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¿No te has fijado en mi siervo Job?

“El satán” contra el hombre justo (Nivel 3)

Dividimos los ocho discursos completos por sus tonos percibidos dominantes.
Los oradores Tono de los amigos Tono de Job
1 Elifaz habla (1) Job 4-5

Job responde Job 6-7

Nivel 1:

Observaciones

Humildad y desesperación
2 Bildad habla (1) Job 8

Job responde Job 9-10

3 Zofar habla (1) Job 11

Job responde Job 12-14

Nivel 2:

Critica

Justificación de si mismo
4 Elifaz habla (2) Job 15

Job responde Job 16-17

5 Bildad habla (2) Job 18

Job responde Job 19

 

Nivel 3:

Condenación

 

Enojo y orgullo

6 Zofar habla (2) Job 20

Job responde Job 21

7 Elifaz habla (3) Job 22

Job responde Job 23-24; 26-31

8 Bildad habla (3) Job 25:1-6 (cortado) Job responde Job 26-31

Nivel 3: Discursos caracterizados por condenaciones – Bildad (2), Zofar (2) y Elifaz (3).

“El satán”, es decir, los amigos, han irritado muchísimo a Job. Quiere entrar en conflicto pero no resulta bueno para nadie. En el ciclo final de los discursos se hacen mutuas acusaciones. El segundo discurso de Bildad alude a unos hombres perversos. Observa los detalles de la actual condición de Job y luego afirma que son los que acontecen a un hombre impío.

Calamidades sobre Job Calamidades sobre el hombre perverso hipotético (Job 18)
1 Job no ha tenido paz…sino turbación (Job 3:26) De todas partes lo asaltan temores y lo hacen huir desconcertado.(v.11)
2 Job es afligido por una enfermedad de piel (Job 2:7-8) La enfermedad roe su piel y sus miembros devora el primogénito de la muerte.(v.13)
3. El “fuego de Dios” quemó a las ovejas y pastores de Job. (Job 1:16) En su hogar mora como si no fuera suyo; piedra de azufre es esparcida sobre su morada.(v.15)
4 Los conocidos de Job lo olvidan (Job 19:14) Su recuerdo se borra de la tierra y no tiene nombre en las calles.(v.17)
5 Los hijos de Job mueren (Job 1:18-19) No tiene hijo ni nieto en su pueblo, ni quien le suceda en sus moradas.(v.19)

En caso de que Job no reciba la condena repetida, Bildad, el suhita, explica a Job de un modo muy directo:

“Tales son ciertamente las moradas del impío, y ese es el lugar del que no conoce a Dios.” (Job 18:21)

Todavía Zofar hierve de orgullo ofendido por medio de la reprensión sarcástica de Job. Zofar pretende; “He escuchado una reprensión afrentosa y mi inteligencia me inspira la respuesta.” (Job 20:3). Por tercera vez compara las condiciones del hombre perverso con las de Job. Avanza también en territorio nuevo con la descripción de los delitos cometidos por aquel hombre:

“Por cuanto quebrantó y desamparó a los pobres, y robó casas no edificadas por él, por eso no tendrá sosiego su vientre ni salvará nada de lo que codiciaba. Nada quedó que él no devorara, y por eso su bienestar no será duradero. En la plenitud de su abundancia padecerá estrechez; la mano de todos los malvados caerá sobre él.” (Job 20:19-22)

Por fin, Elifaz habla por la tercera vez. Nombra específicamente a Job como el autor del hombre mencionado por Zofar. Su acusación está en Job 22:5-11. Aunque empezó con palabra suaves y de confort, termina así:

Por fin, Elifaz habla por tercera vez. Señala específicamente a Job como el hombre recreado por Zofar. Su acusación está en Job 22:5-11. Aunque empezó con palabra suaves y de confort, termina así:

“Por cierto, tu maldad es grande y tus iniquidades no tienen fin. Sin razón tomabas prenda de tus hermanos y despojabas de sus ropas a los desnudos. No dabas de beber agua al cansado y negaste el pan al hambriento….Por eso estás rodeado de lazos y te turba un espanto repentino; estás en tinieblas, de modo que no ves, y te cubre un torrente de agua.”

