El verbo olvidar, en sus diversas conjugaciones, aparece más de cien veces en la Biblia. Olvidar significa perder la memoria o el recuerdo de alguna cosa, o dejar de pensar en ella. Etimológicamente nuestra palabra en español viene del latín oblitare, que comunicaba la idea que algo se escapara deslizando de nuestra mente o memoria.
No te olvides de…
En varias ocasiones el verbo olvidar va acompañado del adverbio de negación «no». Por ejemplo, en Deuteronomio 8:11-19, Moisés inicia diciendo “Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos” y finaliza con una fuerte advertencia que si llegaran a olvidarse de Dios de cierto serían destruidos.
En el mismo libro Moisés advierte a los Israelitas que no olvidaran todas las cosas que habían visto desde que Dios intervino por ellos en Egipto, y durante todo su camino por el desierto, y que se las enseñaran a sus hijos y a sus nietos (4:1-9).
David le suplica a Dios que no olvide a los pobres (Salmos 10:12). De la misma forma, Asaf le ruega que no olvide para siempre la congregación de los afligidos (74:19). Asaf también recuerda al pueblo que enseñemos a nuestros hijos las maravillas de Dios, “que no se olviden de las obras de Dios” (78:1-7).
En el Salmo 119 un Israelita piadoso declara 10 veces que no se olvidaría las palabras de Dios, de su ley, de sus estatutos, de sus mandamientos.
Sin embargo, hay por lo menos un caso en el que Moisés manda olvidar: “Cuando siegues tu mies en tu campo, y olvides alguna gavilla en el campo, no volverás para recogerla; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda; para que te bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus manos.” (Dt 24:19)
Y el Dios eterno y omnisciente, ¿Olvidará nuestros pecados…? (Jeremías 31:31-34)
Lorraine K.