La epístola de Judas concluye con una bendición…
Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.
La bendición de Judas expresa una idea que contradice una filosofía muy común en el mundo. El mundo glorifica al hombre “hecho por si mismo”. La gente respete al hombre humilde que triunfa en la vida “por esfuerzo propio”. Es importante reconocer el valor de una actitud positiva, y una vida energética y activa, sin embargo el enfoque bíblico siempre está en nuestro Padre celestial, su poder para con nosotros, y nuestra dependencia delante de él.
Job, un hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal tenía que aprender la lección. Después de los discursos de sus amigos, Job tenía que escuchar el discurso de Dios, que comienza en capítulo 38. El discurso de Dios tenía que ver con el poder de Dios, revelado por la creación. La respuesta de Job después de oír las palabras de Dios…..He aquí que yo soy vil: ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca. Una vez hablé, más no responderé: Aun dos veces, mas no volveré a hablar. El discurso de Dios continúe sobre el mismo tema, y al final, Job dice… Yo conozco que todo lo puedes… De oídas te había oído, mas ahora mis ojos te ven.
Daniel muestra la actitud correcta en cuanto al poder de Dios. Aunque él era del linaje real, en quien no hubo tacha alguna, y era de buen parecer, y enseñado en toda sabiduría, sabio en ciencia y de buen entendimiento, e idóneo para estar en el palacio del rey, Daniel tenía su fe y confianza en su Dios. Cuando Nabucodonosor quiso echar Daniel y sus amigos al horno de fuego ardiendo,
¿qué dijo Daniel? He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno del fuego ardiendo, y de tu mano, oh rey, nos librará. La fe de Daniel y sus amigos fue vindicada. Bajo el reinado de Darío, la fe de Daniel fue probada otra vez….y con el mismo resultado. El rey Darío tenía sus dudas….el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones? Daniel contestó desde el foso….Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones….
Abraham, el padre de los fieles fue probado por su Dios. Génesis 22 nos explica los detalles del sacrificio de Isaac, el hijo prometido. En palabras muy significativas, Abraham dice a sus siervos yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros. Hebreos 11:19 nos dice lo que Abraham tenía en su mente… pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.
Pablo en Romanos 4 habla de la fe de Abraham que fue probada por Dios aun antes del nacimiento del hijo prometido. Pable dice en versículo 17 que Abraham creyó que Dios da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. Abraham, dice Pablo, creyó en esperanza contra esperanza. ¿Qué quiere decir Pablo? Abraham, desde el punto de vista humano y natural, consideraba su cuerpo como muerto. Un hombre con cuerpo muerto simplemente no podía producir un descendiente con una mujer estéril. Abraham no confiaba en sí mismo, sino en Aquel que era poderoso para hacer todo lo que había prometido. Por el poder de Dios el hijo prometido nació.
El poder de Dios no está limitado a individuos. Ha mostrado su poder a favor de naciones también. A través de su historia, Israel ha visto la mano poderosa extendida para salvar. Las diez plagas mostraron el poder de Dios para con los israelitas. El maná, el agua de la peña de Horeb, la provisión de las codornices son ejemplos entre muchos del poder de Jehová para con Israel en el desierto.
Jueces, reyes, profetas experimentaban el poder de Dios para con ellos. La profecía predice un futuro dirigido por el poder de Dios. Pablo en Romanos 11 nos escriba del rechazo y de la restauración de Israel. Usando la parábola del olivo, Pablo predice la restauración de la nación con estas palabras…si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. (Versículo 24)
Talvez estamos pensando es fácil ver el poder de Dios en la experiencia de un Abraham, o un David, o un Ezequías. Ni tengo la fe ni la confianza que ellos tenían. Soy débil. Hablando de los débiles, Pablo dice en Romanos 14:4, ¿Tú quién eres que juzgas al criado ajeno (el hermano débil)? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme.
El escritor a los hebreos explica que Jesús, nuestro sumo sacerdote, fue tentado pero nunca pecó. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados. (Hebreos 2:18)
La enseñanza está muy clara. Tanto Dios como al Hijo son poderosos para socorrernos, para ayudarnos a estar firmes a pesar de que seamos débiles o tentados.
Entonces, debemos confiarnos no en nosotros mismos, sino en su poder. No llegamos a ser hombres y mujeres “hechos por esfuerzos propios.” Llegamos a ser hijos e hijas de Dios. “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” Juan 1:12.
Escribiendo a Timoteo acerca de su sufrimiento para el evangelio, Pablo dice, “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.” 1 Timoteo 1:12 ¡Que tengamos la misma fe y confianza que tenía Pablo!
Concluimos con las palabras de Efesios 3:20-21. Nuestra meta como creyentes debe ser de conocer…..a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.
Dios es poderoso…
~ Hno. Dennis Paggi, Los Angeles
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