Lea Juan 10:1-42

La razón del milagro de la resurrección de Lázaro en Juan 11 es para mostrar que Jesús es el Señor de la vida. Juan narra esta historia como el punto culminante del ministerio público del Mesías. Cuando el Cristo pronunció la palabra de poder, la muerte fue vencida. Esto se relaciona con el discurso que enseña cómo el buen pastor es soberano sobre la muerte:

El buen pastor da su vida El buen pastor la vuelve a tomar
Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.

.

así como el Padre me conoce y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

 

Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida para volverla a tomar.

Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida para volverla a tomar.

Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.

Una característica del discurso es cómo se presenta la preocupación del buen pastor por sus ovejas. Un pastor a sueldo no muestra la misma inquietud, ya que su interés está en el salario, no en el rebaño (Juan 10:12-13).

Este detalle supone un nuevo punto en común con la señal de la resurrección de Lázaro. Muestra la preocupación de Jesús por Lázaro. También se interesa por Marta y por María. La idea de la preocupación se incluye en la afirmación de que el pastor debe llevar las ovejas al redil (Juan 10:16), y en la también repetida declaración de que da su vida por el rebaño (Juan 10:11, 15, 17).
No dice que los hombres matarán al buen pastor, sino que él dará su vida. También la tomará de nuevo (Juan 10:17-18). Ahora nos prepara para los siguientes capítulos del Evangelio que narran la muerte y la resurrección del Hijo de Dios.

 

Una distinción entre lo falso y lo verdadero

La ilustración del pastor en esta sección es en forma de alegoría en la cual se enfocan varios aspectos de una manera espiritual. Es similar a las parábolas de Mateo, Marcos y Lucas, pero de una manera más desarrollada.

Juan 10:1–6. La metáfora del pastor es familiar en el Antiguo Testamento:

  • Dios se autodenomina a menudo como pastor y al pueblo lo califica como Su rebaño. Aquí están unas referencias para estudiar:
    Salmo 23:1; 77:20; 78:70-72; 79:13; 80:1; 95:7; 100:3.
  • El Mesías también es presentado como el pastor de las ovejas: Isaías 40:11.
  • Los líderes y gobernadores del pueblo recibían el nombre de pastores: Jeremías 23:1-4.
  • En Ezequiel 34 está una grave denuncia contra los falsos líderes del rebaño.

En esta sección el pensamiento está fuertemente influido por Ezequiel 34, en donde los pastores de Israel son criticados. El contraste se presenta entre el mal pastor, simbolizado por los fariseos, (que demostraron una mala actitud hacia el ciego) y el buen pastor.

“Yo soy la puerta” – Juan 10:7-10 –

Ahora cambia la metáfora, pues Jesús mismo se ve como la puerta. Declaró su derecho exclusivo de permitir la entrada. En los pueblos había corrales comunales en donde se metían todos los rebaños de los vecinos cuando volvían a casa por la noche. Estaban protegidos por una puerta de la que solamente el portero tenía la llave. Cuando las ovejas no volvían por la noche al pueblo se recogían en rediles al aire libre, que tenían una abertura por la que entraban y salían las ovejas. Por la noche el mismo pastor se acurrucaba en la abertura. El pastor era la puerta. La característica de un verdadero pastor es que él no sólo reconoce sus ovejas sino que las llama por su nombre y las guía a las pasturas (v. 4). Es claro que tal relación íntima no podría existir entre un extraño y las ovejas (v. 5). Los oyentes eran incapaces de entender la verdad que había tras aquella figura de expresión. Lo más importante es la relación entre las ovejas y el pastor.

A través de El podemos tener acceso a la presencia de Dios (Efesios 2:18; Hebreos 10:20).

Ladrones y salteadores – Juan 10:8 –

El v. 8 ha presentado dificultades si se supone que ninguno que vino antes de Jesús fuera sino ladrón o asaltante, lo que claramente sería incompatible con el Antiguo Testamento. El significado más lógico es que los que vinieron antes de Jesús y declaraban ser el único camino de entrada eran falsos; una referencia a los muchos falsos mesías que abundan en la historia de ese período. Ciertamente el capítulo anterior muestra lo desastroso de los reclamos de los fariseos.

El ladrón es una persona que trabaja con astucia; el salteador puede ser una persona violenta. El profeta Jeremías se enfrentó con la misma forma de resistencia.

