Actualmente, organizaciones ambientales, científicos y líderes mundiales advierten sobre la destrucción que el ser humano está causando en el planeta. Esto lo vemos con el aumento de catástrofes naturales, el crecimiento del nivel del mar, el cambio brusco de temperatura, la extinción acelerada de especies, entre muchas otras cosas. Así mismo, mucha gente suele decir que el ser humano mismo va a causar su extinción en algunos años más; algunas religiones incluso llegan a vaticinar que el planeta será destruido por completo y para siempre.
Pero estas posiciones no son del todo correctas a la luz de la Biblia.
Dios nos pide cuidar de su Creación
Entonces, ¿qué nos enseña la Escritura al respecto? Ciertamente el ser humano está destruyendo el planeta y por ende, causando un desequilibrio que le perjudica a él mismo y a las demás especies. Dios advirtió que eso sucedería, pero también dijo que las personas que participen de esto, pagarán por su pecado: serán destruidos por Dios mismo todos aquellos que hagan que la creación gima de dolor (Apocalipsis 11:18, Romanos 8:22). Por ende, esto también nos enseña que Dios tiene una pronta solución para este grave problema.
La Biblia nos asegura que la tierra permanecerá para siempre y que nunca será deshabitada (Eclesiastés 1:4), dándonos una esperanza de que no habrá una destrucción y extinción total, sino que tenemos la oportunidad de vivir para siempre en la tierra si elegimos el camino correcto (Mateo 5:5, Salmo 37:29). También sabemos que Dios restaurará la tierra a su estado original, sin daño alguno y con su belleza, que todavía podemos apreciar a pesar de todo, en su máximo esplendor (Isaías 35:1, 6). Finalmente, la mayor de las promesas que cumplirá Dios, es que, incluso, él planea habitar junto a nosotros en el planeta Tierra restaurado (Apocalipsis 21:1-4).
Sin embargo, que Dios vaya a purificar la tierra no implica que nosotros no hagamos nada al respecto. Al contrario, Dios nos encargó cuidarla (Génesis 2:15), por lo que debemos esforzarnos en ser colaboradores de Dios. Si bien no somos nosotros quienes traeremos el Reino de los Cielos a la tierra, sí podemos trabajar haciendo el bien, en especial por el cuidado del planeta, y de este modo demostraremos nuestro amor por Dios y por Jesús (Juan 14:21).
Así que podemos estar tranquilos y confiados de que, a pesar de todo lo malo que pueda pasar, sabemos que Dios hará justicia por su creación, restaurará la tierra y habitará con nosotros por la eternidad si aceptamos su invitación.
Si quiere profundizar más sobre el tema, acceda al siguiente estudio: La Importancia de Cuidar de la Creación