto o interrogante en el corazón del hombre es la puerta o punto de partida que Dios ofrece para ser salvos, no sólo nosotros sino con toda nuestra casa. Al responder a este llamado podemos convertirnos en el Noé de nuestra familia, de nuestro vecindario, ¡de nuestro país! Podemos ser el camino para que los valores del Reino de Dios sean restaurados al mundo, y se cumplan en nosotros las palabras de Jesús a Zaqueo: “Hoy ha venido la salvación a esta casa”.
Hoy día la pregunta es la misma en los corazones angustiados por la pobreza, el dolor, la incomprensión, la infidelidad, la escasez, la falta de oportunidad, la impotencia. Ante estas y otras interrogantes la respuesta es la misma: “Cree en él Señor Jesucristo y serás salvo tú y toda tu casa.”
Pero surge una pregunta obligada: ¿Hay salvación para este mundo? Puedo decirte que ¡Sí, la hay! Te invito a que juntos descubramos el plan de Dios para tu vida. Juntos descubramos la manera de ser salvos no sólo de las cosas presentes, sino también de las futuras; de las pasajeras, como de las eternas.
¿Aceptas el reto?