Un Panorama De ‘Hijos’
Vamos a investigar algunos textos donde aparecen estas palabras diferentes:
Hijo (huios)
“Amad a vuestros enemigos … y orad por los que os … persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos”. (Mateo 5:44-45)
Nuevamente Jesús sobrepasa con mucho la enseñanza explícita de la ley del Antiguo Testamento y ofrece una ética en contraste agudo con los valores humanos naturales. Al llamarnos a no tomar represalias, Jesús nos libra de tomar la justicia en nuestras manos. Al orar y amar a nuestros enemigos en lugar de buscar represalias podemos vencer el mal con el bien.
Pero descubrimos más. Jesús cumplió con su propio consejo para probar que era, en verdad, el Hijo de Dios:
Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. (Lucas 23:34)
Para ser un hijo del Padre, debe perdonar.
¿Perdonamos como Jesús perdona?
Hijito (teknion)
“Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis, pero, como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis ir.” (Juan 13:33)
Los versículos 31–38 son el preludio de lo que es conocido como “discursos de despedida”. Jesús usa la expresión ‘hijito’ diciéndoles a sus discípulos que él les dejaría pronto. Es totalmente consciente que lo que él tiene que decir despertaría un poco de miedo e incertidumbre entre ellos. Por eso, se los habla suavemente y amorosamente como padres que quieren a sus niños pequeños.
¿Hacemos lo mismo?
Niño, hijo (paidion)
“Entonces le fueron presentados unos niños para que pusiera las manos sobre ellos y orara; pero los discípulos los reprendieron. Entonces Jesús dijo: «Dejad a los niños venir a mí y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de los cielos». Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se fue de allí.” (Mateo 19:13-15)
Posiblemente, los discípulos pueden haber sido insensibles y vanidosos, o posiblemente estaban procurando proteger a Jesús de la excesiva atención. En todo caso, todavía no habían absorbido su escala revolucionaria de valores, en la cual “los pequeñuelos” eran los más grandes.
El decir que de los tales es el reino de los cielos no era declarar la salvación automática de todos los niños, sino más bien (como en 18:1–5) establecer su estado humilde como el modelo para el discipulado. Hay que recibir las enseñanzas como niños. Recordamos lo que dice el profeta:
“…pero yo miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu y que tiembla a mi palabra.” (Isaías 66:2).
Unos años más tarde Pablo ofrece el mismo mensaje:
“Hermanos no seáis como niños en el modo de pensar, sino sed niños en cuanto a la malicia y maderos en cuanto al modo de pensar.” (1 Corintios 14:20)
¿Cómo está nuestra actitud?