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“Jesús Es El Cristo, El Hijo De Dios”

Capítulo 13: “En Él Habitara Toda La Plenitud.”

La carta que Pablo escribió a los hermanos en Cristo en Colosas contiene instrucciones que son importantes para los cristianos de todas las épocas. Trató con una herejía que puede ser la influencia del gnosticismo doctrinal que se estaba introduciendo en la iglesia del primer siglo.

Aborda importantes temas de la Biblia que debemos investigar. Nuestra propuesta en este capítulo será que Cristo es el primogénito de la nueva creación y que ocupa el puesto de mediador de aquella nueva creación. Por eso, cuando leemos aquellos pasajes en el Nuevo Testamento de Cristo como el creador no debemos tener en la mente solo la creación descrita en Génesis. Tal vez el más significativo de estos temas sea la exaltada naturaleza de Jesús, que es “la imagen de Dios”; es “la cabeza de la iglesia”, y “todo fue creado por medio de él”. Pablo exalta a Cristo. Proclama su grandeza y su preeminencia sobre toda la creación

Aunque el pasaje adora a Cristo, curiosamente los nombres “Jesús”, “Cristo” y “Señor” no aparecen en él, simplemente comienza diciendo:

“El es …” Investigamos la tesis trinitaria que: “Como Dios es omnisciente, Cristo es omnisciente. En fin, siendo Dios, Cristo posee todos los atributos de Dios, y los tenía cuando estuvo en la tierra.”

Jesucristo provee perdón de pecados, novedad de vida y dirección para la vida, así como para la moralidad y la espiritualidad. Pablo advirtió contra el hecho de seguir filosofías y tradiciones humanas en lugar de seguir a Cristo.

Epafras había hecho una visita a Pablo en Roma y le informó acerca del estado de las iglesias en el valle de Lico. Mientras gran parte del informe era alentador (Colosenses 1:8; 2:5), un dato inquietante fue una enseñanza atrayente, pero falsa, que se había propagado en la congregación, y que si no la detenían podría trastornar el evangelio y llevar a los colosenses al cautiverio espiritual. La carta fue escrita como una respuesta a esta necesidad urgente.

Los nuevos creyentes necesitaban que los pusieran en el camino correcto con enseñanzas igualmente correctas. Pablo escribió esta carta para tratar con una herejía doctrinal que se estaba introduciendo en la iglesia de Colosas. El error probablemente era una mezcla de judaísmo y una forma de gnosticismo. 

Un repaso breve de la creencia gnóstica

“Gnosticismo” es un término derivado de una palabra griega que significa «conocimiento» (Griego: gnosis), y que fue aplicada a un movimiento filosófico y religioso que influyó en el mundo mediterráneo desde el primer siglo a.C. hasta el tercer siglo d.C. Los gnósticos decían que la salvación venía de un conocimiento secreto o de un entendimiento de realidad sólo poseído por los mejores devotos espirituales.

Este conocimiento reservado fue revelado a ellos por ángeles del mundo espiritual. Los gnósticos creían que había muchos mediadores entre los dioses y el hombre que traían este conocimiento (gnosis). Ellos los describen como unos seres invisibles e incomprensibles. Jesús para ellos era justamente uno de esos mediadores. Jesús, para un gnóstico no era un ser humano en lo absoluto, sino un ser espiritual (un ángel). Este problema de privar a Jesús de las cualidades humanas fue un problema desde los tiempos de los apóstoles Pablo y Juan. Estos dos autores escribieron contra este problema. Aquí están unos pasajes que posiblemente indican las referencias de la influencia del gnosticismo: 1 Corintios 1, 2, 6, 7, 8, 15; Colosenses 1, 2; 1 Timoteo 1, 3, 4, 6; 1 Juan 1, 2, 3, 4, 5.

La esencia del Evangelio

En la introducción de la carta, Pablo nos presenta la esencia de la vida cristiana. El hecho que entusiasma su corazón y por el que da gracias a Dios es que le han dicho que los colosenses dan muestras de dos grandes cualidades en sus vidas:

  • Fe en Jesucristo, y
  • Amor a sus semejantes.

La lealtad a Cristo puede que nos traiga problemas, pero no es la última palabra. El mundo puede que se ría despectivamente de la locura del camino de amor. La esperanza cristiana es la confianza en que vale más la pena jugarse la vida por Dios que creer al mundo.

Los versículos iniciales contienen una especie de sumario de lo que es y lo que hace en nosotros el Evangelio. Pablo tiene mucho que decir sobre la esperanza que los colosenses ya han oído y aceptado. Así comprendemos:

Colosenses 1:7-9. Noticias recibidas de Epafras “…nos ha declarado vuestro amor en el espíritu.” El resultado: “…desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual.”

La palabra “llenos” es una palabra clave en esta carta. Nosotros también debemos orar por nuestros hermanos, pidiendo que sean «llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual».

Colosenses 1:10. “Así podréis andar como es digno del Señor…”

Para andar de esta manera es indispensable que sigamos el evangelio verdadero. Pablo siempre conecta la doctrina con la conducta. El fruto del evangelio puro es la santidad.

Colosenses 1:11. “Fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, obtendréis fortaleza y paciencia.”  

