Cuando llegamos al Nuevo Testamento, descubrimos que el primer libro que leemos es una transcripción del evangelio tal como fue predicado por Mateo. El relato se inicia presentando a Jesucristo como el hijo de David y el hijo de Abraham. Luego ofrece una genealogía que permite comprobar lo aseverado. Esto puede parecer extraño al comienzo, sin embargo, el punto es que los primeros cristianos reconocían que las promesas hechas a Abraham y David tenían su cumplimiento en Jesucristo y son la base del mensaje cristiano.

Según el Nuevo Testamento, estos mismos temas se mantienen en la predicación y no es de sorprenderse que a menudo se consigne que cuando la gente oía su enseñanza enseguida se bautizaba. Este era y es el modo por el cual estas promesas pueden llegar hasta nosotros. Ahora quizás entendamos el porqué, siendo un anciano enfrentado con la muerte, el Apóstol Pablo definió su esperanza como “la esperanza de Israel” (Hechos 28:20). La verdadera confianza cristiana es la esperanza judía original. El comentario de Jesús de que “la salvación viene de los judíos” (Juan 4:22) debe referirse también a la necesidad de llegar a ser judíos espirituales, de tal modo que podamos beneficiarnos de las promesas de salvación, por medio de Cristo, que fueron hechas a los padres hebreos.

Con razón leemos en el primer versículo de su carta a los creyentes en Roma que Pablo les presenta el “evangelio de Dios”. Vamos a escudriñar esta expresión tan importante para nosotros.

El “evangelio” es potente

En la carta a los Romanos existe un pasaje en el cual Pablo explica la importancia del evangelio para la salvación y para la vida:

«Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.» (Romanos 1:16-17).

Pablo dice que el evangelio es poderoso. “Poder” es una traducción de dúnamis, palabra griega de la cual se deriva el término dinamita en el castellano moderno. ¡Es raíz de la palabra «dinamita»!  Puesto que el evangelio es la fuerza de Dios, no se necesita de otra energía adicional. Según la Nueva Concordancia de Strong, dúnamis,  significa “potencia, movimiento, poder generador o capacidad para producir cambios”. 

Pero, ¿es oportuno presentarlo en la época actual aunque parezca anticuado? Si es verdad, ofrecemos la ecuación:

“evangelio es dúnamis de Dios”,

dúnamis = dinamita”.

Por lo tanto, ¿“el evangelio es la “dinamita” de Dios”?

¡Dejemos, pues, que esta sana ‘dinamita’ estalle… en nuestras vidas!

¿La “dinamita” puede ser utilizada como una ilustración del poder del evangelio? La dinamita destruye, en cambio la dúnamis de Dios salva. Sin embargo, se puede responder positivamente a esta inquietud: “En este caso la “dinamita” destruye las fuerzas del “viejo hombre” y desata la más grande liberación en nuestras vidas. Es el medio divino para la salvación de todo aquel que tiene fe. La fe a la cual Dios se refiere está definida en Hebreos 11:1.

”Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”  

El problema con la comparación de esta palabra “dinamita” como el aniquilamiento de las falsas doctrinas o el abrir con carga explosiva una pista de éxito y fe verdadera no es el sentido de la palabra. ¿No es mejor considerar al evangelio como una fuerza constante que da el ánimo suficiente para transitar por el camino correcto, iluminado por la fe y la razón?

El evangelio es el dúnamis, “poder eficaz” o “poder eficiente”, de Dios que actúa en el mundo para librar al hombre de la ira de Dios y devolverle la gloria que el hombre perdió cuando cayó en pecado.

La proclamación del evangelio

Esta declaración (Romanos 1:16-17) explica cual es la razón que impulsa a Pablo a predicar el evangelio. La carta a los Romanos fue escrita para presentar el evangelio del Señor Jesucristo. Es la verdadera proclamación de Jesús como Rey y Señor del mundo y de Roma, en particular. Lo que ocurrió en aquellos hechos relacionados con el Mesías no fue una casualidad y resultado imprevisto de las circunstancias sino que fue el cumplimiento del plan y propósito de Dios.

Al hablar del “Evangelio” no se trata de los escritos de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. La palabra “evangelios” se refiere a estos relatos. «El Evangelio», en si, tiene una definición básica expuesta con suficiente claridad en 1 Corintios 15:1-11.

El significado del evangelio

Pero hay que investigar con más detalle el significado del evangelio predicado por el Apóstol Pablo. Los primeros versículos del capítulo 1 de su carta a los Romanos nos dan un indicio.

Muchos creyentes interpretan el “evangelio” como:

  • el medio para obtener la salvación;
  • Cristo toma nuestros pecados y nosotros tomamos su justicia;
  • Jesús se convierte en salvador personal;
  • Jesús murió por ellos y le entregan su vida.

Pero ¿esto es lo que acabamos de leer en Romanos 1:1-4? 

Los destinarios de la carta son guiados hacia el Antiguo Testamento. Por Romanos 1:3-4 sabemos que el evangelio fue el motivo de las profecías del Antiguo Testamento. 

