Apocalipsis 11:15 empieza: “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo que decían…El reino (NVI) del mundo ha (NVI) venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.”
Como dice Daniel 2:44 y 12:2-3:
“Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre…”
“Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza… Los entendidos resplandecerán… como las estrellas a perpetua eternidad.”
Indudablemente estos versículos y los de Apocalipsis 11 se refieren al establecimiento del reino universal al fin de los días. Podemos imaginar la alegría de Juan inicialmente, y luego de los oyentes en las siete iglesias, escuchando al lector mientras fue leída la carta. Pero la alegría en el fin del capítulo 11 hubiera sido limitada si ellos recordaban que la séptima trompeta llevaba el título “el tercer ay”, y evidentemente las palabras siguientes en el versículo 18 “Y se airaron las naciones…” que indicaban que todavía había batallas para enfrentar.
Había crecido, a través de varios siglos antes de Cristo, la costumbre de asociar las fiestas del séptimo mes (o sea Trompetas; Expiación; y Tabernáculos. Levítico 23:24-40) con el advenimiento del Mesías, el “fin del siglo” y el juicio. Era natural entonces para los cristianos del primer siglo asociar tanto el primer advenimiento de Cristo, así también su esperada segunda venida con las mismas fiestas y temas que tenían lugar alrededor de octubre cada año. Dos ejemplos bastan:
Primer advenimiento (la manifestación del Mesías; su tentación; su predicación en la sinagoga de Nazaret.) Lucas 4:1-30. Todos los temas de este capítulo de Lucas vienen de escrituras utilizadas por los judíos durante el mes séptimo, por ejemplo: la lectura de Isaías 61:1-2 que Cristo realizó en voz alta, viene de la parte de la profecía utilizada por los judíos entre Trompetas y Tabernáculos y que empieza con Isaías 58:1 “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión…”
Segundo advenimiento (la resurrección y juicio). El séptimo mes empezó con un fuerte sonido de trompetas “son de trompetas”. O sea, en figura, el juicio final y “él enviará sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo a los que hacen iniquidad” (Mateo13:41). Y como dicen más tarde en Mateo 24:31 “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán sus escogidos de los cuatro vientos.” Pablo toma la misma figura, hablando de la resurrección 1 Tesalonicenses 4:16 “Porque el Señor mismo con voz de mando…,y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán…”, o en 1 Corintios 15:52 “…a la trompeta final; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados…”
Debido a lo anterior entonces no es tan sorprendente que, en Apocalipsis, durante la séptima trompeta, encontremos información pertinente al primer advenimiento (capítulo 12), así también a la segunda venida de Cristo (capítulo 11).
Refiriendo al primero: – Había crecido, a través de varios siglos antes del advenimiento de Cristo, así también su esperada segunda venida, con las mismas fiestas y temas que tenían lugar alrededor de octubre cada año, o sea las fiestas de Trompetas y Tabernáculos.
En el caso de Salmo 2, obviamente los reyes y poderes mundiales resistirán inicialmente al Rey de Reyes y por lo tanto dice en Apocalipsis 11:18 “Y se airaron las naciones…” Y esto por supuesto tiene eco o resonancia con lo que dice el Salmo 2: “¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido…” Este salmo que fue aplicado al 1er advenimiento por la iglesia (Hechos 4:25,26), y también aquí en Apocalipsis 12 refiriéndose al Hijo “que regirá con vara de hierro a todas las naciones”. (Salmo 2:8,9; Apocalipsis 12:5).