Deseaba que ellos fueran fortalecidos para poder cumplir con su deber, para enfrentarse a la tentación; y para soportar las varias pruebas de la vida.

Colosenses 1:12. “Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz.”

Es necesario capacitarse para participar en los deportes o en actividades académicas; así también lo es en cuanto a participar de la herencia de los santos en luz. No todos pueden hacerlo porque es necesario ser “aptos” o “capaces”.

Colosenses 1:13. “Él nos ha librado de la potestad de las tinieblas.”

Dios había librado a su pueblo del poder de Egipto, de Babilonia y de Asiria, y los judíos esperaban que Dios les librara del yugo de Roma, pero Cristo trajo otra clase de libertad, pues nos ha librado de la potestad de las tinieblas.

“… y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo.”  Nunca dejemos de dar gracias a Dios por la gran bendición de estar en el reino de su amado Hijo. Verdaderamente hemos sido “rescatados”, pues la vida en el mundo de pecado, de error y de toda clase de tinieblas es una miseria continua.

Colosenses 1:14. “En quien tenemos redención por su sangre (Romanos 3:24), el perdón de pecados.»

Fuera de Cristo no hay nada; en Él hay vida eterna. Fuera de Él, hay condenación; en Él hay redención.

La Supremacía de Cristo en la carta a los Colosenses
1. Fe en Cristo, 1:3-8

2. La Preeminencia de Cristo, 1:9-18

3. Reconciliación en Cristo, 1:19-23

4. El servir con sacrificio para Cristo,1:24-29

5. No una filosofía, sino Cristo, 2:1-10

6. No legalismo, sino Cristo, 2:11-23

7. No carnalidad, sino Cristo, 3:1-11

8. Puesto en Cristo, 3:12-17

9. Dejar que Cristo tome control del hogar, 3:19-4:1

10. Dejar que Cristo tome control del diario vivir, 4:2-6

 Colosenses 1:12-20. El himno a la supremacía de Cristo.

 Este pasaje es el centro y la cumbre doctrinal de la carta. Trata de la obra realizada por el Padre en Cristo, por Cristo y para Cristo. El lenguaje aquí manifiesta la armonía y continuidad que existe entre la revelación del Antiguo y la del Nuevo Testamento. El papel que el Antiguo Testamento atribuía a la sabiduría personificada, el himno lo aplica ahora a Cristo.

En cuanto a la estructura literaria del himno existen diferentes opiniones (Carillo pág. 62):

  • Algunos comienzan el himno a partir del v. 12.
  • Otros piensan que el poema comienza en el v. 13.
  • La mayoría de los autores encuadran el himno en los vs. 15-20.

Nos deja con la pregunta: El Cristo del himno:

¿es “el Hijo pre-existente o el Hijo nacido de mujer?»

Unos ofrecen sus respuestas así después de estudiar los vs. 15-20. Por ejemplo:

Partain comenta (Colosenses 1):

“Como Dios es eterno, el Hijo es eterno. Como Dios es todopoderoso, el Hijo es todopoderoso (Apocalipsis 1:8, 17). Como Dios es omnisciente, Cristo es omnisciente. En fin, siendo Dios, Cristo posee todos los atributos de Dios, y los tenía cuando estuvo en la tierra.”

Carballosa explica (Colosenses Orientación para un estudio exegético y practico.):

“Sin duda, no hay persona más gloriosa que la de Cristo. Sólo Él es digno de recibir gloria y honra de parte de todo ser viviente. Delante de Él se doblará toda rodilla (Filipenses 2:9-11). El es Dios en el sentido absoluto de la Palabra. Cristo es el creador de todo lo que ha sido creado. El sustenta el universo con la Palabra de su poder. Él es Cabeza de la nueva creación (la Iglesia). Cristo es, además, Soberano sobre la salvación. Sólo Él tiene autoridad para perdonar los pecados y otorgar el don de la vida eterna. Él es, por lo tanto, digno de ser adorado por todo lo que respira.”

Sin embargo, el erudito trinitario, James Dunn, hablando sobre el pasaje de Colosenses 1:15-20, hace una observación crucial (Buzzard, Pág. 103):

“Debemos comprender el hecho de que Pablo no estaba buscando ganar hombres para que crean en un ser preexistente. El no tuvo que establecer la viabilidad de hablar de la sabiduría preexistente. Semejante lenguaje fue comúnmente usado, terreno conocido, y fue sin duda familiar para la mayoría de los lectores. Tampoco estaba él argumentando que Jesús era un ser particular preexistente…lo que él estaba diciendo es que la sabiduría, sea lo sea que significó exactamente ese término para sus lectores, es ahora más plenamente expresado en Jesús—Jesús es la completa encarnación de la sabiduría divina; toda la plenitud divina moraba en él.”

Citamos al Profesor Dunn en detalle debido a su importante declaración acerca del peligro de leer a Pablo como si estuviese familiarizado con las muy posteriores decisiones trinitarias de los concilios (siglo 400 d.C.) de la iglesia. Pablo debería ser leído en su propio contexto Hebreo. Pero la forma de hablar de Pablo está dentro del monoteísmo Judío, que Jesús debe ser visto como la actividad sabia de Dios, como la sabiduría y la encarnación de la sabiduría de Dios más plenamente que en cualquier previa manifestación de la misma sabiduría.

