Romanos

La carta de Pablo a los Romanos combina amplitud, lógica y una comprensión madura de las Escrituras del Antiguo Testamento para formar un poderoso arsenal. El resultado en su carta a los romanos es un tratado teológico que encuadra perfectamente dentro de la descripción de Pablo de toda la Escritura como 2Timoteo 3:16. Los argumentos de Pablo desafían la mente secular y pagana. Sin embargo también, quebrantan la confianza espiritual superficial de muchos no paganos. Romanos es un poderoso nivelador porque declara que: “…por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios.” (Romanos 3:23).

El tiempo de Romanos

 

Marco histórico

Pablo deseaba visitar a los creyentes residentes en Roma, pero sus actividades misioneras no le habían permitido hacerlo (Romanos 15:22). Parece ser que el Apóstol había determinado cumplir ese gran deseo después de realizar el viaje a Jerusalén para llevar la ofrenda a los hermanos necesitados (Romanos 15:23-32).

Pablo aprovecha el viaje de Febe a Roma para enviar su carta (Romanos 16:1). Esta carta servía de anticipación de su viaje a Roma y al mismo tiempo de plataforma para la predicación del evangelio de la gracia de Dios. Deseaba continuar su ministerio apostólico en España. Era su propósito proclamar el mensaje de salvación en sitios donde aún no había predicado. Evidentemente, el Apóstol deseaba involucrar a los hermanos en Roma en su proyecto de evangelizar España. Como puede inducirse, Pablo reconocía que la labor misionera es la responsabilidad de toda la iglesia.

Condiciones – Hacer visible y dejar claro lo que Dios tiene la intención de hacer en Cristo –

No sabemos cómo empezaría la iglesia en Roma, posiblemente lo hiciesen algunos cristianos que se habrían convertido en Pentecostés y regresarían a la capital. Pablo les estaba escribiendo porque había oído hablar acerca de la fe de ellos y deseaba satisfacerla al máximo, deseando que se basase firmemente en la verdad. Por lo que esta carta constituye una magnífica explicación del mensaje total del Cristianismo y contiene todas las doctrinas cristianas en alguna forma, además de ser un panorama del maravilloso plan que tiene Dios para la redención del hombre.

En capítulo 1, que se encuentra en los primeros 17 versículos, Pablo nos escribe acerca de Cristo, sobre los romanos cristianos y acerca de sí mismo. Como en cualquier buena introducción, presenta en ella los principales temas de la carta. Evidentemente la iglesia de Roma estaba compuesta de una mayoría de gentiles y una menoría de judíos. Los cristianos gentiles necesitaban saber que Dios no ha desechado al judío. Los cristianos judíos necesitaban saber el plan de Dios para la salvación de los gentiles.

La carta no fue escrita a causa de problemas doctrinales o prácticas. Está realmente dividida en tres partes principales:

  • Los primeros ocho capítulos son explicaciones doctrinales acerca de lo que Dios está haciendo con el hombre; su manera de redimir al hombre en todos sus aspectos.
  • Los capítulos 9 al 11 son un ejemplo para nosotros sobre el tema en la nación de Israel. 
  • Los capítulos 12 al 16 encontramos la parte práctica sobre cómo se aplican estas poderosas verdades a las situaciones humanas, por lo que el libro abarca todos los aspectos de la vida. 

El propósito central de la carta es exponer el tema de la santidad y la justicia de Dios a través del evangelio de la gracia. La imputación de la justicia divina en el creyente comporta las demandas de una vida nueva. El nuevo hombre puede tener victoria sobre el pecado mediante la práctica de la obediencia a la Palabra, la dependencia del Señor y la sumisión a la voluntad del Espíritu. 

Tenemos en el capítulo uno la afirmación central de la epístola, el Evangelio:

«No me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios…»

¿Quién se avergonzaría del poder de Dios, la más poderosa fuerza posible en el universo, que opera en el evangelio? Es una fuerza que cambia las vidas, que puede apoderarse de una persona que va a la deriva, que tiene una vida sin propósito, perdido, al que no le importa a dónde se dirige y no tiene ni idea de por qué vive y de repente se produce una transformación en su vida que le da un propósito, un motivo y un impulso, que es como funciona el poder de Dios y ese es precisamente el Evangelio.

«Pues es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío primero y también al griego.» (1:16)

Carne y Espíritu

En Romanos 8:1 Pablo nos exhorta: «Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne,  sino conforme al Espíritu.” (R-V ’95). Sin embargo, en La Biblia de Jerusalén leemos lo siguiente: “Por consiguiente, ninguna condenación pesa ya sobre los que están en Cristo Jesús.” En la nota textual está la explicación de la omisión: “En diversos manuscritos no aparece “los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”. 

Sin embargo, una consideración de las frases “conforme a la carne” y “conforme al espíritu” merecen atención. En Romanos 7:14-25, Pablo describe el conflicto interior es el dilema humano “Sabemos que la Ley es espiritual; pero yo soy carnal, vendido al pecado.”

Su atención todavía se centraba en la Ley (vs. 14, 16, 22, 25). En los versículos 1 al 6, había hecho notar que la gente había quedado “libre de la ley” (v.2). ¿Significaba esta libertad que la Ley era mala? No. En los versículos 7 al 13, Pablo defendió la Ley, diciendo que esta era buena en sí misma, pero que el pecado la usó para provocarlo a la desobediencia. 

Ahora, en los versículos 14 al 25, Pablo estaba llegando al final de su análisis, al aseverar el problema básico de la Ley: Una vez que una persona peca, la Ley no tiene poder para eliminar la culpa de ese pecado. Los versículos 14 al 25 presentan a una persona que vive bajo la Ley, y que trata de ser buena y hacer buenas obras con sus propias fuerzas. Este pasaje contrasta con el que sigue. El capítulo 7 muestra lo que “yo” solo no puedo hacer. El capítulo 8 nos habla de lo que “yo” guiado por Espíritu puedo hacer.

La expresión “carnal” es traducción del griego: sarkinos, que proviene de la palabra para “carne” (griego: sarx). Sarkinos significa básicamente “que consiste en carne, que se compone de carne”. Cuando Pablo dijo: “… soy carnal”, estaba recalcando cuán débil era. Los versículos que siguen, describen a un hombre que trata de hacer frente al desafío del pecado por sí solo, y que fracasa de manera lamentable. 

El problema era que Pablo no podía guardar la Ley perfectamente. La Ley era perfecta, pero él no lo era. Una ley puede señalar el problema. Debido a la debilidad de la carne, no podemos guardar perfectamente ninguna ley. Esta es la razón por la cual necesitamos tan desesperadamente a Cristo (Romanos 7:25). 

Una proposición

Carne – es el estado de la mente NO dirigida por la Palabra de Dios.

Espíritu – es el estado de la mente dirigida por la Palabra de Dios.

Además de crear y sostener el mundo natural, el Espíritu de Dios también actúa para cumplir Su propósito espiritual en la creación. El apóstol Juan dice que Su propósito fue para traer vida, la vida de Dios en los hombres, primero moralmente y luego físicamente. Se puede ver las dos etapas en las siguientes referencias:

“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.” (Juan 1:4)

«De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,  para que todo aquel que en él cree  no se pierda, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16).

Toda actividad divina que promueve este propósito es por medio del Espíritu Santo: El  Espíritu aparte para cumplir la santificación del hombre.

Ser guiados por el Espíritu de Dios (v.14) no significa ser guiados por el Espíritu en la toma de decisiones, sino estar bajo su influencia dominadora (Gálatas 5:18). La cláusula resume las diversas descripciones de la vida en el Espíritu de que se habló en los vs. 5–9. Pablo puede afirmar que aquellos que son guiados de esta forma por el Espíritu son hijos de Dios, y por lo tanto destinados a vivir (v.13), ya que hijos de Dios es un título bíblico para el pueblo de Dios (Deuteronomio 14:1; Isaías 43:6). Pero también debemos reconocer en el título una alusión a la calidad de hijo de Jesús mismo (vs. 3 y 29); como lo confirma el v.15, fue la forma en que Jesús mismo se dirigía a Dios (Marcos 14:36) y que mostraba una intimidad especial. Esta misma forma es la que ahora usan los cristianos para clamar espontáneamente en su propio acercamiento a Dios. Es el Espíritu, una vez más, quien implanta en nosotros ese sentido de intimidad (v.16) y anula, por tanto, toda atadura y toda razón para temer (v.15). 

Antídoto contra las comparaciones: Caribe (p.1413)

Una de las enfermedades más debilitantes del mundo moderno es la “comparación”. La tendencia de medir el valor de uno mismo comparándose con las demás personas. No encontrará esta enfermedad inscrita en ningún texto médico oficial, ni su compañía de incapacidad física o seguro de salud o programa de compensación al trabajador le indemnizará por ella.

Pero no comete el error: La comparacionitis ocurre cuando las personas encuentran formas de despreciar a otras y de pensar altamente de si mismas porque disfrutan de más grandes habilidades, inteligencia, condición o riqueza que ellos.

La comparacionitis es una antigua enfermedad.. Es por eso que Pablo ofrece un antídoto contra ella: que veamos a nosotros mismos no en comparación con otros, ni como otros nos evalúen, sino como Dios nos ve Romanos 12:3. Su estimación de nuestro valor es lo que importa. Y a él le importamos muchísimo.

Enfrentamiento de los hechos acerca del pecado (Caribe p.1389)

La Biblia es directa acerca de la causa última que está tras el sufrimiento y el mal. El libro de los Romanos habla cándidamente acerca de nuestra condición, la cual se llama pecado. (Romanos 3:23). Esta separación de Dios tiene como resultado que nuestros pensamientos se conviertan en vanidad y nuestros corazones necios se entenebrezcan 1:21 Dios nos ha entregado a una obra completamente visible de nuestra rebeldía contra El 1:24 Esto ha producido:

  • Inmoralidad sexual con la que deshonramos el cuerpo que Dios nos entregó 1:24
  • Idolatría con la que desviamos de nuestro Creador y exaltamos las obras de nuestras manos 1:25
  • Pasiones vergonzosas al convertirnos en buscadores irracionales de placer, frecuentemente dominados por una sensualidad pervertida en vez de siervos atentos de los demás y mayormente responsables de los buenos dones de Dios 1:26-27
  • Mentes reprobadas con las cuales estamos bajo un terrible servidumbre espiritual que nos hace incapaces de hacer bien nos convertirnos en esclavos del pecado 1:28
  • Pablo concluye esta evaluación con una lista 1:29-32. La franqueza de esta lista es penosa, pero honesta.
  • Sin embargo Romanos no termina allí Habla de la maravillosa provisión de Dios para nosotros EN Cristo Jesús, que trajo la oportunidad para estar en paz con Dios, la entrada por la fe en su gracia y la esperanza para regresar a su gloria 5:1-5. Para demostrar su amor, Jesús pagó el castigo de nuestros pecados en la cruz 5:8.

Vivir por el Espíritu

1 Corintios

La iglesia de Corinto era una iglesia que tenia graves problemas, contaminada con la inmoralidad sexual, dividida por facciones, traumatizada por el abuso de los dones espirituales. Esta iglesia necesitaba someterse a una cirugía espiritual. Aunque eran creyentes verdaderos, los corintios tenían que crecer mucho. Tenían que dejar de seguir la inmoralidad, el egoísmo y la vía contenciosa de sus vecinos paganos en Corinto.

El tiempo de 1 Corintios

Marco histórico

Pablo fundó la iglesia alrededor de 50 d.C., luego de su visita a Atenas (Hechos 18:1–7). Tuvo sus orígenes en los sermones que predicó en la sinagoga judía cuyo líder estuvo entre los primeros convertidos (Hechos 18:8). Inevitablemente, se produjo el choque entre la iglesia y la sinagoga. Los judíos intentaron iniciar juicios penales contra los cristianos. Estos no prosperaron porque Gayo estableció que el cristianismo estaba incluido bajo la protección del judaísmo (Hechos 18:12–17), dándoles así a los cristianos la misma posición privilegiada que a los judíos. Esta decisión tuvo consecuencias de largo alcance, especialmente para los cristianos que eran ciudadanos romanos, con obligaciones para con el culto imperial.

Pablo sufrió un período de gran desaliento en el ministerio, que requirió la intervención directa del Señor (Hechos 18:9–11). Después de trabajar allí durante 18 meses, su segunda estadía más larga en una ciudad, dejó Corinto. La obra fue continuada por Apolos (1 Corintios 3:6), un eficaz orador judío de Alejandría y más recientemente de Efeso, donde su ministerio se había intensificado con el apoyo de Aquilas y Priscila (Hechos 18:24–28). Ellos habían estado con Pablo en Corinto desde la fundación de la iglesia y tenían el mismo oficio de hacer tiendas (Hechos 18:2, 3). Parecería que también Pedro estuvo en Corinto (1 Corintios 1:12).

Corinto era una ciudad de rica cultura y sus ciudadanos, como en Atenas, adoraban a muchos dioses. Entre ellos la deidad más conocida es Afrodita. Cuando Corinto era una ciudad griega se relacionaba a esta diosa con el amor, y especialmente con la prostitución sagrada. En el período romano, la adoración a Afrodita fue totalmente rehabilitada. Se la consideraba madre de la familia imperial; de allí su presencia en la Corinto romana como figura de veneración asociada, como en los demás lugares, con el culto imperial. La inmoralidad a la que tendían los corintios fuera resultado de su patronato, y es equivocado llegar a la conclusión de que los pecados sexuales de los cristianos de Corinto puedan ser explicados con relación a ella. La inmoralidad, ya fuera fornicación, adulterio o incesto, no se limitaba a Corinto. Sin embargo la inmoralidad de Corinto es tan famosa que Aristófanes acuñó la palabra griega Korintiazomai (que significa “actuar como un Corinto”) como sinónimo de la inmoralidad sexual.

Condiciones – El efecto de las opiniones de los hombres –

La primera carta de Pablo a los Corintios es una epístola muy importante para nosotros porque capta con absoluta exactitud los problemas con los que nos enfrentan como personas modernas que viven en estos tiempos. 

Corinto era una hermosa ciudad, una preciosa ciudad de palmeras y de estupendos edificios, el centro de placer de todo el imperio, y se dedicaba de lleno a dos cosas: la búsqueda del placer (en especial de la pasión) y la sabiduría. Era una ciudad griega y a sus habitantes les encantaba filosofar y se dedicaban a lo que Pablo llama «la sabiduría de las palabras”. De manera que las dos fuerzas activas en esta ciudad, que creaban un ambiente en el que debía vivir la iglesia de Corinto, eran estas: el intelectualismo y el sensualismo. Además, se veían continuamente asaltados por las doctrinas, los dogmas y las ideas de los hombres que seguían a los grandes filósofos. Esta ciudad era la heredera de los grandes pensadores de la Edad de Oro de Grecia, como Sócrates, Platón y Aristóteles, que tenían todos ellos a sus seguidores en la ciudad de Corinto. Y al igual que sucedía en todas las ciudades griegas, les encantaba reunirse en las plazas públicas para debatir interminablemente acerca de los diversos temas. Eran personas que sentían una gran pasión por la sabiduría.

La iglesia en Corinto tenía graves problemas, pero aunque había muchas cosas que estaban mal en ella, también había unas cuantas cosas muy positivas. 

Esta carta puede dividirse en dos partes principales: primeramente tenemos una parte extensa que trata acerca de lo que podríamos llamar «lo carnal”, que abarca del capítulo 1 al 11. Luego hay una sección final, de los capítulos 12 al 16, que trata acerca de lo que el mismo Pablo denomina «lo espiritual”. 

En la primera sección, hay tres aspectos fundamentales acerca de los cuales trata Pablo

  • está el problema de las divisiones, 
  • luego el problema de los escándalos en la iglesia y,
  • finalmente, habla acerca de ciertos asuntos sobre los cuales le habían escrito a él, preguntas que les preocupaban, todos los cuales se reúnen bajo las cosas que inquietaban a la iglesia.

Del capítulo 12 en adelante, trata acerca de los grandes conceptos espirituales:

  • Los dones del Espíritu tienen el propósito de hacer que el cuerpo de Cristo funcione.
  • El mal uso de los dones y la presencia del falso don de lenguas, 
  • La resurrección, el punto fundamental sobre el que depende toda la fe cristiana.

LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO (Heaster, D. (1999) Estudios Básicos.)

En varias ocasiones, en sus tratos con los hombres, Dios ha delegado en algunas personas el uso de su poder (el “Espíritu Santo”). Sin embargo, esto nunca ha sido en forma de un “cheque en blanco,” por decirlo así, que les permitiera hacer lo que les placiera; el uso de este Espíritu Santo ha sido siempre para un propósito específico. Una vez que se ejecutaba, se les retiraba el don del Espíritu Santo. Debemos recordar que el Espíritu de Dios actúa de tal manera que ayude a avanzar el propósito que Él tiene en mente. Este propósito puede permitir sufrimientos de corto plazo en la vida de los hombres, a fin de poner por obra su propósito de largo plazo, así que se debe entender que no se usaría su Espíritu Santo necesariamente para aliviar el sufrimiento humano en esta vida. Cualquier alivio semejante que efectúe será para el propósito superior de comunicarnos la mente de Dios.

Dios siempre ha dado su Espíritu para llevar a cabo objetivos específicos y definidos. 

Debido a esto, aquellos que verdaderamente poseían los dones del Espíritu, sabían exactamente en qué los iban a usar y, por lo tanto, al usarlos no obtenían tan sólo un éxito parcial. Esto contrasta con los muchos fracasos y curaciones parciales que han experimentado aquellos que pretenden tener hoy en día los dones espirituales de sanidad.

Es cierto que el éxtasis religioso, como quiera que se estimule, puede producir efectos extraordinarios en personas de diversas religiones. Sin embargo, la obra real y efectiva que llevaron a cabo los primeros discípulos, no era de ningún modo esa clase de fenómeno. Por ejemplo, comparemos la algarabía ininteligible de los que actualmente pretenden «hablar en lenguas» con la habilidad que recibieron aquellos «hombres sin letras» para predicar el evangelio a hombres «de todas las naciones bajo el cielo» en su propia lengua o idioma (Hechos 2:4-12).

