Muchas personas dicen que no hay una forma correcta de vivir la vida.
Afirman que no hay un manual que nos pueda ayudar a entender la existencia, y que no hay un conjunto de instrucciones que nos indiquen cómo debemos vivir. Sin embargo, nosotros los hermanos en Cristo creemos que la vida SÍ viene con un instructivo, y que éste nos fue dado por Dios.
La Biblia, el instructivo que nos enseña el camino
Ese instructivo es la Biblia y en ella se nos señala tanto el camino a seguir como las cosas que debemos evitar. Se nos dan promesas pero también advertencias. Y cuando una persona conoce el camino que debe seguir y anda en él con devoción y obediencia, logra tener paz y se vuelve una persona feliz o bienaventurada a pesar de las dificultades de la vida.
En pocas palabras, la Biblia es el mapa que nos guía a la paz y a la felicidad completa, y es en el futuro reino de Dios. Si hemos creído en Cristo, debemos aprender a vivir de acuerdo con las instrucciones que Dios nos ha dejado. Antes, cuando no habíamos recibido a Cristo como Señor y Salvador, vivíamos a nuestro modo, desde nuestro punto de vista y como a nosotros nos parecía mejor.
Sin embargo, ahora que le hemos recibido como nuestro Señor, debemos seguir su voz y obedecerle en todo. Recuerde lo que dice Juan 10:27: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen”.
Por esta razón, debemos prestar atención a las instrucciones de Dios. Debemos atenderlas y ponerlas por obra.
En nuestra vida, cuando no sabemos cuáles son las reglas a seguir y llevamos a cabo nuestra vida sin la sabiduría de Dios, eso trae mucha vergüenza y quebranto. Por lo tanto, debemos aprender a vivir de acuerdo con las instrucciones que Dios nos dejó.
Aún así, al hacerlo, podemos estar seguros de que la paz, la felicidad y el gozo no nos acompañarán completamente debido a que la misma palabra nos enseña que debemos de pasar por pruebas difíciles para ir siendo purificados en nuestras debilidades (vea l Pedro 1:6-9).
Mira lo que dice Proverbios respecto de escuchar las enseñanzas y pautas que Dios nos da:
“Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; Porque largura de días y años de vida Y paz te aumentarán. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Átalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón; Y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres”. (Proverbios 3:1-4)
¡Qué tremenda bendición tienen los que guardan y obedecen la Palabra de Dios!
Al leer este pasaje, recordamos las palabras de Moisés a los israelitas que recién comenzaban a vivir siguiendo las instrucciones de Dios. Él les dijo en Deuteronomio 5:33 lo siguiente: “Sigan por el camino que el Señor su Dios les ha trazado, para que vivan, prosperen y disfruten de larga vida en la tierra que van a poseer”.
Finalmente, el pasaje dice que al vivir de este modo: “Hallaras gracia y buena opinión delante de Dios y de los hombres”. El favor de Dios es su ayuda y socorro en todas las circunstancias, sean estas buenas o no, ya sea en todo lo que hagamos con nuestras familias, en nuestros trabajos o nuestras actividades del diario vivir, pero sobretodo en nuestro camino espiritual.
Además, la gente tendrá una buena opinión de nosotros y eso hará que podamos convivir y llevarlos a conocer la verdadera Luz del mundo. Seremos amados y estimados por las personas que lleguen a conocer esta gran verdad; cumpliendo así el mandato de nuestro Señor, no solo en guardar y obedecer sino también en llevar las buenas nuevas del reino de Dios.
Al hacerlo, podemos estar seguros, como lo dice la Palabra, que tendremos una vida abundante, llena de paz y bendiciones; no solo por unos momentos en nuestra Vida actual, sino que será mucho más glorioso y para siempre, cuando veamos nuestros nombres escritos en el libro de la vida, y vivamos plenamente en el futuro reino que se establecerá acá en la tierra cuando nuestro Señor Jesús regrese.