“Por tanto, yo estoy contra los profetas, dice Jehová, que se roban mis palabras unos a otros.” (Jeremías 23:30)

“¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta Casa, sobre la cual es invocado mi nombre? Esto también yo lo veo, dice Jehová.” (Jeremías 7:11)

En Juan 10:9 el discurso del mismo Jesús se repite en una forma más explicativa. Ahora promete tanto la salvación como el sostén. Estos dos beneficios se resumen entonces como vida en abundancia (v. 10). El contraste entre lo verdadero y lo falso aquí es claramente notorio. Jesús trae vida; los falsos pastores traen muerte. La abundancia de la vida que Jesús da es un tema característico de Juan.

Juan 10:11–18. A partir de este momento se presenta un nuevo contraste, pero ahora entre el buen pastor y el asalariado. La primera cualidad del pastor es la disposición a sacrificarse por las ovejas. Habiendo prometido antes vida abundante a otros, Jesús habla de dar la suya propia. A la luz de esto parecería que las ovejas están expuestas a un peligro inmediato, pero Jesús va más allá de la metáfora para señalar una verdad espiritual profunda.

Atrae la atención a un acto voluntario de sacrificio que beneficiaría a las ovejas (v.11). La muerte del pastor se ve como un acto en beneficio de otros. La contradicción entre esto y la acción del asalariado que huye (v.12) presenta en forma vívida la naturaleza del sacrificio de Jesús. La falta de cuidado se nota particularmente (v.13).

Los vs.14–18 forman una especie de comentario sobre la afirmación del v. 11. Comienza con un énfasis sobre el mutuo conocimiento entre el pastor y las ovejas que es como el conocimiento mutuo entre el Padre y el Hijo (vs. 14-15). No puede haber una intimidad más estrecha que esa. Coloca completamente fuera de cuadro al asalariado.

El v.16 introduce otra línea de pensamiento, esta vez basada en la idea de diferentes rebaños. Las otras ovejas a que se refería Jesús tienen que ser los gentiles. Pero aunque hay rediles diferentes, sólo hay un rebaño, así como hay un solo pastor. Esta afirmación da testimonio de la variedad en la comunidad del pueblo de Dios, aunque su unidad esencial es en Cristo mismo.

 

Un énfasis especial

Durante la lectura de Juan 10 se nota la repetición de un tema: la sujeción dócil de las ovejas hacia al pastor.
v.4 Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas lo siguen porque conocen su voz.
v.5 Pero al extraño no seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.
v.8 Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores, pero no los oyeron las ovejas.
v.14 Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
v.16 Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; a esas también debo atraer y oirán mi voz, y habrá un rebaño y un pastor.
v.20 Muchos de ellos decían: Demonio tiene y está fuera de sí. ¿Por qué lo oís?
v.27 Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen;
v.41 Muchos acudían a él, y decían: Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad.
v.42 Y muchos creyeron en él allí.

La correspondencia de los fieles al llamamiento de Jesús no es sin entendimiento, por el contrario, es a través de la comprensión de su mensaje. (Jamás “le siguieron como manada de borregos”).

El diálogo en la fiesta de la Dedicación – Juan 10:22-42 –

Juan vincula hechos con fiestas cuando es apropiado. Esta fiesta fue establecida por Judas Macabeo para señalar la rededicación del templo después de su profanación por Antíoco Epífanes en 164 a. de J.C. La fiesta fue innecesaria porque no hubo una nueva fiesta de la rededicación luego de la profanación suscitada durante el reinado de Acaz (2 Reyes 16:12-15; 2 Crónicas 29:15-18) y otra vez durante el reinado de Manasés (2 Crónicas 33:3-5)La mención en el v. 22 de que era invierno (diciembre) tiene que ver con el hecho de que Jesús estaba caminando por el pórtico de Salomón.

La pregunta del v. 24 traducida ¿hasta cuándo nos tendrás en suspenso? sugiere que los judíos no eran completamente hostiles, aunque ciertamente estaban perplejos. Jesús dijo que él ya les había respondido en el sentido del testimonio general de sus palabras y hechos. Aquí lo que él criticaba duramente era su falta de fe inclusive en los milagros.

Jesús vuelve a la figura del pastor para recordar a los judíos que si fueran sus verdaderas ovejas hubieran oído su voz. Entonces destacó su relación especial con aquellas ovejas (v. 28). La fuerza de las palabras muestra que ellos ya habían entrado a la vida eterna, pues se usa el verbo en tiempo presente. Jesús también hizo una inconfundible promesa en cuanto a su seguridad. Los que estaban familiarizados con la actividad pastoril en el Oriente apreciarían el tono absoluto de esa seguridad. Se refuerza por la acción del Padre (v. 29).