Épocas de las manifestaciones de poderes milagrosos

Estos poderes se dieron y se emplearon en épocas particularmente decisivas, cuando era necesaria que un gran número de personas fueran convencidas, en gran parte contra sus mismas inclinaciones, de que Dios les hablaba por medio de ciertos hombres especialmente escogidos.

Las cuatro ocasiones sobresalientes en las que tales poderes fueron otorgados sucedieron cerca de los años 1500, 900 y 600 antes de Cristo, y por última vez hace casi 2000 años, en los días del Señor y sus apóstoles. Fuera de estas ocasiones especiales, han sido muy raras las manifestaciones de poderes milagrosos realizadas por los hombres. 

1. Alrededor del año 1500 antes de Cristo, Moisés recibió el poder de hacer señales milagrosas y maravillosas para convencer a Faraón y a los israelitas de que él había sido enviado por Dios para sacar de Egipto al pueblo de Israel.

En el desierto, Moisés dio pruebas milagrosas adicionales de que la ley que él había establecido era de Jehová. Estos hechos fueron registrados  en las Sagradas Escrituras; y esa época de milagros se acabó cuando los israelitas pasaron el río Jordán después de un período de cuarenta años.

2. Unos cinco siglos después (900 antes de Cristo), cuando el pueblo se volvía a dioses ajenos, Elías hizo caer fuego de Jehová para vencer a los profetas de Baal y demostrar que «Jehová es el Dios» (1 Reyes 18:37-40). El y su sucesor, Eliseo, clamaron al pueblo para que volviera a Jehová. (1 Reyes 17 y 18; 2 Reyes 2, 4 y 5).

3. Tres siglos más tarde (aproximadamente 600 años antes de Cristo), Israel y Judá estaban en cautiverio, el templo había desaparecido y un poderoso emperador pagano, Nabucodonosor, había incorporado la tierra de Israel al vasto imperio de Babilonia. Llegó a ser necesario demostrar sin lugar a dudas al remanente del pueblo de Israel y al mundo pagano, que Jehová todavía era Dios. En este momento Jehová escogió como testigos a cuatro jóvenes hebreos (La Profecía de Daniel). 

Una vez más, la potencia de Jehová se manifestó, las señales se registraron en las Escrituras como testimonio perpetuo, y las señales milagrosas cesaron por 600 años.

El mensaje fue enviado en primer lugar a los judíos y después a los gentiles para mandar «a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan» (Hechos 17:30). Este mensaje exigía un cambio fundamental en la conducta y el pensamiento religioso de los judíos, empapados de siglos de tradición, y de los gentiles engañados por filosofías especulativas y supersticiones religiosas arraigadas.

4. Para vencer estos obstáculos poderosos y demostrar que el mensaje venía de Dios, ocurrió el cuarto período de testimonio milagroso. Jehová confirió a su Hijo, y más tarde a los apóstoles, el poder de su Espíritu Santo para sanar a los enfermos, resucitar a los muertos y hacer otros milagros. Estos poderes daban testimonio al hecho de que Jesús de Nazaret era en verdad el Mesías prometido y esperado desde hacía mucho tiempo (Mateo 11:3-5; Hechos 2:22). En aquel tiempo no existía el Nuevo Testamento para que Jesús y los apóstoles pudieran citarlo para confirmar sus exposiciones del significado de las profecías del Antiguo Testamento.

Por consiguiente, los dones espirituales eran necesarios para aflojar el apego del pueblo a las tradiciones del pasado y abrir su entendimiento para recibir el nuevo pacto. Después de su resurrección, Jesús envió a sus discípulos a llevar el evangelio por todo el mundo (Marcos 16:15-20). En el día de Pentecostés se les confirió dones espirituales para que mediante las señales que realizaran, pudieran dar evidencia irrefutable de que el mensaje que proclamaban era de Dios. Fueron particularmente ayudados a propagar la Verdad a otras naciones por el don de lenguas, porque se les habilitó para hablar a la gente de modo que «cada uno les oía hablar en su propia lengua» (Hechos 2:6-11). Ese don fue dado a hombres escogidos, sólo con esa intención, y no para dar espectáculos (1 Corintios 14:6-33).

Los apóstoles podían conferir el Espíritu Santo a otros creyentes, pero según el caso de Simón el mago, parece que los conversos que recibían el don no podían transferirlo a otros más. Simón, quien se convirtió y fue bautizado y habría estado entre los que habían recibido el Espíritu Santo, ofreció dinero a los apóstoles para que a cualquiera a quien él impusiera las manos, recibiera el Espíritu Santo (Hechos 8:12-19).

Hoy en día nunca vemos milagros semejantes a los que se hacían en aquel entonces. Parece que el privilegio de recibir y conferir dones espirituales murió con los apóstoles.

Hacia el fin del primer siglo después de Cristo, la enseñanza de la Palabra de Cristo se había establecido, los hechos de los apóstoles habían sido registrados y los evangelios y las epístolas estaban disponibles «para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia» (2 Timoteo 3:16).

Como hemos visto, cada uno de los cuatro períodos de señales milagrosas ocurrió en una etapa particularmente importante del desarrollo del propósito de Jehová para la tierra y el género humano. Cada período se reveló por testigos escogidos por Dios y se confirmó por señales; la evidencia se inscribió en las Sagradas Escrituras para la instrucción de las generaciones posteriores, y ese período fue seguido por un tiempo prolongado durante el cual la predicación no era apoyada por la evidencia de dones espirituales, sino por el testimonio de la palabra escrita:

«Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras tengamos esperanza» (Romanos 15:4).

Vivimos en tal período. El tiempo para erradicar de la tierra toda enfermedad y la muerte misma todavía no ha llegado; no obstante, muy pronto vendrá, como leemos en Apocalipsis 21:3-5.

Aunque los que reciben este evangelio no reciben aquellos poderes espirituales hoy en día, pueden recibir de las Escrituras la mente espiritual, porque «si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él» (Romanos 8:9).

Los cristadelfianos enseñamos que el poder de efectuar milagros de sanidades y hablar en lenguas no está vigente en la actualidad. Mantenemos esto porque la Biblia enseña que los dones del Espíritu fueron otorgados como ayuda temporal. Al cumplir el propósito para el que Dios los había concedido, fueron retirados.

Predicción del retiro de los dones del Espíritu Santo

En vista de que los dones del Espíritu Santo eran impartidos solamente por la imposición de las manos de los apóstoles, es obvio que con la muerte del último de ellos (Juan) los dones del Espíritu cesarían gradualmente de manifestarse. Esto es efectivamente lo que ocurrió. Los apóstoles enseñaron que ese sería el caso. Hablando de la concesión de los dones del Espíritu Santo, Pedro afirmó:

«Para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.»  (Hechos 2:39)

La promesa de los dones del Espíritu Santo se hace aquí a tres clases de personas:

1. «Vosotros,» o sea aquellos judíos que oían la palabra que Pedro predicaba ese día en Jerusalén;

2. «Los que están lejos,» o sea aquellos que no estaban presentes en Jerusalén, pero que posteriormente escucharían el evangelio, predicado en sus pueblos natales, incluyendo los gentiles;

3. «Vuestros hijos,» o sea la generación siguiente a la era apostólica.

La declaración de Pedro en el día de Pentecostés limitaba la concesión de los dones del Espíritu Santo a los creyentes: «Para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.» Los que actualmente sostienen que poseen este poder y sin embargo siguen enseñando doctrinas opuestas al mensaje básico de la Biblia, no pueden poseer el genuino don de Dios. La influencia que verdaderamente poseen es la de la mente sobre la materia, y no la de Dios; tampoco es milagrosa en el sentido bíblico del término.

Por otra parte, Pedro limitaba el alcance de la promesa, diciendo: «Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos.» Eso se refiere, obviamente, a un período de tiempo. Las palabras de Pedro dan a entender que la promesa estaba limitada a sus oyentes y a la siguiente generación.

¿Por qué Pedro limitaría así el período durante el cual serían otorgados los dones del Espíritu Santo? Porque él se daba cuenta de que al morir los apóstoles, el instrumento de Dios para la comunicación de los dones ya no estaría disponible y, por consiguiente, éstos cesarían de manifestarse. La afirmación de Pedro fue confirmada por Pablo, quien escribió detalladamente sobre este tema, dedicándole tres capítulos de su primera epístola a los corintios (capítulos 12, 13 y 14). En el capítulo 12 enumeró los diferentes dones, se refirió a la forma en que eran manifestados por los miembros de la comunidad, habló de la importancia de los dones, y concluyó diciendo: «Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente» (1 Corintios 12:31).

El discurso de Pablo sobre el amor

Estas palabras forman el prefacio de uno de los capítulos más hermosos de la Biblia: el maravilloso discurso de Pablo sobre el amor (1 Corintios 13). Comienza declarando que el amor es el más grande poder del bien, superando ampliamente a los dones del Espíritu. La manifestación de fe, esperanza y amor del creyente demuestra que en él mora la palabra espiritual de Dios. Por otra parte, los dones del Espíritu tales como el poder de realizar milagros, hablar en lenguas y sanar, eran como «metal que resuena, o címbalo que retiñe» en ausencia de las otras tres virtudes, mientras que de las tres, el amor es la virtud más perdurable de todas. Pablo contrasta la influencia y permanencia del amor con los dones del Espíritu, los cuales, declara, sólo eran manifestaciones temporales del poder divino, que pronto serían quitadas. Así él escribió:

«El amor nunca deja de ser; pero las profecías [al don de la profecía] se acabarán, y cesarán las lenguas [es decir, el don de hablarlas], y la ciencia [el don de conocimiento] acabará.» (1 Corintios 13:8)

Pablo predijo claramente que los dones del Espíritu serían quitados, y enseñó que los creyentes no debían exagerar su importancia. Al contrario, debían tratar de desarrollar fe, esperanza y amor, virtudes que ganarían para ellos una herencia eterna en el reino de Dios.

De acuerdo a la enseñanza de Pablo, los dones del Espíritu ya no están disponibles en la actualidad. De otro modo, ¿por qué habría enseñado Pablo que estos dones se acabarían? Como la Biblia enseña, estos dones ya cesaron, de modo que los fenómenos que se proclaman actualmente como dones del Espíritu no lo son. De otro modo la Biblia resultaría ser falsa.

El propósito básico de la concesión del Espíritu Santo era guiar a los apóstoles a «toda la verdad,» a «saber las cosas que habrán de venir» y a recordar todo lo dicho por Jesús (Juan 14:26; 16:13). Por tales medios, la revelación de Dios para el hombre sería completada tal como lo está en la Biblia. Así la Biblia concluye con una prevención contra el que «añadiere a estas cosas» escritas en ella (Apocalipsis 22:18).

Respuesta a una objeción

Exponiendo el tema de los dones del Espíritu, Pablo manifiesta: «En parte conocemos, y en parte profetizamos» (1 Corintios 13:9). El apóstol se refería a la manera en que diferentes dones del Espíritu eran manifestados por diferentes miembros de una congregación. Algunos tenían el don de conocimiento por el Espíritu, y otros el don de profecía. La congregación dependía de estos hombres espirituales para la guía divina y la revelación, porque en aquel tiempo la Biblia no había sido completada. Por consiguiente, cada uno aportaba una parte para beneficio de todo el cuerpo.

Pablo predijo que tal estado de cosas no continuaría, y que cuando la completa revelación de Dios se diera a conocer al hombre por medio del poder del Espíritu Santo, este poder sería quitado. Así escribió:

«Cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.» (1 Corintios 13:10)

¿Qué se da a entender por «lo perfecto»? Algunos sostienen que esto se refiere a la perfección de la naturaleza humana, la inmortalidad, la cual será concedida a los justos en la venida de Cristo (1 Corintios 15:23, 53), y, por consiguiente, los dones del Espíritu continuarían hasta entonces. Pero tal interpretación significaría que el Espíritu Santo sería quitado al venir Cristo, lo cual no es el caso. Al contrario, se manifestará con más grande poder.

La palabra griega teleios, traducida «perfecto» en este versículo, significa «completo,» «terminado» o «acabado.» Otra forma de la misma palabra ocurre en Juan 17:4, donde es traducida «acabado.» Ocurre de nuevo en 1 Corintios 2:6 donde Pablo declara que él enseñó las más profundas cosas de la sabiduría divina a «los que han alcanzado madurez,» o sea los que tienen madurez en el entendimiento espiritual. En Efesios 4:11, 12 escribió:

«El mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.»

Según el Nuevo Testamento Interlineal Griego-Español de Francisco Lacueva, la palabra traducida «perfeccionar» significa literalmente «equipar». También la versión Reina-Valera Actualizada traduce, «…a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio.» «Perfeccionar a los santos» es algo que tiene lugar ahora y no algo que se espera en el futuro. Son perfeccionados, llevados a la madurez en el entendimiento, y «enteramente preparados» (2 Timoteo 3:17) para la predicación por medio de la revelación completa de Dios en la Biblia. 

Hasta los tiempos apostólicos existía solamente el Antiguo Testamento, pero posteriormente la revelación de Dios fue completada o perfeccionada a medida que los libros del Nuevo Testamento fueron escritos y preservados. Esto fue logrado por medio de los escritos inspirados de hombres del primer siglo, dotados de Espíritu Santo: apóstoles como Pablo y Juan, evangelistas como Lucas, pastores y maestros como Santiago y Judas. Por medio del ministerio de tales hombres la revelación final de Dios fue incorporada en la Biblia. Habiendo llegado la completa o perfecta revelación de Dios, aquello que fue manifestado en parte (el poder del Espíritu Santo) se acabó (1 Corintios 13:10). Los apóstoles abandonaron la escena y nadie quedó con capacidad de trasmitir a otros el Espíritu Santo.

Sin embargo, permanece la Biblia completa, la cual apropiadamente provee todo lo necesario, a fin de equipar completamente a los creyentes para la obra de servir a Dios. Esta es una obra del Espíritu Santo actuando por medio de los hombres que la escribieron (Hebreos 1:1; 2 Pedro 1:21).

La revelación de Dios al hombre se terminó cuando Juan, el último de los apóstoles, transcribió el Apocalipsis. Sólo él quedaba de aquella pequeña compañía de hombres (los apóstoles) que tenían el poder de trasmitir a otros los dones del Espíritu Santo. Con su muerte, algún tiempo después del año 96 de nuestra era, los dones del Espíritu Santo manifestados por los creyentes disminuyeron y finalmente cesaron. No quedó nadie para trasmitirlos a la nueva generación de discípulos. 

Las palabras de Pedro en el día de Pentecostés se habían cumplido, ya que los dones del Espíritu Santo habían sido manifestados por los que aceptaron el evangelio en su día, y por sus hijos. Ahora los dones cesaron, como Pablo había predicho. Los creyentes tenían la revelación total de Dios en la Biblia y asimilando su mensaje podían desarrollar las virtudes de fe, esperanza y amor que Pablo enseñaba como «un camino aun más excelente» para agradar al Padre.

¿La falacia de nuestros sentimientos?

Se debe hacer notar que en relación con los dones del Espíritu Santo hay mucha confusión. Algunas personas afirman que “han recibido el Espíritu Santo”, y en más de una asamblea evangélica el predicador ofrece a aquellos que están considerando “aceptar a Jesús” la perspectiva de “recibir los dones espirituales”. Pero se debe reiterar la pregunta: ¿Cuáles dones? Es inconcebible que los hombres no sepan exactamente cuál es el don que poseen. Véase el discurso aquí:

¿Los cristianos son iluminados con dones?

¿Pero cuáles son algunos de los dones con los que el Espíritu Santo nos ha iluminado? Para entender cómo los cristianos son iluminados con dones es importante que entendamos qué significa ser iluminado. La palabra “iluminado” significa que el Espíritu Santo nos ha sacado de las tinieblas de la incredulidad a la luz de la fe para que podamos ver todos los dones que Dios nos da en Cristo.

Una vez que la persona cree en el Señor Jesucristo como su Salvador del pecado y anda con él en la fe, ve estos dones que el Espíritu Santo le ha dado. ¿Cuáles son algunos de esos dones? En Efesios 1:7 Pablo dice: “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.” El Espíritu Santo nos ha capacitado para ver que por la sangre de Jesús tenemos el perdón de los pecados. Es imposible que sepamos esto sin la ayuda del Espíritu Santo. Ya que el Espíritu Santo nos ha iluminado para ver por fe tales maravillosos dones de Dios como el perdón, la paz, el gozo y el consuelo, podremos producir los frutos de la fe (2 Corintios 5:17).

A Sansón se le dio un don espiritual para matar a un león (Jueces 14:5,6); cuando enfrentó al rugiente animal, el debe haber sabido exactamente para qué se le había dado el Espíritu. No debe haber habido ninguna duda en su mente: Esto presenta un severo contraste con aquellos que hoy en día pretenden haber recibido el Espíritu Santo. Pero que no pueden realizar ningún acto específico; ni tampoco saben cuál don (o cuáles dones) se supone que tienen. 

Sin duda no queda más alternativa que concluir que tales personas han tenido una dramática experiencia emocional en conexión con el cristianismo, y que el subsiguiente y drástico viraje en su actitud hacia la vida les ha dejado una extraña sensación de novedad dentro de sí. Dándose cuenta de esto, se han aferrado a los pasajes bíblicos que se refieren a los dones del Espíritu Santo, llegando a la siguiente conclusión: “¡Esto debe ser lo que estoy experimentando!”

Cuando luchamos contra la falacia de nuestros sentimientos (Jeremías 17:9), debemos mantener los pies sobre la sólida roca de los principios bíblicos. En nada es más evidente esta necesidad que en un estudio de cómo obra el Espíritu de Dios. A todos nos gusta pensar que el poder de Dios está actuando en nuestra vida, Pero, ¿cómo y por qué lo está haciendo? ¿Poseemos realmente los dones espirituales como los hombres de los anales bíblicos? Si verdaderamente deseamos conocer a Dios y tener una relación viva con Él, reconoceremos la urgencia de entender estas cosas correctamente.

