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El Cuerpo de Cristo

El consejo para ser discípulos fructíferos

En cualquier instante de la vida, la persona se enfrenta con una alternativa. No puede nunca evitar el tener que elegir porque no se puede quedar parado. Tiene que seguir un “camino” u otro. Piense un momento en las decisiones que ha hecho hoy. Las alternativas son muchísimas. Por eso vamos a recibir el consejo de Jesús y los apóstoles Pedro y Pablo para ayudarnos con las decisiones que tomamos.

El consejo de Jesús  

Jesús nos presenta en Mateo 7:13-14 un camino espacioso y fácil. Son muchos los que lo siguen. Hay otro camino, estrecho y difícil y son pocos los que lo recorren, pero su destino es la vida. Estos versículos dan un franco contraste entre los que están perdidos y los salvos. Sabemos que las dos puertas y los dos caminos conducen respectivamente a la perdición y a la vida. El verdadero discipulado es minoritario, significa tomar una decisión deliberada de ir contra corriente. Es un asunto de muerte o vida.

Ahora tengo en mi mente una imagen de lo que Jesús enseña. Es representada en figuras:

1. Una multitud de gente que entra por una puerta ancha hacia un camino espacioso hasta la perdición.

2. Poca gente y una puerta angosta. Pero, un momento, ¡no dice que la gente entra por la puerta angosta! Dice que “pocos son los que la hallan”.

En primer lugar, observamos que hay dos caminos. El Salmo 1 pone en contraste el camino del justo que se deleita en la ley de Dios con el camino de los impíos.  El camino espacioso lleva a la perdición. Hay mucho espacio para la diversidad de opiniones y debilidad moral. En este camino se puede seguir las propias inclinaciones; el camino es fácil.

Vamos a ver lo que Jesús dice en Lucas 13:24

“Esforzaos a entrar por la puerta angosta, porque os digo que muchos intentarán entrar y no podrán.”

Alguien le había preguntado a Jesús: ¿Son pocos los que se salven? Era un asunto del cual los rabinos discutían a menudo.

Jesús no respondió de manera directa a la pregunta, sino que les exhortó a esforzarse por entrar por la puerta angosta. La palabra “esforzaos” viene de la raíz griega de la cual se deriva la palabra “agonizar”. Este término describe llanamente a un gran esfuerzo físico que en el Nuevo Testamento significa la condición del que en agonía Jesús ora con mayor intensidad (Lucas 22:44), o el que “pelea” la buena batalla de la fe (1 Timoteo 6:12).

Los límites del camino angosto están marcados claramente. La verdad revelada en la Biblia impone limitaciones a las que se han de ceñir los verdaderos cristianos. Sin embargo, Cristo nos deja con la promesa que mi yugo es fácil y mi carga ligera. Está siempre listo para ayudarnos durante este viaje en el camino angosto.

La exhortación de Jesús no demanda un esfuerzo que justifique al hombre por sus obras, sino una respuesta que comprometa la vida total ante la oferta del evangelio. Las palabras de Jesús se refieren a la fe de una persona que ha hecho una decisión personal. No es algo casual escoger el camino que lleva a la vida. El discípulo tiene que tomar una decisión. Lea un ejemplo del Antiguo Testamento – Deuteronomio 30:15-20. Otros ejemplos de los pares son: 

  • Dos caminos – Jeremías 21:8 y Proverbios 4:10-19.
  • Dos árboles – Salmo 1:6-7 y Jeremías 17:5-8.

El consejo del apóstol Pedro

Pedro nos da una relación ascendente de virtudes cristianas que, una vez establecidas en nuestras vidas, hará que demos frutos en el verdadero conocimiento de Dios. La vida que viene del conocimiento de Dios sólo puede

traer el bien a los demás. Fracasar en la decisión de crecer en Cristo trae consigo la incapacidad para percibir las bendiciones recibidas con la conversión, a tal punto que se olvida o ignora nuestra identificación con Jesús.

2 Pedro 1:2-8

2Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús.

3Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia;

 4por medio de estas cosas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas lleguéis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de las pasiones. 