Antes que tratemos de hacer un estudio de las partes por separado, debemos considerar el pasaje en su totalidad. Los siguientes puntos deben destacarse:

El pasaje indica, por lo menos, lo siguiente: a saber, que tan sólo habiendo transcurrido treinta años desde que Jesús sufriera una vergonzosa muerte en la cruz, ya se le atribuían honores divinos. Su preeminencia en la creación y en la redención, su exaltación sobre toda criatura, estaba siendo proclamada por el apóstol. Acerca del origen y naturaleza de estas líneas imponentes, solemnes y cuidadosamente balanceadas, nótese los siguientes puntos de correspondencia que hay entre las frases del himno. No sólo aparecen las mismas expresiones en ambas columnas, sino que ¡aparecen en la misma secuencia! Tenemos aquí un paralelismo definido de idea y forma. La gloria de Cristo en la creación es igualada por su majestad en la redención.

El pasaje también enseña claramente que la actividad redentora de Cristo abarca todo el universo. Dios se agradó en reconciliar consigo todas las cosas en Cristo. 

Colosenses 1:15-20
La Creación   La Redención
v. 15 Cristo es la imagen del Dios invisible, v. 19 porque al Padre agradó que en él habitara toda la plenitud,
v. 15 el primogénito de toda creación v. 18 y es el principio, el primogénito de entre los muertos,
v. 16 porque en él fueron creadas todas las cosas, v. 18 Él es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia,
v. 17 Y él es antes que todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. v. 18 que en todo tenga la preeminencia,

Colosenses 1:15. “Cristo la imagen del Dios invisible”

 En el pensamiento bíblico, una “imagen” (griego: eikón G1504) no es solamente una copia fiel, sino una reproducción visible, una impresión radiante en la que exterioriza el ser original. Es semejanza, parecido, (literal) estatua, perfil, o (figura) representación. Explica Carrillo: “Es el equivalente de “la gloria” (1 Corintios 11:7; 2 Corintios 3:18-4:6). Cristo es “imagen de Dios” en cuanto refleja en una naturaleza humana y visible la imagen de Dios invisible.” El vocablo “imagen” comporta la idea de manifestación y representación. Implica que existe un prototipo (modelo, ejemplar), e incorpora la esencial realidad de su prototipo.

  • Dios es invisible: “Ningún hombre ha visto a Dios en ningún momento.” (Juan 1:18)
  • El Padre es invisible: “No es que nadie haya visto al Padre, sino aquel que es de Dios.” (Juan 6:46)
  • El Hijo se presentó visiblemente también en su resurrección (Hechos 10:40)

Puesto que sólo Dios es invisible y sólo el Padre es invisible, entonces sólo el Padre es Dios. La expresión “en la imagen de Dios” expresa semejanza no igualdad.

Identificamos una conexión con lo que acabamos de leer en Colosenses 1:14 de la redención profunda, la liberación del mal, el perdón de los pecados. El prototipo redentor era Moisés, llamado así en Hechos 7:35 en el sentido de la imagen del Dios invisible cuando reflejó la gloria divina vista en el Monte Sinaí (Éxodo 34:35). En un sentido mucho mejor, Jesús es el redentor superior.

“La imagen del Dios invisible” nos recuerda el pasaje de Génesis 1:27, que relata que el hombre fue creado a la imagen de Dios. Y como tal, el hombre recibió dominio sobre el resto de la creación. Es muy significativo que el Salmo 8 (en el cual se describe este dominio en algún detalle) sea interpretado por el escritor de la epístola a los hebreos como refiriéndose al Mesías (Hebreos 2:5–9). Pero, aunque esta referencia a la creación del hombre como imagen de Dios y, consecuentemente, a su dominio, bien podría haber estado en el trasfondo, sin embargo no hace plena justicia a la idea que Colosenses comunica tocante al Hijo.

Esta identificación del Hijo con Dios mismo, siendo el Hijo la imagen de Dios o Dios manifestado, no es una novedad para los escritos de Pablo. El apóstol también llamó a Cristo “la imagen de Dios” en 2 Corintios 4:4 escrita varios años antes que Colosenses. Tenemos en Colosenses 1:15 la misma enseñanza que encontramos en Hebreos 1:3, donde el Hijo es llamado

“el resplandor de la gloria de Dios y la misma impresión de su sustancia”.

Colosenses 1:15. “Cristo, el primogénito de toda creación…”

Notemos que a Cristo se le llama el primogénito de toda creación” (v. 15). No obstante, debemos de preguntarnos qué significado tiene la palabra primogénito en el caso de Jesús. Muchos han creído que Cristo es el primero en el tiempo o con una primacía de tiempo. Por eso hablan de la “pre-existencia de Cristo”. Como la doctrina del supuesto “Dios-Hijo”.

Cuando la palabra “primogénito” se usa con respecto a los nacidos físicamente quiere decir el primer nacido. Puesto que en la Biblia el primogénito era el hijo principal, éste heredaba al padre y, por eso, si su padre era rey, heredaba el trono; si su padre era el Sumo Sacerdote, llegaba a ser el Sumo Sacerdote. A causa de la grandeza (preeminencia) asociada con la primogenitura, el término primogénito llegó a significar principal, el equivalente de señor. Por eso a Cristo se lo llama “primogénito” en el orden de la creación, no con una primacía de tiempo, sino de excelencia, de causalidad y de poder. Lo mismo se decía de la sabiduría divina (Proverbios 8:22).