LOS DONES ESPIRITUALES EN EL PRIMER SIGLO

El mensaje, no el mensajero

Uno de los problemas que enfrentó la iglesia de Corinto del primer siglo fue la división. Cuando Pablo escribió a Corinto, la iglesia estaba dividida en cuatro facciones, cada una de ellas alineada con uno de los cuatro lideres prominentes del cristianismo.

Pablo usa tres preguntas retóricas, cada una de las cuales tiene una respuesta negativa, para mostrar lo absurdo de la división de los corintios:

  • ¿Cristo está dividido?
  • ¿Pablo fue crucificado por ti?
  • ¿Fuiste bautizado en el nombre de Pablo?

El bautismo no alinea al creyente con algún líder humano ni con una facción cristiana; nos alinea con el Señor mismo. Se debe exaltar el mensaje, no el mensajero.

¿Es el cristianismo una muleta para el débil?

¿Es el cristianismo otra muleta para la gente que no puede lograr algo por sus propios medios? En un sentido sí. Se nota lo que dice Jesús: Lucas 5:31-32. Jesús evita a quienes pretenden ser invencibles, y piensan que tienen todas las cosas. En lugar de eso, alcanza a quienes saben que las cosas andan mal, que sus vidas están enfermas con enfermedades tales como avaricia la lascivia la crueldad y el egoísmo.

Jesús sabe que nadie es espiritualmente sano. Por eso el vino al mundo para volver a la gente a Dios. Las Buenas Nuevas son que Cristo nos da el poder para vencer el pecado y los caminos que nos extravían una y otra vez.

En un sentido el cristianismo es una muleta para el débil. Pero aquellos que lo desprecian por esa razón usualmente lo hacen para no reconocer sus propias incapacidades. Ellos usan esa excusa como una manera de evadir la demanda que Dios hace de sus vidas.

Vivir por el Espíritu

2 Corintios

Pablo exhortó a la iglesia de Corinto que corrigieran los abusos que ocurrían en la congregación. Sin embargo, algunos falsos maestros en la iglesia reaccionaron en contra ante la reprensión de Pablo y rechazaron sus advertencias. Como resultado, ante las acusaciones calumniosas, en esta carta Pablo se vio forzado a defender su carácter.

El tiempo de 2 Corintios

Marco histórico

Es probable que desde Éfeso, poco después de haber escrito 1 Corintios, Pablo viajara por segunda vez a Corinto. Ahora en 2 Corintios manifiesta: “Por tercera vez estoy preparado para ir a vosotros” (2 Corintios 12:14).

Aquella segunda visita, entre las dos cartas, consistió en un rápido viaje que lo decepcionó y lo llenó de amargura (2 Corintios 2:1-4).

Una vez que estuvo de regreso en Éfeso, Pablo escribió su así llamada carta “severa” a los corintios. Esta carta está perdida. Por referencias a ella tomadas de la correspondencia posterior de Pablo, aparentemente llamaba a los cristianos de Corinto a tomar medidas contra el que lo había atacado durante su visita “dolorosa”, y así demostrar que eran inocentes del asunto y que realmente tenían afecto por él (2:3-4; 7:8, 12). No es seguro quién haya llevado esta carta “severa” a Corinto. Puede haber sido Tito. De todos modos, era a través de Tito, quien volvía de una visita a Corinto, que Pablo esperaba noticias sobre la respuesta de los corintios a su carta. Estaba muy confiado en que obtendría una respuesta positiva. 

Condiciones – Siendo débil y siendo fuerte

La carta comienza con una introducción (1:1–11) que da paso al cuerpo principal, dividido en tres secciones:

  • (1:12–7:16), Pablo reflexiona sobre el estado de sus relaciones con la iglesia corintia, y expone las razones que tuvo para desistir de sus deseos de visitarla. Defiende apasionadamente su ministerio apostólico, que él llama “ministerio del Espíritu” (3:8) y “de la reconciliación” (5:18–20).
  • (8:1–9:15) consiste en un llamamiento a la solidaridad con los cristianos de Jerusalén, que estaban atravesando una difícil etapa de necesidades materiales (Romanos 15:26). Es evidente, por lo demás, que el apóstol se fiaba poco en la generosidad de los corintios, quienes, entusiasmados al principio con la idea de auxiliar a los creyentes de Judea, luego, llegado el momento de recaudar la ofrenda, parecían mostrarse menos favorablemente dispuestos (8:1–15).
  • (10:1–13:10) Nos encontramos con un cambio total de enfoque por la vehemencia del tono empleado. El autor, volviendo sobre el tema del ministerio, defiende su derecho a ser considerado apóstol y a que se le respete en tal categoría. Se refiere a sus muchas tribulaciones, afirmando que en ellas se goza por amor a Cristo, pues, como dice, “cuando soy débil, entonces soy fuerte” (12:10). 

Ese es el secreto de la fortaleza, no el impresionar exteriormente, no disfrutar de un gran prestigio, ni del favor, ni se halla en los grandes edificios ornamentados y con muchísimas decoraciones, en cuyo interior se encuentran impresionantes estatuas y maravillosos cuadros. El poder espiritual no radica nunca en esas cosas. Tampoco radica en una personalidad brillante e impresionante, ni en la habilidad para hablar con una elocuente oratoria, con dominio y elegancia de lenguaje. Se halla en el corazón que es consciente de que no puede hacer nada aparte de la dependencia de un Señor que mora en el interior. Cuanto más débiles somos nosotros, más fuerte puede ser Cristo.

El Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.” (3:17)

Antes de organizar una explicación por versículos 17, hay que considerar la nota del texto en la versión R-V ’95. Dice: “El Señor es el Espíritu: Puede interpretarse de diversas maneras: como afirmación de la unidad profunda entre el Espíritu Santo y el Señor (que puede referirse a Dios o a Jesucristo), o también como explicación de que ese Señor de que habla Éxodo 34:34 es el Espíritu Santo.” 

Por eso, ¡en este asunto conviene andar con pies de plomo!

En esta sección Pablo aplica Éxodo 34:29–32 (vs.7–11) y 33–35 (vs.12–18) para ampliar el contraste entre los ministerios del nuevo y el antiguo pactos a fin de de mostrar la superioridad del nuevo. El propósito principal de Pablo es destacar el carácter glorioso del ministerio que se le ha confiado, y explicar así por qué, a pesar de tantas dificultades, no se desanima.

Éxodo 34:29–32 habla de la gloria que se manifestó cuando Dios dio la ley, gloria que se reflejó en el rostro resplandeciente de Moisés, y que provocó temor en los corazones de los israelitas. Pablo reconoce que el antiguo pacto iba acompañado de gloria, pero argumenta que el nuevo pacto está acompañado de una gloria más excelente aun. Pablo argumenta que el nuevo pacto es superior al antiguo basándose en tres puntos: 

  • El ministerio del Espíritu es más glorioso que el ministerio de muerte (vs.7-8); 
  • El ministerio de justificación tiene mayor gloria que el ministerio de condenación v.(9); y 
  • El ministerio que permanece tiene mayor gloria que el que se desvanecía (v.11). 

El ministerio del antiguo pacto, en el cual la ley condenaba a los transgresores, se desvaneció con la llegada de Cristo. El ministerio del nuevo pacto se lleva a cabo en el poder del Espíritu; les da a las personas una posición correcta ante Dios, y permanece porque no será reemplazado por otro.

Éxodo 34:33–35 cuenta cómo Moisés cubrió su rostro con un velo después de comunicar la ley de Dios a los israelitas, para que no tuvieran que contemplar su esplendor. Pablo interpreta esto como un intento de ocultar a los israelitas el carácter transitorio de la gloria que acompañaba al antiguo pacto, y hace un contraste entre la falta de valentía de Moisés con la valentía que él mismo tiene como ministro del nuevo pacto (vs.12-13). 

También ve en el cubrimiento del rostro de Moisés con un velo algo similar al velo que cubría las mentes de muchos de sus contemporáneos judíos, que no comprendían adecuadamente la ley de Moisés cuando se leía en sus sinagogas (vs.14-15). 

Un punto de reflexión

Pensamos un momento en las características de “un velo”, como símbolo del velo espiritual sobre el corazón: ¿Prejuicios? ¿Reflexión fragmentaria? ¿Desobediencia? ¿Un espíritu incapaz de aprender? ¿La mala voluntad?

Los verdaderos creyentes en Cristo ya no tienen velo sobre sus mentes (v.16) y, por lo tanto, a cara descubierta reflejan (o quizá, contemplan) la gloria del Señor, y al hacerlo, son transformados de gloria en gloria en la misma imagen (v.18).

La alusión se hace a Éxodo 34:34 cuando Moisés se quitaba el velo al entrar en la presencia del Señor. 

Cuando Moisés iba ante Jehová para hablar con él, se quitaba el velo hasta que salía.  Al salir, comunicaba a los hijos de Israel lo que le era mandado.”

Según nuestro estudio del contexto de la referencia a Éxodo sabemos que Moisés “iba ante el ángel de Jehová”, ya que el nombre de Jehová está presente en él (Éxodo 23:20-22). Debemos considerar esto cuando preguntamos: ¿Quién es el “Señor” en 2 Corintios 3:17? En la representación de la imagen de la idea (la alegoría) que Pablo desarrolla, razonamos que “Jehová” (el ángel llamado “Jehová”) de Éxodo 34, representa “el espíritu”. El equivalente de “Señor” en el nuevo pacto es “espíritu”. Hemos encontrado el mismo contraste en el v.6 con “la letra” (del antiguo pacto) y el espíritu” (el nuevo pacto).

“Jehová” (el ángel que lleva el nombre de Jehová) representa el verdadero significado del nuevo pacto designado como: “la palabra de Dios” (2 corintios 2:17); “ministerio de justicia” (2 Corintios 3:9); “nuestro evangelio” (2 Corintios 4:3); “la luz del evangelio de la gloria de Cristo” (2 Corintios 4:4). El la alegoría “espíritu” es la manifestación de Dios. La gloria de Dios es revelada en Cristo (2 Corintios 4:6) y reemplaza “el Señor” en la alegoría.  

“donde hay el Espíritu del Señor allí hay libertad” En el “corazón” del hombre (v.15) allí hay libertad. “Allí”, y únicamente allí. Los tales dejan de ser esclavos, lo que era mientras el velo estaba sobre su corazón. Están libres para servir a Dios en el Espíritu, y se gozan en Cristo Jesús; ya no tienen el espíritu de servidumbre, sino el de hijos libres. La “libertad” es contraria a la letra (de las ordenanzas legales) y al velo, el símbolo de esclavitud; también al temor que sintieron los israelitas al ver la gloria descubierta de Moisés.

“Por tanto, nosotros todos”, los cristianos, en contraste con los judíos que tienen un velo sobre sus corazones, correspondiente al velo sobre el rostro de Moisés. El evangelio que refleja la gloria de Dios y Cristo (2 Corintios 4:4). 

somos transformados … en la misma semejanza” Es decir, la imagen de la gloria de Cristo, espiritualmente ahora; promesa del cambio corporal más tarde en la venida de Cristo. Por muchos que sean, todos los creyentes reflejan la misma imagen de Cristo más o menos: una prueba del verdadero cristianismo. Así como el rostro de Moisés recogió un destello de la gloria de Dios por estar en su presencia, así los creyentes son cambiados en la imagen de Cristo por verle a él. 

Un ministerio fiel (Caribe pág.1469)

El dar en el Nuevo Testamento (Caribe p.1471)

Los pasajes más detallados acerca de dar en el NT se encuentran en 2 Corintios 8-9. La principal razón por la que Pablo toca esta materia se debió a que los falsos maestros en Corinto cuestionaban los motivos de su ministerio. Evidentemente ellos decían que Pablo guardaba para sí las contribuciones destinadas a los creyentes necesitados en Jerusalén. En consecuencia, los corintios, a pesar de su declaración de buena voluntad para ayudar, no contribuyeron a la causa.

Estas son las ideas más importantes del sermón de Pablo:

¿Quién debe dar? Todos los creyentes pueden y deben contribuir a la causa de Cristo. La iglesia en Macedonia era notoriamente pobre, sin embargo, ellos pidieron el privilegio de que se les permitiese dar (8:4) a pesar de su profunda pobreza (8:2).

¿En qué espíritu debiéramos dar? Debiéramos dar de buena voluntad (8:12; 9:2) y con alegría, “no con tristeza ni por necesidad” (9:7). Es un privilegio participar en la obra del Señor. Además, es una respuesta apropiada hacia el don inefable de Dios, su propio Hijo (9:15). 

¿Cuánto debiéramos dar? En ninguna parte del NT se da un porcentaje o cantidad específica. En este pasaje, Pablo simplemente exhorta a cada uno de los miembros de la iglesia de Corinto a dar “como propuso en su corazón” (9:7). Idealmente, nuestra donación debiera ser “generosa” (9:5) y dada con “liberalidad” (9:11).

¿Cómo debieran manejarse las donaciones monetarias? Pablo tuvo un especial cuidado para explicar que las contribuciones de los corintios serían manejadas con integridad por Tito (8:16-20,23) y otro hermano del que no se menciona su nombre (8:22). Estos eran hombres de las más altas características. Eran confiables y sin tacha en el manejo del dinero. Nosotros debemos encomendar las finanzas de nuestra iglesia a hombres de este calibre.

¿Por qué dar es tan importante? En palabras de Pablo, esto prueba la sinceridad de nuestro amor por Dios y por los demás (8:7-8). 

¿Cuáles serán los resultados de nuestro dar? No debiera ser primordial dar para recibir, pero Pablo deja en claro que dar conduce a la abundancia. Los que dan con alegría experimentan el amor de Dios de una manera especial (9:7). Ellos disfrutan la bendición espiritual al participar en una rica cosecha de justicia (9:10).

Vivir por el Espíritu

Pablo era tan humano como nosotros, y tenía sentimientos como los tenemos nosotros.

¿Cómo trata usted a sus opositores? 

¿Cómo atiende a quienes se encuentran en medio de un conflicto y no saben a quién creer?

Si usted hiciera un examen de sí mismo, ¿comprobaría que está llevando una vida cristiana genuina?

Gálatas

La salvación es por la fe en Jesucristo 2:16; 3:11-12. Ninguna obra puede ganar a la salvación. Pablo tiene un mensaje severo debido a que el legalismo de los “judaizantes” desafía los fundamentos del cristianismo. La sucinta refutación de Pablo a los judaizantes en esta carta transformó la vida de muchos. Notemos que la carta no tiene palabras de alabanza o gratitud para los gálatas. No hay petición de oración ni menciona a ninguno de los gálatas por nombre.

El tiempo de Gálatas

Marco histórico

Muchos eruditos creen que las destinatarias de esta carta fueron las iglesias fundadas por Pablo y Bernabé en Iconio, Listra y Derbe (Hechos 14:1–23). Estaban ubicadas en la parte sur de la provincia romana de Galacia, dentro de Asia Menor (lo que hoy es Turquía). El nombre de esta provincia proviene de una región ubicada al norte, donde se había establecido la raza de los gálatas (originalmente provenientes de Galia), y una opinión minoritaria sostiene que las iglesias en cuestión estaban ubicadas en esa área (opinión que afecta a la asignación de fecha a la carta). Se apela a Hechos 16:6 para apoyar el punto de vista de que Pablo fundó algunas iglesias allí, pero este texto es, cuando menos, ambiguo, y las otras evidencias no son firmes. 

Condiciones – Un peligro real

Los primeros cristianos eran judíos, y al comienzo se presumía que el carácter especial de su nación, y por consiguiente las ceremonias religiosas relacionadas con ella, continuarían. Cuando gran número de gentiles comenzaron a recibir el evangelio, estas suposiciones se vieron cuestionadas, y fue necesario un prolongado período de reflexión, ajustes y luchas para comprender los propósitos de Dios para gentiles y judíos.

Ningún documento resulta más importante para comprender estas luchas que la carta de Pablo a las iglesias de Galacia. Los cristianos de esa área se convirtieron en objeto de un intenso celo misionero por parte de ciertos “judaizantes” que estaban convencidos de que el evangelio no dejaba de lado las ceremonias judías (por ejemplo, la circuncisión), y que, por lo tanto, los cristianos gentiles debían convertirse en judíos para poder recibir la promesa de Dios dada a Abraham. Movidos por los argumentos de los judaizantes, estos gálatas, que originalmente habían sido evangelizados por Pablo, comenzaron a observar las ceremonias judías. El Apóstol comprendió que este cambio en las cosas socavaba la misma esencia del evangelio de la gracia. 

El texto deja bien en claro que algunas personas estaban creando una sedición espiritual en la comunidad gálata, predicando un falso evangelio que presionaba a los creyentes gentiles a observar ceremonias judías, particularmente la circuncisión (1:7–9; 5:2-3, 7–12; 6:12-13).

El Apóstol es muy explícito cuando declara que se vio motivado a escribir la carta porque los gálatas estaban en camino de desertar del evangelio (1:6-7). En efecto, habían vuelto a prácticas ritualistas con reminiscencias de su anterior experiencia pagana (4:9-10).

  • Dado que las personas que estaban causando estos problemas en Galacia aparentemente habían socavado la autoridad de Pablo, el Apóstol dedica la primera sección principal de la carta a defender el origen divino de su evangelio (1:1, 11, 12; 2:6–9). 
  • En los dos capítulos siguientes, apelando al Antiguo Testamento mismo, él demuestra que la promesa de Dios a Abraham se recibe, no por las obras de la ley, sino por fe (3:6–14). 
  • Finalmente, encuentra necesario, en los capítulos 5 y 6, detallar las implicaciones prácticas de este evangelio de la libertad (5:13–26). 

Estos tres temas, sin embargo, están subordinados a su único gran propósito: evitar que los gálatas abandonen el evangelio de verdad y se conviertan en apóstatas.

La justificación delante de Dios

La única forma en que una persona puede ser justificada delante de Dios es por la fe en Jesucristo (2:16). Pablo enfatiza este punto repetidas veces.