Observamos como ese evangelio anunciado y ya cumplido tuvo por tema a Jesucristo, el Hijo de Dios. Conocemos como ese Jesús era del linaje de David según la carne y “…fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de los muertos”. 

El evangelio es la historia de la muerte y resurrección de Cristo. Es la historia de Jesús, quien derramó su sangre por nuestra redención. 

“Jesús era del linaje de David”

David no tuvo una vida fácil. Creció como el hijo más joven en una familia grande, lo que en el Israel del año 1000 a.C. significaba cuidar las ovejas y ser mensajero de sus dominantes hermanos mayores (1 Samuel 15-17). Durante este tiempo adquirió un nivel de fe en Dios que pocos hombres jamás han alcanzado hasta ahora. 

Finalmente llegó a ser rey de Israel y para expresar su aprecio por el amor que el Padre Celestial le demostró durante el desierto de su vida, decidió edificar un templo a Dios. La respuesta de Jehová fue que el templo lo construiría Salomón, hijo de David, y que más bien Dios levantaría una casa a David (2 Samuel 7:4-13). Luego siguió una promesa que repite mucho de lo que fue dicho a Abraham, y que también añadió algunos otros detalles:

Según el pacto de Dios con el rey David sabemos (Heaster, D. (2001) Principios Básicos de la Biblia ):

1. La simiente – Jesús, la simiente, habría de ser un descendiente literal y corporal de David, y no obstante tener a Dios como su Padre. Esto solo se lograría por medio del nacimiento virginal, según se describe en el Nuevo Testamento: la madre de Jesús fue María, una descendiente de David, pero él no tuvo padre humano (Lucas 1:32). Dios obró milagrosamente en el vientre de María mediante el Espíritu Santo para hacerle concebir a Jesús, y por eso el ángel comentó: “…por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios” (Lucas 1:35). El “nacimiento virginal” era el único modo por el cual se podía cumplir apropiadamente esta promesa a David.

2. La casa – La frase “él edificará casa a mi nombre” (2 Samuel 7:13) muestra que Jesús edificará un templo para Dios – tanto literal como espiritual -. Ezequiel 40-48 describe que en el Milenio (los primeros 1000 años del reino de Dios después de que Jesús regrese a la tierra) se levantará un templo en Jerusalén. La “casa” de Dios estará donde Él esté dispuesto a vivir, y en Isaías 66:1-2 se nos dice que Él vivirá en el corazón de los hombres que sean humildes ante su palabra. Por lo tanto, Jesús está construyendo un templo espiritual, formado por los verdaderos creyentes, para que Dios lo habite.

3. El trono –  “…afirmaré para siempre el trono de su reino [de Jesús]… tu casa y tu reino [de David]… tu trono será estable eternamente” (2 Samuel 7:13,16). Es decir, el reino de Cristo estará basado en el reino de Israel que regía David. Esto significa que el reino de Dios venidero será un re-establecimiento del reino judío. Para cumplir esta promesa, Cristo reinará desde el “trono”, o lugar de gobierno, de David. En el antiguo Israel, el trono se encontraba literalmente en Jerusalén. Esta es otra prueba de que el reino debe implantarse aquí en la tierra a fin de que se cumplan estas promesas.

4. El reino – La expresión “será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro” (2 Samuel 7:16) sugiere que David presenciaría el establecimiento del reino eterno de Jesús. Esta constituye una promesa indirecta de que él resucitaría al regreso de Cristo para ver con sus propios ojos el dominio del Mesías en todo el mundo gobernando desde Jerusalén.

Es absolutamente vital entender estas cosas que fueron prometidas a David. El monarca gozosamente se refirió a estos aspectos como “pacto perpetuo… toda mi salvación y mi deseo” (2 Samuel 23:5). Estos temas también tienen que ver con nuestra salvación: regocijarse en ellos debería asimismo ser todo nuestro deseo. 

¿Qué significa “Cristo”?

“Cristo” no es un nombre. Se trata de un título. “Cristo”, para Pablo, quería decir “Mesías”. Y “Mesías” quería decir “el ungido”. No debemos olvidar el significado judío que tiene  la palabra “Cristo”. Pablo creía que Jesús era el verdadero rey, el rey que había de venir, el verdadero Hijo de David. La resurrección así lo demostraba.

¿Por qué “ungido”?

La “unción” es la aplicación de aceite en el cuerpo. Se practicaba la unción sagrada para dedicar una persona u objeto al Señor:

  • El Tabernáculo – Éxodo 40:9
  • Los profetas – 1Reyes 19:16.
  • Los sacerdotes – Éxodo 28:41.
  • Los reyes -1 Samuel 16:1, 12-13.

Jesucristo es Sacerdote, Profeta y Rey.

Por eso…

Hay que prestar atención a Romanos 1:3-5 porque presenta el tema principal de su carta y que se propone desarrollar. Lo que Pablo llama en forma explícita su “evangelio” es una alusión al Hijo de David. Es por eso que debemos analizar el oráculo de Natán para David en 2 Samuel 7. Esta promesa se exalta más adelante cuando se vuelve a relatar en 1 Crónicas 17:1-27, Salmos 2 y 89.