La palabra “primogénito” viene de la voz griega “protótokos” (Strong G4416), la cual nunca significó exclusivamente, “primero en nacer”; sino que, en virtud de los privilegios de la primogenitura, pasó a designar una persona eminente, dotada, respetable, digna de especial atención.

En el Nuevo Testamento:

En Romanos 8:29 encontramos lo que dice de Jesús: Para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

Sin duda aquí se está refiriendo a Jesús como el que tiene la primacía o el señorío entre muchos hermanos (la iglesia). Aquí no se está haciendo referencia al factor tiempo sino al factor rango o autoridad.

En Hebreos 12:23 leemos lo siguiente: “A la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos…”

Leemos que hay una “congregación de primogénitos”, seguramente haciendo referencia a la misma iglesia que Cristo salvó y que los hizo aceptados y preferidos para Dios, el Padre. Sí, cada creyente se constituye en un “primogénito”, y en consecuencia, es merecedor de los privilegios de un hijo de Dios adoptivo.

 En el Antiguo Testamento (Strong H1060):

Éxodo 4:22: “Israel es mi hijo, mi primogénito”.

A pesar que Esaú había nacido antes que Jacob (=Israel), Dios considera a éste su primogénito. Es decir, Israel se convierte es su hijo predilecto.

Jeremías 31:9: “Efraín es mi primogénito”.

Manasés, su hermano, nació primero que él, y no obstante Dios lo considera a Efraín Su primogénito. Bueno, ¿En qué sentido era Efraín el primogénito? La respuesta está en Jeremías 31:20, donde se lee:

“Efraín, hijo precioso”.

Es decir, hijo predilecto, o preferido sobre los demás.

 Salmo 89:20,27: “Hallé a David mi servo;…lo pondré por primogénito”.

Pero sabemos que David fue el último de 8 hermanos, los hijos de Isaí. Entonces, ¿Cuál era el sentido de su primogenitura?  Igualmente podemos descubrir que José fue considerado “primogénito”, aunque era el undécimo hijo (1 Crónicas 5:2).

El Primogénito Gozaba de lo Siguiente:

  1. Del derecho de señorío, semejante al del padre, sobre el resto de sus hermanos (Génesis 25:23; 27:29).
  2. Tenía el privilegio del sacerdocio (Números 3:12,13; 8:18).
  3. El primogénito era el heredero preferencial, con una parte mayor que los demás (Deuteronomio 21:17).

Entonces podemos concluir que “el Cristo primogénito” aquel que tiene todos los privilegios de un hijo mayor. Así, al leer Colosenses 1:18, Pablo tiene razón al decir:

“para que en todo tenga preeminencia” (Colosenses 1:18).

Colosenses 1:16. “…porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”

 Mientras que tratamos de analizar este versículo somos conscientes de la tesis trinitaria como:

“Jesús fue el asistente de Dios de la creación…Fue Jesús quien formó al hombre y sopló en él aliento de vida (vea Génesis  2)… La verdad es que Jesús es el agente en la creación pero el Padre es la causa primordial… Jesús no era solamente el asistente o agente de Dios Padre en la creación sino también la meta de la creación (vea Romanos11:36; Hebreos 2:10)… “Él es antes de todas las cosas.”… Nunca ha existido un tiempo cuando Jesús no fuera!.. Jesús es la deidad preexistente.”

Una idea compartida dentro de la antigua creación y la nueva creación es el concepto “todas las cosas” mencionado en este versículo. Es una generalidad abstracta y, por eso, difícil de comprender.

En Génesis descubrimos que Dios el Padre creó:

“¿Por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay.” (Hechos 14:15; 17:24; Apocalipsis 4:11; 10:6)

También todas las cosas fueron puesto bajo el control de Adán:

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y las bestias, sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra.” (Génesis 1:26; Salmo 8:6).

Adán fue como Noé siendo dado todo para comer:

“Todo lo que se mueve y vive os servirá de alimento, lo mismo que las legumbres y las plantas verdes. Os lo he dado todo.”(Génesis 1:29; 9:3)

Fue dado el dominio sobre toda bestia del campo (no la bestia de la tierra):

“Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viera cómo las había de llamar; y el nombre que Adán dio a los seres vivientes, ese es su nombre.” (Génesis 2:19; Salmo 8:6-7).

Salmo 8 es una exposición de Génesis 2. Actúa como un filtro por el uso en el Nuevo Testamento de la frase “todas cosas”. El Nuevo Testamento aplica la expresión del Salmo 8 y, por medio de este pasaje, la creación de Génesis 2 es introducida en el Nuevo Testamento como una base de la época apostólica y la nueva creación. Pensando en el primero y segundo Adán, leemos:

“Lo has hecho poco menor que los ángeles y lo coronaste de gloria y de honra. Lo hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves del cielo y los peces del mar;¡todo cuanto pasa por los senderos del mar!” (Salmo 8:5-8)

Si la idea de la “nueva creación” tiene razón, debemos haber encontrado la frase “todas las cosas” relacionada con la nueva creación en el Nuevo Testamento. Si la hallamos, debemos haber mencionado las criaturas y también a Eva – como la novia de Cristo.