Se nota la estructura de los versículos 27 y 28.

A. Mis ovejas oyen mi voz

B. y yo las conozco,

A. y me siguen;

B. yo les doy vida eterna

A. y no perecerán jamás,

B. ni nadie las arrebatará de mi mano.

La importante declaración: “Yo y mi Padre uno somos” – Juan 10:30 –

La Biblia de Jerusalén: “El Padre y yo somos una sola cosa.”

La Nueva Versión Internacional: “El Padre y yo somos uno.”

La versión Herder: “El Padre y yo somos uno.”

Nacar-Colunga: “Yo y el Padre somos una sola cosa.”

Comentario trinitario:

McDowell , dice:

“¿Estaba Jesús afirmando que Él era el mismo Dios, una sola cosa con Él (como el hielo y el agua son “uno” en naturaleza, o estaba diciendo sólo que tenían unidad, estaban unidos en el propósito, estaban de acuerdo? El texto indica lo primero.

Primero, los judíos a quienes El estaba hablando – que culturalmente estaban en situación de interpretar sus palabras mejor que nadie 2.000 años después – entendieron que Jesús decía que era “Dios”. Tomaron piedras para apedrearle “…por blasfemia: porque siendo hombre te haces Dios a ti mismo” (Juan 10:33). Segundo, en griego, la palabra uno es neutro (hen), no masculino (Heis), lo cual indica que Jesús y Dios eran uno y lo mismo en esencia. La forma masculina significaría que eran una persona, lo cual negaría la distinción personal entre el padre y el Hijo.”

Comentario general – Jesús no pretendió ser Dios –

En Juan 10:30, Jesús declaró ser “uno” con el Padre. La palabra “uno” es el cardinal de género neutro, que en griego es en (hen). No el primer número cardinal masculino eis (heis) ni el femenino mia. El numeral masculino heis describe la deidad en el credo Cristiano anunciado por Jesús en Marcos 12:29:

“Jesús le respondió: El primero de todos los mandamiento es: “Oye, Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor uno (heis) es.”.”

Juan 10:30 nos enseña que El Padre y el Hijo están unidos en voluntad y propósito. Jesús ora en Juan 17:11 que sus seguidores sean uno (hen) (unidos en propósito, como él y su Padre están unidos.)

En español, lamentablemente, no tenemos esa diferencia y utilizamos el mismo cardinal «uno» para los tres géneros. Esta sutileza del griego desaparece en las traducciones al español y al inglés.

En el evangelio de Juan la identidad de Jesús es un tema fundamental. Juan escribió, como él mismo nos dice, con un propósito principal: convencer a sus lectores que Jesús es “el Mesías”, el Hijo de Dios” (Juan 20:31). De acuerdo con Juan, Jesús distinguió cuidadosamente su persona de la del Padre quien es “el único Dios verdadero” (Juan 17:3; 5:44, 6:27).

Si estamos por buscar en el registro de Juan una prueba de que Jesús es Dios “co-igual”, en el sentido trinitario, estaremos descubriendo algo que Juan no se propuso, y en vista de su herencia judía, no lo hubiera comprendido!

Buzzard explica: “En los informes de Mateo, Marcos, y Lucas se nos dice que explícitamente Jesús se suscribió al monoteísmo estricto del Antiguo Testamento (que admite un solo dios), (Marcos 12:32-34). Por lo tanto, ¿acaso él, de acuerdo a Juan, confunde el asunto afirmando ser Dios después de todo? La respuesta es dada claramente en Juan 10:34-36 donde Jesús definió su condición en términos de los representantes humanos de Dios en el Antiguo Testamento. Jesús dio este informe de sí mismo como explicación de lo que significa ser “uno con el Padre” (Juan 10:30). Es una unidad en función por la cual el Hijo representa perfectamente al Padre. Ese es exactamente el ideal del Antiguo Testamento de la filiación, el cual ha sido imperfectamente realizado en los gobernantes de Israel, pero encontrará su cumplimiento perfecto en el Mesías, el Rey escogido de Dios”.

