Ahora definiremos aquellos dones espirituales a los cuales parece que se les menciona con mayor frecuencia entre los que se poseían en el primer siglo.
Encontramos las reuniones de los cristianos en la iglesia en Corinto en total desorden. La pregunta de los corintios en la primera carta de Pablo a los Corintios 12:1 se refería a la forma en que aquellos que poseían el Espíritu Santo ejercían su ministerio en las reuniones de la iglesia. Pablo habló sobre el hecho de que los muchos y diversos dones provienen de una sola fuente, Dios, que los ha puesto a su disposición para el bien común (vv.4–11). De la misma manera que los dones son diversos pero derivan del único y el mismo Espíritu.
La iglesia es el Cuerpo de Cristo y las características de un cuerpo sano es que cada uno de sus miembros realiza su propia función para bien del conjunto. Por lo tanto, dentro de la iglesia hay diversos dones y funciones diferentes que son, colectiva e individualmente, dones del mismo Espíritu.
El vocablo “don” (Melles págs.28-29)
Lo que vamos a investigar ahora es el vocabulario relacionado con la palabra “don” en el Nuevo Testamento. Hay tres palabras de importancia:
- doma (Verifique esta palabra en las siguientes citas) – En Mateo 7:11 y Lucas 11:13, las dádivas de los hombres contrastan con los dones de Dios, incluso de Su espíritu. En Efesios 4:8 parece que los “dones” que Cristo repartió son los oficios de apóstoles, profetas, evangelistas y pastores/maestros. En Filipenses 4:17, la “dadiva” es la recolecta de los hermanos en Filipos. Solamente en Lucas 11:13 hay la posibilidad de entender el don de Dios como algo milagroso pero aun aquí no es cierto necesariamente que se trata de dones espirituales como las lenguas.
- dorea (Verifique esta palabra en las siguientes citas) – Se relaciona con palabras que significan “no merecido” y “libremente”. Notamos que es la palabra que Lucas usa sin excepción en los Hechos y de esta manera contrasta con otra palabra (jarisma) que es la palabra casi exclusivamente de Romanos y Corintios. En Juan 4:10, el don parece ser el agua viva que lleva uno a la vida eterna (v.14). El agua viva es la palabra de Dios concretamente la fe en El (Juan 6:35).
En Hechos 10:45 y 11:17, aunque el don del espíritu santo es manifestado en estos discípulos por el hablar en lenguas, significó que las puertas estaban abiertas a los gentiles: el misterio de los siglos (Efesios 3:4-6). Por esto, la reacción de los judíos en Hechos 11:18. El don en Romanos 5:15 relacionado con la gracia de Dios parece ser la vida eterna (Romanos 5:18,21). En Romanos 5:17 es el don de la justicia o sea justificación gratis a judíos y gentiles. En 2 Corintios 9:15 no se dice exactamente qué es el don aunque se relaciona otra vez con la gracia (v.14) y la justicia (v.9). En Hebreos 6:4 el don parece ser la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero (v.5) lo que concuerda con la enseñanza sobre lo parcial de las arras del espíritu en el primer siglo. Dorea apenas puede calificarse de un término para los dones milagrosos.
- jarisma (Verifique esta palabra en las siguientes citas) – Podemos calificar así:
- Lo que llamamos los dones milagrosos: Romanos 1:11; 1 Corintios 1:7; 12:31.
- Se utiliza respecto de la gracia y del perdón de Dios que no merecemos: Romanos 5:15-16; 6:23.
- Con referencia a los talentos naturales: 1 Corintios 7:7; 1 Pedro 4:10.
- El don conferido al ser ordenado para el ministerio: 1 Timoteo 4:14; 2 Timoteo 1:6.
- Los dones especiales que incluyen lo milagroso y lo asociado con la enseñanza: Romanos 12:6-8; 1 Corintios 12:8-10; 12:28-30.
- La ayuda de Dios en una situación difícil: 2 Corintios 1:11.
La idea básicamente completa que encierra la palabra es la de algo que nos llega gratis y sin merecerlo; de algo que se da a un hombre, pero que él no ha ganado no ha hecho méritos para ellos, sino que proviene de la gracia de Dios, y nunca podría haber sido logrado, conseguido ni poseído por el propio esfuerzo del hombre.”