El versículo 16, otra vez enfatiza la preeminencia de Cristo por sobre toda criatura.

“porque en (en autos) él fue creadas todas las cosas… todo fue creado por medio de (día autos) él y para (eis autos) él.” (R-V 1995)

“Todas las cosas”— sin hacer diferencia entre si son materiales o espirituales — fueron creadas en él, esto es, en relación con el Hijo, el primogénito. Así como dos murallas (y los ladrillos en estas murallas) se acomodan en relación con la piedra angular, de la cual obtienen su ángulo de dirección, así también todas las cosas fueron originalmente creadas en relación a Cristo.

 Pablo llama específicamente a Jesús “el primogénito de toda creación”. Tomado en su sentido natural, la expresión primogénito excluye la noción de un ser eterno no creado. Para nacer se requiere un principio. El primogénito de Dios es

“el más excelso de los reyes de la tierra” (Salmo 89:27).

Pablo emplea un título Mesiánico bien conocido. Jesús, en la mente de Pablo, no es Dios, sino el Mesías – y hay una enorme diferencia.

Observamos otra traducción de las preposiciones en el versículo 16:

“porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él. (Nueva Versión Internacional – NVI)

Las palabras iniciales de Colosenses 1:16, como están traducidas en muchas versiones, dan la impresión de que Jesús fue el creador del universo en Génesis 1:1. Pero tenga en cuenta que

“el griego ‘en auto’ no significa ‘por Él’” (El Comentario Griego de los Expositores sobre Colosenses, p. 504).

De acuerdo con muchas traducciones, Pablo dice que “todas las cosas fueron creados por medio de él [el Mesías].” Las preposiciones en Colosenses 1:16 necesitan ser traducidas exactamente (como son vistas en las versiones marginales de las Biblias estándares). Lo que Pablo realmente escribió fue que

“todas las cosas”—en este caso tronos, dominios, gobernantes y autoridades”

—fueron creados “en” Jesús, “por medio” de él y “para” él. No significaba que Jesús fuese el creador mencionado en el verso de apertura del Génesis, sino que fue el centro de la jerarquía cósmica de Dios. Todas las autoridades serían sujetas al Hijo quien finalmente se sujetará a su Padre, el principal a quien él le debe la lealtad, para que

“Dios [el Padre] sea todo en todos” (1 Corintios 15:28) (  Notamos que de acuerdo a J.H.Moulton, ed. Grammar of the New Testament Greek (T&T Clark, 1963), Col. 1:16 debería ser traducido “por causa de él [Jesús]…” (3:253)).

Meyer, Ellicott, Moulton / Milligan dan a la palabra un sentido causal: “A causa de Jesús” todas las cosas fueron creadas. Esto, por supuesto, es una “historia muy diferente”. La creación realizada por el único Dios de Israel, el Dios y Padre de Jesús, estaba en mente con Jesús como el propósito de la creación. Jesús, podríamos decir, fue la ocasión para la creación. Pero Jesús mismo era el Hijo de Dios profetizado (2 Samuel 7:16), el Mesías.

Él vino a la existencia como Hijo de Dios por el milagro de la Nueva Creación forjada en el seno de su madre (Lucas 1:35): Es “precisamente a causa de” (Dio kai) la concepción virginal de que Jesús era el Hijo de Dios. La relación de causalidad es más clara. “A causa de” su creación especial en María, Jesús es llamado el Hijo de Dios. Lucas no era un seguidor de los credos post bíblicos -que decían algo muy diferente.

Sería extraño decir que Jesús creó todas las cosas para sí mismo (Colosenses 1:16). El punto es más bien que Dios creó todas las cosas con Jesús en mente, con él como el motivo para la creación, y de este modo, para él. Como primogénito, Jesús es heredero del universo que Dios trajo a la existencia con Su Hijo prometido como el heredero designado de la creación. Pablo se está centrando en este pasaje en la nueva creación iniciada por la resurrección de Jesús, quien es el primogénito de los muertos (Colosenses 1.18).

La referencia a la creación de autoridades angelicales no implica la existencia de Jesús en el tiempo de la creación original. Como siempre el contexto es el factor. Esto da un sentido diferente comparado con “por medio de él…

”Notar también el Expositor’s Greek Commentary (ed. W. Robertson Nicoll, Grand rapids: Eerdmans, 1967) sobre este verso: en auto: Esto no significa “por medio de él…”

Los traductores parecen haber prestado poca atención a estas autoridades. importante en la interpretación.

La concentración de Pablo en este pasaje es sobre la “herencia”, “el reino”, y las “autoridades” (Colosenses 1:12,13, 16). Esto sugiere poderosamente que él tuvo en mente la dirección del Mesías sobre la creación entera como el nuevo orden que Dios tuvo en mente desde el principio, y del cual Jesús como primogénito es la cabeza señalada.