Así, cuando Pablo nos dice que el evangelio que predica es el que ya había sido prometido en las Santas Escrituras y cuya figura central es uno que es del linaje de David, intenta continuar el tema de la literatura judía. Romanos 1:3-5 es, en verdad, el resumen del principal asunto que se va a tratar en la carta. David tuvo muchos descendientes, pero de entre todos hubo un hombre único en su linaje quien murió, resucitó de la muerte y está a la diestra de su Padre Celestial.

Pablo predica un evangelio que no habla solo de la salvación disponible para todos y que ha sido conseguida por alguien llamado “Jesús”, sino que también anuncia que las promesas mesiánicas se han cumplido en el Cristo. 

Jesucristo es el Rey, no únicamente de Israel sino de todo el mundo. En Romanos 1:5, Dios ha enviado a Pablo a llamar a todas las naciones a que se unan a este Rey Jesús.

En el evangelio, Dios nos llama al conocimiento de su Hijo para vivir en fe y obediencia.

Romanos 1:1-2. Pablo nos dice tres cosas en cuanto a sí mismo:

  1. Siervo = esclavo. Esta es una declaración asombrosa si consideramos lo que sabemos de Pablo (Hechos 7:58; 8:1-3; 9:1-2; 1 Corintios 15:9; 1 Timoteo 1:13-15). Saulo de Tarso era el mayor enemigo de la iglesia, sin embargo, llegó a ser el mayor apóstol de la iglesia. ¿Cómo sucedió esto? ¿Cómo podemos explicar esta sorprendente transformación descrita en Gálatas 1:23? ¿Cómo puede Saulo, el perseguidor, convertirse en Pablo, “el siervo de Jesucristo”?  Algo tiene que haber sucedido. Compare Hechos 9:3-6 con 1 Corintios 15:8.
  1. Apóstol = alguien que es enviado en una misión. Dios tenía un ministerio único y especial para Pablo y los demás apóstoles. En Efesios 2:20 se dice que los apóstoles son hombres “fundamentales”. Un fundamento se coloca  solo una vez, al comienzo del proyecto de edificación. Los apóstoles fueron necesarios al inicio de la edad de la iglesia para llevar a cabo su especial ministerio de “fundación”. Hoy en día nadie satisface los requisitos de un apóstol porque un apóstol tenía que haber visto al Cristo resucitado (1 Corintios 9:1; 15:8-9 y Hechos 1:22). 

Los requisitos para ser Apóstol eran:

1 Corintios 9:1 – haber visto a Cristo.

Hechos 26:15-18 – haber sido elegido personalmente por Cristo.

2 Corintios 12:12 – tener el poder para hacer “señales y prodigios”.

  1. Apartado para el Evangelio de Dios. Los términos “apartar, separar” equivalen a alejar a alguien o a una cosa de algo. En este caso, denota “alejar” del pecado, de las cosas del mundo. Pero este versículo enfatiza un aspecto diferente: no “separación de” sino “separación para”. La dedicación y devoción de Pablo hacia el evangelio de Dios se ve en Romanos 1:16; 1 Corintios 1:17-18; 2:1-2; 9:16; 15:1-4; Efesios 6:19-20; Hechos 20:21, 24.

EVANGELIO = buenas nuevas, noticias gratas

 “…las santas Escrituras…” Santo = apartado. La Biblia es colocada aparte y se diferencia de todos los demás libros. Es exclusivo en su clase y es el único libro inspirado por Dios (2 Timoteo 3:16).

Romanos 1:3-4. ¿De quién se trata en el Evangelio? Del Hijo de Dios, Jesucristo nuestro Señor, que era del linaje de David según la carne. Fue declarado Hijo de Dios con poder según el Espíritu “por la resurrección”. La resurrección fue la comprobación final de que Jesucristo era todo lo que Él afirmaba ser (Mateo 12:38-40 y Juan 2:18-21).

  1. Jesucristo resucitó de los muertos (1 Corintios 15:4) y esto permite desvirtuar las siguientes teorías falsas:
  • Los discípulos robaron el cuerpo de Jesús (Mateo 28:11-15).
  • El cuerpo de Jesús fue quitado por José de Arimatea (Mateo 27:57-60). 
  • Las mujeres y luego todos los demás fueron a la tumba equivocada (Mateo 27:57-61; 28:1-6).
  • Las personas que aseguraron haber visto a Jesús, en realidad tuvieron alucinaciones y visiones, es decir, en verdad no lo vieron. (Juan 20:16-20).
  • Jesús no murió realmente en la cruz y cuando lo pusieron en la tumba, Él aún estaba vivo (Juan  19:31-36). 

Jesús fue anunciado anteriormente por los profetas en las Santas Escrituras. El evangelio no es un mensaje de última hora opuesto al Antiguo Testamento. Tiene el pleno apoyo de ellas en las cuales se indica a Jesús como el Hijo del Hombre (Daniel 7) y el Siervo de Jehová (Isaías 53). Tanto las Escrituras como los apóstoles testifican de la misma Persona: Jesús.

