El libro empieza con las palabras “La revelación de Jesucristo”, y la palabra “revelación” (griego: apokalypsis) frecuentemente está relacionada en el Nuevo Testamento con la segunda venida (regreso) de Jesús y el juicio¹Por ejemplo, Romanos 8:19 (manifestación), 1Corintios1:7 (manifestación), 2Tesalonicenses1:7 (manifiesta), 1 Pedro 1:7, 13 (manifestación).. Pero las palabras inspiradas de Juan no solamente aluden a cosas del porvenir porque él recibió esta orden “Escribe las cosas que has visto (pasado), y las que son (presente), y las que han de ser (futuro) después de estas.” Apocalipsis 1:19.

El mensaje es una revelación en cuatro etapas. Se trata de algo que Dios ha revelado a Jesús mismo (Apocalipsis 1:1) y que Jesús está pasando, a través de un ángel, a sus siervos, a través de un siervo particular, Juan. La cadena completa consiste en; Dios-Jesucristo-su ángel-siervo Juan-demás siervos. Y entre “demás siervos” hay “los que leen” (como nosotros) y “los que oyen” (como los creyentes en las 7 iglesias).

Aunque el tema principal del libro es el segundo advenimiento (regreso) de Cristo para revelar la gloria de Dios y sus juicios relacionados con tal evento, no obstante, hay un prólogo importante antes (capítulos 1, 2 y 3). El capítulo uno de Apocalipsis contiene una salutación inicial (Apocalipsis 1:4-8) y luego una descripción de cómo llegó la visión de un hijo de hombre tan impactante para Juan (Apocalipsis 1:9-20). El saludo del Todopoderoso, el Alfa y Omega²A través de Apocalipsis es interesante ver como Jesús y Dios reciben los mismos títulos y nombres, debido a que el Cristo ya resucitado y glorificado recibió un nombre sobre todo nombre (Filipenses 2:9)² A través de Apocalipsis es interesante ver como Jesús y Dios reciben los mismos títulos y nombres, debido a que el Cristo ya resucitado y glorificado recibió un nombre sobre todo nombre (Filipenses 2:9). El nombre de Dios “que es, que era, que ha de venir” es una interpretación del nombre “Yo Soy” (o sea YHVH de Éxodo 3:14) en el cual el futuro del verbo SER se reemplazó con el futuro del verbo VENIR., empieza en (v4) y estar repetido en (v8) con la misma afirmación “del que es y que era y que ha de venir”.

Alfa y Omega, primera y última letra del alfabeto griego.

Juntamente con tal salutación esta nombrado el Hijo “Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra”. Juan también participa en la salutación, pero en forma de un himno de alabanza por Jesucristo, más claramente presentado en la versión NVI:

Al que nos ama

y que por su sangre

nos ha librado de nuestros pecados,

Al que ha hecho de nosotros un reino,

sacerdotes³Es Jesús el que “ha hecho de nosotros un reino, sacerdotes.” (Reina-Valera “reyes y sacerdotes”). La principal referencia al reino y a los sacerdotes viene de Éxodo 19:5-6, y en 1Pedro 2:9 Hay que recordar que en Éxodo 19:5-6 a los israelitas se les prometió que si obedecían a Dios entonces serían la posesión preciada de Dios entre todas las naciones de la tierra y serían para Dios un reino de sacerdotes y una nación santa. al servicio de Dios su Padre,

¡a él sea la gloria y el poder

por los siglos de los siglos! Amén.

¡Miren que viene en las nubes!⁴“¡Miren que viene en las nubes! Y todos lo verán…incluso quienes lo traspasaron” La frase es tomada del Antiguo Testamento en donde “con las nubes” se asocia con la gloria de la presencia de Dios cuando se apareció a Israel (Éxodo 13:21-22; 14:19, 20, 24; 16:10). Las mencionadas nubes no son las comunes que aparecen en el firmamento cada día, sino más bien nubes sobrenaturales asociadas con la inmediata presencia de Dios en su gloria. “Y todos lo verán…incluso quienes lo traspasaron” claramente está basado en Zacarias 12:10. Véase Mateo 24:29-30.

Y todos lo verán con sus propios ojos,

Inclusos quienes lo traspasaron;

y por él harán lamentación

todos los pueblos de la tierra.