Las expresiones que, como Dunn dice:

“Suenan remotas a los oídos del siglo veintiuno y por tanto necesitan especialmente un cuidadoso manejo, no proveen base para creer en la preexistencia de Jesús. Pablo creyó que Dios planeó que el Mesías tuviera la preeminencia sobre todo lo que había sido creado, visible o invisible, en el cielo o en la tierra, ya sean tronos, dominios, gobernantes o autoridades. Jesús fue el punto inicial de toda la actividad creativa de Dios—-la llave del entero propósito de Dios así como de la encarnación de la sabiduría de Dios. El Mesías, sin embargo, no fue un ser eterno sino una persona humana a ser revelada en su tiempo señalado, calificada ahora como primogénito de los muertos, para encabezar el nuevo orden (Efesios 1:10).”

Colosenses 1:17. “Y él es antes de todas las cosas.”

Este verso resume lo ya dicho y declara la prioridad de Cristo. Esta prioridad es una prioridad de rango. Sin embargo, el libro de Hebreos ha sido usado para apoyar una pasada existencia eterna para el Mesías. Por ejemplo, “Dios…estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo” (Hebreos 1:2). No es difícil concebir que la vida, muerte, y la gobernación del mundo del Mesías impactará todas las edades – pasada, presente, y futura -. La misma figura es hallada en Colosenses 1:15-18. En Hebreos es sumamente significativo que Dios no habló a través de un Hijo en los tiempos del Antiguo Testamento sino sólo “al final de aquellos días” (Hebreos 1:2). Hay una fuerte sugerencia aquí que el Hijo no es eterno sino que vino a la existencia como el histórico Jesús.

Lo que emerge de los primeros dos versículos del libro de Hebreos es que Jesús no era el agente de Dios para Israel en los tiempos del Antiguo Testamento. Dios habló a través de otras personas y no por medio de Jesús en el pasado. Los ángeles fueron frecuentemente los agentes de Dios. Esto no significa que el “ángel del Señor”,” que representó al Dios de Israel, era el Hijo de Dios preexistente, como a veces se ha afirmado. Muy específicamente, nuestro autor argumenta, que Dios no se dirigió a ningún ángel como “Hijo” (Hebreos 1:5). Este privilegio le fue reservado al único Hijo de Dios, Jesús. Este hecho debería sepultar cualquier teoría de que Jesús preexistió como un ángel. La noción de que él pudo haber sido Miguel, el arcángel, está positivamente excluida por el primer capítulo de Hebreos.

Colosenses 1:18. “Él es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia.

 A Jesús se le describe como el primogénito de entre los muertos (Colosenses 1:18), una frase que es paralela a

“el primogénito de toda creación» (Colosenses 1:15).

Por lo tanto Jesús habla de sí mismo como

“el primogénito de los muertos… el principio de la creación de Dios” (Apocalipsis 1:5; 3:14).

Jesús fue el primero de una nueva creación de hombres y mujeres, cuya resurrección en pleno nacimiento como hijos inmortales de Dios ha sido hecha posible por la muerte y resurrección de Jesús (Efesios 2:10; 4:23,24; 2 Corintios 5:17).

“En Cristo todos [los verdaderos creyentes] serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida” (1 Corintios 15:22,23).

Esta es precisamente la misma idea que se halla en Colosenses 1. Jesús fue la primera persona que resucitó de entre los muertos y se le dio inmortalidad, él fue el primero de la nueva creación, y los verdaderos creyentes seguirán su modelo cuando él regrese.

La cabeza puede designar un principio de autoridad y de dignidad. El desarrollo del tema de la Iglesia como el Cuerpo de Cristo lo encontramos en 1 Corintios 6:13-17; 10:14-21; 12:12-27; Gálatas 3:26-29; Romanos 12:45. Aquí el tema llega a su clímax. El cuerpo designa a la Iglesia universal como la reunión de todos los que se incorporan a Cristo por el bautismo y reciben de Él la vida como de un principio vivificante (Colosenses 2:19).

El Cuerpo de Cristo es el organismo por medio del cual Él actúa y que comparte todas Sus experiencias. Pero, como Barclay observa (Pág. 151.),

“el cuerpo está al servicio de la cabeza y es impotente sin ella…Aquí se combinan dos cosas. Está la idea del privilegio. Es el privilegio de la Iglesia el ser el instrumento por medio del cual Cristo obra. Y también está la idea de advertencia. Si una persona descuida o abusa de su cuerpo lo puede hacer inservible para cumplir los grandes propósitos de la mente; así es que la Iglesia puede inutilizarse para ser el instrumento de Cristo…”

Colosenses 1:18. “Es el primogénito entre los muertos.”

 Aquí vuelve Pablo al acontecimiento que era la base y el centro de todo el pensamiento y la fe y la experiencia de la Iglesia original: La Resurrección. Pues, por su resurrección

“fue constituido Hijo de Dios con poder” (Romanos 1:4),

y

“llegó a ser Espíritu que da vida (1 Corintios 15:45).

En esta forma, Cristo mismo es las primicias de la nueva creación (Gálatas 6:15; 2 Corintios 5:17). Su resurrección afectará y será causa de la resurrección de los demás que forman su Cuerpo.

 Colosenses 1:19-20. “…por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.”

 En los versículos 19 y 20 Pablo establece ciertas grandes verdades acerca de la obra de Cristo por el universo. Fue para la reconciliación (v. 20); para remediar la brecha entre Dios y la humanidad. Hay que entender que no es que Dios fuera reconciliado con los hombres, sino que siempre los hombres fueron reconciliados con Dios. La actitud de Dios hacia su creación era de amor.

