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Las preguntas más importantes de la vida

Capítulo 11 - ¿Por qué el mundo no es como Dios Desea?

Algo no está bien

Así que hay un punto – una razón – detrás de ambos, nuestra propia existencia como individuos y detrás del mundo salvaje como una expresión del genio creativo de Dios. Hasta ahora vamos bien, todo esto suena muy bien y sería maravilloso si pudiéramos concluir el libro en este punto diciendo “y todos vivieron felices para siempre”. Pero claro que no es tan simple como eso. Esta es solo la mitad placentera de la historia – la que debería ser, cuando de hecho eso claramente no es. 

Contradicción

Cuando miramos el mundo a nuestro alrededor encontramos una contradicción impactante. Por un lado, ha habido evidencia asombrosa de belleza, diseño y orquestación en el mundo, el sentimiento de que todo esta “destinado a ser”, absolutamente maravilloso en su concepción y ejecución. Piensa en el esplendor de una noche estrellada, los balbuceos de un recién nacido, el olor de una caminata por el bosque recién llovido, lo artístico de la nieve y el hielo en una mañana nevada, la alegría de la compañía de buenas amistades. Bien podríamos experimentar estas y una miríada más de aspectos de la vida y verlos como un reflejo del carácter y la gloria de un Dios bueno llevando a cabo Su propósito tanto como la directiva principal nos dictaría a esperar. Todos estos ejemplos parecen sonar muy bien con el objetivo de Dios de llenar el mundo con Su gloria. 

Pero no es de ningún modo una imagen completa de como es nuestro mundo. La cámara se mueve ahora y vemos un país destrozado por un aguerra civil, y los millones de toneladas de basura y vertederos que se producen cada año. De nuevo la cámara se mueve y vemos el problema continuo de abusos a mujeres y niños; vemos familias muriendo de hambre y sufriendo por una sanidad precaria. ¿qué ha salido mal? ¿cómo estas cosas muestran la gloria de Dios? ¿Cómo es que pertenecen al mismo mundo? Si Dios quiere que el mundo esté lleno de Su gloria y por ende libre de injusticias y explotaciones, entonces ¿por qué no lo está?

¿Ya llegamos?

El mundo en el que estamos ahora claramente no es el mundo lleno de la gloria de Dios que el prevé al final y hay un par de posibilidades de porque puede ser esto. Una es que de algún modo Dios cometió un error y no podemos poner a trabajar su plan apropiadamente; intuitivamente esto parece menos probable dado su éxito como creador. Otra posibilidad es que el mundo tal y como lo conocemos hoy en día no es el mundo que debería ser – simplemente no hemos llegado a nuestro destino final. 

Es esta última posibilidad la que es correcta. El mundo actual no es la meta final, sino un escalón intermedio, un puente o peldaño en el camino hacia el mundo que Dios finalmente quiere. Podría ayudarnos pensar en un sitio de construcción como analogía. Un sitio de construcción es, admitámoslo, una cosa poco atractiva. Hay grúas y andamios por doquier, pilas gigantes de arena y cemento, contenedores de basura, tráfico interrumpido, barricadas – todos conocemos la escena (y el desastre que viene con ella). 

Nadie diseñaría un sitio en construcción como la meta final del proyecto. 

Pero lo intrigante sobre un sitio de construcción es el potencial que contiene – el pensamiento de lo que será después de que el trabajo y el desastre finalicen. Un sitio en construcción representa un proyecto en curso, pero no completado – pero un día todo será diferente y un edificio que es ambas cosas, espléndido y genuinamente útil con suerte será revelado.  Los arquitectos no diseñan sitios en construcción, diseñan edificios. Pero los edificios no se hacen solos y si quieres alcanzar la meta final del hermoso edificio, maravillosamente designado y magnífico de mirar, entonces antes que nada debes tener el sito en construcción. El fin justifica los medios. 

El sitio en construcción de Dios

Viendo el problema e insuficiencias del mundo actual y concluyendo que Dios no es muy buen diseñador o que no existe, es un parecido a ver el sitio en construcción y asumir que es el final del juego, el resultado final que Dios como el gran arquitecto ha planeado. 

Nadie criticaría a un arquitecto regular por el estado de un sitio en construcción, pero desafortunadamente la gente hace esto todo el tiempo cuando se trata de Dios. La meta final de Dios no es enfáticamente el mundo como lo vemos hoy más de lo que un sitio en construcción es la intención final de un arquitecto. Es un gran error juzgar el gran plan de Dios para la tierra, por el estado en que la encontramos actualmente.

Pero ¿es realmente cierto que tenemos que pasar por la etapa de sitio en construcción y tener todos los problemas e insuficiencias para finalmente cumplir la directiva principal de un mundo lleno de la gloria de Dios? ¿si Dios quería un mundo así, por qué no simplemente lo creó así desde un inicio? Las respuestas a esto están en la idea de la libre voluntad. 

Capítulo anterior: Capítulo 10 - Amar a Dios y amar a nuestro vecino

Continúa leyendo: Capítulo 12 – ¿Elegir entre el Bien y el Mal?
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