Pablo trata los temas que tienen que ver con la vida cristiana, o el vivir la nueva libertad que el cristiano posee en Cristo.

Entre los extremos de una santificación legalista y el libertinaje hedonista (la búsqueda del placer duradero), Pablo señala un camino intermedio de “fe que obra por el amor” y el poder del Espíritu Santo (5:5-6). Por lo tanto, no es sólo la justificación que es por la sola fe, sino también la santificación.

Pablo describe la vida de fe en forma variada como “andar en el Espíritu” (5:16,25), “ser guiado por el Espíritu” (5:18) producir “el fruto del Espíritu” (5:22-23) y sembrar “para el Espíritu” (6:8)

Concretamente “la fe que obra por el amor” (5:6) se expresa en el amor al prójimo, especialmente por los demás creyentes, y en llevar los unos las cargas de otros (5:14; 6:2,6).

El ejemplo de Abraham

Abraham creyó a Dios y esto le fue imputado a justicia. Abraham tuvo su hijo, Isaac, sobre este principio. Mucho más, la buena nueva de la bendición de las naciones no dependía de otro principio y ella fue anunciada a Abraham y a su linaje en virtud de la fe. Entonces el bendito resultado no se hace esperar: la bendición de Abraham alcanza a las naciones en el Cristo Jesús y nosotros recibimos por la fe el Espíritu de la promesa. 

Ahora las bendiciones de Abraham, la fe y las promesas nos conducen a la alianza y la alianza a Cristo. ¿Qué lugar tiene la ley en todo esto? Ninguno. Las promesas le fueron hechas a Abraham. Estas promesas son el fruto de la alianza de Dios con él. Son confirmadas a la simiente de Abraham, la cual es Cristo. La ley, sobrevenida cuatrocientos treinta años después, en nada cambia las promesas hechas a Cristo, simiente de Abraham. De manera que todo el sistema de la ley no elimina ni cambia nada de los propósitos determinados por Dios en cuanto al sistema de la gracia.

Derechos (Caribe pág.1488)

Vivimos en un tiempo en que vemos que cada uno se preocupa por ejercer sus “derechos”. En efecto, la sociedad se ha polarizado a medida que se forman diversos grupos alrededor de su percepción de los derechos que sienten que les niegan. Mientras más intensa es la lucha por conseguir estos derechos, mayor es el conflicto social que se observa.

Pablo señal a los Gálatas que ante Dios nadie tiene derecho alguno; cualquiera de los derechos que el hombre tuvo se perdieron como resultado del pecado. Para hacer entender esta situación a sus lectores, Pablo usa la metáfora de un esclavo (4:1-3), una imagen que los gálatas probablemente conocía bien, ya que el imperio Romano dependía en gran medida de la labor de los esclavos (Romanos 6:16).

Los gálatas llegaron a ser hijo de Dios, pero antes, ellos estaban en cautiverio a causa del pecado, bajo “los rudimentos del mundo” (4:3). Como siervos del pecado, no tenían derechos ante Dios. El nada le debe. Ellos son del pecado, al que están obligados a servir.

Tal es la condición de todos los pecadores ante Dios; desvalidos y desesperanzados (Romanos 3:23; Juan 3:19-20). Pero así como Dios dio vida, recursos y responsabilidad a los humanos en el principio (Génesis 1:26-2:4), ahora dio a Cristo, su Hijo para rescatar o “redimir” al pueblo del pecado y concederles todos los privilegios de la adopción en la familia de Dios (4:4-7). Nadie es merecedor de esto, lo cual es la razón de por qué es un regalo recibir una nueva vida en Cristo y sus correspondientes derechos.

Notamos en Gálatas 5 que Pablo menciona tres parejas:

  • La ley y la fe;
  • La esclavitud y la libertad;
  • La carne y el espíritu.

Ahora hablaremos de la tercera. En algunos pasajes la palabra carne no tiene un sentido peyorativo, sino designa la humanidad en general (Gálatas 2:16) o la naturaleza humana (1:16; 2:20; 4:13, 23; 6:13). Otras veces se considera la “carne” como ligada a las realidades que ya han pasado – la ley y la servidumbre – y entonces se opone al Espíritu. En capítulo 5, la oposición carne-espíritu tiene un alcance específicamente moral. El Espíritu nada tiene de común con las obras de la carne. Su fruto es otro; él forma un bloque en el cual todo está íntimamente relacionado. Contra su fruto no hay ley que valga. En primer lugar están sus resultados en nosotros:

¿Por qué el apóstol Pablo habla de es y no de son (v.22)? ¿Por qué en singular cuando debe ser en plural? Creo que hay algo escondido al usar singular y no plural. Pero porqué después de enumerarlos dice:..»Contra tales cosas no hay ley» ¿Por qué aquí si se usa el plural?  

Es importante destacar lo siguiente: ¿Por qué el amor es el primero en la lista del fruto del Espíritu Santo? ¿Por qué la benignidad es el punto de equilibrio entre los cuatro primeros frutos y los últimos cuatro? Lo que sé que Dios es un Dios de orden.

La palabra “fruto” está en singular. Las manifestaciones de la carne que están en plural son contrarias al fruto del Espíritu que está en singular. La razón por la que Pablo menciona la palabra “fruto” es que como un racimo de uvas, todos los frutos son parte de una sola unidad y todas estas virtudes deben estar en unidad – dentro del amor – en la vida de un creyente.

Vivir y andar por el Espíritu (5:25)

Los que son de Cristo han crucificado la carne con las pasiones y las concupiscencias. Aquí la muerte y la mortificación son consideradas a la vez como el resultado de la influencia de la Palabra divina en nosotros (2:20-21). El apóstol concluye en el 5:25: «Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu”. El Espíritu es vida, nos da la vida a fin de que andemos por medio de ella, pues estas dos cosas son inseparables (5:16).   

El vivir en el Espíritu es la raíz o el corazón de la vida cristiana. El andar en el Espíritu es la manifestación de esa vida espiritual. El fruto del Espíritu es la evidencia del carácter espiritual del creyente. El Espíritu da vida nueva y el cristiano debe mostrar esa nueva vida en el caminar en este mundo.

Notamos que Pablo dice “El fruto del Espíritu” y no “el don del Espíritu”. ¿Por qué?

Hay que tener muy claro que el fruto es del Espíritu y no un don del Espíritu. Las calidades que componen el fruto no son otorgadas por el Espíritu Santo. Creyentes nunca han tenido concedido sobre ellos el fruto del Espíritu como fue hecho con los dones del Espíritu durante el primer siglo. El creyente tiene que permitir las características del fruto ser formado en ellos mismos durante su nueva vida en Cristo.

¿Cómo es posible entender el fruto como del Espíritu? Es del Espíritu porque es el resultado de la influencia de la Palabra de Dios en la vida de un creyente. Aquí están unas frases paralelas:

  • «Espíritu de vida en Cristo» (Romanos 8:2) 
  • “piensen en las cosas del Espíritu» (Romanos 8:5) 
  • «ocuparse del Espíritu» (Romanos 8:6) 
  • «Espíritu de Cristo» (Romanos 8:9) 
  • «mente del Espíritu» (Romanos 8:27) 
  • «Andar en Espiritu» (Gálatas 5:16)
  • «Fruto del Espíritu» (Gálatas 5:22)
  • «la mente de Cristo» (1 Corintios 2:16, Filipenses 2:5) 

 Se puede ver en todas estas referencias bíblicas, la mente de un creyente es influenciada por el espíritu de la Palabra opuesto del pensamiento carnal. El ejemplo supremo naturalmente encontramos en los pensamientos de Cristo dominado por la Palabra de Dios:

Vivir por el Espíritu

Efesios

En Roma, Pablo estaba oficialmente encarcelado. Aunque estaba restringido en sus movimientos, continuó con la dirección de la iglesia primitiva y la predicación del evangelio. Los romanos podían mantener preso a Pablo pero no podían aprisionar la divulgación de las buenas nuevas. Pablo quería que los efesios entendieran la realidad espiritual que había tras los numerosos grupos que se reunían en casas por todo el mundo mediterráneo y quería que se estimularan en la fe los unos a los otros. Ellos eran el Cuerpo de Cristo. 

El tiempo de Efesios

Marco histórico

Éfeso era una importante ciudad en la región del valle de Jonia en Asia Menor, a unas 40 millas de la ciudad de Esmirna y a orillas del río Caister. El valle jónico era muy fértil y allí florecieron varias colonias griegas como Pérgamo, Esmirna, Éfeso y Mileto. La gente de esta región se distinguía por su amabilidad, sus costumbres refinadas y el gusto por la música, el baile, los lujos y la vestimenta exquisita. Sin embargo, lo más atractivo de Éfeso era el templo a la diosa Diana, una de las siete maravillas del mundo antiguo. Era un templo extremadamente suntuoso tomó 200 años en ser construido.

El libro de los Hechos hace referencia a dos visitas de Pablo a Éfeso. La primera fue breve (Hechos 18.19–21), pero la segunda se prolongó “por tres años” (Hechos 19:1–20:1,31), un período cuya duración indica la importancia de la obra misionera allí realizada.

Condiciones –  El amor de Cristo, un templo colosal

Pablo ha pasado casi tres años en Éfeso; conoce allí mucha gente y tiene numerosos amigos. Pero el autor de la carta no parece haber tenido relaciones con los destinatarios. No procede como de costumbre: no saluda a nadie y no recuerda ningún suceso local.

Diana era la diosa de la fertilidad, representada por una estatua con muchos senos. Parte de los festivales y ritos en el templo de Éfeso consistían en fiestas llenas de sensualidad donde participaban jóvenes vírgenes, seleccionadas para realizar orgías y danzas eróticas dedicadas a la diosa. Podemos imaginarnos el ambiente que rodeaba la vida de los cristianos de Éfeso. Debían honrar a Cristo y hacer la diferencia en medio de una sociedad plagada de paganismo, sensualidad y vanidad. La realidad es que este escenario no es tan diferente al que vivimos actualmente nosotros ahora. Estamos rodeados de una cultura que también exalta el materialismo, la religiosidad pagana (festivales y fiestas patronales dedicadas a “santos” pero donde abundan los excesos y los vicios), y sobre todo una cultura que glorifica el sexo fuera del orden de Dios.

En sentido religioso enraizado en el hecho sublime de la maternidad natural ha jugado un papel en el hecho religioso de la humanidad. María de Nazaret, madre de Jesús según el plan divino, ha sido convertida filosóficamente hablando en “Madre de Dios” por un gran sector de la cristiandad hasta el extremo de ser exaltada de modo monumental en muchas partes del mundo. 

En esta carta el apóstol Pablo establecerá la importancia de entender lo que es el verdadero cristiano. Más allá de una religión o profesar una noble causa, el propósito de Dios es crear a través de Jesucristo una nueva humanidad, que se destaca contra el fondo oscuro de un mundo individualista y sectario. 

“Toda bendición espiritual” (1:3)

Cuáles sean estas bendiciones es el tema de la carta. Sólo notamos aquí que se trata de bendiciones espirituales, no condicionadas por las fluctuantes circunstancias de la vida. Desde luego, Dios puede bendecirnos en cosas materiales, pero la visión de la fe convierte aun éstas en bendiciones espirituales.

“En los celestiales” se hallan cinco veces en esta carta y en ningún otro lugar (1:3, 20; 2:6; 3:10; 6:12). Los traductores ven la necesidad de suplir alguna palabra para completar el sentido. Por eso han traducido: “en lugares celestiales” o en “esferas celestiales”.

En el capítulo 1, encontramos la explicación como el creyente llega a sentarse en “los celestiales”:

Los creyentes están en “los celestiales” porque están en “el Amado” – EN CRISTO.

Si somos ensalzados junto con Cristo, y estamos «en Cristo Jesús», y Cristo está a la diestra de Dios Padre en los cielos, entonces nosotros también, en sentido figurado, estamos sentados con Cristo en los cielos. 

En 1:6 está un título para Jesús: “el Amado”. Para entender mejor por qué Pablo se refiere a Jesús en esta manera hay que buscar donde aparece en otros versículos de la Biblia. Están aquí en los evangelios:

Observamos la cita de Isaías en Mateo 12 y se nota que Mateo cambió “mi escogido” a “mi amado”. Ahora comprendemos más de la referencia a Isaías. Después de una investigación de esta profecía descubrimos por qué Pablo describe los que están en “los celestiales” como están en “el Amado”. En cada referencia de la palabra “escogido” está una referencia a los “cielos”.

El estar “en Cristo” describe la base de nuestra herencia

En Efesios 1:11–14, Pablo hace énfasis en el estar en Cristo. De hecho, la frase “en Cristo” ocurre en alguna forma nueve veces en el contexto inmediato de 1:3–14. El estar en Cristo hace toda la diferencia. Es la base de nuestra herencia. Podría ser bueno que hiciéramos una pausa y nos hiciéramos una importante pregunta: ¿Cómo es que una persona entra en Cristo y recibe así la promesa de su herencia? Por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva (Romanos 6:3–4). En el bautismo nos unimos a él en la sepultura. En el bautismo nos unimos a él en la resurrección a una nueva vida. Somos bautizados por la fe en Cristo. Así es como llegamos a recibir toda bendición espiritual, incluyendo nuestra herencia.

Un modelo apostólico de oración (Efesios 1:15-23)

La promesa del Espíritu Santo establece la certeza de nuestra herencia

“En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia” (1:13–14). 

Se nota el orden. El versículo no dice que recibimos el evangelio por medio del don del Espíritu Santo. El orden está

  1. Después del oír del mensaje de la verdad, el evangelio de la salvación (v.13)
  2. Habiendo creído
  3. Luego sellado.

Los efesios fueron “sellados” después de creer. Según Hechos 20:28, como Pablo ordenó a los ancianos en las nuevas iglesias. Fue dado el Espíritu Santo para apacentar el rebaño: “Por tanto, mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.”

El sello, la marca oficial Conocemos los sellos notariales. Una persona que sirva como notario es testigo de la firma de un documento y luego pone su sello en el documento lo cual da a entender su autenticidad. El sello del cual Pablo habla aquí se refiere a la marca oficial de identificación que se ponía en una carta, contrato u otros documentos importantes. El sello era usualmente hecho de cera caliente, la cual se ponía en el documento y luego se le imprimía con un anillo de sello. Los sellos, en el mundo antiguo, comunicaban una o más de las siguientes cosas:

  • Posesión. Los sellos funcionaban como una marca en los animales o los esclavos. Eran como un sello en un libro el cual indica quién es el verdadero dueño. 
  • Protección. Un sello oficial, puesto en un objeto, le advertía a la gente que éste estaba protegido por el poder y la autoridad de las personas representadas por el sello. Pilato selló la tumba de Jesús (Mateo 27.62–66). Su sello advirtió a la gente que no debían mover la piedra. La advertencia estaba respaldada por la posición y el poder oficial de Pilato. 
  • Autenticidad. Un sello afirmaba la genuinidad de aquello en lo cual aparecía. 

“es las arras de nuestra herencia” La manifestación inicial del Espíritu Santo en el primer siglo (2 Corintios 1:22; 5:5) fue “las arras” de nuestra herencia futura como un depósito o garantía (del griego: arrabon). Es la garantía del cumplimiento de la promesa de la redención de la naturaleza divina cuando el templo de los creyentes llega a ser la “morada de Dios en el Espíritu”. Se nota que es las arras de nuestra herencia. No es una continua posesión. La palabra que Pablo usó era común en sus tiempos, y se refería a un depósito o pago de prima. Era parte del precio de compra de algo. Ello garantizaba que el resto del pago se haría en el momento apropiado. 

Es tan sólo un vislumbre de la increíble herencia que Dios nos ha prometido.

En Hebreos 6:5 las manifestaciones del Espíritu en el primer siglo es un ejemplo de la promesa de los poderes venideros cuando el Espíritu será derramado en el tiempo del Reino: “y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero.” El verbo “gustar” significa: probar, saborear; por implicación comer y figurativamente experimentar (bien o mal):-comer, gustar, probar, sufrir.

El versículo 14 declara que el objetivo de la redención, el objetivo de la salvación, el objetivo de que Dios haga posesión suya a los que están en Cristo, y el objetivo de la plena herencia que les es dada a éstos, es la

“alabanza de su gloria”.

Una intercesión para “fortalecer” a los santos

Pablo comenzó su oración en Efesios 3:1, hizo una digresión y a partir del v.14  vuelve a ella y nos deja escrita una de las intercesiones más profundas. No es una oración ligera ni pasajera. Es un pensamiento profundo que a la vez sube a la cumbre de la intercesión. No pide pequeñeces. Por eso Pablo comienza la oración con la frase “doblo mis rodillas ante el Padre” (v.14).

En la oración, Pablo hace tres peticiones, cada una dependiente de la que le antecede:

  • Para tener poder interior – poder espiritual
  • Para tener comprensión – presencia amorosa de Cristo en el creyente
  • Para tener la plenitud de Dios – llena de las características de Dios

Efesios 3:16 “para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu”

En el primer capítulo de este libro Pablo oró que Dios les diera un espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando sus ojos de entendimiento para que pudieran conocer la esperanza de su llamada, (vs.16-17) pero aquí en el capítulo 3, la petición mayor de Pablo es que los efesios sean fortalecidos con poder en el hombre interior, y que conozcan el amor de Cristo, y que estén arraigados y cimentados en el amor de Dios.

Nosotros podemos tener todo conocimiento, o sabiduría, concerniente a las cosas de Dios, pero si no demostramos amor, somos indignos, o de ningún valor, a la causa de Cristo. Hay una verdad interesante en el v.14, Pablo dijo, «doblo mis rodillas.» Entre los judíos, el ponerse de rodillas manifestaba una solemnidad especial, o una urgencia extraordinaria. Las palabras de Pablo indican la profunda sinceridad y la extraordinaria emoción que sentía.