«…que era de la línea de David según la carne». El es el Salvador prometido; el hijo de David, el Mesías; pero también el Hijo de Dios. 

«…que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad por la resurrección de entre los muertos». Los dos títulos (descendiente de David e Hijo de Dios) nos indican a Jesús en su humillación y en su exaltación y divinidad. El evangelio trata del Hijo de Dios que triunfó sobre el pecado y sobre la muerte. Así que esta persona tan importante es Jesús, el Cristo, el Mesías prometido, el Señor exaltado, quien reina por siempre. 

Romanos 1:5. El término “gracia” se refiere al favor inmerecido y a la bondad gratuita de Dios. Pablo se dio cuenta de cuán indigno era por lo que  no merecía ser un apóstol (ver 1 Corintios 15:9-10 y Efesios 3:8). Es por fe que una persona obedece el evangelio. ¿A quiénes debe ser predicado el evangelio? Pablo nos responde: “a todas las naciones” (Mateo 28:19; Marcos 16:15; Lucas 24:47 y Hechos 1:8).  Note lo siguiente:

  1. Lea Hechos 16:30-31 – el versículo 31 es un mandamiento -. 
  2. Lea 1 Juan 3:23. ¿Cuál es el primer mandamiento que un pecador debe obedecer? ¿Qué es lo más importante que una persona tiene que hacer para agradar a Dios? (Hebreos 11:6). 
  3. Hechos 17:30. ¿Cuál es el mandamiento de Dios? ¿A quién es dado este mandamiento? 
  4. 2 Tesalonicenses 1:8. Los incrédulos son los que no obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesucristo. 
  5. La incredulidad es algo muy serio: Juan 3:18; 3:36; 8:24; 16:9; etc. 

Romanos 1:6. Hoy en día Dios está visitando a los gentiles (naciones) y está tomando de ellos pueblo para Su Nombre (Hechos 15:14). Cristo está edificando Su Iglesia (Mateo 16:18). El término “iglesia” (griego: ekklesia), se refiere a la asamblea de los ‘llamados fuera’ por Dios. Es decir, Jehová está invitando a las personas para que tengan comunión con Él (1 Corintios 1:9). 

Romanos 1:7. Los destinatarios de la carta de Pablo fueron los creyentes romanos. Sabemos que:

  1. eran “amados de Dios”.  
  1. eran “llamados a ser santos”. Un santo es alguien que “ha sido apartado, una persona que ha sido separada del pecado y separada para el servicio de Cristo”. Cada creyente es un santo, pero a menudo los creyentes no viven muy santamente. Aprenderemos como vivir santamente en Romanos 6 y siguientes. 

La santidad de Dios

Los tres primeros capítulos de la carta a los Romanos establecen el fundamento del evangelio, presentando la absoluta santidad de Dios, su odio por el pecado y la corrupción moral de la raza humana. Luego de que este principio crucial es establecido, Pablo explica el regalo de la salvación de Dios en Cristo Jesús. 

Vemos esta presentación en la completa totalidad de la Biblia. La ley fue dada para mostrarle al hombre su pecado y por ende su necesidad de salvación. «De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe» (Gálatas 3:24). Predicar el evangelio de tal forma que la santidad de Dios y Su odio por el pecado se aminoren o ignoren y Su amor se exalte y no se defina claramente, es pervertir el evangelio. Mientras leemos la carta a los Romanos notaremos que ¡El amor de Dios no es mencionado sino hasta Romanos 5:5!

No queremos minimizar el hecho del amor de Dios para la humanidad pero los Apóstoles destacaron la santidad de Dios y Sus justas demandas sobre una humanidad pecaminosa. Enfatizaron la condición perdida del hombre y la necesidad de arrepentimiento.

El deseo de Pablo

Pablo había deseado visitar Roma desde hacia mucho tiempo. Confiesa haber sido estorbado (v.13). ¿Por qué deseaba tanto ir a Roma? Pablo afirma que era:

Para “comunicar algún don especial” (v.11). Este término se usa en varias maneras en Romanos:

  • Romanos 5:15-16 – del don inmerecido de la persona de Cristo.
  • Romanos 11:29 – de los dones de Dios a Israel.
  • Romanos 12:6 – de los dones del Espíritu Santo.

Quizá la mejor manera de entender el uso de este término es en el sentido general de una bendición dada por Dios a los creyentes en Roma, a través de la vista y el ministerio de Pablo entre ellos,

En su acción de gracias (Romanos 1:8-12) se puede entender el verdadero amor de Pablo hacia los creyentes en Cristo. El contenido de la oración puede servir como un modelo para nuestras plegarias.

Existen al menos ocho cosas sobre la oración que podemos aprender de estos versículos 1(www.middletownbiblechurch.org/bstudy/bstudy.htm)

1. La oración debe incluir acción de gracias (v.8). Pablo agradecía a Dios por los cristianos que vivían en Roma y se mostraba contento por la fe demostrada. El Apóstol estaba complacido porque en la capital pagana del Imperio Romano hubiese personas que adoraban y creían en el verdadero Dios vivo.

