Capítulo 1: La mente íntegra – Cristo es nuestro propósito (Filipenses 1:21)
Capítulo 2: La mente sumisa. – Cristo es nuestro ejemplo; el ejemplo para nuestra vida (Filipenses 2:5-11)
Capítulo 3: La mente espiritual. – Cristo es nuestra meta (Filipenses. 3:13-14)
Capítulo 4: La mente segura – Cristo es la razón de nuestro gozo; nuestra fuerza para vivir (Filipenses 4:10-20)
El apóstol Pablo ha tratado el asunto principal de la epístola, es decir, las bendiciones de la unidad cristiana. Ahora pasa a considerar los factores que causan desunión y dificultades. Compubiblia explica:
“Para comprender a lo que Pablo se refiere aquí y en los siguientes versículos, necesitamos remontarnos a los primeros años de la iglesia. Los primeros creyentes en Jesús eran judíos, y como judíos leales consideraban la ley de vital importancia, enfatizando el pacto que Israel tenía con Dios, signo del cual era la circuncisión…Pablo, como apóstol a los gentiles, creía que si los no judíos se volvían al Señor en arrepentimiento y fe serían aceptados como miembros del pueblo de Dios, sin la necesidad de convertirse al judaísmo y que los hombres fuesen circuncidados. Sin embargo, había judíos cristianos que en Antioquía (Hechos 15:1) y en Galicia insistían en que los cristianos gentiles deberían convertirse al judaísmo. Así que se convocó al Concilio de Jerusalén, de Hechos 15, para tratar el mismo asunto del que Pablo escribió en su carta a los Gálatas. Años más tarde este asunto seguía siendo un problema, y así Pablo escribió a los filipenses porque para vosotros es más seguro.”.
Esta exhortación se basa en dos pensamientos finales:
- varios hermanos renunciaron al evangelio puro y son enemigos de la cruz de Cristo, vs. 18-19, y
- debemos conducirnos como ciudadanos celestiales hasta que Cristo venga para transformar «el cuerpo de la humillación nuestra», a fin de que sea semejante a su cuerpo glorioso, vs. 20-21.
Filipenses 3:1-12 contiene versículos que desafían e inspiran a los cristianos. A pesar de que fueron escritos siglos atrás para los creyentes en Filipos, las palabras de Pablo nos hablan poderosamente en nuestros días. Familiarícese con el pasaje leyendo las siguientes referencias.
Escoja una frase, palabra o versículo en cada uno de ellos que cautive su atención: |
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Filipenses 3:1-3 | |
Filipenses 3:4-7 | |
Filipenses 3:8,9 | |
Filipenses 3:10-12 |
3:1. Al llamarles “hermanos”, Pablo indica que él no asume ningún plano de superioridad apostólica. Su exhortación está basada en la relación estrecha que existe entre los creyentes.
«gozaos en el Señor». Es un imperativo que significa “gozaos continuamente”. ¿Cómo puede ser posible esto en medio de cualquier circunstancia? Este gozo constante es posible en la vida de un creyente cuando está en absoluto compañerismo con Jesucristo. Éste es el primer antídoto que Pablo da a los filipenses para luchar contra el posible atractivo de la opción judaizante.
Es interesante notar como Pablo anima a los hermanos a gozarse en el Señor. Pablo se encontraba en la cárcel al momento de escribir estas palabras, sin embargo, esa situación no quitaba el gozo que él tenía en el Señor y deseaba que otros también tuvieran ese gozo.
Aun en medio de la prueba debemos de gozarnos en el Señor ya que El está con nosotros y las razones por las cuales debemos de gozarnos son innumerables (Mateo 28:20; Hechos 14:22; Romanos 8:18; Hebreos 13:5; Santiago 1:2-3).
Pablo no está haciendo más que usar el lenguaje de los Salmos. El gozo es condicional.
Apunte lo que cada Salmo requiere para que uno sea alegre: |
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Salmo 32:11 | |
Salmo 33:21 | |
Salmo 35:9 | |
Salmo 40:16 | |
Hay un lugar donde los creyentes pueden estar gozosos en el rostro y la conducta. Ese lugar es “en el Señor”. Gozo «en el Señor» está bien relacionado con el conocimiento de la palabra de Dios.
Parafrasee las dos referencias: |
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Juan 15:11 | |
1 Juan 1:1-4 |
«A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro». ¿Qué es lo que quiere decir por “las mismas cosas”? Tal vez Pablo se refiera a:
- esta misma carta, o
- sus enseñanzas orales entre ellos, u
- otra carta que les hubiera escrito.
Es verdad que hay mucha repetición en el Nuevo Testamento. Varias enseñanzas de Cristo fueron repetidas, mayormente en los libros de Mateo, Marcos y Lucas. También varias enseñanzas de Pablo se repiten en sus cartas. La palabra «Deuteronomio» significa «segunda ley», porque es, en gran parte, la repetición de la ley. Los libros de Crónicas repiten la historia encontrada en 2 Samuel; 1 y 2 Reyes repiten la historia de los reinos de David, Salomón, Roboam y los reyes de Judá.
3:2-3 Advertencias contra los de la circuncisión
Es obvio que Pablo estaba tan indignado contra aquellos que presionaban para que los gentiles llegasen a ser judíos. Los creyentes necesitaban la advertencia ¡guardaos…! (significa: “darse cuenta” o “vigilar”). Les llamó:
- “perros” – es el nombre que los judíos daban a los gentiles o a cualquiera que fuera culpable de fallos morales. La idea básica es la de impureza. Según la ley de Moisés, el perro era un animal inmundo (Levítico 11:27).
- Eran “malos obreros” – desviando a la gente de la verdad y de la libertad (Mateo 23:15; 2 Corintios 11:13; Gálatas 1:7–9).
- Eran “los que mutilan el cuerpo” – la circuncisión no tenía valor espiritual.
Investigue el origen, la práctica y el significado de la “circuncisión” según lo que leemos en el Antiguo Testamento. Presente respuestas a las preguntas: ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cuándo? | |
Cita | Explicación |
Bajo la ley, la circuncisión física no era suficiente.
Varios textos hablan de la circuncisión:
- del corazón (Levítico 26:41; Deuteronomio 10:36; 30:6; Jeremías 4:4; Ezequías 44:7);
- también la del oído (Jeremías 6:10); y
- la de labios (Éxodo 6:12,30).
Por lo tanto, aun bajo la ley de Moisés la circuncisión verdadera, la que Dios quería, era muy semejante a la circuncisión espiritual enseñada por el Nuevo Testamento.