5Por esto mismo, poned toda diligencia en añadir a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento;

 6al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 

7a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.

8Si tenéis estas cosas y abundan en vosotros, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. 

Cuando Pedro escribió esa epístola, ya sabía que su muerte estaba cercana (1:14). En su mensaje final a los cristianos dispersos dedica su atención a algunas situaciones que habrían de venir cuando él ya no se encontrara en la lucha. Sin embargo dado que los cristianos cuentan con estos recursos (el poder y las promesas), Pedro destaca la importancia (“poniendo toda diligencia”) de la meta (el crecimiento para ser como Jesús) y enumera los pasos para alcanzarla. Dios no nos llama sólo a la salvación del pecado sino también a la madurez espiritual (vv.5-7). 

Pedro dice que debemos aplicar todas nuestras energías para “añadir” con una serie de grandes cualidades (o virtudes).  Así es que Pedro exhorta a sus lectores a que equipen sus vidas con todas las virtudes. Ese equipamiento no debe limitarse al mínimo necesario, sino ser abundante y generoso.

Estas virtudes son: 

Pero tengo unas preguntas:

1. ¿Por qué estas virtudes específicamente? Esta lista no enumera todas las virtudes cristianas. Pedro menciona algunas de las cualidades que describe Pablo y agrega otras que parecen tan importantes como estas (misericordioso, humildad…)

2. ¿Por qué están en este orden? ¿Hay que entender la lista como una escalera celestial para subir? 

3. ¿Cómo entendemos la exhortación de 2 Pedro 3:17? No debemos confiar en nuestras propias fuerzas

Entonces, entiendo que la lista de las características de una vida santa no nos enseña de etapas de desarrollo. Más bien todas deben ser cultivadas a la vez. Pedro, creo, tiene en mente un continuo crecimiento espiritual. El conocimiento cristiano afecta el estilo de vida.

La palabra griega para “añadid” tiene la idea de una provisión abundante y es un verbo que se usaba en la época clásica para describir a los ciudadanos ricos que financiaban una presentación teatral o equipaban una nave de guerra para el Estado del que estaban orgullosos. Un ejemplo elocuente de la misma palabra griega que se encuentra en el Antiguo Testamento (La versión Septuaginta LXX) está en 1 Reyes 4:7,27:

“Tenía Salomón doce gobernadores sobre todo Israel, los cuales mantenían al rey y a su casa. Cada uno de ellos estaba obligado a abastecerlo un mes por año…27Estos gobernadores mantenían al rey Salomón y a todos los que a la mesa del rey Salomón venían, cada uno un mes, y hacían que nada faltara.”

Pasajes en el Nuevo Testamento que se usa esa misma expresión pueden ilustrar esto. Por ejemplo, en 

2 Corintios 9:10 se dice:Y el que da semilla al que siembra y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera y aumentará los frutos de vuestra justicia.”

En Colosenses 2:19 leemos: “pero no unido a la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios.”

Toda la vida de un cristiano tiene que manifestar estas virtudes como “adorno de gracia serán en tu cabeza, y collares en tu cuello.” (Proverbios 1:9).  Llega a ser 5

Claro que la exhortación de Pedro es que debemos mostrar estas virtudes hermosas, no para “ganar” la salvación sino para reconocer con gratitud ante Dios y los hombres que esta salvación ha sido abrazada con agradecimiento sincero.

Hermanos, me permiten añadir dos observaciones personales:

  1. Me interesa mucho “el dominio propio” puede referirse a la abstinencia de bebidas embriagantes, pero *básicamente se refiere al control de sí mismo. La palabra griega quiere decir literalmente “la habilidad de tener las riendas de uno mismo”. Dios nos ha conferido muchos poderes, pero debido al pecado el ser humano puede abusar de ellos.

 Es interesante notar que el dominio propio se menciona después del conocimiento en la lista de Pedro. El conocimiento que tengamos de Dios ha de indicarnos lo que es agradable o desagradable delante de Dios. Esto puede ser un incentivo para controlar las tendencias que pudieran impulsarnos actuar en contra de la voluntad Dios. El dominio propio se ha hecho más difícil porque vivimos en una sociedad que cada día se hace más permisiva. 

