¿Es posible que Jesús creyera en los demonios? Además de esta pregunta hay que formular dos más:

Jesús habló directamente a los demonios. ¿Indica que creyera en su existencia?

El uso de Jesús de las referencias a los demonios, ¿El lenguaje que Jesús usó mientras habló con los demonios nos informa de sus creencias?

Durante nuestros estudios hemos llegado a la conclusión que Jesús habló con los demonios como una representación de la simbología de sus milagros. Pero si no cree en los demonios debemos preguntarnos ¿por qué usó referencias de los demonios en sus conversaciones?

Las ocasiones cuando Jesús habla de los demonios

En dos ocasiones Jesús cita lo que dicen otras personas:

“Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?”. (Mateo 7:22)

“porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Demonio tiene”. (Mateo 11:8; Lucas 7:33)

No nos presenta evidencia de la creencia de Jesús.

Jesús habla de los demonios en forma hipotética con sus adversarios.

“Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.” (Mateo 12:27; Lucas 11:18-19)

“Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.” (Mateo 12:28; Lucas 11:20)

Jesús está conversando con los adversarios que crean en los demonios. No dice nada de su propia creencia. Aplica los argumentos de sus adversarios.

Jesús rechaza la idea que tiene un demonio.

“Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano y que tienes demonio?” (Juan 8:48-49)

Esta respuesta no implica que Jesús guardaba una creencia en los demonios. Es una negación sencillamente que no tiene un demonio. Esta negación es verdad porque “demonios existen pero no los tiene” o “demonios no existen y no los tiene”. Su negación no explica cual circunstancia.

Ahora nos deja con 4 ejemplos donde Jesús conversa con la gente y menciona demonios:

“Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.” (Mateo 10:8

“Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas.”
(Marcos 16:17)

“Entonces le dijo:—Por causa de esta palabra, vete; el demonio ha salido de tu hija.” (Marcos 7:29)

“Él les dijo:—Id y decid a aquella zorra: “Echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra”. (Lucas 13:32)

Hay que investigar estos cuatro ejemplos con más detalle.

 

“Una zorra” y demonios

Algunos fariseos le advirtieron a Jesús que huyera de los dominios de Herodes (Galilea y Perea). Si eran amigos que le advertían de un posible peligro, o enemigos que actuaban de acuerdo con Herodes para asustar a Jesús y callarlo, no es claro. En todo caso, Jesús sólo demostró desprecio para con el asesino de Juan el Bautista y sus amenazas.

Jesús le envió un mensaje con la descripción de su ministerio a Herodes:

“Él les dijo:—Id y decid a aquella zorra: “Echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra”.(Lucas 13:32)

La zorra tipificaba la astucia o posiblemente la insignificancia. Herodes no podía dañar a Jesús, porque el camino divinamente señalado para él conducía hacia Jerusalén y en el tiempo señalado por Dios él sufriría. Por el momento continuaría su ministerio y entonces terminaría su misión como profeta en Jerusalén.

Implica que Herodes creía en demonios y Jesús refleja esta creencia. Pero esta no es la razón principal para que Jesús describa su ministerio de esta manera. Quien sabe si Herodes relacionó lo que Jesús había dicho con citas del Antiguo Testamento. Jesús extrae un tipo de la experiencia de los israelitas durante el Éxodo: Repetimos la cita de Lucas:

“Él les dijo:—Id y decid a aquella zorra: “Echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra”. (Lucas 13:32)

Ahora la comparamos con referencias del Antiguo Testamento:

“y Jehová le dijo:—Yo vendré a ti en una nube espesa, para que el pueblo oiga mientras yo hablo contigo, y así te crean para siempre. Moisés refirió las palabras del pueblo a Jehová, 10y Jehová le dijo:—Ve al pueblo, y santifícalos hoy y mañana. Que laven sus vestidos y estén preparados para el tercer día, porque al tercer día Jehová descenderá a la vista de todo el pueblo sobre el monte Sinaí.” (Éxodo 19:9-11)

La primera vez que Dios llamó a Moisés para que fuera al faraón, una de las promesas que le hizo fue que el pueblo serviría “a Dios en este monte” (Éxodo 3:12). Su llegada al monte Sinaí se nota en Éxodo 19:2. Un nuevo y principal desarrollo ocurre en los capítulos 19–24 con la formulación del pacto entre Dios y los israelitas. La forma básica de este acuerdo se encuentra en Éxodo 19:4–6. Si Israel, a la luz de su liberación divina de Egipto, obedeciera a “Jehovah”, entonces sería un pueblo especial … un reino de sacerdotes y una nación santa. La expresión reino de sacerdotes también puede traducirse “reyes-sacerdotes”, sugiriendo que los israelitas disfrutarían del privilegio de ser reyes y sacerdotes en relación con otros pueblos. Esto indica la importante función que Israel desempeñaría en los planes futuros de Dios. Sin embargo, su especial posición estaba condicionada por su obediencia a Dios. Los eventos que anticipan el establecimiento del pacto tienen la clara intención de subrayar la naturaleza seria del acuerdo que estaba por establecerse. El pueblo debía prepararse para el tercer día (Éxodo 19:10, 11, 15, 16).