El pasaje clave es Romanos 6:23 donde la dádiva de Dios es la vida eterna.
Diversos dones de Dios
La lista de los dones se encuentra en 1 Corintios 12:8-10
- sabiduría,
- conocimiento,
- fe,
- sanidades,
- el hacer milagros,
- discernimiento de espíritus,
- lenguas o idiomas
- interpretación.
La sabiduría – El Cristo fue el ejemplo más destacado de un ser humano dotado de la sabiduría divina más que su antepasado Salomón. El también recibió sabiduría de Dios por medio de su petición. Los siete de Hechos 6 y particularmente Esteban en su defensa de Capítulo 7 gozaron de una alta proporción de sabiduría, cumpliendo la promesa de Lucas 21:15. La sabiduría de Dios siempre contrasta con la sabiduría de este mundo. Cristo es llamado en figura “la sabiduría de Dios” en Lucas 11:49 y 1 Corintios 1:24.
En relación con Efesios 4:13, esto enseña que también la palabra de sabiduría es sólo para los maduros. En Efesios 1:18 y Colosenses 1:9, Pablo pide a Dios que los discípulos tengan “espíritu de sabiduría” para conocer mejor a Dios como Santiago 1:5. La “sabiduría de lo alto” se muestra por sus obras, por el comportamiento del discípulo para con los demás.
Finalmente, los sabios en Apocalipsis deben saber cómo interpretar los símbolos de la profecía. Entonces parecería que el don de sabiduría que tenían algunos y la sabiduría que nosotros podemos perseguir no son la misma cosa. La sabiduría que nosotros podemos alcanzar viene de meditación en la Palabra de Dios y en petición a él que nos siga iluminando; un esfuerzo de nuestra parte y la disposición de Dios de ampliar nuestro entendimiento de acuerdo con nuestro comportamiento.
El conocimiento – La palabra griega es gnosis, es una cosa práctica.. Es el saber qué hacer en una situación determinada. Es la aplicación práctica de la sabiduría a la vida y las cuestiones humanas. La sabiduría y el conocimiento son necesarias –la sabiduría que conoce las cosas profundas de Dios mediante la comunión con Él, y el conocimiento que puede poner esa sabiduría en práctica en la vida cotidiana de la iglesia y el mundo.
La fe – No hay duda de que el concepto de un don de fe es algo extraordinario en las escrituras. Fe, en la mayoría de los casos es precisamente la seguridad que no tiene en algo que Dios o Cristo ha prometido se cumpliera.
Es un gran tema del Nuevo Testamento la justificación por la fe y el prototipo es Abraham que fue justificado siendo incircunciso. No hay fe sin obras como sabemos de sobra y en este sentido no hay salvación simplemente por la fe. Pablo quiere decir más de lo que normalmente entendemos por la fe. Esta clase de fe se ha definido como la fe potente, y como el poder que hace realidad lo espiritual. Es la fe que de veras produce resultados. No es sencillamente la convicción intelectual de que una cosa es verdad, sino el creer apasionadamente en algo que le hace a una persona invertir en ellos todo lo que tiene y es. No hay necesidad de recordar al lector la gran enseñanza de Hebreos 11 sobre el sentido de la palabra fe en la vida del discípulo.
Para nosotros hoy en día, Romanos 10:17 dice: “la fe es por el oir, y el oir por la palabra de Dios.”
Las sanidades – En general hay tres palabras en las escrituras para referirse a sanar a los enfermos. Son therapeuo, iaomai, sozo. Esta última típicamente quiere decir “salvar”. La única diferencia entre los dos primeros verbos percibida es que la segunda se refiere también al sanar el espíritu más bien que solamente el cuerpo. Algunas citas que refieren a este aspecto (Mateo 13:15; Lucas 4:18; Juan 12:40; Santiago 5:16; 1 Pedro 2:24. Jesucristo fue el más poderoso sanador en el nuevo Testamento y a partir de los Hechos tenemos a Pedro (Hechos 3:11; 4:14; 5:16) Felipe (Hechos 8:7) y Pablo Hechos 14:9; 28:8-9) solamente efectuando parecidos milagros.