2. Para buscar una explicación del por qué Pedro incluye esta lista en su carta, hay que leer lo que Pablo dice en Romanos 12. Puede ser que estas ocho virtudes son un resumen de la exhortación de Pablo. Vamos a ver:

Qué resumen maravilloso dentro de estas dos cartas. Se puede ver aquí los dos apóstoles trabajando juntos para la gloria del Señor.  Tenemos aquí más evidencia que la Biblia es, en verdad, la Palabra inspirada de Dios. ¿Qué más podemos decir? El apóstol Pedro presenta las características de una vida provechosa y productiva. Dios nos ha llamado en Su gran misericordia y gracia inmerecida; pero al mismo tiempo tenemos que aplicar todos nuestros esfuerzos para proseguir adelante en “el camino angosto que lleva a la vida”. (Mateo 7:14). 

Momentos para reflexionar

¿Cómo podemos poner en práctica estas enseñanzas? 

Hacemos un auto-examen (Warren, R págs.343-344):

La adoración – ¿Cuál es el centro de mi vida?

  1. El disciplinado – ¿Cuál es el carácter de mi vida?
  2. El servicio – ¡Cuál es la contribución de mi vida?
  3. La misión – ¿Cuál es la comunicación de mi vida?
  4. El compañerismo y la comunión – ¿Cuál es la comunidad de mi vida?

El consejo del apóstol Pablo

La vida del hombre está viciada de pecado y actitudes contrarías a la ética bíblica. El hombre sin Dios es incapaz de hacer lo que agrada a Dios. Cuando uno se hace cristiano debe experimentar un cambio total de personalidad. 

Según lo que dice Pablo en Colosenses 3:5-25 se despoja del viejo “yo” y asume un nuevo “yo”. Cuando el cristiano obedece la Palabra y pone de manifiesto las virtudes o atributos de Dios, recibe ricas bendiciones que a su vez edifican a otros creyentes. Esto es así en Colosenses 3:12-17:

“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. 

13Soportaos unos a otros y perdonaos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 

14Sobre todo, vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. 

15Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo. Y sed agradecidos.

16La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros. Enseñaos y exhortaos unos a otros con toda sabiduría. Cantad con gracia en vuestros corazones al Señor, con salmos, himnos y cánticos espirituales. 

17Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.”

¿Es verdad, que a menudo, no tomamos suficientemente en serio la verdad que insiste el Nuevo Testamento que un cristianismo que no opera una transformación no es auténtico? La exhortación aquí nos instruye de un cambio progresivo, un crecimiento constante a la persona en la gracia y en el conocimiento de la voluntad de Dios.

¿Entonces, qué dice Pablo de las actitudes propias de una nueva vida en Cristo? 

  1. El cristiano tiene razones poderosas para exhibir el fruto del espíritu porque – El cristiano es escogido, santo y amado de Dios. (Colosenses 3:12).

Hay dos cosas significativas que identificamos de este versículo:

    1. Cada una de estas tres palabras pertenecía en su origen a los judíos. Eran ellos el pueblo escogido, la nación consagrada y los amados de Dios. Ya se las aplica a los gentiles.
    2. Notamos que cada una de las gracias mencionadas tiene que ver con las relaciones personales. No se mencionan virtudes como la inteligencia ni siquiera la diligencia. Pero las grandes virtudes cristianas básicas son las que gobiernan las relaciones humanas.
  1. El cristiano ha recibido el mandamiento de practicar nuevas actitudes (Colosenses 3:12). Debe ser vestido de: 
      • Entrañable misericordia (una misericordia que procede del centro de las emociones), 
      • Bondad (generosidad) 
      • Humildad (como un siervo) 
      • Mansedumbre (cortesía a todos) 
      • Paciencia (control sobre uno mismo) 

Estas cinco virtudes con las que los creyentes han de vestirse se ven como características de Dios o de Cristo (Salmo 25:6; Jeremías 33:11; Mateo 9:36; 2 Corintios 1:3) y muestran cómo ellos, como elegidos de Dios, deberían comportarse en el trato con otros, especialmente con sus hermanos en Cristo. Tres de ellas, benignidad, mansedumbre y paciencia están incluidas como fruto del Espíritu en Gálatas 5:22.