Una promesa de relación espiritual entre Dios y Abraham
La práctica de la circuncisión se convierte sólo en un rito externo, una cuestión de confiar en la carne. Sin embargo, dice Pablo “Nosotros somos la circuncisión.” ¿Qué relación hay entre la señal de la circuncisión y el pacto en sí?
El pasaje clave es Génesis 17. El pacto es la promesa de Dios.
Primero, Abram es el receptor del pacto, que en primer lugar es personal: Abram llega a ser Abraham (Génesis 17:5), una vivida promesa de regeneración o una nueva naturaleza, porque con el nombre nuevo se crea un nuevo hombre.
En segundo lugar, la promesa es nacional, una multitud de naciones (Génesis 17:5-6).
En tercer lugar, es espiritual, “para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti” (Génesis 17:7).
En cuarto lugar, es terrenal, la “tierra en que moras” (Génesis 17:8);
Por último, como medio de enfatizar el punto más importante, de nuevo es espiritual: “…y seré el Dios de ellos” (Génesis 17:8).
Pero Génesis 17 define además el pacto en una segunda forma. En Génesis 17:10 leemos “este es mi pacto…será circuncidado”. El pacto es en primer término (vs. 4-8) una promesa compleja de Dios a un hombre elegido. La circuncisión simboliza la aplicación de las promesas del pacto a aquellos individuos a quienes Dios ha elegido para que las reciban.
v.3. La seguridad de que somos el pueblo de Dios se relaciona con tres características:
- Servimos a Dios en el espíritu sin preocuparnos tanto por los lugares de reunión. Cristo enseña que no importa el lugar de reunión (Juan 4:20-24).
- Nos gloriamos en Cristo Jesús. El es el tema de gozo. Los suyos aprecian con entusiasmo lo que es y lo que ha hecho y lo glorifican como el único digno de alabanza.
- No tiene confianza en la carne. La ‘carne’ resume lo que es una persona separada de la gracia de Cristo. No puede servir como base de justificación delante de Dios.
Todos los títulos y privilegios del pueblo de Dios de los días del Antiguo Testamento aplican a los cristianos, sean judíos o gentiles (Efesios 2:11–22; 1 Pedro 2:4–10). En la actualidad los cristianos son el pueblo escogido de Dios, el «Israel de Dios» (Gálatas 6:16).
3:4-11. Pablo antes de su conversión
Pablo afirma que no había virtud en las cosas de la carne, que las menciona enseguida. Estaba altamente calificado para hablar de tales cosas externas, porque él las poseía en sumo grado. «En el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación» (Gálatas 1:14). Su argumento es que si tales ventajas hubieran servido como base de confianza, entonces él mismo podría haber confiado en ellas.
Vs. 5-6. Pablo podía enumerar siete cosas, como judío devoto, que pensaba que le daban crédito para con Dios.
- Fue “circuncidado al octavo día” después de su nacimiento como lo requería la ley (Génesis 17:12). Los ismaelitas se circuncidaban al año decimotercero, y los prosélitos al judaísmo a una edad madura.
- Nacido “del linaje” israelita, un miembro del pueblo de Dios. No era un prosélito, sino del linaje original, un descendiente verdadero de Israel (Jacob) quien recibió la bendición de Isaac, quien a su vez la recibió de su padre Abraham.
- Podía nombrar su ‘tribu’ (Benjamín), a la que pertenecía el primer rey de Israel (Saúl) y la que había permanecido fiel cuando las otras no lo fueron. Esta tribu con la de Judá formaron el reino del norte que estuvo bajo el mando de Jeroboam, cuando las diez tribus se rebelaron contra el rey Roboam.
- No era solamente un verdadero judío, sino un ‘hebreo’, es decir, alguien que hablaba arameo – idioma parecido al hebreo y hablado por los judíos de la tierra de Israel (Hechos 6:1; 21:40; 22:2; 2 Corintios 11:22). Aunque nació en Tarso, lejos de Jerusalén, era de sangre pura. Sus padres eran verdaderos hebreos y conservaban las costumbres hebreas en el idioma y en la forma de vida (en contraposición a los helenistas, «griegos», Hechos 6:1). Demostraron su gran celo por la ley cuando enviaron a su hijo a Jerusalén para estudiar a los pies del famoso Gamaliel (Hechos 22:3).
- Estricto en la observancia de ‘la ley’, Pablo era un fariseo devoto (Hechos 23:6; 26:5; Gálatas 1:14). «la más rigurosa secta de nuestra religión» (Hechos 26:5) en contraste con los «saduceos» (los materialistas o «modernistas» de aquellos tiempos) y los «herodianos» (que tenían ambiciones políticas). Jesús denunció fuertemente la hipocresía de los fariseos (Mateo 23), pero había fariseos sinceros como vemos en el caso de Pablo. «Los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos afirman estas cosas» (Hechos 23:8). Por eso, dijo Pablo «Varones, hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo; acerca de la resurrección de los muertos se me juzga» (Hechos 23:6).
- Su ‘celo’ religioso quedó evidenciado en que persiguió a los cristianos (Hechos 8:3; 9:1). Pablo nunca rindió servicio mediocre a Dios, ni antes ni después de su conversión. Como fariseo era celoso, un partidario tenaz. Fue el instigador principal de la «persecución que hubo con motivo de Esteban» (Hechos 11:19; 7:58; 8:1–9:1).
- Podía decir que, «en cuanto a la justicia que es en la ley”, la ley musaica por la que había tratado de vivir, era “irreprochable”. Esto, sin embargo, era una cuestión de justicia de la ley, de tratar de ser justo ante Dios sobre la base de la obediencia a la ley. Era hombre muy sincero, muy dedicado a su religión. La ley de Moisés no podía «hacer perfectos a los que se acercan» a Dios por medio de ella (Hebreos 10:1-4).
“Justicia” en este contexto no se refiere al carácter de Dios o al don que podernos presentar ante Dios y que nos vea justos, explica Fee. Se refiere tal y como Pablo especifica, a la “justicia en la ley”. Aunque para Pablo a veces la “ley” es un concepto muy amplio, aquí seguramente se está refiriendo a temas relacionados con la “comida y bebida” y la “observancia de las festividades”. Junto con la circuncisión, estos son los dos temas que Pablo suele mencionar cuando discute en sus cartas la observancia de la Torá.
“Ganancia” o “Perdida”
vs. 7-8. En razón de su encuentro con el Cristo resucitado en el camino a Damasco (Hechos 9), y también porque finalmente se dio cuenta que tampoco estaba guardando ley (Romanos 7), es que Pablo fue llevado a una “revaluación radical de valores”.
