Hemos hablado de la creación como la supuesta estructura del relato del evangelio de Juan. Del primer capítulo de Génesis aprendemos de los días de la creación:

Primer día

Luz (así que hubo luz y oscuridad)

Segundo día

Cielo y agua (se separaron las aguas)

Tercer día

Mar y tierra (se juntaron las aguas); vegetación

Cuarto día

Sol, luna y estrellas (para regir sobre el día y la noche, para dar origen a las estaciones, señalar los días y los años)

Quinto día

Peces y aves (para llenar las aguas y el cielo)

Sexto día

Animales (para llenar la tierra). Hombre y mujer (para cuidar la tierra y tener comunión con Dios)

Séptimo día

Dios descansó y declaró que todo lo que había hecho era muy bueno

El paralelo en la obra creadora de Dios entre los primeros tres días y los siguientes tres días llega a ser más claro. En el primer día, fue creada la luz, en el día cuarto, las lumbreras celestiales; en el día segundo, el cielo y los océanos, en el día quinto, las aves y los peces. Por eso reorganizamos los seis días así:

Primer día

Luz (así que hubo luz y oscuridad)

Cuarto día

Sol, luna y estrellas (para regir sobre el día y la noche, para dar origen a las estaciones, señalar los días y los años)

Segundo día

Cielo y agua (se separaron las aguas)

Quinto día

Peces y aves (para llenar las aguas y el cielo)

Tercer día

Mar y tierra (se juntaron las aguas); vegetación

Sexto día

Animales (para llenar la tierra). Hombre y mujer (para cuidar la tierra y tener comunión con Dios)

Séptimo día: Dios descansó y declaró que todo lo que había hecho era muy bueno

Un cuadro pintado por Mary Redman Emerson que representa los 7 días de la creación.
[Las tinieblas – la mano izquierda hacia el día de reposo – la mano derecha]

Ahora es necesario hacer observaciones acerca de estos dos ciclos.

 

Ciclo 1:

  • El primer día de la creación empezó con la creación de la luz. Es el componente único. El oscuro mundo fue iluminado cuando Dios dijo: Sea la luz. Luz es la primera “palabra clave” de la lista de las cinco palabras en el evangelio de Juan.
  • Luego el segundo día menciona la separación de las aguas. ¡Esta también es otra “palabra clave” de Juan!
  • Aun más importante para la humanidad fue la provisión, en el tercer día, de tierra seca, en la cual se podía vivir en ella, y crecer plantas para sustentar la vida (Génesis 1:29–30). La variedad de plantas (11, 12) da testimonio del poder organizador de Dios. De las plantas tenemos comida y la coincidencia fascinante es que precisamente aparece la palabra “pan” en la tabla de Juan.

 

Ciclo 2

  • Con la creación de las lumbreras celestiales (cuarto día) empezamos el segundo ciclo del modelo de la creación. Otra vez nuestra atención está dirigida hacia los cielos. Una prueba aun más poderosa del poder creativo de Dios, y siempre pertinente para la existencia humana, son el sol, la luna y las estrellas. Notamos lo que Dios dijo en Génesis 1:14-18

“Dijo luego Dios: «Haya lumbreras en el firmamento de los cielos para separar el día de la noche, que sirvan de señales para las estaciones, los días y los años, y sean por lumbreras en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra». Y fue así. E hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para que señoreara en el día, y la lumbrera menor para que señoreara en la noche; e hizo también las estrellas. Las puso Dios en el firmamento de los cielos para alumbrar sobre la tierra, señorear en el día y en la noche y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno.

Algo interesante de estos versículos es la obra de las lumbreras celestiales – “para señorear” (La Biblia de Jerusalén – “dominar”; La Nueva Versión Internacional – “gobernar”). Entonces, este cuarto día subraya dos conceptos que encontramos en Juan, las palabras luz (lumbreras) y juicio (dominar, señorear).

  • La creación de los pájaros y los peces en el quinto día es difícil buscar una concordancia con nuestro esquema de Juan. Sin embargo identificamos uno de los caracteres en este día de la creación – “los grandes monstruos marinos” (Génesis 1:21). La palabra hebrea para esta palabra es “tannín”. En Éxodo 7:9-10 esta misma palabra ha sido traducida – “culebra” (La Biblia de Jerusalén – “serpiente”). ¡Sabemos que la serpiente tiene un carácter significativo en la narración de la Biblia! Recomendamos prudencia.La serpiente en Génesis 3:14 era presumiblemente una criatura terrestre. La palabra para serpiente en Génesis 3:1 es una palabra diferente en hebreo – “nakjásh”.

Número de Strong (H8577) tannín o tanním; monstruo marino o terrestre: serpiente marina o chacal:-chacal, culebra, dragón, monstruo marino, serpiente.
Número de Strong (H5175)ׁ nakjásh; serpiente (por su siseo):- áspid, culebra, serpiente, víbora.

Terrestre

Marino

Jeremías 9:11

«Reduciré a Jerusalén a un montón de ruinas, a una guarida de chacales (tannín),

y convertiré las ciudades de Judá en una desolación

donde no quede un solo morador».

Salmo

74:12-13

Pero Dios es mi rey desde tiempo antiguo;

el que obra salvación en medio de la tierra.

Dividiste el mar con tu poder; quebraste cabezas de monstruos (tannín) en las aguas.”