Una explicación de “posesión”:

Cuando Pablo oró en v.16, que los creyentes en Éfeso fueran «fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu.» El comentario común entre muchos es que cualquier cristiano ya posee el Espíritu Santo porque no hay salvación aparte de la posesión del Espíritu Santo. ¡El uso de la palabra “posesión” nos da la impresión equivocada de que nosotros mismos estamos en control del poder de Dios! 

Es seguro que las referencias bíblicas son: 1 Corintios. 6:19, «vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo.» y la promesa de la morada en cada creyente (Juan 14:23). Por eso solamente el Espíritu Santo nos puede dar el poder para el crecimiento espiritual para llegar a ser cristianos maduros. En este versículo se nos dice que el deseo de Pablo en su petición es que ellos sean controlados y capacitados por el Espíritu Santo. El propósito de Pablo está en el versículo siguiente, v.17 «Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor.»

Fases para llegar a ser hijos de Dios

Llegamos a ser hijos de Dios por medio de volver a nacer de nuevo en Su familia. Este nacimiento es como el nacimiento natural. Consiste de tres fases, aunque distintas son relacionadas:

Concepción – una semilla es sembrada en un ambiente cuidadosamente preparado. La semilla es la Palabra de Dios – el Evangelio: “pues habéis renacido, no de simiente corruptible, sino de incorruptible,  por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.” (1 Pedro 1:23). Una vez sembrada en la mente de un individuo lo que sigue depende sobre como aquella persona responde a la Palabra. Jesús explica en Lucas 8:13-15: “Pero la que cayó en buena tierra son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída,  y dan fruto con perseverancia.”

Crecimiento  Después de que la semilla ha sido sembrada, la persona puede atenderla o rechazarla. A veces durante esta fase el resultado es como descrito en Salmo 119:50 “Ella es mi consuelo en mi aflicción, porque tu dicho (habla, mandato, palabra, razón, razonamiento) me ha vivificado.”

Dar a luz – Después de que el periodo de crecimiento ha sido cumplido, la persona pide el bautismo. El bautismo es el hecho final en el proceso del crecimiento. Los que son bautizados son descritos como criaturas nuevas (Romanos 6:4; 2 Corintios 5:17) y llamados “hijos de Dios” (1 Juan 3:1).

“ser fortalecidos con poder “

La Palabra de Dios ha creado algo, algo que no existía antes. Es una nueva manera de pensar, una mente nueva, un hombre nuevo, el “hombre interior” descrito por Pablo. Este “nuevo hombre” en Cristo todavía tiene que ser alimentado. Pedro explica: “y desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual (la leche pura de la Palabra –La Biblia de las Américas) no adulterada,  para que por ella crezcáis para salvación.” (1 Pedro 2:2 R-V ’95)

Pedro dice que somos alimentados por la Palabra; Pablo dice que somos fortalecidos por el Espíritu. No hay aquí una contradicción. El Espíritu Santo fue dado a los hermanos y hermanas en el primer siglo para guiarlos en la Verdad (Juan 16:13). En Efesios 3:5, Pablo se refiere a una nueva revelación dada por el Espíritu:

“el cual en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu”

Pedro también habla de la Palabra que trae la nueva vida (1 Pedro 1:12,25)

“…Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.” (v.25). Explica como los hermanos recibieron ese evangelio: “… son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.”

En Efesios 3, Pablo no pide la llegada de un poder misterioso de justicia para ser poseído por los creyentes. Sino pide a Dios que el “hombre interior” concebido por la Palabra, desarrollado por la Palabra y vivificado por la Palabra pueda ser fortalecido por la Palabra mientras las revelaciones nuevas vienen a él de los labios de los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros llenos del Espíritu. Es por medio de ellos por lo que los creyentes recibieron la Palabra para ser fortalecidos en la fe.

“No contristar el Espíritu Santo”

En Efesios 4, Pablo procede a considerar el poder del Espíritu Santo, los dones del Espíritu que funcionaban en el primer siglo de la era cristiana. Muestra claramente que aquellos dones especiales fueron dados para cumplir un propósito especial durante un tiempo limitado.

Los dones diferentes distribuidos dentro de los miembros de la iglesia (4:7-12) fueron el medio de permitir la unidad de la fe y el conocimiento del Hijo de Dios (4:13-15). Sin embargo, los miembros podían abusar de este privilegio y causar desacuerdo dentro de la comunidad. 

En medio de estas recomendaciones con respecto al comportamiento de los miembros de la congregación dentro de la cual había la manifestación de los dones del Espíritu recalca algunas actitudes indecorosas (v.31) Estos son como prendas desagradables que distraen y desfiguran el carácter del creyente y entristecen el Espíritu Santo (v.30).

Es exactamente lo que pasó con los israelitas en los días de Moisés según el profeta Isaías 63:9-10:

“En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, los trajo y los levantó todos los días de la antigüedad. Mas ellos fueron rebeldes e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo y él mismo peleó contra ellos.”

La figura retórica de metonimia designa a “Dios” con el “Espíritu Santo”. Dios les dio el don del Espíritu a los creyentes. Por medio de mal comportamiento la figura naturalmente sugiere que Dios fue muy “angustiado”. 

El hogar cristiano debe ser diferente de aquello de los incrédulos

11 “metonimía” Figura retórica que consiste en designar una cosa con el nombre de otra que está próxima o relacionada con la primera. Por ejemplo: Hablamos de “una buena pluma” en lugar de “un buen escritor”.

Vivir por el Espíritu

“llevó cautiva la cautividad” Efesios 4:8

El Salmo 68 que cita Pablo en Efesios 4:8 tiene su origen en el Éxodo, por ejemplo –

  1. Salmo 68:1 recuerda las palabras de Números 10:35
  2. Salmo 68:6 habla de la liberación de Egipto.
  3. Salmo 68:7-8 hablan de la marcha de Israel a Sinaí.

Entonces, basado en los acontecimientos del Éxodo, debemos considerar la relación del Salmo 68:18 con lo que Pablo enseña Efesios 4:8.

«Subiste a lo alto, tomaste cautivos. Tomaste dones de los hombres, también de los rebeldes para que habite entre ellos Jah Dios.» (Salmo 68:18)  

Notamos las siguientes etapas en esta gran obra de Dios.

Podemos trazar estas etapas en la liberación del Éxodo.

  1. Dios descendió primero (Dios, manifestado en forma del ángel de la presencia – Éxodo 3:7-8). Los israelitas fueron liberados de Egipto y su libertador descendió a las profundidades del Mar Rojo. Aquellos que  habían sido esclavos en Egipto fueron guiados por el ángel de Jehová.
  2. “Subiendo a lo alto” – Siendo cumplida la liberación por lo cual Dios descendió y la gente fue guiada a Sinaí, leemos que: «Moisés subió a encontrarse con Dios. Jehová  le llamó desde el monte…” (Éxodo 19:3).  Esto nos lleva a pensar de que después de su descendimiento, Dios había ascendido. Primeramente Dios, habiendo descendido para liberar a los israelitas de la servidumbre, después ascendió a lo alto.
  3. “llevó cautiva la cautividad” – o según La Biblia de las Américas: “llevó cautiva una hueste de cautivos”

En Éxodo 2:23 leemos una descripción de las circunstancias de los israelitas en Egipto: «Los hijos de Israel, que gemían a causa de su servidumbre, clamaron; y subió a Dios  el clamor de ello desde lo profundo de su servidumbre 

  1. “dio dones a los hombres”  Jehová dice en Éxodo 31:1-2: «Mira, yo he llamado por su nombre a Bezaleel, hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá, y lo he llenado del espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte.» ¿Por qué fueron llenados del espíritu de Dios? Para que pudieran hacer el tabernáculo. (Vea también Ex 35:30-35)
  2. “Para que habite entre ellos Jah Dios”. Concerniente el tabernáculo, leemos: “Me erigirán un santuario, y habitaré en medio de ellos.”  (Éxodo 25:8). La manera en que este tabernáculo fue construido y edificado es muy apto para nuestro estudio. 

Entonces vemos que en aquella época del Éxodo, los dones del espíritu fueron dados a los hombres para que pudieran preparar un lugar para Dios.

Debemos notar que:

a)  Dios no podía habitar con Su Pueblo hasta que hubieran construido una morada.

b)  Dones del espíritu fueron dados para este propósito

c)  Es evidente que al terminar el tabernáculo la necesidad para los dones cesó. No hay evidencia que cuando murió Bezaleel y sus compañeros que los dones fueron dados a otros.

Los acontecimientos del Éxodo y el tabernáculo en el desierto eran típicos (ejemplos) de la obra de Dios por medio de Jesucristo y la iglesia. Esto es la base de las palabras de Pablo en Efesios 4. Podemos trazar el mismo proceso en el trabajo de Dios por medio de Su Hijo:

  1. “descendió primero” (Dios manifestado en su Hijo) «Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo.» (Lucas 1:68) «Dios con nosotros». (Mateo 1:23 y Juan 16:28)
  2. “ ascendió a lo alto”  Juan 16:28; Juan 3:13.
  3. “llevó cautiva la cautividad”   Jesús anduvo en una procesión de una multitud de cautivos en el pecado. (Hebreos 2:14-15)
  4. “dio dones a los hombres” – Hechos 2:33.38
  5. “Para que habite entre ellos Jah Dios”. Es el propósito de los dones del primer siglo.

Un resumen

Pablo describe al Cristo ascendido como el dador de dones y lo compara con el Dios triunfante subiendo al monte Sinaí. La cita de Efesios presenta a Cristo como el rey que asciende: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad y dio dones a los hombres. Cristo ascendió llevando consigo a un gran séquito de personas cautivas de su gracia que había libertado del cautiverio del pecado. En vez de tomar tributo, repartió dones a los hombres.

La razón para los dones

La iglesia era en su infancia. Los dones fueron dados para que pudiera obtener la “madurez”. Cuando llegó este estado, los dones cesarían (1 Corintios 13:8-13).

El libro de los Hechos y las cartas de los apóstoles recuerdan la realización de esta obra. Como resultado del trabajo de los apóstoles y otros hermanos con el don del Espíritu Santo, las iglesias fueron establecidas por todo el mundo. Líderes fueron nombrados y muchos problemas solucionados. Los apóstoles, los profetas, los evangelistas, los pastores y los profesores fueron, como Bezaleel, ayudando edificar la iglesia del primer siglo. 

Filipenses

Desde palizas hasta el encarcelamiento, Pablo soportó muchos sufrimientos por la causa de Cristo. Estas pruebas enseñaron a Pablo a estar contento en todas las circunstancias, capacidad que Pablo pide a los filipenses a que cultiven 4:11. El tema más prominente en la carta a los Filipenses es el gozo, específicamente el gozo de servir a Jesús. El tono general de la carta refleja la gratitud de Pablo hacia los filipenses y su gozo en Dios. Esto podría parecer extraño porque Pablo escribió esta carta mientras estaba en prisión.

El tiempo de Filipenses

Marco histórico

La ciudad de Filipos a la que Pablo fue en el curso de su trabajo misionero era un lugar significativo desde varios puntos de vista. No solo era una ciudad importante en la provincia romana de Macedonia, sino que disponía de la particular posición de ser una colonia romana (Hechos 16:12). Esto significaba que era considerada como un pequeño trozo de la misma Roma en el lugar. La lengua común era el latín; la ley romana controlaba la administración local y el régimen de impuestos, y muchos aspectos de la vida pública eran como en Roma misma, y muchos de los oficiales tenían el mismo título que en Roma.

La predicación del evangelio en Filipos representa para nosotros lo que probablemente fue el primer trabajo apostólico de evangelización en Europa. Para el Apóstol habría significado trabajar en un centro estratégico de una provincia romana que no había oído anteriormente el evangelio. De acuerdo con los registros de Hechos 16:9-10, Pablo fue allí (junto con Silas y Timoteo) en respuesta a la visión en sueños en la que vio que “un hombre de Macedonia estaba de pie rogándole y diciendo:   “¡Pasa a Macedonia y ayúdanos!” Tal como la historia de Hechos 16 continúa, leemos que en Filipos Pablo no encontró una sinagoga, pero un sábado descubrió un “lugar de oración” a la orilla del río, donde un pequeño grupo de mujeres estaban reunidas. Una de esas mujeres, Lidia, “era vendedora de púrpura de la ciudad de Tiatira”, parece haber sido la primera convertida y la cuál abrió su hogar a Pablo.

Condiciones – los propósitos de la carta –

Podemos señalar que hubo un número de razones que motivaron el escrito de Pablo:

  • Pablo quería agradecer la ofrenda que sus amigos de Filipos le habían enviado (4:10, 14–18).
  • Quería hacerles conocer de su propia situación, y especialmente darles la seguridad de que su encarcelamiento no implicaba un retroceso del evangelio (1:12–26). 
  • Había llegado al conocimiento del Apóstol el partidismo y potencial desunión de la iglesia de Filipos, y quería instarlos a vivir, actuar y testimoniar en la unidad del Espíritu (1:27; 2:1–11; 4:2, 3).
  • Pablo se había dado cuenta del peligro que corrían los filipenses de ser influenciados en dirección al legalismo judaico, por lo que quiso dejar completamente claro que ello sería una contradicción básica con el evangelio (3:1–11).
  • Su escrito fue también una oportunidad de animar a los cristianos a soportar el sufrimiento con valentía, a vivir en una sola mente y confiar sus vidas a su Señor en todas las cosas y bajo toda circunstancia (1:27–30; 2:12–18; 3:17–21; 4:4–9).

“Comunión del Espíritu” (2:1)

La iglesia en Filipos se distinguía por muchas y excelentes cualidades. El único peligro que amenazaba a la iglesia filipense era el de la desunión. Por eso Pablo hace un urgente llamado a la armonía. En cierto sentido, la desunión es el peligro que corre cualquier iglesia sana. Es cuando los miembros están realmente en serio y sus creencias les importan de veras cuando están propensos a enfrentarse. Cuanto más entusiasmo tienen, tanto mayor peligro tiene de confrontarse.  Pablo quiere salvaguardar a sus amigos contra ese peligro.

Pablo empieza el capítulo 2 con cuatro proposiciones:  

  • si hay algún consuelo en Cristo… Como es típico, en primer lugar Pablo basa su llamamiento en Cristo. Lo que dice sobre Cristo responde directamente al tema del sufrimiento mencionado en 1:29-30. Del mismo modo que están sufriendo por causa de Cristo, en medio de esa lucha también hay “consuelo” en Cristo.
  • si algún estímulo de amor… Pablo se está refiriendo a la experiencia del “amor de Dios” que en Cristo ha sido dado de forma abundante a los filipenses y a Pablo mismo.
  • si alguna comunión del Espíritu… Pablo vuelve específicamente a la idea de “un Espíritu” en el cual, y por el cual, deben estar unidos para defender el evangelio en Filipos. Es el Espíritu que les ha abierto las puertas para estar en Cristo.
  • si algún afecto entrañable, si alguna misericordia… A la luz del imperativo que aparece, está apelando a la compasión, donde el contexto es claramente la vida en comunidad.

Sin embargo, en Filipenses 2:3-4 nos da tres causas de desunión:

  • La ambición egoísta
  • El deseo de prestigio personal
  • El concentrarse en el ego

¡Cuál lamentable espectáculo ofrecen los creyentes al mundo cuando están atacándose unos a otros, o, tan solo, hablando mal de los demás! De esta forma el crecimiento espiritual se retrasa y su testimonio es debilitado. Ante el peligro de la desunión, Pablo establece cinco consideraciones que deberían prevenir la desarmonía.

  • El hecho de que todos estamos en Cristo debería mantener la unidad.
  • El poder del amor cristiano debe mantenernos en unidad.
  • El hecho de compartir el Espíritu Santo debería guardar a los cristianos de la desunión
  • La existencia de la compasión humana debería guardarnos de la desunión
  • No puede haber felicidad para uno mientras se sepa que hay desunión en la iglesia.

Evidencia de la comunión del Espíritu ha sido el gozo de los creyentes en todas épocas. Por ejemplo el profeta Malaquías describe el compañerismo beneficioso en Malaquías 3:16:

“Entonces los que temían a Jehová hablaron entre sí. Jehová escuchó y oyó, y fue escrito ante él un memorial de los que temen a Jehová y honran su nombre.”

El sentir y pensar común se cultivan de manera intencional, evitando la tentación de actuar por rivalidad o por vanagloria. La esencia de esta exhortación es contra el individualismo en el cual cada uno hace lo que le da la gana o lo que le parece mejor. Se trata de un principio sencillo pero fácil de olvidar, que es el de tener siempre en cuenta a los demás. – Trabajamos juntos, adoramos juntos y, a veces, sufrimos juntos, todo para dar gloria a Dios.

“En esto pensad” (4:4-9)

“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres.  El Señor está cerca. Por nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego,  con acción de gracias.”

En primer lugar, estos imperativos iniciales tienen que ver básicamente con la piedad. ¿La piedad se expresa de esta forma imperativa porque, para Pablo, sus raíces están en el Antiguo Testamento? La persona verdaderamente santa anhela la presencia de Dios, donde puede abrir su corazón a Dios en gozo, adoración y acción de gracias, y vive en la presencia de Dios haciendo la justicia de Dios.

En tercer lugar, en la comprensión de Pablo de la vida en el Espíritu, el gozo y la paz van de la mano. El reino de Dios no tiene nada que ver con la observancia de la Torá (bebida y comida) sino que tiene que ver con la justicia, paz y gozo.

En cuarto lugar, estos imperativos el gozo, la oración y la acción de gracias evidenciadas externamente en la bondad e internamente en la paz de Dios en medio de ellos tienen que ver en el primer lugar con el pueblo reunido de Dios.

La exhortación de Pablo también aplica una palabra interesante en v.5: “Vuestra gentileza (griego: epieíkeia) sea conocida de todos los hombres…” En otras traducciones la palabra es “modestia”. Barclay explica (pág.101) una persona tiene la cualidad de epieíkeia si sabe cuando no debe aplicar la estricta letra de la ley, cuando debe relajar la justicia para introducir la gracia, la misericordia. Epieíkeia es la cualidad del que sabe que las reglas no deben tener la última palabra, y cuándo no se debe aplicar la letra de la ley. El ejemplo de esta forma de la aplicación de la justicia se puede ver en Juan 8. Le trajeron a Jesús a la mujer que había sido sorprendida en adulterio, Jesús podía haber aplicado la letra de la Ley según la cual debía ser lapidada, per El fue más allá de la justicia.