¡Así será! Amén.  (Apocalipsis 1:5b -7 NVI)

Tal himno de salutación, por parte de Juan, nos advierte de otro aspecto del libro; que es un libro de alabanza a Dios y su Hijo. Si queremos aprender más acerca de la alabanza en la iglesia en el primer siglo, no hay mejor sitio que Apocalipsis. Dios es siempre sensible a la alabanza humana e inmediatamente responde del himno de Juan:

“Yo soy el Alfa y la Omega-dice el Señor Dios-, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”. (Apocalipsis 1: 8 NVI)⁵Los mejores mss. añaden “Dios” después de la palabra “Señor” cp. NVI con Reina-Valera.⁵Los mejores mss. añaden “Dios” después de la palabra “Señor” cp. NVI con Reina-Valera.

La visión de alguien semejante al Hijo del hombre. (Apocalipsis 1:9-20)

En la segunda parte del capítulo, Juan explica cuándo, dónde y cómo recibió la revelación (1:9-11). Luego describe las características del Cristo glorificado (1:12-16) y, por último, con la ayuda del mismo Señor, Juan escribe el significado de la visión que ha tenido (1:17-20). (Ver el ANEXO 1)

La exhortación de Pablo para que continuemos en la fe, y que a través de muchas tribulaciones debemos entrar en el reino de Dios (Hechos 14:22) es realizada en la práctica por Juan en su sufrimiento en Patmos. Esta resistencia fue sostenida por la confianza de la realidad y la promesa del Reino de Dios, de la cual Juan ya (1: 6) consideraba a sí mismo y a sus hermanos participantes. La tribulación era real⁶Había dos épocas en las cuales los cristianos fueron amenazados por Roma en el primer siglo. La persecución que Nerón desencadenó después del incendio de Roma en 64 d.C.; y luego durante el reinado de Domiciano (81-96 d.C.). Es probable, si fuera la primera época, que la secta cristiana fue amenazada también por los judíos. Seguramente Juan fue detenido en Patmos por la autoridad romana. en la experiencia de Juan. Parece que Juan estaba en Patmos no por ser un malhechor sino “por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo” (1:9).

“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor⁷“En el día del Señor”. Literalmente un “día proveniente del Señor”. No obstante, hay que recordar que, al fin del primer siglo, los cristianos hablaban del “primer día de la semana” como “el día del Señor” (ver: La Didaché. Cap14 y Carta a los Magnesianos Cap. 9 Ignacio).y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta……Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo…”

¿Cómo puede uno ver una voz? Pero en cierta manera esto expresa perfectamente el problema que Juan tiene a través de Apocalipsis; como alguien que reporta un extraño sueño, las cosas que dice son difíciles de imaginar todas juntas. La voz tiene “una espada aguda” saliendo de la boca, un eco de la profecía de Isaías acerca del rey justo (Isaías 11:4), y del sirviente del Señor (Isaías 49:2). Mucha de la descripción viene también directamente del libro de Daniel (Ver la Tabla 1). Uno como un Hijo del hombre anda en medio de siete candelabros y está vestido y equipado en forma tan hermosa y dice claramente, Apocalipsis 1:18 “soy el que vive y estuve muerto; más he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del hades”. Palabras que sin duda se refieren a la persona del Señor Jesucristo. Él revela a Juan, en el capítulo 1, quien es él, que tiene el destino de las siete iglesias en su mano, y habla de cómo, después de su victoria sobre la cruz, él se “sentó con su Padre en su trono” (Apocalipsis 3:21). En el capítulo 2:18 él dice claramente que es el Hijo de Dios. Él es La Voz, la palabra hecha carne.

La visión inicial termina (v.20) con Jesús explicando a Juan que “los siete candeleros” … entre los cuales él estaba… representaban “las siete iglesias”, nombradas antes (v.11).  ¿Por qué siete iglesias? Había más de siete iglesias en toda la provincia de Asia Menor, es decir la Turquía de hoy día. Pablo había escrito una carta a Colosas cerca de Laodicea. Esta carta de Juan probablemente habría circulado por las iglesias como circularon las cartas de Pablo (Colosense 4:16). El número siete aparece 52 veces en el libro e indica lo completo, como en el caso de la creación cuando Dios terminó la obra y descansó el día séptimo (Génesis 2:2).