La implicación de lo que Pablo acabó de decir es que aquellos que exaltan el legalismo tienen una experiencia distorsionada de Cristo mismo. Cuando Pablo se encontró con Cristo, todo este terreno de confianza propia quedó aniquilado. Como judío (por las cosas mencionadas en los vs. 4-6), se sentía lleno de distinción y honor: antepasados ilustres, educación especial, liderazgo entre los de la secta más estricta, y el gran respeto de sus contemporáneos, sin embargo Pablo consideró todas aquellas cosas sobre las cuales él había descansado antes como pérdida.” Lo contó como “basura”.
No quiere decir que las cosas que ha enumerado en los vs. 5 y 6, y otras cosas parecidas, sean malas en sí mismas. Todo lo contrario. Recibir la señal del pacto no es malo en sí; es, en realidad, una bendición. ¿Y no era una bendición el pertenecer al pueblo al que habían sido confiados los oráculos de Dios? Pablo nos dice en otro lugar que él considera estas cosas como una bendición (Romanos 3:1, 2; 9:1–5; 11:1). Y son bendiciones porque pueden ser de inestimable valor si se hace buen uso de ellas, si se las emplea como preparación para recibir el evangelio.
Pero cuando estos mismos privilegios comienzan a ser considerados como base de la auto-glorificación y la auto-satisfacción, entonces se convierten en todo lo contrario. Todas estas “ganancias” se convierten en “una enorme pérdida”. Este es el juicio de Pablo.
Desafío:
Anote lo que aprendemos en Hechos 23:6b, en cuanto a la herencia de Pablo, su educación en Hechos 22:3 y su compromiso como fariseo en Hechos 26:5. |
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La herencia |
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La educación |
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El compromiso |
En el v. 8 el apóstol refuerza su declaración anterior, y lo hace de dos maneras:
En primer lugar, él subraya lo que ya estaba implícito en el versículo precedente, es decir, que lo que él consideraba pérdida en el momento de su conversión, aún sigue considerándolo así.
En segundo lugar, afirma que considera como un perjuicio, un detrimento, no solamente lo que se menciona en los vs. 5 y 6, sino también todo cuanto pudiera impedir una plena aceptación de Cristo y su justicia.
En el camino a Damasco Pablo aprendió a conocer a Jesús. Aunque ya había una amplia base para este conocimiento —tal como la preparación del apóstol en el Antiguo Testamento, los testimonios que había oído de labios de los mártires, el comportamiento de ellos en medio de la prueba. La profecía y el testimonio comenzaron a adquirir significado.
El apóstol había estado respirando amenazas y muerte contra la iglesia de Cristo, ¡contra Cristo mismo! Sí, él vio y oyó al verdadero Jesús del que tanto había oído hablar. Y lo vio y lo oyó como “Cristo Jesús”… “Señor”, nombre que es sobre todo nombre (Filipenses 2:9–11).
Todos somos «contadores».
Cada día tenemos que decidir cómo considerar muchas cosas. La buena educación, la riqueza, el talento especial, ¿es «ganancia» o es «pérdida»? Todo depende de cómo se utilicen.
Tales cosas pueden ser gran ganancia si …
Haga una lista de las muchas cosas que el mundo considera como gran «ganancia» pero en realidad son «pérdida». Explique ¿por qué?
v. 9. Confiamos en otra justicia
Lo que Pablo ganó queda expresado como primero, siendo “hallado en él”. Desea que su relación personal con Cristo no sea una experiencia meramente subjetiva; y segundo, poseyendo “la justicia que es de Dios por la fe” más bien que la de la ley. Compara la justicia legal con la justicia que es por la fe. En realidad Pablo está diciendo que no hay comparación posible.
- Una justicia que es la de Cristo.
La justicia que es “por” o “a través de” la fe en Cristo es atribuida a la persona que confía en Cristo para su salvación. - Una justicia que no es merecida por lo que el hombre haga, es decir, las obras de la ley.
La justicia que cuenta delante de Dios no es la que proviene del cumplimiento de la ley del Antiguo Testamento. “La paga del pecado es muerte.” (Romanos 6:23). Esta retribución es pagada a aquellos que la merecen. Mas la justicia de Dios es dada a quienes se esfuerzan por alcanzarla. Dios justifica al impío, que se arrepiente y cree, y por el impío murió Cristo (Romanos 4:5; 5:6; Tito 3:5). - Una justicia que se recibe por la fe
El Ungido de Dios es el objeto de esta fe sencilla (Juan 3:16; Romanos 1:16, 17; 3:21, 22; Gálatas 2:20; 3:22). Por la fe se apodera uno de la gracia; es la mano vacía que se extiende para recibir el don gratuito de Dios. Es decir, por una confianza en Dios y, por tanto, en su palabra, y que hace suya lo que El da. - Una justicia que procede de Dios
Esta justicia es provista por Dios y vale delante de Dios (Romanos 3:24, 25; 8:3; 2 Corintios 5:19). Su posesión y goce descansa en y está condicionada a la fe, fe que el hombre posee y ejerce, ciertamente (Juan 3:16), y por la que es plenamente responsable, pero que es dada, alimentada y recompensada por Dios (Efesios 2:8). - Una justicia que se esfuerza por la perfección espiritual.
Los hombres han inventado religiones, credos y ritos con el fin de resolver sus ansiedades espirituales. Tales esfuerzos han resultado inútiles. La justicia que necesitamos para nuestra salvación se encuentra en Cristo y ha sido dada a conocer en toda su eficacia mediante el mensaje del evangelio de la gracia a Dios.
El apóstol no deseaba solamente ganar a Cristo, sino encontrarse con él. Los versículos 9,10 y 11 expresan los deseos de Pablo.
“ser hallado en Cristo”
- No era un discípulo secreto o alguien que ocultara su fe del mundo.
- Él quería que cualquier persona que investigara su vida, supiera que él estaba siguiendo el camino correcto. “no teniendo mi propia justicia”
El otro asunto era que él quería que aquellos que le encontraran se dieran cuenta de que su justicia no era en base a mandamientos de la ley, que él no era justo por cumplir una larga lista de mandamientos contenidos en la ley, Gálatas 3:12
Su justicia dependía de aquello que se le dio a través de la fe.
Haga un contraste entre las dos clases de justicia descritas en el versículo 9: | |
mi propia justicia | |
la justicia de Cristo |
v. 10. Pablo quiere vivir en el conocimiento de Cristo, es decir, ser identificado con el Cristo crucificado y resucitado (Romanos 6:1–4). Esto significa conocer “el poder de su resurrección” en una experiencia diaria (Romanos 8:10-11; 2 Corintios 4:10-11; Efesios 1:19-20). En las Escrituras se usa la palabra “conocer” en diferentes formas. Este versículo lleva la idea de conocer íntimamente por experiencia y por asociación (Jeremías 9:23-24; Juan17:3; Efesios 4:13). Otras veces se refiere a aprobar (Mateo 7:23).