Referencias fuera de los Hechos, aparte de en Corintios, se refieren a la sanidad espiritual o están en el contexto de Apocalipsis en el futuro: Apocalipsis 13:3,12.
En síntesis, aparte de Jesús, Felipe, Pedro y Pablo no tenemos ninguna indicación de la extensión de este don a otros discípulos; podría ser que estos tres (no contando Jesús) son los pocos que recibieron poder para efectuar sanidades físicas.
El hacer milagros – “La operación de los milagros” como debe leer en 1 Corintios 12:10 es relacionado íntimamente con la afirmación en v.6 del mismo capítulo “hay diversidad de operaciones” y v.11 “las hace uno y el mismo espíritu”. La palabra dunamis aquí traducida “milagro” es la palabra normal para “poder” y por lo tanto probablemente siempre se refiere a una manifestación poderosa de Dios. Aparte de Cristo en los evangelios otra vez tenemos pocas personas recordadas haciendo estos milagros poderosos.
Discernimiento de espíritus – El discernimiento es para los maduros en Cristo (Hebreos 5:14). Jesús sí sabía discernir los pensamientos de los hombres y después de él vemos a los apóstoles practicándolo (Hechos 5:3). El verbo diakrino es “discernir” Mateo 6:3; 1 Corintios 4:7; Hechos 15:9; 1 Corintios 11:29.
Lenguas – Los apóstoles, siendo algunos de ellos pescadores, recibieron la gran comisión de ir a todo el mundo, predicando el evangelio (Marcos 16:15,16). De todos ellos se dijo que “eran hombres sin letras y del vulgo” (Hechos 4:13). Hasta para los predicadores más educados (por ejemplo, Pablo), la barrera del idioma era aún formidable. Cuando se hicieron nuevos conversos, al no poder entenderse entre ellos debido a la diferencia de idiomas, se presentó un gran problema para la mutua confianza que necesitaban tener para su edificación (ya que no tenían el Nuevo Testamento escrito). Para superar esto, se concedió el don de hablar en idiomas (‘lenguas’) extranjeros y poder entenderlos. La nota al margen en algunas versiones vierte ‘lenguas’ como ‘idiomas’. Obviamente hay una total oposición entre este concepto de ‘lenguas’ y el de muchos cristianos ‘renacidos’, que describen como “lenguas” sus extáticas expresiones de sonidos ininteligibles. Esta confusión se aclara al mostrar que la definición bíblica de “lenguas” es “idiomas extranjeros”.
El uso de lenguas se había de emplear principalmente para predicar el evangelio a extranjeros. Pero hoy en día la mayoría de las afirmaciones de posesión de ‘lenguas’ ocurre entre grupos de ‘creyentes’ o (aparentemente) en su experiencia personal e individual, mientras se hallan solos. Hay una ausencia crónica de ejemplos de que tales personas puedan hablar milagrosamente en idiomas extranjeros a fin de predicar el evangelio.
1 Coríntios 13:1 es probablemente el único versículo que los pentecostales se aferran para decir que las lenguas no son inteligibles. ¿pero qué son lenguas angélicas? Parece por lo menos que en la tierra los ángeles hablan como nosotros. No hay razón para creer que lenguas angélicas son representadas por la palabrería ininteligible de los protagonistas modernos. La distinción entre hablar superficialmente en otra lengua y hablar con entendimiento y para edificación es el tema central de 1 Coríntios 14. Las lenguas son por señal a los incrédulos quienes en su mayoría son impresionados por lo superficial. La referencia en 1 Coríntios 14:21 a Isaías 28:11-12 también enfatiza el propósito de las lenguas, principalmente para convencer a los judíos.
Fuera de los Hechos solamente en 1 Coríntios se refiere a las lenguas como un fenómeno. Al otro lado, señales y prodigios se mencionan en Romanos 15:19; 2 Coríntios 12:12; Hebreos 2:4, lo que sugiere que las manifestaciones milagrosas fueron mucho más difundidas. Aunque se menciona las lenguas entre los dones del espíritu en 1 Corintios 12:4 no son contados ellos en la lista de beneficios otorgados a la iglesia primitiva por Cristo en Efesios 4.