Nivel 3: la respuesta de Job – Enojo y orgullo

El nivel de agresión se ha incrementado. Anteriormente, Job fue llevado a un estado que le obligó a expresar su propia justicia. Ahora Job amonesta a sus amigos (19:28-29):

“Deberíais decir: “¿Por qué lo perseguimos, si la raíz de su situación está en él mismo?”. ¡Temed vosotros delante de la espada, porque sobreviene el furor de la espada a causa de las injusticias! ¡Sabed, pues, que hay un juicio!”.

¿Por qué es una advertencia lo que Job dice y no una condenación? En efecto, Job les exhorta a asumir una actitud más conciliadora, y si verdaderamente su intención es destruirle entonces ¡cuidado! porque el descubrimiento de su inocencia les ocasionará problemas a ellos.

Lástima que Job hable bien de sí mismo, en una muestra de vanidad, pese a ello no deja de hablar bien de Dios.

Luego que Job interrumpe a Bildad y termina el debate, habla largamente. Los dos discursos constituyen la respuesta a las graves acusaciones de sus amigos. Contienen una mezcla de ingeniosa perspicacia, testimonio angustioso y venenosas inferencias de “el satán” contagioso.

Debemos precisar que “el satan” es, nada más y nada menos que, el orgullo, el espíritu de sus amigos. Hay que recordar que cada uno de nosotros puede ser “el satán” en cualquier momento y ¡con frecuencia somos! Esto nos ayuda a entender que “el satán”, es decir el orgullo, se propaga como un virus. Cualquier persona, inclusive Job, puede ser infectada. Se necesita a alguien más justo que Job que pueda resistir a “el satán” en el desierto (como veremos finalmente).

El tema central del libro es “hablar bien de Dios”. Job no habla mal de Dios. Tampoco asume conocer, como lo hicieron sus amigos, lo que Dios puede hacer y porque Dios hace lo que hace. Job expresa desagrado de sus circunstancias pero sus discursos siempre confiesan a Dios como un ser supremo.

En los discursos de Job se puede ver erguida la cabeza fea de la bestia satánica – el orgullo humano -. Job tiene razón al censurar los insultos de sus amigos. Sin embargo aprovecha la oportunidad para hablar de la inescrutabilidad de Dios y su fe en la bondad inherente de su Creador. Es lo que hace en su discurso de la sabiduría pero Job no puede resistir el formar orgullosamente su conclusión alrededor de su propia integridad y no de la considerada por Dios (Job 27:2-6).

Este espíritu se desarrolla en Job hasta que desafía a Dios, pero más que desafío es una súplica. No es prudente justificarse a si mismo basado en su propia justicia. Job anda con toda confianza en la presencia de Dios:

Job niega cualquier crimen del que se le haya acusado. Puede expresar estas maldiciones de sí mismo únicamente si está totalmente convencido de su inocencia y no es de sorprender que el tema llegue a un clímax (capítulos 35–37) con el ruego audaz de Job suplicando a Dios que lo escuche y lo castigue por cualquier cosa que se merezca. Le pide a Dios que, por lo menos, le haga saber los cargos que tiene en su contra ya que estaría muy orgulloso de llevar con él una lista de las acusaciones ante las cuales él podría dar respuestas convincentes.

La labor de “el satán” (el orgullo) está hecha. Job identifica a Dios como su acusador.

Aunque sus amigos, sin duda, nunca tuvieron la intención de dañar la relación de Job con Dios, su arrogancia lo ha indignado tanto que él mismo ha sido infectado por ella. Job presenta su supuesta inocencia delante de Dios y del hombre. Es irónico que por medio de este mismo hecho no sea considerado inocente.

Entre las caídas del discípulo siempre hay ocasiones para levantarse. Un ejemplo es su poema de la sabiduría en el capítulo 28. Identifica la inaccesibilidad de Dios y la supremacía de su sabiduría (Job 28:15-15).

Con tristeza sincera testificamos el colapso de Job desde el poema hermoso hasta su enredo con “el satán”. Una vez que hemos absorbido estos pensamientos estamos verdaderamente motivados para reflexionar sobre nuestra conducta.

Capítulo anterior: “El satán” contra el hombre justo (Nivel 2)

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