Con la expresión “y participar en sus padecimientos” significa poner fin a la vida egocéntrica que para nosotros es natural, y estar dispuesto a encarar la dificultad y padecimiento que el evangelio de salvación pueda acarrear (2 Corintios 4:7–12; Gálatas 6:17; Colosenses 1:24-25). Estas dos realidades deben permanecer siempre juntas en toda vida cristiana y genuina.
La resurrección de Cristo es lo que motiva a los cristianos a tener una predicación, que no es vana, y nos ayuda a tener una esperanza de vida eterna (1 Corintios 15). La resurrección de Cristo es la diferencia de las demás religiones (Hechos 26:6; 23:6; 1 Corintios 15:1-58).
Pablo esperaba poder resucitar de los muertos algún día. Las Escrituras hablan de esta resurrección, la cual se llevará a cabo cuando Cristo regrese por segunda vez (Juan 5:28- 29). Pablo tenía en mente la resurrección de los justos y por esta resurrección el esperaba. Pablo reconocía que la fidelidad era esencial para poder experimentar la resurrección de los justos, y por esto el tiene en mente la frase “Si en alguna manera llegase a la resurrección de los muertos” El sabe que puede perder su salvación si no es fiel (1 Corintios 9:27). Nosotros también debemos desear la resurrección de los justos. Por lo tanto, seamos fieles al Señor y Su voluntad para que no perdamos nuestra salvación.
v. 11. El apóstol no está dando una nota de inseguridad y pesimismo con respecto de la resurrección futura (“si es que…” – no una condición sino una eventualidad – “si en alguna manera”). Nunca se sintió inseguro en cuanto a que era un hijo de Dios, aceptado por él (Romanos 8:15–17; Gálatas 4:6, 7), sin embargo, nunca fue complaciente o presuntuoso. La fe debe perseverar hasta el fin (Marcos 13:13; Hebreos 3:14). Deberíamos leer las palabras de Pablo aquí como una expresión no de duda, sino de humildad.
Estas palabras hacen más expresivo el intenso anhelo y esfuerzo de Pablo por ser elevado totalmente sobre el pecado y el egoísmo, para ser un medio más eficaz para la salvación de los hombres, para la gloria de Dios. Esta es su meta ahora.
Sin embargo, la perfección absoluta y espiritual de todo su ser no la alcanzará plenamente hasta el día glorioso de la Venida de Cristo, cuando en cuerpo y alma glorificará a Dios en Cristo eternamente y gozará de todas las bendiciones de la comunión con él y con todos los santos en el nuevo cielo y en la nueva tierra. Esta será la magnánima recompensa, el premio que aguarda a cuantos buscan la perfección en esta vida. Tal es la enseñanza del apóstol, no solamente aquí sino en muchos otros pasajes.
Un punto de reflexión
La resurrección es segura. Los eventos intervinientes son inciertos. Nosotros no sabemos ni cuántos días nos quedan en la tierra ni lo que contienen esos días, pero sí sabemos que, sean muchos o sean pocos, tranquilos o duros, al final de ellos está la gloria, la resurrección de los muertos. Por lo tanto, Pablo se anima y nos anima a lo largo del sendero que conduce a ser semejantes a Cristo.
3:12-16. Siguiendo hacia la meta
Parece que había en Filipos “creyentes” que pensaban que habían alcanzado ya el ideal cristiano de la perfección, que ya habían “llegado”. Los versículos 12-14 aluden a las carreras del anfiteatro. Pablo es el corredor. En ellos encontramos (1) su estado de ánimo (2) perseverancia (3) meta (4) galardón.
“olvidando ciertamente lo que queda atrás” (v. 13) – Puede estar refiriéndose a su vida antes de ser cristiano o a su experiencia desde que conoció al Señor hasta el momento de escribir la epístola.
“extendiéndome a lo que está delante” (v. 13) – Es un corredor que se estira hacia la cinta. Describe que sus ojos no se concentran nada más que en la meta.
La salvación del creyente tiene un doble aspecto:
- La persona al aceptar a Cristo y unirse a él por el bautismo y reconocerle como su Salvador, es “santificada”, separada para el servicio de Dios.
- A medida que su vida transcurre, se va configurando conforme a la imagen de Cristo santificado.
Pablo reconoció el llamado hecho a los cristianos de aspirar a los niveles más altos (2:15; Efesios 4:13–16), como Jesús mismo dijo: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48), pero nunca pretendió haber alcanzado tal perfección.
Pablo, mejor que nadie, podía profesar una madurez y perfección espiritual ya que fue una persona de oración (1 Tesalonicenses 5:17-23), una persona que estaba dispuesta a morir por su Salvador (Hechos 21:13), una persona de un ejemplo intachable (1 Corintios 11:1), una persona de convicción (2 Timoteo 1:12), pero aun así, no profesó esto para sí mismo. ¡Un gran ejemplo de humildad por parte de este gran apóstol! La frase “por ver si logro” implica que Pablo reconocía que podía perder su salvación si no se ocupaba en ella con temor y temblor (1 Corintios 9:27; Filipenses 2:12).
v. 12. El “no que” con el que comienza esta frase es un modismo griego que hace referencia a algo previamente dicho.5 Hasta aquí, Pablo ha declarado que ha dejado atrás su pasado religioso para poder “ganar a Cristo y ser hallado en El”. La meta de todos es conocer a Cristo, que en el presente significa experimentar el poder de la resurrección de Cristo mientras uno participa en sus padecimientos.
“ni que ya sea perfecto”; v. 15. “todos los que somos perfectos” Barclay nos ayuda a entender mejor el significado de la palabra “perfecto” (griego: téleios). Quiere decir “completamente desarrollado” para distinguirlo de subdesarrollado; por ejemplo, un hombre plenamente desarrollado en contraposición a un joven desarrollado. Se usa también con el sentido de “maduro de mente”, y por tanto quiere decir “uno que está cualificado en una materia” como opuesto a un mero aprendiz.
Pablo tenía el propósito de ver realizado en su vida el plan de Dios y llegar a la completa consumación de la obra que Cristo puso en sus manos cuando se le apareció en el camino de Damasco. Estaba en el camino correcto (Juan 14:6; Mateo 7:13,14; Hechos 24:14), sin embargo estaba consciente de su frágil naturaleza humana (1 Corintios 9:27; 10:13). Siempre sirvió a Dios con limpia conciencia (Hechos 23:1; 24:16; 2 Corintios 1:12). El nos enseña que debemos seguir corriendo de esta manera hasta el final de la carrera, que debemos seguir luchando hasta que termine la batalla.