La mente humana se tiene que concentrar en algo y Pablo quería estar seguro de que los filipenses se concentraran en cosas que valieran la pena. Es por tanto de la mayor importancia el que concentremos nuestro pensamiento en cosas buenas. Pablo hace una lista de ellas.

“Todo lo puedo…” (4:13) (Carson pág.119).

Este versículo es a menudo arrancado de su contexto. Pablo no pretende ser una especie de “superman”, porque es cristiano y Dios está de su lado. La palabra “todo” en este versículo ciertamente no es ilimitada, como si se pudiera leer a Pablo diciendo: “yo puedo resucitar a los muertos” o “yo puedo caminar sobre el agua”… 

Filipenses 4:13: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

La palabra “todo” que usa Pablo está limitada por el contexto. Su punto es que en cualquiera de las circunstancias en que se encuentra, ya sea con el rico y el poder o con el pobre y la carencia de poder, ya sea predicando a considerables multitudes con unción o encarcelado en una prisión inmunda, ha aprendido a abandonarse en Dios y a estar contento. Dios puede hacer todas estas cosas, todo lo que Dios le asigna a hacer, a través de Aquél que le fortalece. Que el evangelio avance, que se haga la voluntad de Dios en mí y a través de mí, Pablo está diciendo, yo estoy contento, porque puedo confiar en Aquél que siempre me fortalece para hacer lo que me asigna.

Aunque Pablo usa un lenguaje común de su época, que los mismos filósofos estoicos usaban para referirse a su autosuficiencia, el apóstol se opone a esta filosofía. La suficiencia de Pablo no estaba en sus facultades, este texto lo que enseña es que para Pablo ¡Cristo era suficiente! 

Precisamente muchas aplicaciones de este texto están en contra de lo que enseña el texto mismo. No se trata de la autosuficiencia del creyente, sino de la suficiencia de Cristo. El punto es que Pablo con mayor frecuencia se encontró en medio de situaciones adversas. Y aprendió a no resaltar «Todo LO PUEDO», sino «Todo lo puedo EN CRISTO que me fortalece». ¡Lo mejor es que, aunque falte todo, Cristo lo sea todo para nosotros!

Vivir por el Espíritu

 Una llamada a la aplicación:

¿Qué ha aprendido del ejemplo de Cristo, que pueda aplicar a su propia vida?

¿Considera a los demás como superiores a usted mismo (2:3)?

¿Permite que las circunstancias de la vida le roben la paz?

¿Hay algo que le impida disfrutar de la paz de Cristo?

De su lectura de Filipenses 4, ¿ha aprendido algo que le ayude a vencer las preocupaciones de la vida?

Colosenses

Como un niño necesita instrucciones adecuadas al principio de su vida, así los nuevos creyentes necesitaban que los pusieran en el camino recto con enseñanzas correctas. Pablo escribió esta carta para tratar con una herejía doctrinal que se estaba introduciendo en la iglesia de Colosas. El error probablemente era una mezcla de judaísmo y una forma primitiva de gnosticismo.

El tiempo de Colosenses

Marco histórico

Colosas  estaba situada en el valle del río Lico, a unos 160 km. al este de Éfeso, y junto con Laodicea y Hierápolis pertenecían a la provincia romana de Asia. Era una ciudad pequeña y de poca importancia al principio de los tiempos romanos (una “pequeña ciudad”, según un escritor contemporáneo, Strabo), aunque disponía de una próspera producción lanera en los siglos V y IV a.C. 

La comunidad de creyentes allí surgió durante un período de vigoroso evangelismo, ligado al ministerio de Pablo en Éfeso (52–55 d.C.), como se registra en Hechos 19. Pablo plantó un considerable número de iglesias (con la ayuda de varios colaboradores) en la provincia de Asia. Entre ellas estaban las congregaciones de Colosas, Laodicea y Hierápolis, las cuales eran fruto del esfuerzo evangélico de Epafras (Colosenses 1:7; 4:12-13). 

Condiciones – “…que se guarden de los falsos maestros” – 

A menudo Pablo se refiere al pasado pagano de sus lectores, lo que sugiere que muchos de ellos eran gentiles convertidos. Ellos habían estado anteriormente alejados por completo de Dios, atrapados en la idolatría y esclavitud del pecado, siendo hostiles a Dios en su mente y en acciones impías (Colosenses 1:21). Habían estado muertos a causa de sus pecados.

Sin embargo, Dios había efectuado un cambio poderoso en sus vidas: los había reconciliado consigo mismo mediante un evento histórico, a saber, la muerte física de Cristo sobre la cruz y su resurrección. 

El cuadro que nos llega es el de una congregación obediente al evangelio apostólico y por quien el Apóstol podía agradecer sinceramente a Dios (Colosenses 1:4–6). Pablo sabía de su amor en el espíritu (1:8), se gozaba de su disponibilidad para aprender acerca de la vida cristiana y se gozaba de su estabilidad en Cristo (2:5).

Pablo pronuncia una fuerte amonestación a los colosenses para que se guarden de los falsos maestros a fin de evitar que éstos los lleven como cautivos de la verdad a la esclavitud del error mediante su “filosofía y vanas sutilezas” (Colosenses 2:8). Aunque ellos habían presentado su enseñanza como “tradición”, Pablo rechaza toda pretensión de origen divino. Era un invento humano (“la tradición de los hombres”) y en respuesta a ello lo ubica en contra de la tradición de Cristo.

La esencia de la vida cristiana

En la introducción de su carta, el Apóstol expresa su agradecimiento a Dios por el crecimiento de los creyentes colosenses y continúa con una oración intercesora por su desarrollo en el conocimiento y en la conducta piadosa (1:2-8). Aquí se nos presenta la esencia de la vida cristiana. El hecho que le deleita el corazón a Pablo y por el que da gracias a Dios es que le han dicho que los colosenses dan muestras de dos grandes cualidades en sus vidas: 

  • fe en Jesucristo y 
  • amor a sus semejantes.

Estas son las dos caras de la vida cristiana. El cristiano debe tener fe; debe saber lo que cree. Pero también debe amar a sus semejantes; debe convertir esa fe en acción. Por eso, el cristiano tiene un doble compromiso: está comprometido con Jesucristo, y está comprometido con sus semejantes. Se manifiesta este doble compromiso por medio del amor “en espíritu”, es decir, en la esfera del Espíritu. Aquí tenemos un ejemplo como el Espíritu había llegado a un término para la Nueva vida en Cristo.

Estos versículos contienen una especie de sumario de lo que es y lo que hace por nosotros el Evangelio:

  • El Evangelio es la buena noticia de Dios. Es el mensaje de un Dios que es amigo y amador de las almas de los hombres… Lo primero y principal es que el Evangelio nos pone en la debida relación con Dios.
  • El Evangelio es la verdad; no nos ofrece suposiciones, sino certezas acerca de Dios.
  • El Evangelio es universal. Es para todo el mundo. No está confinado a ninguna raza o nación particular, ni a ninguna clase o condición social. 
  • El Evangelio es productivo. Lleva fruto y aumenta. Es un hecho de la historia y de la experiencia que el Evangelio tiene poder para cambiar a las personas individuales y a la sociedad. Puede hacer de un pecador una buena persona, y puede quitar paulatinamente el egoísmo y la crueldad de la sociedad.
  • El Evangelio nos habla de la gracia. No es tanto el mensaje de lo que Dios exige como de lo que Dios ofrece. No nos habla tanto de sus demandas como de sus dones.
  • El Evangelio se transmite por medio de las personas. (Fue Epafras el que se lo llevó a los colosenses.)

Tiene que haber un canal humano para que el Evangelio pueda llegar a las personas. Y aquí es donde entramos nosotros. El poseer la buena noticia del Evangelio conlleva la obligación de compartirla. Lo que Dios nos ha dado tiene que transmitirse por medios humanos.

Jesucristo necesita que seamos las manos y los pies y los labios que lleven su Evangelio a los que no lo han recibido todavía.

Punto de reflexión

La fe de los colosenses no estaba muerta, sino que crecía y producía fruto. ¿Está creciendo su fe? ¿Le lleva a producir fruto? 

En caso negativo, ¿qué impide que crezca su fe?

La práctica de virtudes y actitudes cristianas (3:9-13)

¿Tomamos suficientemente en serio la verdad en que insiste el Nuevo Testamento que un cristianismo que no opere una transformación no es el auténtico?

En Cristo, el creyente tiene todo lo relacionado con la salvación y con la reconciliación, por lo tanto, no necesita ningún otro mediador. De igual modo, en Cristo el creyente tiene todo relacionado con la santificación, por lo tanto, no necesita las ordenanzas legalistas. Además, el creyente tiene la responsabilidad de abandonar las prácticas de la vida pasada y vivir la nueva vida que ha recibido.

Pablo manda y exhorta al creyente diciendo “vestíos”. Sugiere que la acción se efectúa en un punto de tiempo específico con carácter urgente: “vestíos sin demora a vosotros mismos”.

Pablo pasa a dar su lista de las grandes gracias con las que deben vestirse los colosenses:

  • Entrañable misericordia
  • La bondad
  • La humildad 
  • La mansedumbre
  • La paciencia
  • El espíritu que soporta y perdona

Esto nos conduce a una idea que está flotando: la transformación del creyente es algo interno, tenemos una nueva naturaleza; pero es algo externo pues debemos tener nuevas prácticas. No solamente tenemos que ser buenos, sino que también parecer buenos. En una comunidad donde no hay mentira sino existe una transformación externa e interna, hay una verdadera unidad que reflejará a Cristo mismo quien es todo.

Colosenses 2:16 “asuntos de comida…”

Debemos de reconocer que la unión con Cristo, coloca al creyente en una nueva posición, y esa posición es la verdadera circuncisión espiritual que hace que el creyente este capacitado para vivir una vida de victoria sobre el pecado.

En Colosenses 2:14-17, leemos así: 

“anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.”

Al escribir a los Colosenses, el apóstol Pablo busco corregir las doctrinas falsas de los judaizantes. Las personas de mentalidad más práctica no se preocupan muchos de cosas que no puedan comprender, pero sí quieren saber qué deben de hacer para ser cristianos. Ven algunos mandamientos, o lo que a ellos les parecen ser mandamientos claros, y los obedecen. Surge entonces la pregunta: ¿Quiénes son legalistas? Son aquellas personas que apoyan su salvación en ellos mismos y no en Dios. 

Cristo, y no una doctrina o un mandamiento, es nuestro Salvador. Él es la base de nuestra esperanza, y no nosotros mismos. Por lo tanto, no debemos menospreciar la importancia de creer la doctrina verdadera. En vista de la suficiencia de Cristo, no podemos apelar al cumplimiento de la Ley como un medio de justificación (Romanos 10:4-5). Pablo insta a los colosenses a rechazar el legalismo, impuesto por los falsos maestros.

Vivir por el Espíritu

1 Tesalonicenses

Casi todos los nuevos creyentes tienen interrogantes sobre su fe. Como misionero de experiencia, Pablo ya sabía que esto sucedería. Por esa razón, envió a Timoteo de vuelta a Tesalónica poco después de establecer allí la iglesia. El trabajo de Timoteo era averiguar cómo le iba a la nueva iglesia. Cuando regresó, vino cargado con sus preguntas. La Primera carta a los Tesalonicenses es la respuesta paciente de Pablo. Refuerza el mensaje básico del evangelio, esta da más instrucciones prácticas para las verdades espirituales. 

El tiempo de 1 Tesalonicenses

Marco histórico

En el curso de su segundo viaje misionero, Pablo llega a Tesalónica y anuncia allí el Evangelio. Tesalónica, la ciudad más importante de Macedonia, al norte de Grecia actual, era una ciudad cosmopolita. La comunidad era importante y tenía una sinagoga. (Hechos 17:1). Pablo predicó en la sinagoga  tres sábados consecutivos (Hechos 17:2). Los judíos se enfurecieron y le suscitaron tantos problemas que Pablo tuvo que salir furtivamente de la ciudad, con peligro de muerte, hacia Berea donde le sucedió lo mismo (Hechos 17:10-12). Tuvo que dejar tras sí a Timoteo y Silas y proseguir su huida hasta Atenas.

Condiciones – ¡Noticias buenas y malas! –

Tesalónica tenía un punto importante y ciudad comercial. Era una encrucijada religiosa en la que coexistían los cultos locales y las religiones procedentes del extranjero. Su calle principal (la Via Egnatia) unía a Roma con el Oriente. Por eso Oriente y Occidente convergían en Tesalónica. La llegada del cristianismo a Tesalónica fue clave para que esta llegara a ser y tener una religión universal.

Tan ansioso estaba Pablo después de su escapada de la ciudad que cuando se reunió con él (Timoteo) en Atenas, le envió de vuelta a Tesalónica para que le trajese la información sin la cual no podía descansar (1 Tesalonicenses 3:1, 2, 5; 2:17). El afecto que le tenían a Pablo los tesalonicenses era tan fuerte como siempre; y permanecían firmes en la fe. Los tesalonicenses eran “su gloria y su gozo” (1 Tesalonicenses 2:20).

Pero también había noticias preocupantes:

  • La predicación de la Segunda Venida de Jesucristo había producido unas consecuencias imprevistas.
  • Estaban preocupados por lo que les sucedería a los que murieran antes de la Segunda Venida.
  • Había una tendencia a despreciar toda autoridad legal.
  • Había el peligro de volver a la inmoralidad.
  • Había una sección que calumniaba a Pablo.

“El evangelio llegó en poder en Espíritu Santo” 

(1 Tesalonicenses 1:5)

“pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo” 

Este versículo describe como el evangelio llegó a los tesalonicenses. Pablo no describe lo que es el evangelio. 

El v.5 tiene dos ideas acerca del mensaje de Dios. La primera es que el evangelio nos llegó “en palabras”. La segunda es que el evangelio vino “en poder y en el Espíritu Santo y en plena certidumbre”. Cada una de estas ideas revela algo del propósito de Dios para propagar su evangelio.

La primera idea es que el evangelio se propaga cuando el mensaje es predicado. Si el mensaje verdadero ha de influenciar la vida de las personas, entonces el mensaje de Dios debe ser presentado en palabras que sean verdaderas y precisas. Si nos basáramos en los dichos de otros y en las vidas de ellos, habría imperfección en el mensaje que la gente recibiera. No podríamos saber si el mensaje es perfecto o no. 

Por lo tanto, la predicación del evangelio era y es esencial. El evangelio no es un conjunto de ideas de hombres acerca de Dios, sino el mensaje de Dios para los hombres. Pablo reveló que el Espíritu le dio “palabras” para usar, de modo que pudiéramos conocer “la mente de Dios” (1 Corintios 2.11–13). Cuando los tesalonicenses oyeron el mensaje, ellos lo recibieron “no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios,…” (1 Tesalonicenses 2.13).

El evangelio también vino “en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre”. El Apóstol habló y demostró que tuvo el Espíritu para probar que habló la Palabra de Dios. Pablo dijo en 1 Corintios 2:4: “y ni mi palabra ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder.” La demostración del poder, del Espíritu y de la plena certidumbre, se dio en la clase de hombres que ellos demostraron ser delante de los tesalonicenses. Cuando estos adoradores paganos observaron la vida que vivían los maestros, eso les ayudó a obedecer al evangelio. Esto incluyó no solamente el poder sobrenatural de los milagros realizados por el don del Espíritu Santo, sino también el poder espiritual de las vidas piadosas que ellos vivían.

 “No apaguéis al Espíritu.” (1 Tesalonicenses 5:19)

Pablo advierte a los tesalonicenses que no desprecien los dones espirituales. Los profetas en el primer siglo llevaban el mensaje de Dios a la congregación. Si una persona con el don tuvo algo que decir, la congregación no se lo impida. No tuvo que “arrojar agua fría” sobre aquellos que, bajo la inspiración del Espíritu, se levantan para hablar, para revelar misterios, o para orar en la congregación. 

Inmoralidad sexual 

(Referencia: Caribe. pág.1546)

Aunque los tesalonicenses vivían en una cultura muy inclinada al sexo, el apóstol Pablo los insta a “apartarse de fornicación” (4:3). Según la Biblia, ¿qué es exactamente fornicación? Lo que sigue es un resumen breve:

La palabra griega que Pablo usa es el término del que obtenemos la palabra española pornografía (4:3). Es un término amplio que abarca cualquier actividad sexual ilícita.

¿Qué actividades sexuales específicas prohíben las Escrituras?

La lujuria puede ser un fuerte deseo por cualquier cosa. Pero en contextos sexuales, lujuria se define como “el deseo pecaminoso por sexo ilícito”. Las Escrituras prohíben la lujuria porque da a luz el pecado, que conduce a la muerte (4:5; Mateo 5:28; Romanos 13:13; Santiago 1:14-15; 1 Pedro 4:3)

El adulterio es la práctica de relaciones sexuales extra maritales. Está estrictamente condenado en las Escrituras. La gravedad de este pecado se demuestra por su inclusión en los Diez Mandamientos (Éxodo 20:14) y porque justifica la pena de muerte bajo la Ley del AT (Levítico 20:10)

El incesto, las relaciones sexuales con un pariente cercano que no sea el cónyuge, está prohibido y merece la pena de muerte (Levítico 18:6-18; 20:11,12,17; Deuteronomio 27:20,22-23)

La homosexualidad, las relaciones sexuales con una persona del mismo género, está condenada en términos exactos en varios pasajes del ATy NT. (Levítico 18:22;20:13; Romanos 1:26-27; 1 Corintios 6:9; 1 Timoteo 1:10)

La bestialidad es tener relaciones sexuales un animal. Esta conducta sexual pervertida está proscrita por la Biblia. En el antiguo Israel se castigaba con la muerte (Éxodo 22:19; Levítico 18:23; 20:15-16; Deuteronomio 27:21)

¿Tiene la Biblia una postura exagerada frente al sexo? No. Las relaciones sexuales dentro del matrimonio se ven como un buen don de Dios que debe disfrutarse entre el hombre y su esposa (Proverbios 5:15-21; Hebreos 13:4) 

Vivir por el Espíritu

En cada persona hay algo digno. Por eso, la mejor manera de erradicar sus faltas es alabar sus virtudes para que florezcan más y más. Todos reaccionamos mejor a las palabras de aliento que a las de reprensión. En 1 Tesalonicenses 1:3, Pablo reúne tres grandes ingredientes de la vida cristiana.

