Anoche estuve revisando las lecturas diarias que tocaban para hoy, y como tenia algún tiempo de no leer detenidamente los Salmos 105 al 107, me pasé un rato revisándolos, tratando de digerirlos un poco más profundamente que en mis muchas lecturas más superficiales que anteriormente les había dado.
Y casi inmediatamente me fije en algo que los mismos títulos de los editores reflejan, que en el 105 se habla de las muchas maravillas de Dios, pero en el 106 se recalca que sin importar la grandeza de Sus maravillas, nuestros corazón tiene una capacidad infinita de necedad e incredulidad, y que si en este mundo hay algo que se pueda comparar con la grandeza de las obras de Dios, es la dureza de nuestros corazones.
Pero lo interesante de esto es la conclusión a la que inevitablemente tenemos que llegar, que la verdadera grandeza de Dios tal vez no esta por los lados que esperábamos, sino que en otras cosas….
Veamos algunos versículos del Salmo 105:
Salmo 105:1‐5 – En las primeras palabras de David, nos llama a alabarle a Dios por sus obras (v.1), sus maravillas (v.2), por su poder (v.4), por las maravillas que ha hecho (v.5).
Y en los siguientes versículos habla también de la grandeza de su pacto, que hizo con Abraham para mil generaciones (v.8).
Y si seguimos leyendo, veremos el contraste entre lo que es el hombre, y lo que Dios puede hacer por nosotros.
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v.12‐15 ‐ Eran pocos e insignificantes, pero Dios los protege, interviene para que los reyes de Egipto y Filistea y otros no les pudieran hacer daño a los patriarcas.
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v.16‐22 ‐ En estos versículos nos describe el salmista como Dios trajo hambre a la tierra, pero que antes de la venida del hambre les había preparado un salvador, a José, a quien mandó a Egipto para preparar un lugar para su pueblo, y lo puso como señor sobre Egipto.
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v.23‐25 ‐ Luego, cuando su pueblo se multiplicó, volvió contra ellos a los egipcios, para que pudiera luego sacarlos con poder y grandes milagros, con las plagas. Y al final, hizo todo por ellos: [v. 37‐42] Por ese mismo pacto que había hecho con Abraham, les sacó con riquezas, les guardó en el desierto, les dio agua y alimento donde no había nada.
Y al final del capítulo vemos como le entrega a su pueblo la riqueza de otras naciones… pero. [v.43‐45] El ‘pero’ está en que les dio estas cosas para que guardaran sus leyes y sus estatutos.
Que pasó con estas leyes? Bueno, que no las obedecieron para nada. así que a pesar de estas maravillas de Dios, la necedad del corazón es superior a cualquier acto de poder y generosidad. ¿Qué puede hacer entonces Dios? Manifestar cada vez mas poder, mas maravillas, señales cada vez mas maravillosas? O hacer resaltar más sus maravillas por medio del hambre y la esclavitud de su pueblo, un pueblo pequeño e insignificante?
Y así llegamos al Salmo 106. Y este como comienza? [Alabad a Jehová, porque para siempre es su misericordia.] Y en el v. 2 ‐ Quien expresará las poderosas obras de Dios?
Y en este capítulo, cuando se hablará de la grandes obras de Dios, será de otra forma. Porque con que se enfrenta Dios en sus obras?
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v.7 ‐ Nuestros padres no entendieron tus maravillas. Dios puede hacer grandes obras, maravillas asombrosas, pero el problema es que son asombrosas para el que tiene la capacidad de comprenderlas, y si tenemos los ojos y el corazón cerrados, no importa lo grande que sea el milagro, nos cerramos y punto.
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v.7 ‐ No se acordaron de la muchedumbre de tus misericordias. Por un lado tenemos un Dios que en el 106:8 vimos que ‘se acuerda para siempre de su pacto, de la palabra que mando para mil generaciones’. Pero que de nosotros? No nos acordamos de lo que Dios hizo por nosotros hace 15 minutos; se rebelaron al lado del Mar Rojo. La noche anterior habían salido con gran riqueza, y había muerto el primogénito de Egipto. Pero hoy están al lado del Mar Rojo, y es como que su relación con Dios recién comienza, y nada creen. [v.13] ‘Bien pronto olvidaron sus obras’.
Y si seguimos la lectura de este capitulo, la lista de pecados es impresionante:
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v.14 ‐ se entregaron a un deseo desordenado, y tentaron a Dios.
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v.16 ‐ tuvieron envidia a Moisés, y contra Aarón
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v.19 ‐ hicieron becerro en Horeb, se postraron ante una imagen de fundición
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v.24 ‐ aborrecieron la tierra deseable, no creyeron su palabra
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v.28 ‐ se unieron asimismo a Baal‐Peor, y comieron los sacrificios de los muertos
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v.32 ‐ también le irritaron en las aguas de Meriba
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v.34 ‐ no destruyeron a los pueblos que Dios les dijo, antes se mezclaron con las naciones
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v.38 ‐ derramaron la sangre inocente, de sus hijos e hijas, en sacrificio a los ídolos de Canaan
Y en todos estos pecados, Dios como su Padre los reprende y castiga, pero vuelven a lo mismo. Así que al final, que tenemos, en que quedamos?
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v. 44‐45 ‐ Con todo, el miraba cuando estaban en angustia, y oía su clamor, y se acordaba de su pacto con ellos, y se arrepentía conforme a la muchedumbre de sus misericordias.
Y la pregunta que quisiera que nos hiciéramos esta mañana es que cual de todas las obras de Dios es la mas grande, para nosotros? ¿Cuál de las obras de Dios tiene un impacto mas duradero, un impacto eterno y salvador? ¿De las obras de Dios, cuál es la que nos ha permitid realmente conocerle?
Veamos un pasaje en I Reyes 19, cuando uno de los mas grandes profetas de Dios le fue a buscar al Sinaí:
I Reyes 19:9‐13a ‐ Aquí tenemos tres manifestaciones de poder: el viento, el terremoto, y el fuego. Pero que compartían todas estas? [Que eran poder, pero no eran las mas perfectas manifestaciones de Dios mismo.] Cuando habla la voz de Dios, como habla? [un silbo apacible y delicado].
Esa es la voz que en esta mañana venimos a recordar. La voz de la que habla Isaías en el capitulo 42:
Isaías 42:1‐7. En esta mañana venimos a recordar esta voz, este silbo apacible. En la antigüedad se conocieron las grandes obras de Dios, plagas terribles, mares que se abrieron, ejércitos destruidos, grandes castigos por el pecado. Pero de todas las obras de Dios, cual es la que mas poder tiene para salvar? La que se ha manifestado en su hijo, en misericordia, en mansedumbre.
Al igual que el pueblo de Israel, nosotros hemos sido necios, y seguimos a diario en las mismas necedades. En comportamientos destructivos, tanto para nosotros, como para la iglesia de Dios, y las demás personas que nos rodean y con las que tenemos contacto.
Pero como dice el salmista, alabemos a Dios por su obra mas sublime y grandiosa: la misericordia que tiene con nosotros, pecadores, y el amor inmedible, con el cual se nos acerca, y ofreciendo a su hijo como sacrificio y ejemplo, nos llama a acercarnos a él.
Alabad a Jehová, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia… Bendito Jehová Dios de Israel, desde la eternidad y hasta la eternidad; y diga todo el pueblo: Amén. [Salmos 106:1, 48]
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