2. La oración tiene que ser “mediante Jesucristo” (v.8). No podemos acercarnos a Dios por otro camino (Juan 14:6). Él es nuestro gran MEDIADOR (1 Timoteo 2:5) y sin Él la oración sería ineficaz. Por eso oramos “en el Nombre de Jesús”.

3. La oración debe ser constante (v.9). La preocupación de Pablo por los creyentes romanos lo acompañaba en forma continua.

4. La oración debe ser genuina (v.9). Dios era el testigo de Pablo y sabía los sentimientos que afloraban cuando elevaba sus plegarias.

5. La oración debe incluir la intercesión (v.9). Pablo mencionaba personalmente a estos creyentes romanos. En Romanos 16 encontramos 27 personas a las que dirige su saludo.

6. La oración debe ser específica (v.10). Pablo hizo en su plegaria una petición específica. Oró por un “próspero viaje”.

7. La oración debe ser sumisa (v.10). Observe y analice la frase clave:”por la voluntad de Dios”. Compare con la oración de Jesús en Lucas 22:42. Pablo no exigía u ordenaba o imponía a Dios lo que él quería. Imploraba y deseaba que su petición fuese otorgada solamente si era la voluntad de Dios.

8. La oración debe tener un motivo correcto (vs. 11-12).

¿Contestó Dios la oración de Pablo? ¿Llegó Pablo finalmente a Roma? Sí, pero de una manera muy inusual. Dios responde las oraciones, pero no siempre en la forma como nosotros deseamos. El próspero viaje de Pablo (v.10) resultó ser uno de los más ingratos y peligrosos realizados a través del Mar Mediterráneo que uno se pueda imaginar (Hechos 27). La visita a la capital del imperio no fue ciertamente como Pablo había anhelado, sino todo lo contrario: fue llevado allá como prisionero.

Romanos 1:16.  “…al judío primeramente”.

Fueron los judíos los que rechazaron a su Mesías (Juan 1:11) y los que lo crucificaron (Juan 19:14-16). Sin embargo, son estas mismas personas las primeras en recibir las buenas nuevas de Dios. El evangelio llegó primero a los hebreos. Todos los que escucharon el evangelio el día de Pentecostés eran judíos (Hechos 2). 

Romanos 1:17 “…por fe y para fe…”

En el versículo 17, Pablo amplió sus ideas sobre la importancia de creer (tener fe). Cita un pasaje del Antiguo Testamento que procede de Habacuc 2:4:

“Mas el justo por la fe vivirá.”

Nada se sabe de la historia personal de Habacuc. Como en  la introducción de la profecía no se menciona el reinado durante el cual ejerció su labor, su momento histórico se debe deducir del contenido del libro mismo. Algunos han ubicado esta profecía en los días de Manasés (687-642 a.C.) o durante el reinado de Joacim (609-598 a.C.). En esa época el pecado era algo realmente común en Judá y no estaba lejos la hora de la invasión babilónica.

Habacuc recibe la respuesta de Dios. No debe dudar que el orgullo de los babilonios los conducirá a su destrucción, en tanto que el justo debe seguir mirando al Señor para vivir. La revelación no es solamente para el consuelo de Habacuc, sino para todos los que finalmente sufren en manos de Babilonia. Las buenas nuevas de una liberación final deben ser publicadas de tal manera que sean claramente visibles a los que pasen. 

En contraste con el orgullo falso y perverso está “el justo” (2:4), uno que es recto. Sus hechos se conforman a la voluntad revelada de Dios y son un crédito para él y un modelo para el mundo. El justo en Judá no solamente actuará rectamente; su justicia será reconocida por Dios. La vida para el recto es dirigida por su fe, en agudo contraste con la codicia que controla al malvado. 

Bajo la guía del Espíritu, Pablo vio una significación más profunda: “La fe garantizaba la vida física en los tiempos de Habacuc, y daría como resultado la vida espiritual en los tiempos de Pablo.” (Roper, D. (2008) La Verdad para Hoy. Pág.7)

La revelación de Dios

Dios ha hablado. Es a partir de esta Palabra divina que Dios ha querido llegar hasta nosotros para nuestra iluminación, permitiéndonos un conocimiento verdadero de Él y nuestra salvación. Por eso cabe preguntarse: Si Dios mismo no se hubiera dado a conocer ¿el hombre habría llegado, por si mismo, a tener un claro y correcto entendimiento de Dios? Esto no supone, sin embargo, que el hombre no sea capaz de intuir, de alguna manera, la existencia de un Ser Supremo y Todopoderoso. Todas las religiones y, hasta cierto punto, la historia de la filosofía dan testimonio de las múltiples y opuestas opiniones del tema. ¿Cómo se ha revelado el Creador a sí mismo para que le conozcamos? Entonces ¿cómo se entiende Romanos 1:20?