2 Tesalonicenses

Una simple llamada telefónica aclararía los problemas que los creyentes tenían en la iglesia primitiva. Pero por supuesto no existían los teléfonos en el mundo antiguo. Había que localizar a Pablo personalmente donde estuviera y entregarle una carta con preguntas. Entonces el apóstol dictaba su respuesta y entregaba a alguien esta carta para que la devolviera, este proceso tomaba semanas e incluso meses. El espacio de tiempo intermedio daba lugar a que se esparcieran o arraigaran profundamente falsas creencias en las nuevas iglesias. Pablo tuvo que escribir esta carta para corregir falsas ideas sobre la Segunda Venida que surgieron en la iglesia.

El tiempo de 2 Tesalonicenses

Marco histórico

En la primera carta, Pablo insistía en que el Día del Señor vendría como ladrón en la noche les exhortaba a estar en alerta. Pero esto produjo una situación de confusión. Por eso Pablo explica en la segunda carta qué han de producirse señales antes que llegue la Segunda Venida. A Pablo le habían malentendido su predicación y algunas frases las habían sacado del contexto. En su segunda carta trata de poner las cosas otra vez a su debido nivel y corregir las ideas.

Condiciones – Reacciones frente a los tiempos inquietantes –

Cuando los cristianos de Tesalónica pasaron por tiempos sumamente difíciles, muchos de ellos creyeron que estaban viviendo los tiempos de tribulación descritos por Jesús (Mateo 24:21). Fue con el fin de responder a estas preguntas por el que Pablo escribió esta segunda carta. En la primera, les había escrito con el propósito de consolarles en su aflicción por los seres queridos que se les habían muerto, pero mas importante, esta carta fue escrita con el fin de corregir ciertos malentendidos que tenían con respecto al «Día del Señor” y estos tiempos problemáticos.

Esta breve epístola tiene tres capítulos y cada uno de ellos está escrito para corregir una actitud muy corriente que aún tienen todavía muchas personas acerca de los tiempos difíciles: 

  • El primer capítulo está dedicado a corregir esta actitud de desánimo frente a la dificultad. 
  • En el capítulo 2 tenemos otra reacción frente a los tiempos inquietantes: el temor. 
  • Finalmente, el capítulo 3 trata acerca de la conducta de estos creyentes frente a la dificultad y la presión. Pablo estaba corrigiendo aquí una tercera y muy extendida actitud que tienen muchos en tiempos de dificultad. Había ciertas personas en Tesalónica que decían: “Vivamos y disfrutemos, mientras esperamos que venga.” 

Al acercarnos al tiempo de la Segunda Venida de Jesucristo, Pablo dice, “Recordad que vuestra responsabilidad es seguir viviendo normalmente y trabajando con vuestras manos, ocupándose en vuestras responsabilidades.” La vida cristiana es una vida normal en la que es preciso cumplir todas las responsabilidades que Dios nos da.

“Mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad” (2 Tesalonicenses 2:13)

La santificación designa la transformación espiritual interna del creyente o la santidad de vida que sigue a la justificación. Como leemos en Romanos 6:22: “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.”

Pablo habla de esta nueva naturaleza como vivir “por el Espíritu”. Otras versiones han traducido la frase “del Espíritu”. Por eso muchos profesan hoy la “posesión” presente del Espíritu Santo. Lutero enfatizó esto cuando dijo que el Espíritu Santo no sólo “me ha llamado mediante el evangelio” y “me ha iluminado con sus dones” sino también “me ha santificado y conservado en la verdadera fe.”  (Catecismo Menor, Credo, 6, p. 360) 

Nuestro bautismo debe ser un recuerdo diario para nosotros del privilegio de participar en la vida nueva en Cristo, en la cual hemos renacido. Pablo dice en Romanos 6:4: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.” 

El Espíritu de Dios viene a nosotros solamente mediante su Santa Palabra. El “nuevo” hombre puede ser formado, la mente natural puede ser transformada a una mente espiritual, una mente en armonía con la mente de Dios y Sus caminos. Colosenses 3:16 –  “La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros.  Enseñaos y exhortaos unos a otros con toda sabiduría…”

Vivir por el Espíritu

1 Timoteo

A veces la parte más difícil de la tarea de un maestro es tener que dejar ir al alumno, para que se gradúe y se abra camino en el mundo. Se puede palpar este tipo de ansiedad en la primera carta de Pablo a Timoteo. Afectuosamente llama a Timoteo “verdadero hijo” (1 Timoteo 1:2) encargándole repetidas veces que permanezca fiel a lo que le enseñó (1 Timoteo 1:18; 5:12-16,21; 6:11-13). La carta concluye con un clamor proveniente del corazón (1 Timoteo 6:20).

El tiempo de 1 Timoteo

Marco histórico

Timoteo originario de Listra en Licaonia, era hijo de padre pagano y de madre judeocristiana. Pablo lo conoció durante su primer viaje apostólico (Hechos 15:8-20) y lo escogió definitivamente por compañero la segunda vez que pasó por Listra.

Timoteo es mencionado no sólo en Hechos sino también en otras cartas de Pablo. Es probable que se haya convertido a la fe cristiana durante el primer viaje misionero. Tuvo una participación muy cercana con el Apóstol en su segundo y tercer viaje. En Filemón 2:19-20 Pablo habla cálidamente del cuidado e interés de Timoteo. Es admirable que hayan sido preservadas las cartas personales dirigidas a un compañero tan querido. De Tito y Timoteo, los dos compañeros de Pablo, Tito parece haber sido el de personalidad más fuerte, porque en 1 y 2 Timoteo hay varias alusiones a la timidez de Timoteo.

Condiciones – Unos desafíos difíciles

El propósito de la primera epístola de Pablo a Timoteo, fue ayudarle al joven evangelista a guardar la sana doctrina mediante el “nutrirse con las palabras de la fe” (1 Timoteo 4:6). Pablo le dio instrucciones en el sentido de mandar a ciertos hombres a “que no enseñaran diferente doctrina, ni prestaran atención a genealogías

interminables” (1 Timoteo1:3-4). Él debía “desechar las fábulas profanas y de viejas” (1 Timoteo 4:7) y debía rebatir a cualquiera que “no se conformara a las sanas palabras” (1 Timoteo 6:3). Claramente intentó equipar a Timoteo con la instrucción necesaria esperando encontrarse con él pronto. 

Esta epístola no solamente se relaciona con lo que uno habla, sino también con la forma como uno anda. Fue escrita para guiar a un evangelista en la forma “como él debía conducirse en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente” (1 Timoteo 3:14–15). Pablo también incluyó en esta carta una seria advertencia acerca de ciertas personas que apostatarían de la fe. Algunos ya habían “naufragado en cuanto a la fe” (1Timoteo 1:18–20). Algunos, por causa de “las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia” se habían “desviado de la fe” (1 Timoteo 6:20–21). 

Timoteo era un hombre en quien Pablo podía confiar. Es nuestro ejemplo de cómo se debe servir. Cristo y Su iglesia necesitan siervos así.

Los seis capítulos de 1 Timoteo, contienen varias referencias, bajo varios títulos, a la palabra de Dios (la “palabra de Dios”, “la verdad”, la “Escritura”). También incluyó encargos, exhortaciones, y mandamientos específicos, los cuales Timoteo había de atender. Este fuerte énfasis en el servicio, que Timoteo había de rendir, y en el uso de las Escrituras como su guía, forma una combinación, la cual explica el tema para este estudio: La vida del evangelista con la suficiente y completa palabra de Dios. Esta carta es un mensaje acerca de la forma de como los cristianos han de vivir para el Maestro (1 Timoteo 4:6–16). 

1 Timoteo 3:16

“Indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles,  creído en el mundo, recibido arriba en gloria.”

Una comparación con otras traducciones revela lo siguiente:

“…El fue manifestado en la carne…” (La Biblia Herder; La Biblia de las Américas; La Biblia de Jerusalén)

…justificado en el Espíritu…” El resultado de cumplir toda la voluntad de su Padre celestial, Cristo, “el postrer Adán”, llegó a ser “espíritu vivificante” (1 Corintios 15:45). 

1 Timoteo 4:1

Pero el Espíritu dice claramente…” Aquí tenemos un ejemplo de “metonimia”, de la figura retórica que consiste en designar una cosa con el nombre de otra que está próxima o relacionada con la primera. Espíritu es la “figura” para Dios. Es posible que el mensaje viniera  a Pablo por medio del don del Espíritu de la profecía.

espíritus engañadores” Se refiere a los hombres quienes pretenden falsamente tener el Espíritu Santo y por medio de esta pretensión inducen a los miembros de la iglesia a creencias falsas.  Los autores del Nuevo Testamento asumieron esta perspectiva. Esto lo esperaban en cumplimiento de la enseñanza de Jesús en Mateo 24:11 “Surgirán muchos falso profetas que descarriarán a muchos…”.

1 Timoteo 4:12

 …sino sé ejemplo de los creyentes en…espíritu…

Una nota en la Biblia dice: “Los manuscritos más antiguos omiten “en espíritu”.” Por eso, La Biblia de Jerusalén omite “en espíritu”. El versículo se queda: “Que nadie menosprecie tu juventud. Procura, en cambio, ser para los creyentes modelo en la palabra, en el comportamiento, en la caridad, en la fe, en la pureza.” 

Vivir por el Espíritu

2 Timoteo

A medida que se aproxima la muerte cambian las prioridades. A la luz de la mortalidad, lo que parecía ser importante puede disiparse en comparación con el destino final. Por eso atendemos a las últimas palabras de una persona.  La segunda carta a Timoteo son las últimas palabras de Pablo. Desde una fría y solitaria prisión romana el anciano apóstol Pablo escribe instrucciones finales para su protegido Timoteo. Pablo le imparte las últimas palabras de estímulo a su “hijo”. Son instrucciones finales sobre la vida cristiana

El tiempo de 2 Timoteo

Marco histórico

Es más fácil determinar el propósito de 2 Timoteo que de las otras cartas, porque ésta fue claramente escrita mientras Pablo estaba esperando el resultado del juicio. Es una urgente petición a Timoteo para que trate de ir a verle mientras que aún haya tiempo. Hay algunas peticiones personales en 2 Timoteo 4 en relación con una capa, algunos libros y pergaminos. La carta entera es un aliento a Timoteo en el ejercicio de su ministerio. 

Condiciones – Fe ante la persecución –

Pablo alentó a Timoteo:

  • a permanecer firme ante la persecución, 
  • a hacer partícipes del evangelio a hombres fieles, 
  • a resistir a los falsos maestros, 
  • a evitar las discusiones estériles, 
  • a confiar en la palabra de Dios, la cual es completa y suficiente, y 
  • a venir y servirle a Pablo durante sus últimos días.

Pablo escribió que para un cristiano es posible estar firme en su fe ante la persecución, y esto lo escribió estando en prisión y ante la muerte por ser un seguidor de Cristo. En 2 Timoteo, Pablo estaba lleno de emoción cuando habló de su propio sufrimiento a causa de ser predicador del evangelio, y de la posibilidad de que Timoteo también sufriera penalidades (2 Timoteo 1:8; 2:3; 3:12), especialmente cuando llegase a Roma (2 Timoteo 4:9, 21).

En el capítulo 1, Pablo manifestó su preocupación por la adversidad que afectaría las decisiones de Timoteo en sus días venideros. Si Timoteo no retenía la fe que se le había dado por medio de su madre y de su abuela (2 Timoteo 1:5), ni ejercía el don que se le había dado por medio de Pablo (2 Timoteo 1:6), ni retenía las sanas palabras que se le habían transmitido a través de Pablo y de Cristo (2 Timoteo 1:13), entonces sus aflicciones podían intimidarle (2 Timoteo 1:7), causarle que se avergonzara del evangelio y de Pablo (2 Timoteo 1:8), y llegar a desamparar a Pablo, tal como otros ya lo habían hecho.

CONOZCA AL MAESTRO

“Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.”

(2 Timoteo 1:14)

Pablo es consciente de la amenaza persistente de los falsos maestros y desea dar a Timoteo suficiente apoyo para combatirlos. La cuestión más urgente para Timoteo es que tenga presente el modelo de las sanas palabras definidas como las que has oído de mí. No es necesario considerar aquí de que Pablo esté sugiriendo que esto signifique simplemente entregar su propia enseñanza, porque aclara en otro lugar que la enseñanza le fue entregada a él (1 Corintios 15:3). La tarea de Timoteo es “guardar el buen depósito”, en el sentido de guardarlo seguro. 

La palabra original para “depósito” (griego: paratheke) es una cosa depositada. En el mundo antiguo no había un deber más sagrado que el de salvaguardar tal depósito y de volverlo a su debido tiempo cuando se reclamaba.

Pablo dice “nosotros”. Habla de si mismo y Timoteo. Timoteo no tiene que poner su confianza en su propia fuerza sino en lo que Dios le había dado. El Espíritu Santo en este versículo es el don que Timoteo había recibido (1 Corintios 12:8-10) para la edificación de la iglesia. Explica por qué Pablo dice en el mismo capítulo: “Por eso te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.” (2 Timoteo 1:6).

Pablo exhorta a Timoteo que salvaguarde y mantenga inviolado el depósito que Dios le ha confiado. Dios le había confiado en particular a Timoteo la supervisión y la edificación de la Iglesia. Tenía que:

  • Comprobar que la fe cristiana se mantenía en toda su pureza;
  • No se  permitía la entrada en ella a ideas falsas y engañosas.
  • No debía nunca flojear en la fe;
  • No debe nunca desfallecer en el amor.

Pablo tiene una aguda conciencia de que esto puede ser logrado solamente por la ayuda del don del Espíritu que Timoteo había recibido. El sentido de la responsabilidad personal fue necesario para asegurar el ejercicio sano del don para la edificación de la Iglesia.

Vivir por el Espíritu

 Describa una característica en usted de cada personaje dentro de las figuras que usa Pablo en este capitulo:

Un soldado de Cristo (2 Timoteo 2:3)

v.3 “Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.”

¿Cuáles son las características del soldado que Pablo tenía en la mente cuando escribió esto? 

  • Un soldado debe ser completamente dedicado.
  • Un soldado está comprometido a obedecer.
  • Un soldado está listo para sacrificar su vida.
  • Un soldado en una persona leal.

Soy un “soldado” de Cristo porque____________________________________

Un atleta de Cristo (2 Timoteo 2:5)

v.5  “Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente.

¿Cuáles son las características del atleta que Pablo tenía en la mente cuando escribió esto? 

  • Un atleta debe mantener un sistema de entrenamiento y no dejar que nada se le interponga. 
  • Un atleta es una persona que cumple con las reglas.
  • Un atleta tiene que guardar una dieta sana.

Soy un “atleta” de Cristo porque____________________________________

Un labrador de Cristo (2 Timoteo 2:6)

v.6 “El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero.” 

¿Cuáles son las características del labrador que Pablo tenía en la mente cuando escribió esto? 

  • Un labrador trabaja en serio en el campo. 
  •   Un labrador debe estar dispuesto a trabajar a cualquier hora.
  •   Un labrador es listo para esperar los resultados de su trabajo. 

 Soy un Labrador de Cristo porque______________________________ 

Tito

¿Cuáles palabras describen a una persona que sabe qué hacer y cómo hacerlo y que trabaja arduamente para lograrlo? Tito era ese tipo de persona. Gran parte de su trabajo, como el del apóstol Pablo, era peligroso no popular, difícil y agotador. Este consistía en viajar, presentar nuevas ideas a extranjeros, ganar nuevos amigos constantemente, combatir coherentemente a los enemigos, y aun desechar las amenazas contra la propia vida. 

El tiempo de Tito

Marco histórico

El interés de esta carta está en que nos ofrece una descripción del crecimiento de la iglesia es su primera edad. En aquellos primeros días esta era una isla en un mar de paganismo. Sus miembros eran la primera generación de cristianos convertidos del paganismo. Era muy fácil recaer en las prácticas de la vieja vida. La atmósfera contaminada seguía a su alrededor.

En Tito 1:10-14 hay una descripción de la mala reputación de los cretenses. Su avaricia es proverbial. La cita de Pablo en estos versículos está tomada de un poeta griega llamado Epiménides, que vivió hacia el año 600 a.C. Dice que los cretenses eran famosamente mentirosos, tramposos, glotones y traidores. Pero aquí está lo maravilloso. Pablo no dice: “Abandónalos a su suerte.” Dice: Repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe…”

Condiciones – Los falsos maestros de Creta

Una iglesia necesita organización, sana doctrina y buena enseñanza para subsistir. En esta carta, Pablo da a Tito un vistazo sucinto sobre cómo dirigir una iglesia. Tito enfatiza las buenas obras (1:16; 2:7,14; 3:1, 5, 8,14).

Además contiene una de las declaraciones más claras del Nuevo Testamento acerca de la gracia de Dios (2:11-14; 3:3-7). Explica la significación de la primera Venida (2:11) y la segunda de Cristo (2:13). Contribuye a nuestro entendimiento de la obra del Espíritu Santo en la salvación y la vida cristiana (3:5). Se le conoce más por sus instrucciones prácticas sobre los ¿roles? de los hombres, las mujeres y los siervos (2:2-10)  y las enseñanzas para enfrentar las falsas enseñanzas (1:9-16; 2:1,7, 8,12,15; 3:2, 8-11, 14). 