Al pasar al versículo 19, es bueno señalar que la palabra “por cuanto” establece una estrecha relación de pensamiento con lo que precede. Es evidente que “toda plenitud” está estrechamente ligada con la “preeminencia”. Al comparar esta expresión con Colosenses 2:9 es posible llegar a la conclusión de que lo que aquí que se dignifica es la divinidad de Cristo. No hay ningún ser angélico que le iguale y por esta razón ninguno hay que merezca compartir con su plenitud. La palabra “plenitud” (pléroma G4138) implica la totalidad de la divinidad que reside en Cristo como la vemos en las siguientes referencias:

Colosenses 2:9. (R-V ’95)

“Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad (theotes).”

Romanos 1:20.(R-V ’95)

“Lo invisible de él, su eterno poder y su deidad (theiotes), se hace claramente visible desde la creación del mundo y se puede discernir por medio de las cosas hechas. Por lo tanto, no tienen excusa.”

Los trinitarios citan este texto como prueba de que Jesús es co-igual y coeterno con Dios y parte de una deidad trina y una, pero  ¿es eso en realidad lo que nos está diciendo Pablo ahí? ¿Estaba el apóstol Pablo diciendo que la “plenitud” que habría en Cristo convertía a Cristo en Dios mismo?

En el diccionario no sectario de Liddel y Scott se define, a la luz de toda la literatura griega aparte de las santas Escrituras, dos términos nominativos de los cuales se derivan la palabra griega ‘THEOTETOS’; define ‘THEIOTES’ como «naturaleza divina, divinidad» y define ‘THEOTES’ exactamente de la misma manera, como «divinidad, naturaleza divina» y luego cita como ejemplo Colosenses 2:9 atribuyéndole a la palabra significado de cualidad o atributo en vez de personalidad.

Se deja notar en el contexto de Romanos 1:20. Ahí, la palabra ‘THEIOTES’ tiene el significado de cualidad o atributo divino toda vez que se hace mención de que el «eterno poder y deidad» de Dios son consideradas las cosas invisibles que se hacen claramente visibles» en la creación «por medio de LAS COSAS HECHAS». Noten que según RV1960 el pasaje dice «SU poder y deidad» como cosas que pertenecen a Dios. Aquí ‘poder’ y ‘deidad’ se colocan como sinónimas puesto que el poder de Dios es un atributo también la deidad de Dios es un atributo.

Se entiende naturalmente que el ‘poder’ y ‘deidad’ de Dios se describen como cualidades más bien que a Dios como persona; en la creación no es a Dios como persona al que observamos, sino que vemos sus cualidades por las cosas que ha hecho y por esa razón sabemos que hay un Dios de gran sabiduría y poder en el universo por referencia a las cosas hechas.

Note, además, que el apóstol Pablo continúa sus expresiones así:

“Dios tuvo a bien el que toda la plenitud morara en él [Cristo]” (Colosenses 1:19),

lo que significa que fue por prerrogativa del Padre que esa plenitud morara en Cristo, su Hijo; y Colosenses 2:10 dice que los cristianos están poseídos de la plenitud de Dios por medio de la plenitud del Cristo.

Los atributos de ‘divinidad’, o de ‘naturaleza divina’, no hacen a Jesús co-igual ni coeterno con Dios, de la misma manera, el hecho de que todos los humanos compartan la misma ‘humanidad’ o ‘naturaleza humana’ no los hace co-iguales el uno al otro ni hace que tengan la misma edad.

La frase expresa la voluntad de Dios para el Mesías en el Antiguo Testamento. Fue declarado en la inauguración del:

  • Tabernáculo (Éxodo 40:34). “Entonces una nube cubrió el Tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el Tabernáculo.”
  • Templo (2 Crónicas 5:13). “…una nube llenó la Casa, la casa de Jehová.”

Colosenses 2:9. “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad.”

Colosenses 1:27. “…Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, esperanza de gloria.”

La creación empezó en el principio y continúa desde entonces…

Heaster explica (Principios Básicos de la Biblia. Estudio 7):

“Por medio de la obra de Jesús “todas las cosas fueron creadas… tronos… dominios” etc.

Pablo no dice que Jesús creó todas las cosas ni da ejemplos de ríos, montañas, aves. etc. Los elementos de esta nueva creación se refieren a aquellos galardones que tendremos en el reino de Dios. “Tronos… dominios” etc. se refieren a cómo los creyentes resucitados serán

“reyes y sacerdotes y reinaremos sobre la tierra” (Apocalipsis 5:10).

Estas cosas se hicieron posibles por medio de la obra de Jesús.

“Porque en él fueron creadas todas las cosas… en los cielos” (Colosenses 1:16).

En Efesios 2:6 leemos acerca de los creyentes que están en Cristo sentados en “lugares celestiales”. Si un hombre está en Cristo por medio del bautismo, él es una nueva creación (2 Corintios 5:17).