Romanos 1:20.  “Lo invisible de Él,  su eterno poder y su deidad,  se hacen claramente visibles desde la creación del mundo y se puede discernir por medio de las cosas hechas. Por lo tanto,  no tienen excusa”,

Romanos 1:21.  “ya que,  habiendo conocido a Dios,  no lo glorificaron como a Dios,  ni le dieron gracias. Al contrario,  se envanecieron en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido”.

Existen diferencias de opiniones con respecto del significado del v.20.

  1. El conocimiento de Dios en la creación

Según el Nuevo Comentario Bíblico – Siglo Veintiuno –: “Aunque los gentiles no tienen “revelación especial”, como sí tienen los judíos en cuanto a las Escrituras, ellos, no obstante, han recibido conocimiento de la verdad acerca de Dios en la creación que los rodea. Porque lo invisible de él (Dios) —su eterno poder y deidad— se deja ver …  (v.20). Pablo deja claramente sentado que los gentiles en su tiempo, y las personas que nunca han oído el evangelio o leído la Biblia en el nuestro, realmente han “visto” algo de Dios y conocen quién es Él. Pero algunas personas que reciben esa verdad no responden a ella de manera apropiada: en lugar de glorificar a Dios o de darle gracias, se apartan de la verdad para abrazar la idolatría (vs.21–23).” 

Este pasaje es uno de los más importantes en la Biblia en cuanto al concepto de la “revelación natural”: la idea de que, además de revelarse en Cristo y en las Escrituras, Dios se ha manifestado a todos a través de la naturaleza y de la historia es evidente. Tal como Pablo habrá de sugerir más adelante (ver 1:32; 2:14–16), todos los seres humanos tienen la capacidad de recibir tal revelación porque continúan llevando la imagen divina. 

Este texto no sólo afirma este concepto sino que también, lo que es más importante, enseña cual es el resultado final de la revelación natural no acompañada por algún otro medio de gracia: el rechazar a Dios. Nadie, aclara Pablo aquí, puede de manera alguna ser salvo en base únicamente a la verdad mostrada en la naturaleza. En consecuencia, concluye el Apóstol, debido a que todas las personas han recibido acceso al genuino conocimiento acerca de Dios, cuando se apartan de él “…no tienen excusa (v.20).”

El texto que se puede citar en defensa de esta explicación es, por ejemplo: Salmo 19:1.

“Los cielos cuentan la gloria de Dios…”

Pero en esta clase de revelación no hay mensaje de salvación, ni invitación a la comunión personal con Dios. Nada se sabe de su justicia, de su amor, de su carácter y de sus propósitos en relación con la creación y sus criaturas que somos nosotros.

Algo para considerar…

¿Es verdad que simplemente mirando la Creación podemos aprender muchas cosas acerca del Creador? Según Middletown Bible Church, aquí hay algunas cosas por las cuales es posible conocer a Dios:

1)     EL SENTIDO DEL ORDEN DE DIOS: Él es un Dios de ley y orden. – la ley de la gravedad y todas las demás leyes de la naturaleza son inalterables.

2)     LA DESTREZA ARTÍSTICA DE DIOS – maravillosas puestas de sol, las plumas del pavo real, los colores de los peces tropicales, etc.

3)     EL PODER DE DIOS – los truenos, los tornados, las marejadas.

4)     LA BONDAD DE DIOS – las lluvias, los tiempos de cosecha, el sol que alumbra sobre todos (Hechos 14:17; Mateo 5:44-45).

5)     LA GRANDEZA DE DIOS – las vastas dimensiones del universo, de la galaxia. Sólo como ilustración: la Vía Láctea contiene 300.000.000 de soles. Ni siquiera podemos contar todas las galaxias ni mucho menos las estrellas (Salmo 8:3-4; Génesis 15:5; Jeremías 31:37; 33:22; Salmo 147:4).

6)     LA INTELIGENCIA DE DIOS – el cerebro humano es mucho más complejo y complicado que cualquier computador que el hombre pueda inventar, y paradójicamente los computadores han sido hechos por hombres inteligentes (ver Salmo 139:14).

7)     LA CREATIVIDAD DE DIOS – su ilimitada habilidad para crear y diseñar con una asombrosa variedad y originalidad – Todo copo de nieve es un cristal hexagonal, sin embargo, no hay dos iguales; no hay dos personas que sean iguales e inclusive existen diferencias entre gemelos idénticos. 

8)     LA SABIDURÍA DE DIOS – el Omnisciente Dios creó el mundo de la mejor manera – El sol no está ni muy cerca ni muy lejos de la tierra; el planeta tiene la cantidad exacta de agua, oxígeno, etc. que necesita. 

9)     EL CUIDADO DE DIOS  – la alimentación de las aves, las vestiduras de los lirios, los polluelos protegidos y acurrucados por la gallina (ver Mateo 6:26-30; 23:37).

10)   LA FIDELIDAD DE DIOS – el ciclo del día y de la noche, las estaciones (ver Génesis 8:22; Jeremías 31:35-36; 33:20).

