Cuando cambiamos del Avesta (el sagrado libro de la religión Mazdeana) a los Libros Sagrados de los Judíos, lo que son las Escrituras canónicas, nos sorprende la ausencia de la elaborada demonología como la Persa y la Asiria. Hay mucho sobre los ángeles del Señor, las huestes celestiales, serafines y querubines y otros espíritus que están cerca del trono de Dios o encargados de los hombres. Pero la mención de espíritus malignos es comparativamente ligera. Hay referencias a ‘demonios’ en la Versión de los Setenta bajo los nombres hebreos de:
śā’ir (Levítico 17.7; 2 Crónicas 11.15) y
šēd (Deuteronomio 32.17; Salmo 106.37).
El primer vocablo (śā’ir) significa ‘peludo’, y se refiere a un sátiro. El segundo vocablo (šēd) es de significado incierto. En tales pasajes prevalece el pensamiento de que las deidades que de tiempo en tiempo servía Israel no son verdaderos dioses. Demuestran que estos eran seres que fueron objetos de adoración pagana. El culto a estos ‘demonios’ persistió durante mucho tiempo en la historia de Israel y aparece bajo Jeroboam (929—909 a.C.), quien “estableció sus propios sacerdotes para los lugares altos, para los demonios [sátiros] y para los becerros que había hecho.” (2 Crónicas 11:15). En este caso, el vocablo hebreo śā’ir se refiere a los ídolos que Jeroboam había hecho. El avivamiento durante el reinado de Josías tal vez incluyó la destrucción de los lugares altos para los demonios sátiros (2 Reyes 23:8).
Ahora investigamos las cuatro referencias:
Levítico 17:3-7 (v.7 demonios – hebreo: seirim)
- Consiste en el mandato de ofrecer sacrificios en un solo lugar (v. 4).
- El pueblo de Israel rendía culto al único Dios (v. 5-6).
- Era como prostitución ofrecer sacrificios a demonios (v. 7).
Deuteronomio 32:15-21, 37-42 (v.17 demonios – hebreo: shedhim)
- El pueblo de Israel era desobediente (v. 15).
- Hicieron abominaciones (v. 16).
- Ofrecían sacrificios a otros dioses (v. 17).
- Dios indica que los demonios e ídolos no son dioses (v.21)
- Dios se refiere: “y no hay dioses conmigo; yo hago morir y yo hago vivir, yo hiero y yo sano, y no hay quien se pueda librar de mis manos.” (v. 39)
- Los adversarios de Dios son de carne y sangre (v. 40-43).
Deuteronomio 32:15-24 describe la ira de Dios cuando su pueblo cree en demonios: Israel “menospreció la Roca de su salvación. Le despertaron a celos con los dioses ajenos; lo provocaron a ira con abominaciones.
2 Crónicas 11:13-17 (v.15 demonios – hebreo:seirim)
- Jeroboam expulsó a los sacerdotes del ministerio de Jehová (v. 13-14).
- Él designó sus propios sacerdotes para ofrecer sacrificios a demonios (v. 15).
- Quienes se mantuvieron leales fueren a Jerusalén para adorar a Jehová (v. 16).
Salmo 106:32-39 (v.37 demonios – hebreo: shedhim)
- Los israelitas no hicieron lo que Dios les había mandado (v. 32-35).
- Sirvieron a dioses falsos (v. 36).
- Ofrendaron sacrificios humanos a demonios por eso fueron contaminados (v. 37-39).
Hacemos una comparación de las traducciones de versiones diferentes:
Levítico 17:7
(La Biblia de las Américas) “Y ya no sacrificarán sus sacrificios a los demonios con los cuales se prostituyen…” O, ídolos en forma de machos cabríos
(Nueva Versión Internacional) “Y nunca más volverán a ofrecer ningún sacrificio a sus ídolos que tienen forma de machos cabríos, con los que se han prostituido…”
(Reina Valera Revisada 1995) “Y nunca más sacrificarán sus sacrificios a los demonios, tras los cuales se han prostituido…”
(Reina Valera Actualizada) “Así nunca más ofrecerán sus sacrificios a los demoniosa tras los cuales se han prostituido…” a Lit., machos cabríos, manera despectiva de referirse a dioses falsos
(Biblia de Jerusalén) “De este modo ellos ya no seguirán sacrificando sus sacrificios a los sátiros tras los cuales estaban prostituyéndolos…”
(La Biblia Latinoamérica) “De este modo ellos ya no seguirán ofreciendo sacrificios a esos chivos que servían y tras los cuales se prostituían…”
Deuteronomio 32:17
(LBLA) “Ofrecieron sacrificios a demonios, no a Dios, a dioses que no habían conocido, dioses nuevos que vinieron recientemente, a los que vuestros padres no temieron.”