El argumento en Juan 10:29-38 es como sigue:

  • Jesús comenzó por afirmar que él y el Padre eran “uno”. Fue una unidad de compañerismo y función la cual en otra ocasión él deseó también para la relación de sus discípulos con él y el Padre (Juan 17:11, 22).
  • Los judíos entendieron que Jesús estaba pretendiendo la igualdad con Dios. Esto le dio una oportunidad a Jesús para explicarse.
  • Lo que él estaba realmente pretendiendo, así dice él, era ser “Hijo de Dios” (v.36), un reconocido sinónimo para Mesías.
  • La pretensión para la filiación no fue irrazonable, sostuvo Jesús, en vista del hecho bien conocido que aun los representantes imperfectos de Dios han sido nombrados por él en el Antiguo Testamento como “dioses” (Salmo 82:6). Lejos de demostrar alguna pretensión para una eterna filiación, él compara su oficio y función con aquella de los jueces.

Se consideró a sí mismo el representante de Dios por excelencia ya que él fue el único Hijo de Dios, el Mesías sobrenaturalmente concebido y el objeto de toda profecía del Antiguo Testamento.

Buzzard continua (p.6): “Puesto que Jesús expresamente negó que él era Dios en Juan 10:34-36, sería muy necio pensar que él se contradijo a sí mismo en otra parte. El Evangelio de Juan debería ser examinado con ciertos principios axiomáticos firmemente en mente. Jesús es distinto del “único Dios verdadero” (Juan 17:3). El Padre únicamente es Dios (Juan 5:44). Juan desea que sus lectores entiendan que todo lo que él escribe contribuye a la única gran verdad de que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios (Juan 20:31). Jesús mismo dice, como hemos visto, que el término “dios” puede ser usado para un ser humano que representa a Dios, pero ciertamente ello no implica que sea una “Deidad co-igual”. La propia auto designación de Jesús es claramente la de “Hijo de Dios” (Juan 19:35). En Juan 10:24,25 Jesús les dijo “claramente” que él era el Mesías, pero ellos no lo creyeron.”
Léon-Dufour explica

“Al utilizar el neutro hén y no el masculino heís, Jesús señala la unidad en la acción, de forma que se podría traducir: “Yo y el Padre no hacemos más que uno”.

Barclay añade :

“Cuando Jesús dijo: Yo y el Padre somos una sola cosa,” no se estaba moviendo en el mundo de la filosofía y de las abstracciones, sino en el de las relaciones personales. Nadie puede entender de veras lo que quiere decir una frase como “una unidad de esencia”; pero cualquiera puede entender lo que es la unidad del corazón. La unidad de Jesús con Dios venía del perfecto amor y la perfecta obediencia. Jesús era una sola cosa con Dios porque Le amaba y obedecía perfectamente; y vino a este mundo para hacernos lo que El es.”

Si uno leyera los versículos anteriores entonces comprendería en su totalidad el significado de este versículo. Jesús estaba hablando acerca del Padre preservando a las ovejas. Las ovejas son guardadas seguras es debido al poder que Jesús recibió de su Padre. Lo que realmente Jesús estuvo diciendo es que si los jueces son llamados Elohim, era injusto que le culpen a él de blasfemia por anunciar que él era el Mesías, llevando a cabo la voluntad del Padre, dando eso preeminencia a Jesús sobre todos los reyes y profetas.

 

¿Quiénes son los “dioses” de los cuales se habla en Juan 10:34 y Salmo 82:6?

En Juan 10:30-39 leemos acerca de un conflicto entre Jesús y algunos de los judíos quienes le criticaban. El desacuerdo se debe a la declaración de Jesús, “Yo y el Padre uno somos”.

Sus antagonistas entienden estas palabras como afirmación de deidad, lo cual explica su respuesta inmediata – agarran piedras para apedrear a muerte a Jesús por su pecado de blasfemia (vs. 31, 33. Vea Levítico 24:16) ¬– Jesús responde citándoles la Escritura de Salmo 82:6: “¿No está escrito en vuestra ley: yo dije, dioses sois?”

Para discernir el significado de las palabras de Jesús necesitamos volver a Salmo 82 y determinar quiénes son los designados como “dioses.” En el versículo 1 leemos: Dios (elohim) se levanta en la reunión de los dioses; en medio de los dioses (elohim) juzga.