  1. La revelación especial de la Palabra escrita

La Palabra escrita de Dios es capaz, sin embargo, de revelar a Dios en términos incluso más explícitos de los que puedan ser observados en la persona y obra de Cristo. Es la Biblia la que nos presenta a Jesucristo tanto como el objeto de las profecías, como su cumplimiento. Con todo, la Biblia va aún más allá; dando detalles respecto a Cristo, muestra el programa de Dios para Israel, para las naciones, así como para la iglesia, y trata de muchos otros temas de la historia del género humano y del universo. 

La Biblia no sólo presenta a Dios como su tema fundamental, sino que también nos muestra sus propósitos. La revelación escrita lo incluye todo en sí misma. Expone de la forma más clara y convincente todos los hechos que conciernen a Dios y que están revelados en la Naturaleza, y proporciona el único registro que atañe a la manifestación de Dios en Cristo. 

La Biblia, pues, puede ser considerada como el complemento perfecto de la divina revelación de Dios, parcialmente revelada en la Naturaleza, y más plenamente revelada en Cristo, y revelada completamente en la Palabra escrita. 

  1. La revelación especial de la Palabra a la nación judía

Pablo establece la culpabilidad de su propio pueblo. En su historia, había pasado por alto las muchas revelaciones de Dios. En vez de adorar a su Dios, escogieron la depravación de las naciones gentiles de alrededor.

El texto que se puede citar en referencia a esta explicación es, por ejemplo: Salmo 19:7-11

Finalmente ¿qué es “lo invisible de él” según el v. 20? Los propósitos invisibles de Dios son claramente visibles para el pueblo de Israel. ¿Cómo es posible decir eso? Recibió la Ley acompañada por la construcción del Tabernáculo y la organización sacerdotal para el bienestar de la comunidad judía. El pueblo hebreo constituye  “las cosas hechas” (sólo dos referencias de la misma frase en el Nuevo Testamento – Efesios 2:10). Ellos fueron escogidos para ser los verdaderos testigos de Jehová pero adoraron a otros dioses. 

Pero, ¿Qué significa “desde la creación del mundo”? ¿Seguro que se refiere a la creación de Génesis? La palabra griega “kosmos” (mundo), según W.E. Vine, tiene muchos sentidos. Significa: “primariamente orden, disposición, ornamento, adorno. Se utiliza para denotar: (a) la tierra Romanos 1:20, donde probablemente se refiere al universo; entre los griegos tenía este significado, debido al orden que se observaba en él; (b) la tierra en contraste con el cielo; (c) por metonimia, la raza humana, se dice de Cristo, no de «todo hombre»; por su venida al mundo Él era la luz para todos los hombres (Juan 1:10; 3.16,17, tres veces, 19; 4.42, y frecuentemente en Romanos, 1 Corintios y 1 Juan); (d) los gentiles en distinción a los judíos, donde el significado es que todos los que quieran pueden ser reconciliados; (f) la suma de las posesiones temporales; (g) metafóricamente, de la lengua como «un mundo de maldad» expresando magnitud y variedad.”

Romanos 1:25. “…ya que cambiaron (los israelitas) la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador…” Por eso son “sin excusa”. 

Esto explica la razón por la cual Pablo comienza su reflexión con el tema de la ira de Dios (v.18).

Nosotros también somos sin excusa porque tenemos:

La revelación natural;

La revelación de la

Palabra;

La revelación especial de la Palabra a la nación judía

La necesidad de la justicia (1:18 – 3:20)

En los versículos finales del capítulo primero, Pablo nos explica como todos los que han “visto” los caminos de Dios en las cosas visibles penetraron en las terribles tinieblas que los rodean y como la ira de Dios se les ha revelado en su contra. Estos fueron los trágicos resultados de su decadencia. (1) Dios los entregó a la inmundicia e idolatría (vs. 24-25). (2) Dios los entregó a pasiones vergonzosas (vs. 26-27). Dios los entregó a una mente reprobada (v. 28). En otras palabras, Dios los abandonó y eso fue el resultado de la ira divina (v.18).

Romanos 1:29-31. Pablo nos da una lista de los vicios más terribles y severos de toda la humanidad. Nos proporciona un espantoso compendio de los delitos de esta gente. Lo que tenemos realmente aquí es una “radiografía del corazón humano” (Jeremías 17:9; Marcos 7:21-23).

Romanos 2:1 a 3:18.

Pablo enfoca su luz sobre los judíos y demuestra que están condenados como pecadores ante la presencia de Dios. En 1:20 afirma que los gentiles no tienen excusa y luego, en 2:1, asevera  lo mismo para los israelitas. Esto les cae como una pesada piedra a los privilegiados hebreos. Ellos estaban seguros de que Dios los iba a tratar de una forma diferente a la que trata a los gentiles. Pablo les dice “No”, pues  los judíos también están bajo la condenación e ira de Dios porque los principios divinos del juicio y la ira de Dios son justos. En este capítulo, Pablo destaca tres principios divinos de juicio que prueban que los israelitas también están condenados de la misma manera que los gentiles.