Sin embargo, en Tito 1:10 tenemos la imagen de los falsos maestros que causaban problemas en Creta. Los judíos trataban de convencer a los conversos cretenses de dos cosas:

  • De que la historia de Jesús y de la cruz no era suficiente, sino que, para ser realmente sabios, necesitaban todas las historias sutiles y las largas genealogías y las elaboradas alegorías de los rabinos;
  • La gracia no era suficiente, sino que, para ser realmente buenos, tenían que asumir todas las reglas y normas acerca de los alimentos y de los lavatorios que eran tan características del judaísmo.

Eran intelectualistas para quienes la verdad de Dios era demasiado buena y sencilla para ser la verdad.

Pablo contrasta a menudo en sus cartas lo que los cristianos eran antes de su conversión con su nuevo potencial en Cristo. El v.3 pone atención al pasado. La lista de inmoralidades que están enumeradas es típica de la experiencia precristiana. Pueden ser evidencia de estas debilidades en la experiencia de “la vida antigua” de todos los cristianos, y vestigios que aún permanecen tiempo después. “Insensatos” señala a una falta de comprensión espiritual; “rebelión y extravío” se ven en las relaciones de los seres humanos con Dios, y la totalidad de la vida es encuadrada y resumida como la de un esclavo de “pasiones y placeres”. Es importante reconocer la naturaleza del estilo de vida antes de conocer a Cristo a fin de ver más vívidamente el cambio que el cristianismo trae. Por eso, cuán poca razón tenían los cristianos de enorgullecerse y de despreciar a otros que no eran cristianos. Es gracias  a “la bondad y amor de Dios”, y  no a sus propios méritos, por lo que ellos deben su salvación. 

“nos salvó” 

El verbo está en el tiempo pasado y por eso indica una ocasión particular, sugerimos el bautismo por inmersión en agua. Sin embargo la salvación no es una posesión presente sino una “esperanza (Tito 1:2; 2:13). Pero en cierto sentido somos “salvos” ahora, salvos del mundo. Se describe la salvación bíblica en tres etapas distintas:

  • Hemos sido salvos – 1 Corintios 15:1-2; Efesios 2:5; 2 Timoteo 1:9; Tito 3:5.
  • Somos salvos – Hechos 2:47; 1 Corintios 1:18; 2 Corintios 2:15.
  • Seremos salvos – Mateo 10:22; Romanos 5:9; 1 Corintios 3:15; 

1 Timoteo 4:16.

No somos salvos por último hasta el regreso de Cristo. “para que, justificados por su gracia,  llegáramos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.” (Tito 3:7)

“no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia”

La salvación viene por la gracia de Dios (Efesios 2:8-9) y no por nuestras obras (Romanos 9:11; 11:6; 2 Timoteo 1:9). Es por la bondad de Dios que se manifiesta en su amor para con los hombres. Aunque no somos salvos por nuestras obras, tenemos que manifestar nuestra fe en obras. No se menciona aquí la fe, sino sólo la parte de Dios en la operación, pues el objeto de Pablo aquí no es describir el nuevo estado del hombre, sino la agencia salvadora de Dios en producir el nuevo estado del hombre, independiente de todo mérito por parte del hombre.

“por el lavamiento de la regeneración”

Ha habido diferencia de opinión sobre la interpretación del “lavamiento”, como una referencia a:

  • la conversión;
  • al bautismo o
  • una referencia metafórica al lavamiento espiritual. 

Para llegar a una decisión del significado de esta frase descubrimos que hay solamente dos ocasiones en el Nuevo Testamento donde aparece la palabra “lavamiento” (griego: loutron), aquí en Tito y Efesios 5:25-26:

“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia  y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla,  habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra.” 

En la Biblia la palabra “regeneración” (griego: palingenesias) se encuentra solamente dos veces. En Mateo 19:28 se usa en la renovación de la tierra en el reino milenial y no se aplica a la salvación cristiana. En Tito 3:5 la palabra “regeneración” expresa el concepto de nueva vida, nuevo nacimiento, resurrección espiritual, la nueva creación y, en general, una referencia de la nueva vida sobrenatural que los creyentes reciben como hijos de Dios. 

La “regeneración” es un acto de Dios, mediante el cual somos admitidos en Su Familia. Es un nuevo nacimiento, es decir: un nacimiento spiritual. El bautismo en agua forma parte de este proceso. Por medio de la Palabra, recibimos el mensaje del evangelio, lo entendemos y lo aceptamos. Esto causa un cambio de nuestros pensamientos, nos arrepentimos y entramos en las aguas del bautismo. La Palabra de Dios es entonces el agente de la regeneración. Esto se ve claramente en Santiago 1:18, “El, de su voluntad, nos hizo renacer por la palabra de verdad”, y 1 Pedro 1:23, “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios”. Se presupone que los candidatos adultos para el bautismo hayan experimentado el arrepentimiento y la fe en tal caso el bautismo sería el visible “lavamiento de regeneración” para ellos.

“y por la renovación en el Espíritu Santo.”

La palabra “renovación” (griego: anakainosis) aparece una vez más en Romanos 12:2: 

“No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” 

El v.2 en realidad explica con más detalle cómo debe realizarse la entrega de nosotros mismos en sacrificio (v.1). Lo que se requiere es nada más que una transformación total de nuestra cosmovisión. Ya no debemos ver la vida en términos de este mundo, el reino del pecado y de la muerte del cual hemos sido transferidos por el poder de Dios, sino en términos del nuevo reino al que pertenecemos, el reino regido por la justicia, la vida y el Espíritu. Aunque estamos viviendo en el mundo, ya no somos “del mundo” (Juan 17:15-16). La esencia del éxito en la vida cristiana es “la renovación” de nuestra mente para que podamos poner en práctica la voluntad de Dios para cada situación que nos enfrentemos. Es un proceso de “crecimiento espiritual”.

Se nota la traducción de otras versiones: No dicen “en el Espíritu Santo” sino “por el Espíritu Santo” (Biblia el Pueblo de Dios, La Biblia de las Américas, La Nueva Biblia de Latinoamerica de Hoy, Nuevo Testamento Peshitta Esp). La renovación es por el Espíritu Santo porque es por medio del cual Cristo les reveló su palabra a los Apóstoles. En Colosenses 3:10-17, Pablo demuestra las funciones de la renovación: 

“ …y revestido del nuevo. Este, conforme a la imagen del que lo creó, se va renovando hasta el conocimiento pleno, Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. Soportaos unos a otros y perdonaos unos a otros… Sobre todo, vestíos de amor, que es el vínculo perfecto…Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, Y sed agradecidos…La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros…Enseñaos y exhortaos unos a otros con toda sabiduría. “ 

Dios no nos ha dado a los creyentes en Cristo un complejo conjunto de reglas para guiarnos. La Palabra de Cristo está trabajando para cambiar nuestros corazones y nuestras mentes desde adentro, para que nuestra obediencia a Dios sea natural y espontánea. “El espíritu es el que da vida;  la carne para nada aprovecha.  Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.” (Juan 6:63)

En Tito 3:6 es claramente una alusión al derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés. Los dones milagrosos capacitaron la predicación del Evangelio y la edificación de la iglesia

Una comparación de puntos de vista

Alguien dice… 

No creo que el “lavamiento de regeneración”, en el v.5, se refiera al bautismo. Las buenas obras no nos hacen nacer de nuevo, sean la circuncisión en el antiguo pacto, o el bautismo en el nuevo pacto. La bondad de Dios, el amor de Dios. La misericordia absolutamente gratuita de Dios, explica nuestro nuevo nacimiento. No es el bautismo, ni ninguna obra hecha por nosotros en justicia. El nuevo nacimiento viene y trae consigo obras de justicia, no a la inversa. 

Otro añade más… 

“El “lavamiento” no es el bautismo en agua porque semejante interpretación pone al versículo en contradicción consigo mismo. Nos declara en su primera parte que Dios nos salvó “no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho”. Pero en Mateo 3:13-15 Cristo mismo describe al bautismo como una obra de justicia.

Nuestra respuesta es… 

Se nota en Mateo 3:13-15 lo que Jesús dijo: 

“… porque así conviene que cumplamos toda justicia”. 

Esta frase se refiere básicamente al cumplimiento de la voluntad de Dios. Por eso, no se puede considerar como una obra en el sentido de las dos personas mencionadas.

La explicación de Jesús (v.15) se relaciona con la necesidad del cumplimiento de su misión, la que involucraba su identificación con el pueblo renovado de Dios. Se nota la palabra “cumplamos”. No se refiere a Jesús y Juan sino a Jesús y a toda el pueblo (Mateo 3:5-7; Lucas 3:21) que vino para ser bautizado por Juan. Aquí Jesús se asoció a si mismo con los pecadores a quienes el vino para salvar. Jesús necesitaba el bautismo porque en su vida terrenal “…fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos.” (Isaías 53:12).

Vivir por el Espíritu

Filemón

Bajo la ley romana un esclavo que huía de su amo podía enfrentarse con la pena de muerte. A pesar de esta posibilidad, el apóstol Pablo envía a Onésimo, un esclavo fugitivo y un recién convertido al cristianismo, de vuelta a su dueño Filemón para hacer restitución. La epístola a Filemón es la súplica de Pablo para que no se viese por más tiempo a Onésimo como un esclavo fugitivo, sino más bien como un hermano amado. 

La obediencia a esa petición requeriría el perdón y la restauración, acciones que ningún propietario de esclavo contemplaría en el mundo antiguo. Los cristianos eran invitados a un llamado mayor que contradecía las expectativas de la cultura. El camino cristiano es el del perdón, del servicio, del sufrimiento y del amor.

El tiempo de Filemón

Marco histórico

Filemón era un rico hacendado de Colosas, convertido por Pablo al cristianismo durante su permanencia en Éfeso y fue uno de los proclamadores del nuevo mensaje en su ciudad natal, hasta el convertir su propia casa en lugar de reunión o “iglesia”.

Condiciones – Grandes lecciones de una pequeña epístola 

(Referencia: Caribe. pág.1601)

La carta a Filemón es la más corta de Pablo y se relaciona más con las cartas privadas y personales de esa época que con el resto de sus cartas enviadas a comunidades o grupo de comunidades. Esto no quiere decir, sin embargo, que es simplemente una pieza de correspondencia privada. Como las cartas más extensas del Apóstol, ésta es un instrumento misionero y un sustituto de la presencia personal de Pablo.

La historia de Onésimo y Filemón involucra un número de importantes lecciones:

  • Muestra que en Cristo siempre hay lugar para la reconciliación y una segunda oportunidad para las personas.
  • Ilustra cómo Dios obra detrás de la escena para llevar a la gente a la fe y la restauración de las relaciones.
  • Muestra el poder del evangelio para obrar a la distancia y efectuar cambios de ciudad en ciudad, de costa a costa y de continente a continente.
  • Muestra el valor de las relaciones, la manera en que los creyentes ancianos pueden ayudar a los jóvenes seguidores de Cristo a solucionar los problemas y conflictos.
  • Muestra un poco de ironía detrás de la paciencia y providencia de Dios: ¡El tuvo que enviar a Onésimo miles de kilómetros lejos de su amo cristiano para llevarlo a la fe!
  • Muestra que en Cristo, la gente puede cambiar. Considere las etapas que Onésimo atravesó, a ladrón y fugitivo, a refugiado, a convertido, a penitente, a hermano… 

El Nuevo Testamento y la esclavitud

En el primer siglo se ha estimado que la mitad de la población del Imperio, o cerca de sesenta millones de gentiles, eran esclavos. Los propietarios de esclavos se hicieron brutales, y los esclavos mismos no tenían esperanza, pues muchos de ellos estaban corrompidos. La mayor parte de estos esclavos habían sido conquistados en guerra. Algunos de los cautivos eran más educados que sus captores. Sucedió así que algunas veces los esclavos griegos se convirtieron en maestros de escuela para los familiares de sus amos.

 Bajo la ley romana, el esclavo no tenía los derechos, o tal protección como la que se disfrutaba bajo la ley hebrea. El amo podía mandar crucificar a un esclavo por cualquiera razón. Augusto César mandó crucificar treinta mil esclavos durante su reinado. Un esclavo que robaba podía ser marcado en la cara por su amo con las letras C. F. que representaban las palabras Cave Furem que querían decir «he aquí al ladrón». Y en el caso de esclavos que se escapaban, si eran aprehendidos, su amo podía marcarlos, aumentarles la labor acostumbrada, o podía mandarlos matar si así lo deseaba. La ley le permitía ser reinstalado con misericordia, por la intercesión de un amigo especial del amo. El apóstol Pablo era amigo de Filemón y fue quien intercedió en favor del esclavo escapado, Onésimo. 

Actitud de los apóstoles hacia la esclavitud en el Imperio Romano. 

No trataron de quitar ese mal terrible inmediatamente. Esto habría sido una tarea sin esperanza, y tal pretensión habría sido sin duda aplastada por la mano de hierro de Roma. Más bien ellos se satisfacían con predicar los principios cristianos, y predicar el evangelio de la liberación del pecado de tal manera que el resultado llegara a ser la abolición de la esclavitud humana a través del poder conquistador de Cristo. La carta de Pablo a Filemón sin duda ha hecho más para dominar la esclavitud que cualquier otro documento escrito. (www.seminarioabierto.com/tiempos26).

Esta breve epístola a Filemón es un maravilloso ejemplo de la fuerza más poderosa del universo que afecta el control sobre alguien: la gracia. En ella se trata uno de los problemas más difíciles que jamás nos hemos encontrado, el de resolver las peleas y los desacuerdos entre los miembros de la familia. Podemos hacer caso omiso de algo que nos haga un extraño para perjudicarnos, pero resulta sumamente difícil perdonar a un miembro de nuestra propia familia o alguien muy cercano.

La clave de esta epístola se encuentra en el v.16. Pablo le dice a Filemón que le está enviando de nuevo a Onésimo:

«Ya no como a un esclavo, sino más que esclavo, como a un hermano amado, especialmente para mí, pero con mayor razón para ti, tanto en la carne como en el Señor.» (Filemón 16)

El concepto “gracia” viene del griego charis y tiene que ver con “regalo”, o “dádiva”.  En una palabra sería eso un “don”’.  Sin embargo, aunque nosotros acostumbramos a dar regalos a quienes lo merecen, cuando se trata de la salvación es un «regalo o don divino» del cual nadie es merecedor y por eso es charis. Si las personas merecieran la salvación esta no fuera charis (regalo o don) sino ofeileima (salario o pago).  La mejor explicación proviene de la misma Escritura. Pablo dice en Romanos 4:2-5: 

“Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué jactarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? y creyó Abraham a dios, y le fue contado por justicia. Ahora bien, al que trabaja, el salario no se le cuenta como favor (charis), sino como deuda; mas al que no trabaja, pero cree en aquel que justifica al impío, su fe se le cuenta por justicia.” 

Abraham fue declarado “justo” y la justificación viene por medio de la “fe”.  La palabra en esta referencia traducida “favor” es charis. Esta es puesta como algo que se recibe sin ganarse.  Por lo tanto, la palabra gracia es «un regalo que no se ha ganado» o  un regalo inmerecido. Hablando de manera mas concreta, ese «regalo inmerecido» (gracia) es el “perdón de los pecados y la bendición de ser reconciliado a Dios por medio de Jesucristo”. 

La “gracia” como una “ofrenda”

Hay que notar el otro uso de la palabra “charis”. En la siguiente cita significa “regalo”. Por eso leemos de un “don” en 1 Corintios 16:3

“Pero cuando llegue yo allá, a cualesquiera hombres que ustedes aprueben por cartas, a estos los enviaré para que lleven su bondadoso don a Jerusalén.”

Pablo adjudicó gran importancia al dinero que se estaba reuniendo para los cristianos necesitados en Jerusalén. Esta colecta no sólo tenía una motivación filantrópica, sino que representaba un gesto único de solidaridad de los gentiles hacia los judíos. Normalmente, los judíos de la Diáspora enviaban ofrendas a sus hermanos judíos de Jerusalén, pero el hecho de que las iglesias gentiles reunieran dinero para los cristianos judíos, mostraba la naturaleza del evangelio que podía romper las duras barreras raciales. 

La “gracia” como el “don del Espíritu Santo”

A veces “charis” significa el “don del Espíritu Santo”. Pablo escribió a la congregación en Efeso:

“Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo…Y él mismo constituyó a unos,  apóstoles;  a otros,  profetas;[11]  a otros,  evangelistas;  a otros,  pastores y maestros.”   (Efesios 4:7-11)

Está repetido muchas veces en el Nuevo Testamento la conexión de “gracia” con “don del Espíritu Santo”. Encontramos otro ejemplo de la carta a los Romanos 12:3-6:

“Digo,  pues,  por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros,  que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener,  sino que piense de sí con cordura,  conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno… Tenemos,  pues,  diferentes dones,  según la gracia que nos es dada: el que tiene el don de profecía, úselo conforme a la medida de la fe…”

Dios revela su gracia de manera diferente a diferentes personas, repartiéndoles diferentes dones. El vocablo “diferentes” significa “que difieren”. Todos los dones pertenecen a la misma clase, es decir son regalos de la gracia pero cada uno difiere del otro en su función. Se nota que se refiere a un tiempo definido en el pasado cuando el don del Espíritu fue recibido. 

La “gracia” como un “beneficio”

En Romanos 3:24 aparece la palabra “gracia” con el significado del beneficio de Dios derramada sobre el pecador.

“y son justificados gratuitamente por su gracia,  mediante la redención que es en Cristo Jesús,”

Dios no hace justo al pecador, sino que lo declara justo. El tiempo presente sugiere una acción continua. El pecador que pone su fe en Cristo “es declarado justo” o admitido en la presencia de Dios. El termino gratuitamente significa “como un regalo”.

 Cuando Pablo escribió a Filemón: “La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu.  Amén.” El saludo está invocado en forma plural – “vuestro” espíritu (mentalmente su disposición). Implica que Pablo pide una bendición de todas las cosas espirituales sobre Filemón y su familia.

Vivir por el Espíritu

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