Como Moisés tuvo que santificar al pueblo, Jesús hizo lo mismo en el exorcismo de los demonios. Jesús es el líder de su pueblo y no Herodes. Cuando echó los demonios fue su manera de enseñar al pueblo que cumplió el rol anunciado por Moisés.

Observamos que Jesús dijo: “Echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana …” (Lucas 13:32). Esta separación de los exorcismos de las curaciones indica una distinción de su obra. Otra vez encontramos un eco del Antiguo Testamento con respecto de las curaciones:

“Mas para vosotros, los que teméis mi nombre, nacerá el sol de justicia y en sus alas traerá salvación (NVI trayendo en sus rayos salud). Saldréis y saltaréis como becerros de la manada.” (Malaquías 4:2)

La referencia al tercer día es una alusión a la crucifixión de Jesús y la teofanía que tomó lugar aquel día. Se nota la comparación de dos referencias bíblicas:

“Aconteció que al tercer día, cuando vino la mañana, hubo truenos y relámpagos, una espesa nube cubrió el monte y se oyó un sonido de bocina muy fuerte. Todo el pueblo que estaba en el campamento se estremeció.” (Éxodo 19:16)

“Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. El sol se oscureció y el velo del Templo se rasgó por la mitad.” (Lucas 23:44-45)

La referencia al “tercer día” no se puede tomar literalmente. Tampoco debe ser interpretada bajo el principio “un día por un año”. Más explicativo es el pasaje extraído del texto del Éxodo para mostrarnos la tipología de las circunstancias del Éxodo: el ministerio de Jesús es un hoy y mañana con el tercer día referente a la muerte y la resurrección.

La información que sacamos de esta conversación no es suficiente para probar que Jesús creyera en demonios. Al contrario, el eco del Antiguo Testamento con respecto de Moisés cuadra con “Israel representado por las personas poseídas de demonios”. ¡No sabemos lo que Herodes entendió del mensaje!

 

Hablando con los discípulos

En los evangelios, Jesús habla de los demonios con los discípulos en cuatro ocasiones:

  1. Cuando Jesús les informó a sus discípulos de su misión limitada a “las ovejas perdidas de Israel”.

    “Y yendo, predicad, diciendo: “El reino de los cielos se ha acercado”. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.” (Mateo 10:7-8)

    La inferencia es que aquí tenemos la evidencia de una creencia en demonios. Si Jesús no creyera en los demonios ¿por qué mandó a los discípulos echarlos? No encontramos una enseñanza explícita de Jesús sobre si la creencia del pueblo en demonios era falsa.

  2. Los demonios son mencionados durante una conversación con Jesús después de la curación de un joven epiléptico. Aunque Jesús no usa la palabra “demonio”, esto es el tema de la conversación

    “Juan le respondió diciendo:—Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue, y se lo prohibimos porque no nos seguía.” (Marcos 9:38)
    “Entonces respondiendo Juan, dijo:—Maestro, hemos visto a uno que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros.” (Lucas 9:49)

    Esta referencia señala que Juan creía en los demonios. Puede significar que también Jesús los creyera. Sin embargo, puede indicar que Jesús asume la creencia de Juan para enseñarle el punto principal que “el que no es contra nosotros, por nosotros es”.

  3. Cuando los 70 regresaron de su misión, Jesús no usa la palabra “demonio”, sin embargo, es el tema de la conversación:

    “Regresaron los setenta con gozo, diciendo:—¡Señor, hasta los demonios se nos sujetan en tu nombre! Les dijo:—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Os doy potestad de pisotear serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. 20Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.” (Lucas 10:17-20)

    Se nota que Jesús usa la palabra “espíritus” en vez de “demonios”. En el primer siglo el pueblo concebía a los demonios como “espíritus impuros”. Otra vez esta referencia puede ser una confirmación que Jesús creyera en demonios y que ellos fueron “espíritus”..

  4. Jesús usa la palabra “demonios” durante su predicción de la obra futura de sus discípulos.

    “Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas,así entendieron” (Marcos 16:17)

    Otra vez este versículo puede ser evidencia de su creencia en los “demonios”.

 

La creencia de Jesús

La prueba de la creencia de Jesús que obtenemos de sus conversaciones es secundaria en relación con la mejor evidencia. El mejor testimonio se encuentra en sus enseñanzas explícitas: el sentido simbólico y parabólico de sus palabras y sus acciones y también de sus referencias del Antiguo Testamento.

  • No tenemos una enseñanza explícita para o contra la existencia de los demonios. El hecho que no tengamos una enseñanza de demonios no indica sí Jesús creía o no creía en ellos – cualquier suposición es un argumento de silencio.
  • Los narradores del evangelio han mostrado que Jesús presenta sus milagros como simbólicos y parabólicos. De esta manera Jesús enseñaba que los demonios no existen.
  • Sabemos que Jesús enseñaba del Antiguo Testamento. Los demonios están ausentes de cualquier explicación del mal en las Escrituras Hebreas. Asumimos razonablemente que Jesús no creía en demonios.