El Romanos 3 nos ofrece algo así como un puente entre pecado y salvación.  Es una especie de semillero para el resto de la epístola (vs. 1-4), pues se trata de la incredulidad de Israel y este es el tema que revisaremos en los capítulos 9-11. Además, el versículo 8 menciona la cuestión de vivir en pecado y esto lo analizaremos en los capítulos 6-8. Hay que señalar que Romanos 3:8 se relaciona directamente con Romanos 6:1. Y el v.22 del mismo capítulo 3 nos trae a colación la justificación por la fe, que trataremos en los capítulos 4-5. Y finalmente, en el v.31 se menciona la obediencia a la ley, que se presenta en los capítulos 12-16.

Las Buenas Nuevas del Reino

¿Qué dice Jesús? En Lucas 9 leemos acerca de la misión de los doce discípulos. En Lucas 10, Jesús les da a los 70 una serie de instrucciones claras y precisas para el cumplimiento de la tarea breve y temporal que estaban por iniciar. En general, les señala los lugares a donde irían, las obras que harían, el mensaje que impartirían y la manera en que debían conducirse. En ambas ocasiones sabemos que les envió a predicar el reino de Dios:

Lucas 9:2. “Y los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos”.

Lucas 10:8. “En cualquier ciudad donde entréis y os reciban, comed lo que os pongan delante…”

Lucas 10:9.  “…y sanad a los enfermos que en ella haya,  y decidles: «Se ha acercado a vosotros el reino de Dios».

Lucas 10:10. “Pero en cualquier ciudad donde entréis y no os reciban, salid por sus calles y decid…”

Lucas 10:11.  «¡Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros!  Pero sabed que el reino de Dios se ha acercado a vosotros».

Lucas 10:12. “Os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para aquella ciudad”.

Lucas 10:13. «¡Ay de ti,  Corazín!  ¡Ay de ti, Betsaida!  que si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que, sentadas en ceniza y con vestidos ásperos, se habrían arrepentido.[9]

Todos los escogidos predicaron el venidero reino de Dios (v.9) a quienes les recibieron (v.8). La gente que no les acogiese sufriría el juicio en “aquel día” (v.12). Los que imparten el mensaje del reino son llamados “obreros” y también “dignos”.

El poder de la predicación del evangelio, igual que la espada, tiene dos filos: uno para salvar y el otro para destruir. Que filo escoger depende de la reacción de los oyentes. De esta manera,  el evangelio fue escondido o fue revelado.  Lucas 10:21 explica:

“En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: «Yo te alabo,  Padre,  Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos y las has revelado a los niños.  Sí,  Padre,  porque así te agradó.

Hoy en día el mismo evangelio abre los corazones de los “niños” y cierra las mentes de los “sabios”. ¿Somos “niños”? La revelación de Dios empieza con el evangelio. Es una revelación de poder y gloria. Una vez que se abre el corazón empieza un proceso que implica creencia, obediencia, perdón y finalmente la esperanza de la resurrección a vida eterna de los hijos de Dios en el reino venidero. La revelación es un proceso continuo.

Históricamente, el evangelio de salvación fue predicado primero a los judíos. En efecto, Jesús les dijo a sus discípulos: “…id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.” (Mateo 10:6). En cierta forma, esta “revelación” del evangelio culminó en la “revelación” del juicio sobre las ciudades que rechazaron al Mesías.

El apóstol Pablo repite esta frase en su carta a los Romanos 2:8.

Romanos 2:8. “pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia”.

Romanos 2:9. “Tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, sobre el judío en primer lugar, y también sobre el griego;”

Romanos 2:10.  “en cambio,  gloria,  honra y paz a todo el que hace lo bueno: al judío en primer lugar y también al griego.”

El evangelio vino al judío en primer lugar (Romanos 1:16) y el juicio también viene a los judíos en primer lugar (Romanos 2:9).

Punto de reflexión…

Los fieles (judíos y gentiles) aprendemos de Romanos 1:17 que enfatiza que “la justicia de Dios se revela por fe y para fe”. Es manifestada a las personas de todas las épocas listas para recibir el evangelio. El proceso de la recepción se encuentra en Romanos 10:6-10:

  • La justicia de Dios está revelada por medio de la predicación de una palabra (v.6).
  • La palabra entra en el corazón (v.8).
  • La palabra se cree y se confiesa (v.9).
  • Esta creencia y confesión resulta en la salvación de Dios (vs.9-10). 

Preguntas para considerar…

Después de leer y estudiar el primer capítulo de la carta a los Romanos, podemos hacer una breve auto evaluación. Y también podemos compartir lo que aprendimos.

  • Mencione tres títulos que identifican a Pablo
  • Según leemos en esta epístola, indique los dos llamados que Dios hizo a los romanos
  • ¿Por qué Pablo no se avergonzaba del evangelio?
  • ¿Cómo vivirá el justo?
  • ¿Explique por qué no tienen argumentos los ateos para justificar su incredulidad?
  • ¿Qué ha sucedido entre los hombres al cambiar la gloria y la verdad de Dios por la mentira?
  • ¿De qué se hacen dignos los hombres que se rebelan contra Dios?

 

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