Si Pablo, quien era tan fiel y soportó tanto por el Señor, no podía «descansar», ¡cuánto menos nosotros!
Apuntes del v. 12.
“No que lo haya alcanzado…” Pablo muestra actitudes que lo distinguen de los falsos maestros que se gloriaban de ser judíos. Tenía una meta bien establecida vs. 9-11, además él no se sentía perfecto o completo v. 13, aun y practicando la justicia que viene por la fe v. 9. Esto era algo que él deseaba v. 11
“ni que ya sea perfecto” Significa maduro en la mente, ser completo. No lleva la idea de sin pecado absoluto; aunque Pablo no era ningún jovencito, ya era maduro en edad. La idea es que Dios y Cristo mantienen nuestras vidas y las dirigen a ciertas sendas y metas. Consideremos lo siguiente:
a). En estos casos la voluntad humana y el esfuerzo humano tienen que cooperar con la dirección divina, o de lo contrario el resultado es que toda obra y esfuerzo se queda sin llevarse a cabo.
b). Notemos algunos ejemplos, Moisés Éxodo 3:10,4:10-11; Jeremías 1:4-10; Juan el Bautista, Lucas 1:15-17 y el mismo apóstol Pablo, Hechos 26:19; Gálatas 1:15-16.
Dios quiere guiarnos a servirle porque él ha marcado una meta, pero si nosotros no aceptamos su dirección por no querer servirle, nuestros propósitos en la vida no se cumplen.
Dos aspectos para la vida modelada según el dechado apostólico:
- Vs. 13-14 Una vida que descansa sobre grandes certezas, en particular las verdades permanentes de la cruz (vs. 18-19)
- la venida (vs. 20-21) del Señor.
Es una vida de consagración y convicción.
vs. 13-14. Otra vez la palabra que denota afecto es “hermanos” (y hermanas). Pablo enfatiza lo que había dicho anteriormente “yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado”. Parece que se está refiriendo a la ganancia final de Cristo, que los hermanos y hermanas no pierdan la “expectación ansiosa” de la venida de Cristo (v. 20) en medio de la oposición y las dificultades presentes. Lo ideal sería que ningún cristiano pecara, pero en la práctica no es así. «pero una cosa hago» es una expresión que pone énfasis en el pensamiento presentado. Compárense:
- Juan 9:25 («una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo»);
- Lucas 10:42 («una sola cosa es necesaria»);
- Salmo 37:4 («una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré»).
«olvidando ciertamente lo que queda atrás». Es probable que en este contexto se refiera a las ventajas que tenía en el judaísmo (vs. 4-6), pero bien puede abarcar cualquier cosa en la vida pasada que pudiera obstaculizarle en la carrera, sean desalientos, persecuciones o triunfos.
No podemos vivir en el pasado. La meta es a futuro. Estaba resuelto a no dejar que nada le distrajera. No es posible correr hacia adelante si miramos hacia atrás. «El mirar atrás resultará por cierto en ir atrás” (Lucas 9:62). Así, la mujer de Lot (Lucas 17:32). Si al remar contra la corriente dejamos de manejar los remos, somos llevados para atrás… «Di a los hijos de Israel que marchen adelante» (Éxodo 14:15)» (Jamieson, Fausset, Brown).
«extendiéndome a lo que está delante». El que corre en el estadio va dirigiéndose hacia la meta, literalmente inclinando su cuerpo «a lo que está delante». Significa gran empeño. Hay un premio a alcanzar, aunque no estamos seguros si Pablo consideraba el premio como Cristo mismo (v. 8), el llamado de Dios a una vida superior, o una “corona de vida” (Santiago 1:12; cf. 1 Corintios 9:25), el regalo de la gracia de Dios a aquellos que perseveran fielmente en su llamamiento hasta el final.
Metáforas y su significado |
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perros | |
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corona |
La idea principal de Pablo no es solo el hecho de ganar, sino de moldear, estimular y de formar al atleta, que corre para ganar. La analogía tiene tres partes:
- El corredor mantiene su mirada puesta en la meta (no se distrae al ver a los otros corredores. ¡Es fácil ser distraído!
- La proposición “extendiéndome…hacia la meta”. No se trata de la resurrección en sí, sino la conclusión que esa meta trae – la gloria final con Cristo.
- La meta es obtener “el premio”. Para Pablo no se trata de una mera corona. Su premio es de un valor insuperable: ganar a Cristo completa y plenamente.
El “llamamiento”:
- Dios ha llamado” para sí a Pablo, lo cual culminará en la gloria;
- El llamamiento que comenzó en su conversión es “celestial”;
- El llamamiento de Dios encontró su lugar histórico y experiencia “en Cristo”;
- Al final de la carrera, Pablo obtendrá el premio, la evidencia tangible de que ha alcanzado el objetivo del llamamiento de Dios.
Comienza como un llamamiento a la comunión con su Hijo (1 Corintios 1:9), por tanto un llamamiento a “ser santos”, y así unido a su pueblo que está destinado para la gloria.
Se nota la palabra final del v. 12 es “Cristo Jesús”. También al final del v. 14 el llamamiento de Dios sucedió “en Cristo Jesús”. Es decir en su muerte y resurrección que el camino a Dios de aquel que confía, por tanto, vive “en Cristo Jesús”.
¿Hay alguna diferencia real entre meta y premio? Hendriksen explica: “En cierto sentido son una misma cosa. Ambos indican a Cristo, la perfección en él. Sin embargo, la meta y el premio representan diferentes aspectos de la misma perfección, según veremos a continuación:
a. Cuando esta perfección es llamada meta, se le considera entonces como el objetivo del esfuerzo humano. Y cuando es llamada premio, como el don de la gracia soberana de Dios. Dios da la vida eterna a los que aceptan a Cristo por una fe viva (Juan 3:16). El otorga perfección a los que se esfuerzan por obtenerlo. Aunque sea verdad que el creer y el esforzarse dependen por completo de la gracia de Dios desde el principio hasta el fin, no obstante nos toca a nosotros abrazar a Cristo y la salvación en él. Somos nosotros quienes debemos esforzarnos por entrar. ¡Dios no cree ni se esfuerza por nosotros!
b. La meta absorbe la atención en la carrera que se está corriendo o que fue corrida; el premio lo fija en la gloria que comenzará en el nuevo cielo y en la nueva tierra. Así, el traer los pecadores a Cristo, haciéndolo con perfecta devoción, pertenece a la meta. La perfecta comunión con los que son salvos, en y después del día de la gran consumación, pertenece al premio. Por consiguiente, se puede distinguir entre meta y premio, como Pablo hace aquí y, por implicación, en 2 Timoteo 4:7, 8. Con este glorioso premio en su mente —las bendiciones de la vida eterna; tales como la sabiduría, el gozo, la santidad, la paz, la comunión, todo en perfección, todo disfrutado a la gloria de Dios, en un maravilloso universo restaurado, y en compañía de Cristo y de todos los santos— Pablo prosigue hacia la meta.”
v. 15. «Así que, todos los que somos perfectos». En 3:12 Pablo dice «ni que ya sea perfecto». No era perfecto en el sentido absoluto de vivir sin pecar. Pero en el v.15 lo usa para indicar la madurez. Se refiere a los que están desarrollados espiritualmente, los que son maduros y capacitados para discernir entre el bien y el mal (Hebreos 5:14).