  1. El cristiano debe exhibir el cambio en su vida mediante acciones concretas (Colosenses 3:13):
      • Debe soportar a los hermanos débiles
      • Debe perdonar a los que se quejan
      • Debe imitar a Cristo

Como consecuencia de haberse vestido con la paciencia (v.12) ellos deberían mostrar un continuo soportarse los unos a los otros. Hay que perdonar. Pablo emplea un verbo especial para “perdón” (“cancelar las deudas” en la parábola de los dos deudores, Lucas 7:42). La base y motivo para esta respuesta son del más alto orden: De la manera que el Señor os perdonó, así también hacedlo vosotros. La poderosa obra reconciliadora de Cristo (Colosenses 1:22) es la base sobre la cual el perdón de pecados se provee.

  1. El cristiano debe revestirse de las virtudes de la nueva vida (Colosenses 3:14-15):
      • Debe revestirse de amor
      • Debe ser gobernado por la paz de Dios
      • Debe ser agradecido 

En Gálatas 5:6 “amor” es el motivo motor de la fe y en 1 Corintios 13:13 es la virtud cristiana suprema. El amor es un lazo que nos guía a la perfección. Relaciona a los miembros de la congregación en una unidad de cuerpo, produciendo así la perfección. Esta interpretación se ajusta bien a lo que a Pablo le preocupaba de la vida colectiva de sus miembros.

5.  El cristiano que quiere agradar a Dios debe guiar su vida por la Palabra de Dios (Colosenses 3:16-17):

  • Enseña la Palabra con sabiduría
  • Exhorta la Palabra con sabiduría
  • Canta la Palabra con alegría.

Ser “vestido” como un verdadero creyente en Cristo significa que actuamos como siervos. El mundo define la grandeza en términos de poder, posesiones, prestigio y posición. Sin embargo, Jesucristo midió la grandeza en términos de servicio y no de estatus.

Momentos para reflexionar

¿Cómo podemos poner en práctica en la iglesia y comunidad estas enseñanzas? Hacemos un auto-examen:

¿Estamos siempre disponibles para servir?

¿Prestamos atención a las necesidades de lo demás?

¿Siempre hacemos lo mejor que tenemos?

¿Cumplimos cualquiera de las tareas con  dedicación?

¿Buscamos la adulación de los hermanos o mantenemos un bajo perfil?

Trabajando como un miembro

Leí en un libro (Warren, R. Pág.145). donde el autor hizo una comparación entre dos términos con respecto de la congregación de los creyentes. Hablo de los “asistentes” y de los “miembros”. Continuo con una explicación de la diferencia entre los dos grupos. Represento sus ideas en la siguiente figura:

Por eso nos deja con la pregunta acerca del grado de compromiso que tengo con mi iglesia. 

La Biblia llama a la iglesia “la esposa de Cristo” y “el cuerpo de Cristo” No se puede imaginar diciéndole a Jesús:

“Te amo, pero no me gusta tu esposa”. 

Esto es lo que hacemos cuando restamos importancia, menospreciamos o nos quejamos de la iglesia.

Por el contrario, Dios nos manda a amarla tanto como la ama Jesús. Somos testimonio al mundo cuando nos reunimos en amor como una familia en la iglesia. No somos parte del cuerpo de Cristo en soledad. Somos un grupo que tenemos el compromiso específico y, según lo que dice Jesús, la evidencia debe ser:

“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. 35En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros.” (Juan 13:34-35)

No solamente debemos ser ejemplo de amor de Dios amándonos una a otros también debemos llevar juntos ese amor al resto del mundo. Es un privilegio increíble que compartimos.

Capítulo anterior: Dos puntos de vista acerca de los seres humanos

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