Estando en Cristo somos salvados por su muerte (Colosenses 1:22). El planeta literal no podría ser creado por estar en Cristo. De modo que estos versículos están enseñando que la posición espiritual exaltada que podemos tener ahora, así como lo que experimentaremos en el futuro, todo ha sido hecho posible por Cristo. Los cielos y la tierra contienen todas las cosas que necesitaban reconciliación

“mediante la sangre de su cruz [de Cristo]” (Colosenses 1:16, 20),

mostrando que la frase

“todas las cosas… en el cielo”

se refiere a los creyentes que ahora se sientan en

“lugares celestiales… en Cristo Jesús”,

y no a todas las cosas físicas que nos rodean.

Si Jesús fue el creador, es extraño lo que él diría:

“… al principio de la creación… los hizo Dios” (Marcos 10:6).

Esto seguramente parece como si él entendía que Dios era el creador, no él mismo. Si él literalmente creó todo en el cielo esto incluiría a Dios,

En resumen

La epístola a los colosenses incluye un fuerte mensaje, pero deja incertidumbre en cuanto a los problemas que se habrían presentado en la iglesia de Colosas. ¿Se habrían infiltrado errores específicos en la iglesia, o estaba Pablo advirtiendo en contra de la posibilidad de falsas enseñanzas en general? Tal vez Pablo escribió la epístola para responder a las enseñanzas gnósticas. Sin embargo, el gnosticismo no se desarrolló en su totalidad sino hasta el siglo segundo.

Los gnósticos creían que el mundo material es absolutamente malo y está completamente separado del mundo espiritual. La idea resultante fue el dogma filosófico que declara la materia como principio que se opone a lo bueno y a la espiritualidad. Según esta filosofía, Dios (que es absolutamente bueno) no habría creado la materia (lo que es maligno). Si es que en la iglesia colosense había surgido alguna herejía, entonces el propósito de Pablo, al escribir la epístola, era advertirles acerca de permanecerles fieles a Cristo. El propósito de Pablo era recalcar la preeminencia de Cristo. Cualquier enseñanza que no proceda de Él es destructiva.

Este pasaje poético (Colosenses 1:15-20 pueda ser que refleje un himno o credo de la iglesia del primer siglo. Trata con el señorío de Jesucristo. Refleja varios términos, “primogénito,” “plenitud,” la verdadera humanidad de Jesús y Su muerte en el v. 20. Notamos que el término “todo” es usado siete veces.  El ministerio de Jesús es inclusivo, todo es de Él. Note que con frecuencia el pronombre “El” es presentado con diferentes preposiciones: (1) “en El,” (2) “por medio de Él,” (3) “para Él,”.

 El pasaje informa que Jesús es

“el primogénito de toda creación”.

Esta era una metáfora en el Antiguo Testamento para la única y exaltada posición de Jesús. Los rabinos decían que significaba preeminencia y era usado para referirse al hijo mayor como heredero y mayordomo de la familia. En Salmo 89:27 era usada en un sentido Mesiánico. Aunque en Proverbios 8:22 se refería a la Sabiduría como la primera creación de Dios y asistente en la creación. Esta frase no se debe entender como si Jesús fuese la primera creación.

Jesucristo

“es la cabeza del cuerpo que es la iglesia”

De igual manera que Jesús fue preeminente en la creación; lo es en la Iglesia. Esta se refiera a la iglesia universal. Los creyentes son el cuerpo de Cristo. Pablo con frecuencia habló de la iglesia como el cuerpo de Cristo, pero es solamente en Efesios y Colosenses donde Jesús ha dicho que es “la Cabeza” del cuerpo. En realidad, él es la Cabeza de todas las cosas, incluso principados y potestades.

Decir que Jesús no es Dios-Hijo no es negar que él está excepcionalmente investido con la naturaleza divina. La Divinidad es, por así decirlo, “innato” en él en virtud de su concepción única bajo la influencia del Espíritu Santo, como también por el Espíritu que mora en él en medida plena (Juan 3:34).

Pablo reconoce que la

“plenitud de la deidad moraba en él” (Colosenses 1:19; 2:9).

Viendo al hombre Jesús vemos la gloria del Padre (Juan 1:14). Vemos que Dios mismo estaba

“en el Mesías reconciliando al mundo consigo mismo” (2 Corintios 5:19).

El Hijo de Dios es, por consiguiente, el pináculo de la creación de Dios, la expresión plena del carácter divino en un ser humano. La gloria del Padre fue manifestada en Adán (Salmo 8:5; Génesis 1:26), pero en Jesús la voluntad del Padre es plenamente explicada (Juan 1:18).

Nada de lo que Pablo dice acerca de Jesús lo saca de la categoría de un ser humano. La presencia de Dios que llenó (moró) en el Templo ¡no convirtió al templo en Dios! Raramente es observado que un alto grado de “divinidad” es atribuida por Pablo también al cristiano que tiene el espíritu del Mesías morando en él (Efesios 3:19).

Así como

“Dios estaba en Cristo” (2 Corintios 5:19),

así también Cristo estaba

“en Pablo” (Gálatas 2:20),

y él ora para que los cristianos sean

“llenos de toda la plenitud de Dios” (Efesios 1:23; 3:19).

Pedro habla de los fieles como teniendo la

“naturaleza divina” (2 Pedro 1:4).

Lo que es cierto de los cristianos es cierto en un más alto grado de Jesús quien es el “precursor” que lleva a otros a través del proceso de la salvación después que él mismo hubo

“completado la trayectoria” exitosamente (Hebreos 2:10)

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