Interpretación – En consecuencia, para llevar a cabo esto, necesitaría contar con la ayuda del don de interpretación. Sin la presencia de alguien con el don de interpretación cuando fuera necesario, no había de usarse el don de lenguas: “… uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia” (1 Corintios 14:27,28). El hecho de que muchos que aseveran poseer el don de ‘lenguas’ en la actualidad, hablen en un ‘idioma’ que nadie puede entender, y sin un intérprete, es sin duda un caso de simple desobediencia a estos mandatos.
Normas referentes al don de Lenguas en el primer siglo
La Biblia menciona varias normas en cuanto al uso del don de lenguas:
Primera – Es evidente que este don no es para todo creyente (1 Corintios 12:10, 30). Como los demás dones, el Espíritu reparte a cada uno «como Él quiere» (12:11). Es uno de los dones del Cuerpo de Cristo que complementa a los demás y que debe usarse para los propósitos arriba mencionados.
Segunda – El que posee este don debe practicarlo públicamente en la iglesia solamente cuando esté presente un intérprete (14:27, 28). Sin intérprete, debe practicarlo en privado.
Tercera – Las lenguas siempre deben hablarse por turno para evitar confusión (14:27) ya que «Dios no es Dios de confusión sino de Paz» (14:33). Todo debe hacerse «decentemente y con orden» (14:40).
Cuarta – Es necesario el don de discernimiento de espíritus (1 Corintios 12.10), para discernir si una manifestación de lenguas procede verdaderamente de Dios.
Quinta – El individuo puede controlar el don de lenguas porque «los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas» (1 Corintios 14.32). Por eso, si las lenguas no se practican de acuerdo con las normas bíblicas, es dudoso que sean de Dios
Sexta – Finalmente, no hay ningún mandamiento en el Nuevo Testamento de buscar activamente este don. Por otro lado, sí hay mandamiento de no impedir el hablar en lenguas (14.39). Así, se puede decir en resumen que el Nuevo Testamento enseña que «no busquéis, pero tampoco impidáis el hablar en lenguas»
El retiro de los dones
Después del regreso de Cristo, los creyentes volverán a usar los dones milagrosos del Espíritu de Dios a fin de transformar este mundo actual en el reino de Dios. Por eso a los dones se les llama “los poderes del siglo venidero” (Hebreos 6:4,5); y Joel 2:26-29 describe un gran derramamiento de los dones espirituales después del arrepentimiento de Israel. El hecho mismo de que estos dones se darán a los creyentes al regreso de Cristo, es prueba suficiente de que en el presente no se poseen: señal para cualquier cristiano atento tanto a la Escritura como a los acontecimientos mundiales de que el regreso del Señor seguramente debe ocurrir. De todos los registros bíblicos del uso de los dones espirituales, deducimos claramente que fueron dados en una época determinada para propósitos definidos, y fueron retirados por Dios cuando Su propósito fue cumplido.
“Pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y [el don de] la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará” (1 Corintios 13:8-10).
Es decir, los dones son temporales. Efesios 4:8-14 nos ayuda a entender esto con mayor amplitud:
“Subiendo [Jesús] a lo alto [al cielo]… dio dones [espirituales] a los hombres… para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe [es decir, la única fe] y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto… para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina”.
Los dones del primer siglo habían de darse hasta que se llegara al hombre perfecto, o maduro. Note cómo Efesios 4:14 compara el estar bajo el ministerio de los dones milagrosos con la niñez espiritual; y, en el contexto de la profecía, cómo se habrían de quitar los dones milagrosos. 1 Corintios 13:11 dice lo mismo. Por consiguiente, hacer tanta alharaca por la supuesta posesión de los dones espirituales no es una señal de madurez espiritual. El progreso que ahora debiera hacer cada lector de estas palabras es avanzar hacia una apreciación más profunda de la palabra escrita de Dios y regocijarse en la conclusión de la
revelación básica que Dios ha hecho de sí mismo a nosotros por medio de Su palabra, y responder a ella en humilde obediencia.