Proverbios 30:18-19

Tres cosas me son ocultas, y una cuarta tampoco conozco: el rastro del águila en el aire, el rastro de la culebra (nakjásh) sobre la peña, el rastro de la nave en medio del mar y el rastro del hombre en la muchacha.”

Amós 9:3

Si se esconden en la cumbre del Carmelo,

allí los buscaré y los tomaré; y aunque de delante de mis ojos

se escondan en lo profundo del mar, allí mandaré a la serpiente (nakjásh) y los morderá.”

A pesar de esto ambas palabras hebreas son aplicables para describir tanto criaturas marinas como terrestres. Su naturaleza relacionada es establecida completamente en la siguiente referencia en Isaías 27:1:

“En aquel día Jehová castigará con su espada dura, grande y fuerte a Leviatán, la serpiente (nakjásh) veloz, a Leviatán, la serpiente (nakjásh) tortuosa; y matará al dragón (tannín) que está en el mar.”

Ahora afirmamos que el monstruo marino creado en el día quinto está relacionado con la serpiente que tentó a Eva. En esta etapa de nuestro estudio este concepto puede ser difícil de aceptar. Hay que tener paciencia. La serpiente en Edén se relaciona directamente con la crucifixión de Jesús. Cuando Jesús murió dejó el trono vacío. No había nadie para gobernar. Es exactamente lo que encontramos en el día quinto de la creación – no está identificado un gobernador dentro de las cosas creadas.

 

El Señor subyuga al enemigo (Isaías 27:1)

Isaías dijo: “En aquel día Jehová castigará con su espada dura, grande y fuerte al leviatán…” (v.1). La frase “en aquel día” aparece siete veces en los capítulos 24 al 27. Cuatro de estas veces están en el capítulo 27. Este “día” tiene que ver con el concepto de juicio en toda esta sección, llegando a alcanzar su punto culminante en este capítulo poético.

Son muchas las conjeturas que se hacen al tratar de identificar al “leviatán” y al “dragón”. ¿Qué criaturas quieren dar a entender? La palabra “leviatán” aparece seis veces en cinco versículos del Antiguo Testamento (Job 3:8; 41:1 (40:25 en hebreo); Salmos 74:15; 104:26; Isaías 27:1). Significa “serpiente” o “monstruo marino”. Algunos estudiosos consideran que el “leviatán” es una criatura mitológica.

En el Salmo 74 se describe cómo salvó Dios a su pueblo, y los versículos 13 y 14 hacen referencia simbólicamente a la liberación de Israel de Egipto. En esta ocasión, el término “monstruos en las aguas” [hebreo: tanním] se usa como una expresión paralela de “Leviatán”, y el quebrantar las cabezas de Leviatán bien puede aludir a la derrota aplastante infligida al Faraón y a su ejército al tiempo del éxodo. (Compárese con Ezequiel 29:3-5, donde se asemeja al Faraón a un “gran monstruo marino” que está en medio de los canales del Nilo; también con Ezequiel 32:2.)

Al parecer, en Isaías 27:1 Leviatán (Septuaginta, “el dragón”) es el símbolo de un imperio: una organización de alcance internacional dominada por un personaje al que se denomina “serpiente” y “dragón”. (Apocalipsis 12:9.)

Isaías 27 trata del restablecimiento de Israel, y por consiguiente, el que Jehová ‘dirija su atención’ a Leviatán tiene que afectar a Babilonia. Sin embargo, los versículos 12 y 13 no solo mencionan a Babilonia, sino también a Asiria y a Egipto. De modo que el término Leviatán debe referirse en este contexto a una organización o imperio internacional que se opone a Jehová y a sus adoradores.

(“la serpiente veloz” = El río Tigris; “la serpiente tortuosa” = El río Eufrates)

  • Llegamos al sexto día y comprendemos que Adán tuvo que ejercitar autoridad sobre todas las otras criaturas:

“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28Los bendijo Dios y les dijo: «Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla; ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y todas las bestias que se mueven sobre la tierra».” (Génesis 1:27-28)

 

Punto de reflexión

El primer capítulo de Génesis usa el término día como la combinación de “la tarde y la mañana” (Génesis 1:5-31). Si Moisés hubiera tenido la intención de transmitir la idea de un día solar de 24 horas de duración, podría no haberlo expresado más definidamente. Más tarde usó la palabra día en una forma única. Habló del “… día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos” (Génesis 2:4 NBJ, LBLA). En este pasaje Moisés al menos quiso decir siete días. Los siete períodos de “tardes y mañanas” constituyeron la semana de la creación. Moisés llamó a esa semana “el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos”. Moisés fue guiado por Dios a conocer la diferencia en un día solar compuesto de una tarde y una mañana (los días de la creación individualmente) y un día (día de creación colectiva) que figurativamente significa una semana.

Los días de la creación envuelven lo sobrenatural y lo milagroso lo cual yace más allá de la habilidad de las mentes humanas limitadas para comprender y explicar. Tales cosas pueden ser aceptadas solamente por fe. “Por la fe comprendemos que el universo fue hecho por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (Hebreos 11:3). La creación reposa fuera de los límites de la investigación empírica y especulativa, y como un acto del Dios omnipotente, pertenece más bien a la esfera de los milagros y los misterios.

Capítulo anterior: “Palabras claves” en el evangelio de Juan

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