Los mensajes a las siete iglesias. (Apocalipsis 2:1-3:22)

El mensaje para cada congregación ésta dirigido a través del “ángel de la iglesia” en tal sitio, y en el capítulo anterior (Apocalipsis 1:20) Jesus había explicado que “las siete estrellas en su diestra” representan, en la visión inicial, “los ángeles de las siete iglesias”. El vocablo “ángeles” significa “mensajeros” y contiene dos ideas (1) Representar a otro; (2) ejecutar autoridad delegada por otro. Los mensajeros o “ángeles” parecen ser personas designadas por la iglesia local para recibir comunicaciones, aunque no se sabe con exactitud la identidad o el oficio de dichas personas.

Evaluando los mensajes a las iglesias se puede ver (como cualquier grupo de iglesias hoy en día) que las siete tenían un carácter distinto – unas eran débiles, otras muertas, aunque puestas de pie, y otras fuertes en la fe. Es interesante (la Tabla 2) que 5 de las 7 recibieron el mandamiento de arrepentirse, mientras que las dos que no fueron amonestadas recibieron la promesa adicional de la corona… “El que tiene oído oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” (Ver el ANEXO 2).

Es importante notar que los mensajes a las siete iglesias forman una parte integral de todo el Apocalipsis, incluyendo la parte de las visiones proféticas. Por ejemplo:

• Cada mensaje empieza con un título o descripción distinta de Cristo tomada directamente de la visión en el capítulo 1. (Ver la Tabla 3)

• Cada mensaje termina con una promesa a “los que vencieren”, y la explicación en detalle de estas promesas viene mucho después en Apocalipsis. (Ver la Tabla 4)

Las dos iglesias premiadas con “una corona”: Esmirna y Filadelfia.

Esmirna (Apocalipsis 2:8-11) y Filadelfia (Apocalipsis 3:7-13) son de interés especial debido a que son las dos iglesias que no recibieron la advertencia de “arrepentirse”; la primera estaba sufriendo “tribulación y pobreza” (pero “era rica” espiritualmente), la segunda, aunque “tenía poca fuerza”, no obstante, había “guardado la palabra” y no había “negado el nombre del Señor”.

En Esmirna la iglesia había o iba a sufrir:

(i) la blasfemia de algunos judíos de “la sinagoga de Satanás” (ver Apocalipsis 3:9 también)⁸La palabra “satanás” significa “adversario” y aquí probablemente se hace referencia a los judaizantes opuestos al evangelio–“la sinagoga de los judíos”– (Hechos 15:1-11; Gálatas 2:11-21; Filipenses 3:2) quienes, sin embargo, no eran verdaderos hijos espirituales de Abraham. Pablo define al verdadero judío, no como uno circuncidado físicamente, sino como uno circuncidado en el corazón por el Espíritu (Romanos 2:28-29).; y, además,

(ii) la persecución “del diablo” (o sea, en esta instancia, del Imperio Romano o sus agentes los magistrados locales)⁹“diablo” significa calumniador. Antes del año 64 d.C. los que más persiguieron a los cristianos fueron los judíos, pero después del incendio de Roma el Imperio Romano empezó a tomar acción contra la iglesia cristiana en general. Los cristianos eran acusados de ser desleales al emperador o los cultos locales porque adoraban al Rey Jesús. El diablo, en Apocalipsis 2:9, puede ser la persecución de las autoridades romanas o los magistrados locales influenciados por los judíos., que iba a “echar algunos (fieles) en la cárcel para ser probados…y sufrir tribulación diez días”¹⁰“Tribulación por diez días” (Apocalipsis. 2:10). No está claro si la persecución vino directamente de las autoridades romanas o de los magistrados locales alentados por la animosidad judía. Lo cierto es que Juan fue detenido en Patmos por las autoridades romanas.

En Filadelfia la iglesia enfrentaba cosas no muy distintas:

(i) pruebas con los de “la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son” y, además,

(ii) pruebas, debido a que… “la hora…. que ha de venir sobre el mundo entero” (o sea el mundo del Imperio Romano)

El galardón para los fieles de Filadelfia es de interés especial para nosotros:

“Al que venciere, yo le haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo de mi Dios, y mi nombre nuevo.”

La referencia al nuevo nombre de Jesús esta prometida tanto a los fieles de Pérgamo (Apocalipsis 2:17) así como también a los de Filadelfia y más tarde a un grupo llamado los 144.000 (Apocalipsis 14:1) que “tienen el nombre del Cordero, y el de su Padre escrito en la frente”.  Es imposible no llegar a la conclusión de que al final todos los redimidos, así como Jesús participan en el nombre del Creador (ver Apocalipsis 22:4).

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