¿Qué es exactamente esta congregación de “dioses” dirigida por Dios? En el contexto inmediato estas personas son reprendidas por Dios por no cumplir fielmente su responsabilidad de castigar al malvado y defender al inocente (vs. 2-4):

“¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente y haréis acepción de personas con los impíos? Selah. Defended al débil y al huérfano; haced justicia al afligido y al menesteroso, librad al afligido y al necesitado; ¡libradlo de manos de los impíos!”

Se nota también en v. 7 que Dios les dice, “Pero como hombres moriréis, y como cualquiera de los príncipes caeréis”. Basado en lo que indica el contexto, la interpretación más obvia de elohim es que aquí se refiere a gobernantes mortales y humanos. Una consulta a cualquier diccionario o léxico hebreo nos informa que la palabra elohim tiene 3 sentidos diferentes: puede designar

  1. el único Dios vivo y verdadero,
  2. dioses falsos (ídolos), y
  3. gobernantes y jueces humanos que tienen un papel semejante al de Dios sobre otros seres humanos.

Considere estos otros dos pasajes en que el contexto muestra claramente que elohim es gobernantes o jueces humanos: Éxodo 21:5-6; 22:7-8.

Entendiendo que “dioses” dentro del Salmo 82:6 se refiere a humanos que gobiernan, ahora podemos volver a Juan 10:34 y considerar lo que Jesús quiere decir al citar este versículo. Jesús ha dicho que él y el Padre son uno, implicando que él es Dios (v. 30). Esto ha incitado a sus enemigos judíos a tomar piedras para apedrearlo, pues consideran esto como una blasfemia (vs.31-33). Jesús responde:

“¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?” (vs. 34-36).

El estilo de la respuesta de Jesús se llama “argumento afortiori,” significando que si la premisa es verdad, un segundo punto sigue con fuerza lógica aún más grande. Primero, Jesús cita como precedente al Salmo 82:6, en donde Dios llama a ciertos seres humanos “dioses.” Como nosotros ya hemos visto, “dioses” en este versículo se refiere a gobernantes humanos en su papel como jueces de Israel. Jesús describe a los que son llamados por el salmista “dioses” como, “a quienes vino la palabra de Dios,” que sería completamente concordante con el entendimiento que esto se refiere a seres humanos. Jesús entonces razona que si estos gobernantes humanos son llamados “dioses” en virtud de la dignidad de su posición como gobernantes o jueces, cuánto más (afortiori) puede él, como uno mandado por el Padre, ser llamado Hijo de Dios.

Ni Jesús ni el salmista enseñaron que los seres humanos pueden llegar a ser Dioses. En otros pasajes la Biblia enseña fuerte y repetidamente que hay sólo un Dios verdadero, y que todos los otros así llamados “dioses”, en ninguna manera son dioses verdaderos como lo es Dios.

Si en el hebreo la palabra “elohim” es plural, ¿cómo se puede traducir en singular?

¿En que basa un traductor su decisión de interpretar elohim como “Dios” (singular) o “dioses”/“jueces” (plural)? La palabra elohim es plural y se usa frecuentemente con verbos singulares, y con adjetivos y pronombres en el singular.

El primer uso de elohim en Salmo 82:1 es traducido “Dios” porque es seguido por un participio singular masculino (nitzab, “él está”); elohim es el sujeto de este participio singular masculino, así que por las reglas de la gramática hebrea las palabras nitzab elohim deben significar “Dios está” y no “los dioses está”. Sin embargo, en la segunda parte del versículo elohim es traducido como “dioses” (la versión Reina Valera de 1909, 1960), o como “jueces” (versión 1977). Esto es porque aquí no hay el elemento verbal singular, sino que en lugar de ello tenemos las palabras “en la reunión de los dioses… en medio de los dioses”. Como una reunión por definición está compuesta por una pluralidad de miembros, el contexto dicta que elohim en este caso se debe traducir como “dioses” o “jueces.”
La calidad de ‘uno’ de que se habla aquí no es una unidad de ser. Es una unidad de propósito espiritual. Por lo tanto, Jesús mantuvo una unidad de mente y Espíritu con el Padre, de modo que pudo decir: ‘El; que ha visto a mí, ha visto al Padre’ (Juan 14:9). Para los discípulos, Jesús estaba en reemplazo de Dios; habló palabras de Dios, proclamó la verdad de Dios, pronunció sus juicios. En resumen, en esa situación él era “Dios”. Note lo que dice Jesús acerca de sus discípulos en su oración.