La imposición de manos (Alderson, Pags. 31-33)
En Hechos 2:22 sabemos cómo aprobación de Jesús y su papel entre los judíos, Dios hizo las señales con Su espíritu por medio de Su Hijo:
“Israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis.”
En la misma manera esta aprobación de Dios continuaba en cuanto a los creyentes del primer siglo como leemos en Hebreos 2:4:
“testificando Dios juntamente con ellos, con señales, prodigios, diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.”
Este versículo se refiere a los apóstoles, o sea, los que oyeron a Jesús (v.3), y Dios testificó juntamente con ellos con señales y prodigios como vemos en Hechos 2:43; 4:30; 5:12; 14:3. Además, un testimonio fuerte de los apóstoles y su autoridad es, como dice Hebreos 2:4, su papel de repartir el espíritu santo. Por medio de imposición de manos de los apóstoles se daba el espíritu santo, siempre según la voluntad de Dios.
El ejemplo más claro de esto se encuentra en Hechos 8:14-19 cuando los apóstoles fueron a Samaria “para que recibiesen el espíritu santo, y se dice específicamente en v.18 que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el espíritu santo. En este caso, leemos de un hombre llamado Simón que quería comprar el poder de repartir el espíritu santo por medio de la imposición de las manos, o sea el poder propio a los apóstoles, la señal de su autoridad.
A base de lo que vemos en Hechos y lo que dice Hebreos 2:4, encontramos la primera indicación de un plazo determinado de los dones del espíritu santo en el primer siglo porque su repartimiento dependía, si de la voluntad de Dios, pero de los que oyeron al Señor también. Por eso, después de la muerte de los apóstoles vamos a ver una declinación y un fin de los dones del espíritu santo.
La venida de “lo perfecto”
Como sabemos en nuestro estudio, Pablo sigue en 1 Corintios 12 describiendo la iglesia como un cuerpo y a los miembros de la iglesia como los miembros de 69
un cuerpo humano. Cuando llegamos al capítulo 13 de 1 Corintios, leemos el énfasis que Pablo hace en la cualidad del amor. ¿Por qué encontramos este famoso capítulo del amor en medio de la enseñanza de los dones del espíritu? Porque Pablo sabía que con su base en esta cualidad de amor más *bien que en los dones, los creyentes iban a subrayar la naturaleza permanente del amor en contraste a los dones que habían de acabarse.
Vamos a estudiar la última parte de este capítulo 13:8-13, junto con 14:20 que apuntamos a continuación, haciendo resaltar las palabras claves e indicando cuales palabras son iguales en el griego.
8El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, cesarán las lenguas y el conocimiento se acabará.
9En parte conocemos y en parte profetizamos;
10pero cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.
11Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; pero cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.
12Ahora vemos por espejo, oscuramente; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como fui conocido.
13Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
1 Corintios 14:20: Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en cuanto a la malicia y maduros en cuanto al modo de pensar.
Cuando notamos el uso de las palabras señaladas, es fácil seguir el razonamiento de Pablo. La iglesia, como la de Corinto, tenía dentro de su cuerpo a miembros que profetizaban, miembros que hablaban en lenguas, miembros que tenían dones de ciencia. Por eso, Pablo dice que en parte conocemos y en parte profetizamos, eso es, que dentro el cuerpo de la iglesia había una parte que profetizaba y otra parte que tenía don de ciencia. En parte es de hecho la misma frase traducida en particular en 12:27 y del contexto de ese versículo vemos que la frase destaca la parte del cuerpo más bien que el sentido de no acabado o parcial.
Pablo compara este estado de la iglesia como “lo es de niño” y así como una persona deja lo que es de niño al hacerse hombre. La iglesia también, al llegar a un estado maduro, tendría que dejar los dones puestos una vez que se habría cumplido el papel de los dones.
En 1 Corintios 3:2-4, Pablo había dicho:
“Os di a beber leche, no alimento sólido, porque aún no erais capaces; ni sois capaces todavía, 3porque aún sois carnales. En efecto, habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales y andáis como hombres?”