¿Existe una contradicción dentro de esta evidencia y la prueba de sus conversaciones? Si Jesús no creía en demonios las siguientes razones explican porque los menciona en sus conversaciones:

  1. Las conversaciones en que Jesús menciona a los demonios confrontan un fenómeno en una manera práctica. Para aceptar la posesión de demonios es práctico hablar en sus propios términos si existen o no existen. La explicación de los males normales como enfermedades son causadas por demonios necesita enseñanzas más amplias. No tenemos tales enseñanzas de Jesús acerca de los demonios. Por eso fue práctico decir a la mujer sirofenicia: “…el demonio ha salido de tu hija.” (Marcos 7:29) o a sus discípulos: “…echad fuera demonios…” (Mateo 10:8).
  2. Jesús adopta el pensamiento de la gente con que hablaba.

Estos detalles explican las conversaciones de Jesús y nos permiten armonizar las enseñanzas del Antiguo Testamento y el simbolismo de los milagros con su discurso.

 

La creencia de los discípulos

El criterio de los discípulos sobre el tema en la época de Jesús es confuso. Tenemos dos ejemplos de los diálogos en que son mencionados los demonios. Basado en estas palabras parece razonable suponer que los discípulos creían en demonios durante el ministerio de Jesús.

Sabemos que los discípulos aprendieron muchas cosas. Si empezaron su ministerio con la creencia en demonios, no conocemos con exactitud, pues, debieron aprender que no existen según las enseñanzas de Jesús. Por ejemplo comprendemos que Pablo no creía en los demonios porque en 1 Corintios 10 asocia demonios con ídolos..También recordamos que los discípulos tuvieron que aprender y rectificar muchas cosas:

  • Jesús tuvo que morir y resucitar de los muertos (Mateo 16)
  • La levadura de los fariseos es su doctrina (Mateo 16)
  • Que el reino no sería restaurado (Hechos 1)
  • Que Jesús redime a su pueblo (Lucas 24)
  • Que Jesús ofrece literalmente su carne (Juan 6)
  • Que un hombre puede nacer otra vez (Nicodemo)
  • Que Jesús había resucitado.

Por eso existía la posibilidad de que los discípulos crean en demonios pero no podemos tampoco excluir la posibilidad que aprendieron de las Escrituras que una creencia en demonios era una superstición. Parece que creyeran en otro fenómeno similar, los fantasmas:

“Los discípulos, viéndolo andar sobre el mar, se turbaron, diciendo:—¡Un fantasma! Y gritaron de miedo.” (Mateo 14:26; Marcos 6:49)

“Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían un espíritu.” (Lucas 24:37)

En ambas referencias el narrador relata la creencia de los discípulos. Pero eso no implica que existan los fantasmas, tampoco implica que los autores de los evangelios creían que los fantasmas existían. Decimos esto porque el escritor fielmente relata las palabras (o suposiciones) de los discípulos. Observamos la respuesta de Jesús. Es eficaz:

“Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy. Palpad y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo.” (Lucas 24:39)

Jesús desacredita la suposición de los discípulos de que era un fantasma. No corrige su percepción de acuerdo con “no es posible que fuera un fantasma porque los hombres son mortales”. Más bien indica que los fantasmas no tienen cuerpos.

Esta respuesta no implica que Jesús creyera en fantasmas porque rechaza la suposición de los discípulos. La creencia común en aquel tiempo fue que los fantasmas no tenían cuerpos. Jesús no supuso que existían fantasmas sino supuso que los discípulos creían que existían.

Este episodio ilustra como Jesús enseñó a los discípulos. Se manifestaba hacia ellos la paciencia y la compasión durante su falta de comprensión. No quiere decir que aceptaba sus creencias falsas. La evidencia de la enseñanza personal de Jesús es que hizo un esfuerzo para enseñarles la verdad. Pero no podemos suponer que siguió una política de aceptación. Aunque les había enseñado de la mortalidad y la resurrección, pero según su reacción parece que no habían entendido.

No tenemos información de la manera en que los discípulos cumplieron su ministerio. Sin embargo es razonable asumir que:

  • Echaron demonios “en el nombre de Jesús”. Por eso el significado simbólico de sus exorcismos fue lo mismo de aquellos de Jesús. Todos los exorcismos formaron parte del trabajo simbólico de limpiar la nación del pasado espiritual y presentar un anuncio del Reino de Dios.
  • La comprensión de los discípulos acerca de demonios fue leve y hablaron de demonios compartiendo el punto de vista general del pueblo en aquel tiempo.

 

Conclusión

En las ocasiones cuando Jesús mencionó demonios en sus conversaciones se pueden presentarlas como evidencia de su creencia en ellos. Pero una conclusión que viene de esta manera es demasiado leve. Cuando entendemos la simbología de sus milagros unido con las enseñanzas del Antiguo Testamento concluimos que Jesús no creía en la existencia de los demonios. Sin embargo, es posible que los discípulos si guardaran tal creencia.

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