(NVI) “Ofreció sacrificios a los demonios, que no son Dios; dioses que no habían conocido, dioses recién aparecidos, dioses no honrados por sus padres.”
(RVR95) “Sacrificaron a los demonios, y no a Dios; a dioses que no habían conocido, a nuevos dioses venidos de cerca, que no habían temido vuestros padres.”
(RVA) “Ofrecieron sacrificios a los demonios, no a Dios; a dioses que no habían conocido, a dioses nuevos, llegados de cerca, a los cuales vuestros padres no temieron.”
(BJ) “Sacrifican a demonios, no a Dios, a dioses que ignoraban, a nuevos recién llegados, que no veneraron vuestros padres.”
(LBL) “Sacrificaron, no a Dios, sino a demonios, a dioses que no eran suyos, dioses nuevos, recién llegados, a los que nunca veneraron sus padres.”
2 Crónicas 11:15
(LBLA) “Y Jeroboam designó sus propios sacerdotes para los lugares altos, para los demonios, y para los becerros que él había hecho.” O, ídolos en forma de machos cabríos
(NVI) “En su lugar, Jeroboán había nombrado sacerdotes para los santuarios paganos y para el culto a los machos cabríos y a los becerros que había mandado hacer.”
(RVR95) “Y él designó sus propios sacerdotes para los lugares altos, para los demonios y para los becerros que había hecho.”
(RVA) “Más bien, estableció sus propios sacerdotes para los lugares altos, para los demonios c y para los becerros que había hecho.” c Lit., machos cabríos, manera despectiva de referirse a dioses falsos; comp. Lev. 17:7
(BJ) “y Jeroboam instituyó sus propios sacerdotes para los altos, los sátiros y los becerros que había hecho.”
(LBL) “Jeroboam instituyó sus propios sacerdotes para sus santuarios altos, para el culto de los machos cabrios y de los becerros que había hecho.”
Salmos 106:36-37
(LBLA) “y sirvieron a sus ídolos que se convirtieron en lazo para ellos. Sacrificaron a sus hijos y a sus hijas a los demonios,”
(NVI) “Rindieron culto a sus ídolos, y se les volvieron una trampa. Ofrecieron a sus hijos y a sus hijas como sacrificio a esos demonios.
(RVR95) “y sirvieron a sus ídolos, los cuales fueron causa de su ruina. Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios,”
(RVA) “Sirvieron a sus ídolos, los cuales llegaron a ser una trampa. Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios;”
(BJ) “Sirvieron a sus ídolos que fueron un lazo para ellos; sacrificaban sus hijos y sus hijas a demonios.”
(LBL) “Sirvieron a los ídolos, que fueron una trampa para ellos; sacrificaban sus hijos y sus hijas a los demonios.
Queda claramente demostrado que los demonios son sólo otro nombre para ídolos. Dios describe a su adoración de demonios como adoración de “sus obras… sus hechos” porque su creencia en demonios era el resultado de la imaginación humana; los ídolos que ellos crearon eran “sus obras”. Así que aquellos que hoy día creen en demonios están creyendo en cosas que han sido imaginadas por hombres, la creación de hombres, más bien que lo que nos ha enseñado Dios.
Dios dijo que este pueblo desobedeció directamente Sus leyes cuando adoraron ídolos (Éxodo 20:1–6), consultaron muertos y espíritus del mal (Levítico 19:31), y comieron comida prohibida (Levítico 11). Pero fueron tan perversos que seguían pensando que eran más santos que otros. Según las enseñanzas de Isaías 65, las desviaciones anteriores fueron predominantemente licenciosas; las de la actualidad son provocadoras:
- Vs.3,7 echando a un lado los altares de Dios (Deuteronomio 12:2–7);
- V.4 incursionando en la necromancia (Deuteronomio 18:11);
- v.4,7 comiendo carne prohibida en abierto desafío (Deuteronomio 14:3, 8; Isaías 66:1) y
- v.5 atribuyéndose, a partir de estas perversiones, una “santidad” mágica, poderosa como un hechizo porque soy más santo que tú.