*Por eso, les exhorta Pablo que se esfuercen por la perfección, o sea, la madurez. Notamos que en el contexto de 1 Corintios 13, “lo perfecto” se refiere a nada más que un estado maduro, así como un niño alcanza la madurez cuando se hace hombre. Vemos la misma comparación en Hebreos 5:11-14.
No haya duda de que 1 Corintios 13 habla del fin de los dones en la iglesia. Ahora debemos establecer con más certeza que la venida de “lo perfecto” de 13:10 es algo que se logró en el primer siglo o poco después porque una conclusión que se ha sacado equivocadamente es que “lo perfecto” se refiere al reino venidero.
Ya mencionamos que Pablo destaca la cualidad incansable del amor porque a base del amor, junto con la fe y la esperanza, la iglesia iba a seguir edificándose sin el apoyo de dones. En todo caso, la madurez o perfección que Pablo enseñó es algo que los corintios podían alcanzar, como Pablo les exhortó en 14:20 “sed maduros”. Obviamente, pensando en la analogía con la madurez física natural, al llegar a una madurez y dejar las cosas de niño, se le presentó un camino largo a la iglesia en el cual tenía que “ir edificándose en amor” (Efesios 4:16)
Pretensión de posesión espiritual en la actualidad (Heaster Págs.54-58)
En la iglesia apostólica se recibieron algunos dones que han seguido hasta el presente; otros fueron dones o señales que ciertamente cesaron después de la primera generación de cristianos. Sin embargo, cada don está sujeto a regulación por la Palabra de Dios y no es una base adecuada para el orgullo, siendo una gran responsabilidad por la cual cada creyente tendrá que rendir cuentas.
Afirman que hablar en lenguas es una señal de haber obtenido la “salvación” y que por lo tanto acompaña a cada verdadera conversión. Esta pretensión tropieza con serias dificultades ante la descripción que se hace de la iglesia primitiva como un cuerpo, en el cual aquellos que poseían dones eran como las diferentes partes del cuerpo. No todos representaban un brazo o una pierna, y así también no todos poseían el mismo don, por ejemplo, el de lenguas. 1 Corintios 12:17,27-30 deja esto en claro:
“Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato?… Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente, apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Todos maestros? ¿Hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos?”
Otros dicen que hablar en lenguas no es una prueba de haber sido salvo. Esto destaca el hecho de que hay importantes diferencias doctrinales entre aquellos que pretenden poseer los dones. Es así que algunos ‘carismáticos’ creen que el reino de Dios estará en la tierra, mientras que otros dicen que está en el cielo. Los ‘carismáticos’ católicos afirman que el Espíritu Santo les dice que adoren a María y al Papa, mientras que algunos ‘carismáticos’ pentecostales dicen que el Espíritu Santo que poseen les ordena denunciar al Papa como anticristo y condenar la doctrina católica.
No obstante, Jesús declaró más allá de toda duda que aquellos que posean el Consolador, “que es el Espíritu Santo”, serían guiados “a toda la verdad… En aquel día no me preguntaréis nada [no habrá necesidad]” (Juan 16:13:23). “El Consolador… os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Juan 14:26). No debe haber ninguna división en doctrina fundamental entre aquellos que poseen el Consolador. El hecho de que la haya, indica que no se puede tomar en serio a aquellos que afirman que lo poseen. La notoria incapacidad de algunos de estos supuestos poseedores de los dones para justificar bíblicamente sus creencias indica que no han sido guiados por el Consolador a toda la verdad y al conocimiento total.
La gran importancia que algunos le atribuyen a hablar en lenguas está en desacuerdo con el relato bíblico. La lista de dones espirituales que se consigna en Efesios 4:11 ni siquiera lo menciona, y en una lista similar en 1 Corintios 12:28-30 figura al final. En verdad, en el Nuevo Testamento sólo hay tres ocasiones anotadas en que se usa ese don (Hechos 2:4; 10:46; 19:6).