El regreso de Jesús al lugar del bautismo realizado por Juan puede ser simbólico. Su ministerio público estaba llegando al final. Los vs. 41-42 repiten el testimonio de Juan sobre Jesús y la superioridad del ministerio de éste. Un fuerte contraste se ve entre la falta de respuesta en Jerusalén y los muchos que creyeron al otro lado del Jordán.

 

Una digresión: Las “otras ovejas” (Juan 10:16).

Según la Sociedad Watchtower, los testigos de Jehová caen en una de los dos grupos, del “rebaño pequeño” (Lucas 12:32) y de las “otras ovejas” (Juan 10:16). Los Testigos de Jehová escriben en su artículo “El pequeño ha llegado a ser mil” de la revista La Atalaya, del 1 de enero de 2000; pág 12. Que solamente 144000 elegidos “quienes, junto con Jesucristo, son coherederos del reino celestial”. Mientras que en el año 1935 se entendió que las “otras ovejas” pertenecen a la “gran muchedumbre” de todas las naciones…tienen la esperanza de vivir para siempre en el paraíso terrestre”. En otras palabras, solo “un pequeño rebaño” de 144.000 personas va al cielo para gobernar con Cristo. Lucas 12:32; Apocalipsis 14:1,3; 1 Corintios 15:40-53; Apocalipsis 5:9.10. (Sitio oficial de Watchtower Society)

(1) “pequeño rebaño” – “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el Reino.” (Lucas 12:32)

Es una referencia que corresponde a la idea del Antiguo Testamento de Israel como oveja de Dios (Isaías 40:11). La forma en que Jesús aplica a sus discípulos este término los designa claramente, así como a la Iglesia que nacerá de ellos, como el nuevo, el verdadero Israel; es decir, los propagadores y herederos de su reino presente y consumado. El rebaño es pequeño no en relación con otro rebaño más grande sino en relación con los enemigos del evangelio.

(2) “otras ovejas” – “Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; a esas también debo atraer y oirán mi voz, y habrá un rebaño y un pastor.” (Juan 10:16)

Los testigos de Jehová argumentan que las “otras ovejas” mencionados en Juan 10:16 son todos aquellos que se unieron a los Testigos de Jehová después del año 1935, los que heredarán la vida eterna aquí en la tierra. Sin embargo, demostraremos que las “otras ovejas” mencionadas en este versículo son una referencia a los gentiles, a los no-judíos.

En los evangelios, los judíos son referidos como “las ovejas perdidas de Israel” (Mateo 10:6). También todos los judíos que creían y seguían a Jesús eran llamados sus “ovejas” (Juan 10:11). De manera que cuando Jesús dijo: “Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil…” él se estaba refiriendo claramente a los no-judíos, gentiles creyentes. Estos gentiles, junto con los judíos creyentes, formarán “un rebaño” y tendrán “un pastor” (Juan 10:16). Recordemos lo que Pablo dice en Gálatas 3:25-29:

“Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo un guía, 26porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, 27pues todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. 28Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. 29Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente descendientes de Abraham sois, y herederos según la promesa.”

 

Desarrollo del estudio

  1. Mencionen las afirmaciones que Jesús hace acerca de sí mismo (vs. 7, 9, 11, 14, 30, 36)
  2. ¿Qué diferencia hay entre una persona extraña y el pastor? (vs. 1-5)
  3. ¿En qué se parece Jesús a un pastor? (vs.7-9)
  4. ¿Qué nos quiere enseñar Jesús cuando afirma que es la puerta? (7-9)
  5. ¿Qué diferencias hay entre el buen pastor y el asalariado? (vs. 10-13)
  6. ¿Qué obras realiza el buen pastor? (vs. 11, 15, 17, 28)
  7. ¿Por qué no pudieron las personas entender la afirmación de Jesús acerca de que él era el Cristo? (vs. 24-26)
  8. ¿Qué cosas prometió Jesús a sus ovejas? (vs. 28,29)
  9. ¿Cómo reaccionó la gente ante las enseñanzas de Jesús? (vs. 19, 20, 21, 24, 31, 33, 39, 41 y 42)
  10. ¿Por qué la gente quería apedrear a Jesús? (v. 33)
  11. ¿Cómo puede uno llegar a ser oveja de Jesús?
Capítulo anterior: Discurso 6 - La luz del mundo (Juan 8:12-59)

Continúa leyendo: Discurso 8 – Apacentar las ovejas (Juan 21:15-19)
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