Los “perfectos” (maduros) ya no son «niños» (1 Corintios 14:20; Efesios 4:13). Nuestro amor debe ser perfecto como el amor del Padre (Mateo 5:48); es decir, debemos imitar a Dios en amar a todos, y no solamente a los que nos aman (Mateo 5:44-47). «esto mismo sintamos;» que todos tengan la misma actitud de Pablo expresada en los vs. 7-14.
¿Deseamos, junto con los filipenses, recibir el premio? Entonces, “sintamos” ¡nótese la discreta forma de expresarse en plural! Aún estamos muy lejos de la meta de la suprema perfección moral y espiritual, esforcémonos con ardor y procuremos continuamente llegar a ella. ¿No somos “maduros”? Dejemos, pues, atrás la pueril idea de alcanzar la perfección por medio de la rígida observancia de la ley, y sea nuestra disposición en Cristo para buscar más elevadas cimas.
Pero si esta regla es excelente y necesaria, su exacta aplicación en todas las fases de la vida no siempre se ve inmediatamente con la misma claridad. Por esto, Pablo continúa: “si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios”. Si los filipenses abrazaran la norma trazada, mas con respecto a tal o cual punto menos importante su modo de pensar fuera deficiente, Dios revelará a sus corazones y mentes la verdad sobre el particular (Salmo 25:14; Mateo 7:7; Lucas 19:26; Juan 7:17; 16:13).
Sea “perfecto”
De las explicaciones que se han dado acerca del sentido de “perfecto” en el uso que aquí se le da, la mejor parece ser la que considera el término en su significado de maduro, completamente desarrollado, esto es con respecto al conocimiento del camino de la salvación1. He aquí los significados probables según lo emplea Pablo: |
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1 Corintios 2:6 | madurez, pleno desarrollo, | en contraste con niños
(1 Corintios 3:1) |
1 Corintios 13:10 | la totalidad, la plenitud, | en contraste con “en parte”
(1 Corintios 13:9) |
1 Corintios 14:20 | maduros, crecidos, mayores de edad: “Sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar”. | |
Efesios 4:13 | madurez, plenitud | |
Colosenses 1:28 | perfectos o completos | |
Colosenses 4:12 | perfectos, completos, maduros |
v.16. Pablo instó a los filipenses a que vivieran a la altura de lo que ya habían alcanzado. Esos creyentes ya habían crecido en su vida cristiana, y Pablo los exhortó para que continuaran así hasta el final. Nosotros también debemos vivir conforme a Cristo que está dentro de nosotros, y debemos hacer todo aquello que agrada a Dios. Si estos principios son aplicados por la luz de la revelación especial de Dios por la Palabra, lo demás viene por añadidura. Dios no rehusará dar más luz al que anda en la luz que ya ha recibido.
Dijo Jesús (Juan 7:17), «El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta»; es decir, todo depende de la actitud de los oyentes. «Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada» (Santiago 1:5).
3:17-19. Enemigos de la cruz
v. 17. Profundamente conmovido por lo que va a escribir, Pablo se dirige a los filipenses con el afectuoso apelativo “hermanos“ (1:12, 14; 3:1, 13; 4:1, 8, 21). Aquí, como en otros lugares de sus cartas (1 Corintios 4:16; 11:1; 1 Tesalonicenses 1:6; 2:10; 2 Tesalonicenses 3:7, 9), Pablo habla de su propio ejemplo como uno que se debe seguir. Esto podría parecer presuntuoso, pero necesitamos comprender que antes de haber un Nuevo Testamento para uso de los cristianos, era vital que hubiese modelos dignos de seguir. Era tan necesario para Pablo vivir la clase de vida cristiana digna de ser imitada por otros como el predicar un evangelio puro en el cual creer.
J. B. Phillips parafrasea este versículo: “… Dejen que sea mi ejemplo la norma por la cual puedan verse quienes son los verdaderos cristianos entre aquellos que están con ustedes…” Es diferente de la frase que muchas veces oímos: “No hagáis lo que hago yo, sino lo que yo os digo.”
La idea de “imitar” al maestro deja ver la herencia judía de Pablo donde el alumno no solamente aprendía recibiendo instrucción sino “poniendo en práctica” el ejemplo del maestro. Así, el que “imita” interioriza y vive el modelo presentado por el maestro. “Imitar” a Pablo se da porque “yo imito a Cristo” (de forma explícita en 1 Corintios 11:1; 1 Tesalonicenses 1:6)
Nuestra situación no es exactamente igual hoy en día, puesto que el Nuevo Testamento es la guía básica para el andar cristiano, pero todavía es el caso (como Pablo lo indica en 2 Corintios 3:1–3) que el creyente es llamado a ser como una “carta” de Cristo, “conocida y leída por todos”, incluyendo a muchos que no se volverían a las Escrituras.
Imitadores Las dos primeras veces que la idea de imitar a Pablo aparece en esta carta a los filipenses están en 1:30 y 2:18. Apunte el contexto y contraste con las condiciones en las cuales nos encontramos. |
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1:30 |
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2:18 |
“y mirad a los que así conducen” ¿Quiénes son estas personas? No sabemos, pero nos prepara para ver el contraste que hace entre ellos y aquellos que describe en los vs. 18-19.
v. 18. Pablo vuelve a pensar en otros dentro (¿?) de la comunidad de la iglesia cristiana cuyas vidas sólo puede contemplar con pena y dolor. Parece que existió un grupo de gente, hipócrita y mentirosa, de quien Pablo escribe eran “enemigos de la cruz de Cristo”. En vez de aceptar la senda de la auto-negación en el discipulado, habían hecho de sus propios apetitos físicos “su dios”, se jactaban de lo que en realidad era vergonzoso, y ponían sus mentes “en lo terrenal”.
