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Dios y Jesucristo

Dios es Uno, No Tres: Examinando la Doctrina de la Trinidad

Introducción

«Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.» (Juan 4:23)

Estas palabras de Cristo constituyen un reto. Declaran que Dios se complace solamente en la adoración de aquellos que se le acercan «en espíritu y en verdad.» Implican que los verdaderos adoradores son únicamente los que están dispuestos a buscar la verdad de Dios, a fin de convertirla en el fundamento de su vida espiritual.

Muchos reconocerán el derecho de Dios de dictar las condiciones de la adoración. Aun las autoridades humanas hacen lo mismo con respecto a sí mismas. Nadie pensaría acercarse a un monarca terrenal sin respetar las convenciones requeridas, y si no las conociera, daría los pasos necesarios para averiguarlas.

¿Se tratará con menos respeto a Dios, quien es más alto que cualquier monarca terrenal?

¡De ningún modo! Las palabras de Cristo, citadas anteriormente, revelan que Dios desea que los verdaderos adoradores vengan a un correcto conocimiento de El como una base para una adoración aceptable. Esto impone una solemne responsabilidad sobre el que desea agradarlo, es decir, la de buscar cuidadosamente la revelación que El ha dado de sí mismo (la Biblia) si su deseo es conocerlo.

Pero algunos preguntarán: Si nuestras intenciones son correctas, ¿pueden tener importancia simples términos doctrinales?

La mayoría contestaría negativamente. Pero las palabras de Cristo revelan que la verdad doctrinal es vital para la salvación. Después de todo, ¿puede uno adorar a Dios si carece del entendimiento básico de su esencia divina? No. No puede haber componenda ni concesiones en este tema tan importante. Dios se ha revelado a sí mismo y ha revelado su propósito en la Biblia, y es nuestro deber y privilegio escudriñar ese maravilloso libro para conocer al Dios a quien adoramos. Rechazar la Biblia convertiría nuestra adoración en vana e inútil.

Un conocimiento correcto de Dios es esencial para la salvación

En varias ocasiones, Cristo reveló que la salvación depende del correcto entendimiento de la verdad divina (Marcos 16:16; Romanos 1:16; 1 Corintios 15:2,3; etc.). Orando al Padre, declaró:

«Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.» (Juan 17:3)
¿Hasta qué grado conocemos a Dios? ¿Concuerda nuestro entendimiento con la verdad bíblica?

Dos ideas opuestas respecto de Dios son enseñadas en la cristiandad. La mayoría de iglesias enseñan que El es un ser trino, constituido por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: uno aunque tres, iguales en conocimiento, poder y esencia, desde la eternidad y hasta la eternidad.

expuestas anteriormente, aquellos que están en error no están en el camino de la vida eterna…

Por otra parte, los cristadelfianos enseñan que la doctrina de la Trinidad es falsa; que Dios es uno y solo; que Jesucristo es Su Hijo, nacido hace 1900 años, antes de lo cual no tenía existencia personal; y que el Espíritu Santo es el poder de Dios.

Ambas doctrinas no pueden ser correctas al mismo tiempo, y a la luz de las declaraciones del Señor, expuestas anteriormente, aquellos que están en error no están en el camino de la vida eterna, no importa cuán sinceros sean.

Esta es una afirmación muy seria, y a muchos no les agradará que lo digamos en forma tan cortante. En realidad, muchos consideran indigna cualquier discusión acerca de Dios. Creen que es innecesaria y prefieren dejar tales problemas a los teólogos, a quienes consideran profesionalmente preparados para resolverlos.

Pero si las palabras de Cristo significan algo, enseñan que la salvación eterna está condicionada a que una persona adore a Dios en verdad. Por consiguiente, el lector debe decidir si su salvación personal vale tanto como para tomarse el trabajo y el tiempo de investigar el asunto.

La Trinidad es un concepto contradictorio

Muchos sistemas religiosos afirman creer en lo que ellos llaman Trinidad. Exponen la doctrina de que Dios es al mismo tiempo uno y tres, y está compuesto por Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta doctrina no ha sido extraída de la Biblia (donde el término Trinidad jamás aparece), sino de lo que se conoce como el Credo de Atanasio, que fue presentado por Atanasio, Obispo de Alejandría, en el siglo cuarto después de Cristo. En él se define la divinidad como sigue:

«El Padre es Dios, El Hijo es Dios, y el Espíritu Santo es Dios. Aun así no son tres Dioses, sino un Dios.»

La Trinidad es además definida así:

«Solamente hay un Dios viviente, verdadero y eterno; sin cuerpo, partes o pasiones; de infinito poder, sabiduría y bondad; El Hacedor y Preservador de todas las cosas, tanto visibles como invisibles. En la unidad de esta Divinidad existen tres personas, de una substancia, poder y eternidad: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.»