Sin embargo, es razonable esperar alguna explicación de por qué ocurren los fenómenos de sanidad parcial y de ‘lenguas’ (en el sentido de lenguaje incoherente).Se sabe que los seres humanos usan sólo una fracción del poder de su cerebro, como el 1% según algunos cálculos. También se reconoce que la mente puede tener un control casi físico sobre el cuerpo; es así que al acondicionarse síquicamente para creer que el fuego no puede quemar, los hindúes han caminado descalzos sobre el fuego sin quemarse. En ocasiones de estímulo, es posible que usemos un porcentaje del poder de nuestro cerebro mayor que el habitual, y por lo tanto tengamos la capacidad para lograr efectos físicos con y sobre nuestro cuerpo que están fuera de la experiencia normal. Es así que, en el acaloramiento de la batalla, un soldado tal vez no tenga suficiente conciencia de que ha sido herido sino hasta horas más tarde.
En condiciones de ferviente creencia religiosa, bajo la estimulación de cierta música y bajo la influencia de un líder carismático, es muy posible que ocurran cosas que se hallen fuera de la esfera de la experiencia humana normal. Los ‘milagros’ que pretenden los ‘cristianos’ en la actualidad son del mismo orden de excepcionalidad, como los paranormales de otras religiones; es así que los adoradores del vudú experimentan el mismo fenómeno de lenguaje incoherente; y también los musulmanes pueden dar testimonio de ‘milagros’ de un orden similar a los que pretende el cristianismo moderno. Sin embargo, el propósito total de la posesión de los dones espirituales en el primer siglo fue mostrar la obvia supremacía del verdadero cristianismo sobre las otras religiones; el hecho de que los ‘milagros’ del cristianismo actual son de un orden similar a los de otras religiones muestra que en el presente no se poseen los dones del Espíritu Santo del primer siglo.
La Biblia, la única autoridad
Por lo que hemos visto hasta ahora en este estudio, el Espíritu de Dios se refiere a Su mente y propósito, y al poder por el cual Él pone en acción esos atributos.
Hemos hecho hincapié en que ese espíritu se nos revela expresamente en las páginas de la palabra de Dios.
Los muchos problemas del cristianismo contemporáneo se deben a una terrible falta de apreciación de este hecho.
Como es difícil creer que tan grande poder esté plasmado en un libro, partes del cual encontramos difícil de entender, es tentador pensar que la revelación de Dios a los hombres podría existir en alguna otra forma aparte de la Biblia. Como nuestra naturaleza humana, fundamentalmente defectuosa (Jeremías 17:9), encuentra tan difícil digerir la pura verdad de la palabra de Dios (Juan 17:17), muchos han cedido ante esta tentación pretendiendo otras formas de revelación que son más atractivas para la mente humana.
La relación estrecha que existe entre la obra del Espíritu y la Palabra de Dios ha sido evidente en citas anteriores tanto del Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento y siempre “la espada del Espíritu es la Palabra de Dios.” (Efesios 6:17). Esta consideración fundamental nos ayudará a comprender mejor el carácter de los dones en la primera época de la fundación de las iglesias.
Durante la primera época de la iglesia en el primer siglo sólo tendrían colecciones de algunos “dichos del Señor”, relatos de ciertos incidentes del ministerio del Señor en la tierra (Lucas 1:1-3) y algunas comunicaciones que iban recibiendo de los Apóstoles mismos. Evidentemente las congregaciones necesitaban ayuda inmediata de parte del Espíritu Santo quien obraba por medio de los profetas – los portavoces de Dios – por inspiración directa, de tal forma que pudieran aclarar cuestiones de doctrina, práctica y conducta. Por eso la lista de los dones en 1 Corintios 12:8-10 pues se trata de lo que los creyentes necesitaban antes de poseer el tesoro que nosotros tememos en las manos del Nuevo Testamento como complemento del Antiguo.
La suma total de la Palabra revelada tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento es de una riqueza incalculable y provee todo lo necesario para un ministerio completo. En el espíritu de lo que Pablo escribió a Timoteo seguimos. No hay necesidad del ejercicio de unos “dones extáticos” porque siempre abre la puerta a posibles movimientos subjetivos o obran otras influencias extrañas a la voluntad de Dios.
“Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido 15y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. 16Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:14-17)