Movido por su gran amor por los filipenses, el apóstol llora realmente cuando piensa que estos “enemigos de la cruz” están intentando seducir a los miembros de la primera iglesia establecida en Europa. Uno de los secretos del éxito de Pablo como misionero era su interés genuino y personal por aquellos que el Señor había confiado a su cuidado espiritual. Este amor era tan real y tierno, que las entrañas de su corazón se conmovían cuando veía que los amenazaba algún peligro. El apóstol no sólo era un hombre de agudo discernimiento e inquebrantable decisión, sino también de ardiente y arrebatador afecto.
Pablo dice “andan muchos de los cuales os dije muchas veces”. Es una combinación que sugiere que ¿está hablando de gente relacionada con la comunidad cristiana, pero fuera de Filipos? Fee explica: “Si Pablo estuviera pensando en gente de la misma comunidad filipense, no habría hablado en tercera persona ni habría usado la expresión “muchos”. Cuando el apóstol se refiere a un grupo dentro de la comunidad que no va al paso a los demás, usa (generalmente en plural) el pronombre indefinido “algunos (de vosotros)”.”
Siendo “enemigos de la cruz de Cristo” Para Pablo, “la cruz” es el medio que Dios ha elegido para redimirnos. Haga un resumen de la siguiente cita que identifica “la cruz” como contrario de la sabiduría humana y el poder humano. |
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1 Corintios 1:17-25 |
v. 19. Haciendo una especie de juego de palabras con “perfecto” (o completo) (v. 12) y “perfectos” (o maduros) (v. 15), Pablo habla sobre el resultado final de los “enemigos de la cruz”. Quiere decir que en lugar de encontrar en la cruz tanto su salvación como su estilo de vida, estaban en un camino que podría conducirles sólo a la destrucción.
Aquí tenemos un enemigo descrito en términos que difieren de los empleados en el v. 2 de este capítulo. Pablo no habla ahora de los perros, de los malos obreros, o de la mutilación, sino de personas que él considera “enemigos de la cruz de Cristo, cuyo fin será la perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria está en su vergüenza, que sólo piensan en lo terrenal”. Es conveniente responder a la siguiente pregunta: “¿Quiénes son estos peligrosos herejes?”
Habiendo referido a éstos como “enemigos de la cruz de Cristo”, el apóstol pronuncia una cuádruple acusación:
- Describe su fin como perdición;
- Su “dios es el vientre” (Esta misma descripción se da de los que siembran la discordia – Romanos 16:18);
- Su “gloria es su vergüenza”, esto es, su desvergonzada conducta es motivo de orgullo para ellos;
- Solo “piensan en lo terrenal”, viven sólo para las cosas de esta vida.
Varias son las sugerencias: ¿Se aplica a los judaizantes o los gnósticos que tendían a eliminar las restricciones morales? La transición de la amonestación contra los legalistas (vs. 4 -14) a la amonestación contra los libertinos (vs. 17–19) es, después de todo, bastante natural. La encontramos también en Gálatas (Gálatas 5:1 con 5:13). La pecaminosa naturaleza humana es propensa a saltar de un extremo a otro. Apenas ha llegado la persona a darse cuenta de que no debe “someterse otra vez al yugo (judaizante) de esclavitud”, enseguida empieza a usar su nueva libertad como “una oportunidad para la carne”.
Como podemos ver, la amenaza está aún presente para los cristianos y la descripción es bien clara inclusive cuando los nombres no aparezcan.
- “El fin de ellos será la perdición” – Es suficiente saber que su fin último es una separación de Dios, eterna y irreversible. Para Pablo, ¡la meta y el éxito de la vida apostólica es muy diferente!
- “Su dios es el vientre” – No reconocen ninguna necesidad ni autoridad fuera de su satisfacción personal. Sus apetitos dictaminan su forma de vida. La advertencia es en contra del pecado fundamental de gratificar el yo. En un cristiano la tentación puede ser hacia un pecado sexual, en otro hacia la murmuración, en otros hacia quedarse en la cama.
- su gloria es su vergüenza” – Es la inversión de las normas morales. Su escala de valores justifica como admisibles, cosas que deberían condenar. Aquí está el sendero descendiente, y aquellos que andan en el son enemigos de la cruz de Cristo. Pablo estaba completamente absorto en “gloriarse en Cristo Jesús”.
- “sólo piensan en lo terrenal” – Están ligados a la tierra y limitados por los horizontes de este mundo. En el mismo centro de su ser, en donde sus vidas encuentran su dirección, en donde se forman las actitudes y tendencias que en consecuencia influirán en las decisiones y regirán las preferencias y las aversiones, en ese centro vital, el mundo y sus caminos son el objeto de la atención total. La mente está puesta en lo terrenal.
Cuando contemplamos a aquel que murió en la cruz, vemos encarnados allí los valores directamente opuestos a, y enemigos de, aquellos contra quienes nos advierte Pablo en v. 19. En Getsemaní, y durante toda su vida, nuestro Señor se negó a sí mismo. En todo esto tenía la mente celestial que estudiamos en 2:5-8. Es la determinación de obedecer a Dios y amar a los pecadores, cualquiera que fuera el costo para El.
Aquí tenemos el resumen de un autor que a mí me anima mucho lo que escribe: “El caminar cristiano, a pesar de ser imperfecto y vacilante, es muy distinto de la vida del mundano que no conoce nada de la gracia de Dios, y cuyo curso es constantemente descendente, y no ascendente. A pesar de que la perfección completa no se cumple en este mundo, los cristianos pueden conocer y gozarse en una medida de progreso espiritual, crecimiento en gracia, y un sentido de valores espirituales que ve a través del vacío brillo de este mundo y contempla los valores eternos y verdaderos de la voluntad de Dios. Hay verdadero triunfo en Cristo.”
3:20-21. Esperamos al Salvador
v. 20. El pensamiento de aquellos cuyas vidas están dominadas por el deseo de las cosas terrenales lleva al Apóstol a decir que los verdaderos cristianos saben que su vida y su “ciudadanía” están ahora “en los cielos”. Esa era una figura que los filipenses podían entender.
Filipos era una colonia romana. En tales lugares, los ciudadanos eran mayormente soldados, que se habían licenciado después de cumplir los veintiún años de servicio, a quienes Roma recompensaba con la ciudadanía. La característica principal de estas colonias era que, dondequiera que estuvieran, eran auténticas réplicas de Roma. Su forma de vida en general era similar a la de los habitantes de la mismísima Roma. Los Filipenses tenían que recordar que su conducta debe corresponder a la ciudadanía de Cielo.