Un análisis cuidadoso de esa definición revelará contradicción y confusión.

Por ejemplo, ¿cómo puede un solo Dios ser tres personas? ¿Como pudo ser engendrado el Hijo (Salmos 2:7) y aún existir desde la eternidad?

En pocas palabras, creer en lo que la mayoría de las iglesias enseñan acerca de la divinidad, es creer en una contradicción imposible.

Pablo enseñó que «Dios no es Dios de confusión» (1 Corintios 14:33); pero la doctrina que enseña que Dios es al mismo tiempo uno y tres es un obvio error de confusión.

Compruébelo usted mismo. Pregunte a cualquier clérigo cómo Dios puede ser al mismo tiempo tres y uno; cómo puede ser «sin cuerpo, partes y pasiones,» y sin embargo ser «una substancia»; cómo el Hijo puede existir desde toda la eternidad, y aun así, al mismo tiempo, ser «el unigénito hijo de Dios» (Juan 1:18).

Le responderá que es un «misterio» más allá del alcance del entendimiento de la humanidad. A lo mejor le amonestará que no se preocupe de asuntos tan insignificantes.

Sin embargo la doctrina de la Trinidad es parte de la fe de la mayoría de las iglesias, acerca de la cual declara el Libro de Oraciones de la Iglesia de Inglaterra: «A menos que cada uno la mantenga completa y sin mancha, sin duda perecerá eternamente.»

El Dios que revela la Biblia

Hemos visto que la doctrina de la trinidad es contradictoria, incomprensible y antibíblica. ¿Cuál es la alternativa?

La enseñanza bíblica es que Dios es uno; Jesucristo es el Hijo de Dios, la manifestación del Padre; el Espíritu Santo es el poder de Dios. Esto es sencillo, comprensible, ordenado y, por sobre todo, completamente bíblico.
Fue llevado a la muerte como una ofrenda por el pecado
Examine el siguiente resumen, a la luz de los textos bíblicos señalados:

  • 1. Un Dios. La suprema y autoexistente Deidad, el solo Padre, que mora en luz inaccesible, y quien de su propia e inderivada energía creó los cielos y la tierra, y todo lo que hay en ellos (Deuteronomio 6:4; Isaías 44:6-8; 45:5; 46:9; Marcos 12:29-32; 1 Corintios 8:4-6; Salmos 124:8; 146:6; 1 Timoteo 6:15,16).
  • 2. El Hijo de Dios. El Señor Jesucristo, engendrado de María por el Espíritu Santo, sin la intervención del hombre, y posteriormente ungido con el mismo Espíritu en su bautismo, sin medida. Fue llevado a la muerte como una ofrenda por el pecado, levantado de la tumba en el tercer día, con vida eterna, y está esperando actualmente el tiempo en el que ha retornar a la tierra para establecer el reino de Dios (Lucas 1:26-33; Hechos 2: 22-24,36; Gálatas 4:4; Isaías 7:14; Mateo 3:16,17; Juan 3:34; Hebreos 2:14-16; Romanos 1:3; Hebreos 5:8,9; Hechos 1:11; Hechos 3:26).
  • 3. El Espíritu Santo es el poder de Dios. Por medio de Su Espíritu Dios se da cuenta de lo que sucede en el cielo y en la tierra, y sostiene toda la creación. Los santos hombres de la antigüedad fueron impulsados por el Espíritu a escribir Su revelación (la Biblia), pudiendo también realizar milagros en épocas pasadas (Génesis 1:1,2; Job 26:13; 33:4; Hechos 17:25-28; Nehemías 9:30. Compare Juan 14:26; 15:26; 16:13; Hechos 1:8; 2:1-4 con Marcos 16:17,20 y Lucas 24:49. Vea también Lucas 1:35; Hechos 5:30-32; 2 Pedro 1:19-21).

La Biblia no contiene en ninguno de sus libros la enseñanza de que Dios es un ser trino, o que el Señor Jesucristo es coigual y coeterno con el Padre. En vez de esto, enseña lo contrario.

Los teólogos admiten que la Biblia no enseña la Trinidad

De hecho, la palabra Trinidad no se encuentra en la Biblia. Tanto Mosheim, en su Historia de la Iglesia, como Gibbon, en su libro titulado La Declinación y Caída del Imperio Romano (Capítulo 21), reconocen esto.

Lea el próximo artículo:
¿Puede Jesús ser el Mismo Dios?: Refutando la Doctrina de la Deidad de Jesús.

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