Para el colmo del insulto, vemos el v.11
“Pero vosotros, los que dejáis a Jehová, que olvidáis mi santo monte, que ponéis mesa para la Fortuna y ofrecéis libaciones al Destino…”
Sobre todo es el v.3 que nos llama la atención. Dice:
“un pueblo que en mi rostro me provoca de continuo a ira, sacrificando en huertos y quemando incienso sobre ladrillos.”
Ahora observamos lo que dice Isaías 65:3 (La traducción al Español de La Versión La Septuaginta por Pbro. Guillermo Jüneman)
“este pueblo el que me irrita delante de mí por siempre: ellos sacrifican en los huertos; e inciensan sobre los ladrillos a los demonios, que no son…”
Esto es por qué Pablo explica qué los cristianos no deberían tener nada que ver con la adoración de ídolos ni creer en tales cosas en su primera carta a los corintios. En los tiempos bíblicos la gente creía que los demonios eran dioses menores a los cuales podían adorar para que terminaran los problemas que llegaban a su vida. Por lo tanto, hicieron modelos de demonios que eran igual que ídolos y los adoraban. Esto explica por qué Pablo intercambia las palabras “demonio” e “ídolo” en su carta:
“Lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis participes con los demonios… mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró” (1 Corintios 10:20,28).
Así que ídolos y demonios son efectivamente los mismos. Observe como Pablo dice que ellos sacrificaron “a demonios [ídolos], y no a Dios”—los demonios no eran Dios, y como hay sólo un Dios, se desprende que los demonios no tienen ningún poder en absoluto, no son dioses. Esto se explica con más claridad en 1 Corintios 8:4:
“Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo [equivale a un demonio] nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios”.
Un ídolo o un demonio, no tienen existencia en absoluto. Hay sólo un verdadero Dios, o poder, en el mundo. Pablo prosigue (versículos 5 y 6):
“Pues aunque haya algunos que se llamen dioses”… (como hay muchos dioses y muchos señores) [tal como la gente cree en muchos tipos de demonios hoy en día —un demonio provoca que Ud. pierda su trabajo, otro incita a que su esposa lo abandone, etc.], para nosotros [los verdaderos creyentes], sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas [tanto buenas como malas]”.
Es innecesario decir que los ídolos de Canaán eran trozos inanimados de madera y piedra, y que, por consiguiente, su designación como «demonios» demuestra que el uso de la palabra en el Antiguo Testamento no respalda la idea de que los «demonios» son seres personales, de naturaleza maligna, ayudando, encubriendo y sirviendo al gran diablo en sus obras de maldad y condenación.
Pero es al Nuevo Testamento al que los creyentes tradicionalistas señalarán como la gran fortaleza de esta creencia. Allá iremos en nuestra investigación, pero lo encontraremos tan inadecuado para respaldar el credo popular, como ha ocurrido con todos los esfuerzos ya señalados. En primer lugar, el uso que hace Pablo de la palabra en el mismo sentido que el Antiguo Testamento, sugiere que repudiaba el punto de vista pagano sobre el asunto en 1 Corintios 10). «¿Qué digo, pues? ¿Que el ídolo es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a los ídolos?». (versículo 19) Esto es concluyente. Pablo aplica la palabra «demonios» a los ídolos, de los cuales también dice: «Sabemos que un ídolo nada es en el mundo». (1 Corintios 8:4) Así, pues, la palabra «demonios», tal como la usa Pablo, no presta respaldo al punto de vista popular.
En resumen…
Así que Dios describe a los demonios como lo mismo que ídolos, abominaciones y vanidades, cosas en las cuales es vano creer, que no tienen existencia. Creer en demonios muestra una falta de fe en Dios. No es fácil tener fe de que Dios suministra todo, tanto lo bueno como lo malo, en la vida. Es más fácil pensar que las cosas malas vienen de otro, porque una vez que decimos que vienen de Dios, entonces necesitamos tener fe de que Dios los quitará o que finalmente van a ser provechosos para nosotros.
La Biblia enseña claramente que Dios es la fuente de todo poder.
“Formo la luz y creo las tinieblas… hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto” (Isaías 45:7).