Pablo se centra en primer lugar en la venida de Cristo como el Señor y Salvador. El verbo “esperamos” expresa una profunda ansiedad y grandes expectativas. Hermanos y hermanas ¿tenemos el mismo sentir? Si la respuesta es “Si, ciertamente”, ¿cómo se manifiesta en nuestro comportamiento, conversación, relación con la congregación, esfuerzos en la predicación y la asistencia a las reuniones? El verbo sugiere tener un ojo apartado de todo y concentrado en mirar un solo objeto.
Mirando hacia adelante podemos ver muchas cosas. Escriba lo que anticipa, espera o le sorprende al leer las frases de abajo. Ponga sus ideas en el espacio al lado de cada frase: |
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La liberación al fin | |
La reunión con los grande de la antigüedad | |
El encuentro con los amados | |
El significado del Reino | |
El ver el rostro del Cordero que está en medio del trono | |
Estar siempre con el Señor Jesucristo |
Aquí, en este mundo, somos peregrinos y extranjeros (Hebreos 13:14; 1 Pedro 2:11). Los demás («cuyo dios es el vientre») no tienen ciudadanía celestial; solamente viven para el tiempo presente.
Pablo no nos ofrece fechas sobre el regreso de Cristo. Es un acontecimiento único, motivo por el cual el cristiano debe estar preparándose constantemente. Pero nada puede impedir que ocurra en el momento en que Dios haya dispuesto para que suceda.
Algunos hacen burla de esta bendita promesa de la venida de Cristo (2 Pedro 3:4), pero para el cristiano es el ancla del alma (Hebreos 6:19), el consuelo vital (1 Tesalonicenses 4:13-18) que lo sostiene. Cristo prometió volver (Juan 14:1-3); los ángeles dijeron que «vendrá como le habéis visto ir al cielo» (Hechos 1:11). El libro final de la Biblia (Apocalipsis) principia y termina con esta promesa: 1:7, «He aquí viene con las nubes, y todo ojo le verá» y 22:20, «Ciertamente vengo en breve».
v. 21. La venida de Cristo significará la transformación de “nuestro cuerpo mortal en un cuerpo glorioso semejante al suyo” (1 Juan 3:2; 2 Corintios 4:16–5:4;) por el poder de Dios, cuya obra no tiene limitación ni impedimento. El cuerpo que tenemos no es despreciable, pero es un signo de nuestra condición “humillada”. Ahora nuestros cuerpos están sujetos al dolor, sufrimiento y debilidad; pero luego serán levantados inmortales e imperecederos (1 Corintios 15:35–54).
La palabra “humillación” no significa algo horrible o malo. Quiere decir sujeta a un cambio y corrupción, debilidad, enfermedad y muerte, en otras palabras, perecedero. Hoy día, mucha gente, descontenta con la condición de su cuerpo, lo está reconstruyendo de una u otra manera. Podríamos decir, remodelándolo. Su meta es tener un cuerpo hermoso, pero ese cuerpo perecerá aquí en la tierra. No importa cuánto dinero o tiempo invierta en él, nunca será perfecto. En contraste, ¿cómo será creado nuestro cuerpo celestial?
El mismo futuro les espera a los que son suyos, que es la principal preocupación de Pablo. Nuestra situación actual la ha explicado en 1:29-30, y mencionado en 2:17 es “sufrir por causa de Cristo”. Pero podemos “regocijarnos en el Señor” en medio de ese sufrimiento (2:18; 3:1; 4:4) porque podemos soportarlo por “el poder de la resurrección” (3:10), resurrección que, al mismo tiempo, garantiza nuestro futuro seguro. Comenta Fee13 ¡Y por eso, la carrera de los vs. 12-14 merece la pena!
Un punto de reflexión
Piense por un momento en cuanto al efecto que debería tener nuestra ciudadanía celestial sobre nuestra vida. De qué manera debería afectar:
a. nuestros valores
b. nuestras creencias
c. nuestras decisiones en nuestro estilo de vida
Un resumen
Este capítulo presenta a Pablo como quien observa su propia carrera en el atrio de la vida, desde el principio hasta el fin. Para participar en ella se tiene que deshacer de todos los lazos mundanos, inclusive de los religiosos, que no concuerdan con la verdad en Cristo, reputando todas las cosas como pérdida para ganar a Cristo, el premio.
Es preciso proseguir adelante, nunca mirando hacia atrás, hasta el fin, hasta terminar la carrera. Se describe el premio como la «manifestación» de Jesús y la «transformación» de nuestro cuerpo. Con razón nos dice Hebreos 12:1-2, «despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe».
Un diálogo con un compañero
Organice sus pensamientos sobre aspecto que haya aprendido a través del estudio del capítulo 3 acerca de la importancia de:
a. seguir un ejemplo piadoso
b. ser un ejemplo piadoso
¿De qué manera le anima Filipenses 3:20,21 a aplicar Filipenses 3:14 en su vida diariamente?
Unas lecciones prácticas del capítulo 3
- En ocasiones es importante repetir las enseñanzas bíblicas (3:1)
- Dios debe de ser el primero y arriba de todas las demás cosas (3:8)
- Hay que ser imitadores de Pablo (1 Corintios 11:1; 3:17)
- Nuestra “ciudadanía” está ahora “en los cielos” (3:20).
Preguntas del capítulo 3 para investigar
- ¿Cuál es la exhortación de Pablo al inicio del capítulo?
- ¿Cuál es la fuente del regocijo del cristiano?
- ¿A qué “perros” se está refiriendo Pablo y por qué?
- ¿Por qué los filipenses se deberían de cuidar de estas personas?
- Explique la palabra “concisión” y relaciónela con la circuncisión.
- ¿Qué gente es la verdadera circuncisión de este tiempo?
- ¿Por qué Pablo diría que el cristiano no confía en la carne?
- ¿De qué tribu era descendiente Pablo?
- Describa la frase, “hebreo de hebreos”.
- ¿Cómo consideraba Pablo todas sus ventajas bajo la ley de Moisés?
- ¿Qué abarca el conocer el poder y resurrección de Cristo y cuándo se conoce este poder?
- ¿Por qué decidió Pablo participar de este sufrimiento?
- ¿Por qué se esforzaba Pablo en llegar a la resurrección de los muertos?
- ¿En quién deberían de fijarse los filipenses?
- ¿En qué sentido la cruz de Cristo era causa de tropiezo de muchos?
- ¿En dónde está nuestra “ciudadanía”?
- ¿Qué es lo que Cristo va a hacer con nuestro cuerpo?
- ¿Cuándo será posible esto?